martes, 30 de octubre de 2012

COMO CANTOR DE AMORES

 
EZEQUIEL 33:30-32 RVR60-ES

Y tú, hijo de hombre, los hijos de tu pueblo se mofan de ti junto a las paredes y a las puertas de las casas, y habla el uno con el otro, cada uno con su hermano, diciendo: Venid ahora, y oíd qué palabra viene de Jehová.  Y vendrán a ti como viene el pueblo, y estarán delante de ti como pueblo mío, y oirán tus palabras, y no las pondrán por obra; antes hacen halagos con sus bocas, y el corazón de ellos anda en pos de su avaricia.  Y he aquí que tú eres a ellos como cantor de amores, hermoso de voz y que canta bien; y oirán tus palabras, pero no las pondrán por obra.

En este pasaje se nos habla de la actitud y comportamiento que tenía el pueblo de israel hacia el profeta y hacia la palabra de Dios. Eran unos hipocritas pretendiendo mostrar interés en escuchar al siervo de Dios y oir lo que Dios les decía. Sus reuniones eran una pantomima, ellos carecian de un compromiso serio y de una disposición a obedecer.
Sin embargo los unos a los otros se animaban a ir a la sinagoga para reunirse y escuchar la palabra de Dios, el mensaje les era como música, les encantaba oir al siervo de Dios profetizar. "Venid ahora, y oid que palabra viene de Jehová" Ellos estaban siempre dispuestos a escuchar algo nuevo, un mensaje diferente; querian estar bien informados de las nuevas revelaciones y corrientes espirituales. Desde luego tenían curiosidad por adquirir algún conocimiento y estar actualizados en las novedades e interpretacines biblicas.
Dios le mostró a su siervo que ellos se estaban mofando en sus casas de él, es decir, que se burlaban y lo menospreciaban. No es eso como burlarse de Dios mismo? En lo secreto criticaban al siervo de Dios y hablaban mal de él. 
Cuando celebraban el culto y terminaba la celebración la gente le dirigía halagos al profeta  como: iQue buena palabra hermano! iUf, que buen mensaje pastor! iEl Señor ha hablado hoy por su boca, siervo!
Así sucede hoy en muchas congregaciones, nos gozamos en la palabra, en la alabanza, en hablar con los hermanos y después nos vamos felices a casa con la sensación de haber cumplido un día más con nuestro deber de cristiano. Esto en muchos casos no significa que no seamos sinceros sino simplemente que nos quedamos cortos pensando y creyendo que ahí termina todo, y una vez que la dosis de culto que hemos recibido pasa en su efecto se acabó todo.
No es que no esté bien hacer todo lo que se ha mencionado como asistir a la iglesia y escuchar la palabra la cuestión es que debe ser acompañado con todo nuestro corazón y nuestro ser integro. De lo contrario se nos aplica el reproche del Señor como a su pueblo.

SAN MATEO 15:8 RVR60-ES
Este pueblo de labios me honra;
Mas su corazón está lejos de mí.

Honramos a Dios solo con nuestros labios, nuestros corazones están en otros asuntos y ocupados con otros amores. Pero Dios quiere nuestro corazón y ninguna otra cosa puede sustituir esto que él pide.

PROVERBIOS 23:26 RVR60-ES
Dame, hijo mío, tu corazón,
Y miren tus ojos por mis caminos.

En realidad, cuál era el problema con el pueblo de Dios, veamoslo en las escrituras.

1.) Ellos no obedecian a la palabra, es decir, no la practicaban poniendola por obra. "y oirán tus palabras, y no las pondrán por obra" Oian el mensaje con total desinterés en practicarlo. Sus corazones se habian engrosado con las cosas del mundo y habian perdido toda capacidad y habilidad espiritual. Precisamente por eso habían sido deportados y se encontraban en la ruina nacional y espiritual.

SAN MATEO 13:14-17 RVR60-ES
De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo:
De oído oiréis, y no entenderéis;
Y viendo veréis, y no percibiréis.
   Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado,
Y con los oídos oyen pesadamente,
Y han cerrado sus ojos;
Para que no vean con los ojos,
Y oigan con los oídos,
Y con el corazón entiendan,
Y se conviertan,
Y yo los sane.
   Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen.  Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.

Ellos se miraban en el espejo de la palabra pero no se sentian aludidos en lo que veian, vamos, como si con ellos no fuera la cosa. Se reunían para entretenerse y pasarlo bien por un rato.

SAN LUCAS 6:46-49 RVR60-ES
¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?  Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a quién es semejante.  Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca.  Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó, y fue grande la ruina de aquella casa.

2.) El meollo del problema está en el corazón, es decir, en lo que lo controla y lo gobierna."el corazón de ellos anda en pos de su avaricia"

Avaricia, según la R.A.E : "Afán desordenado de poseer y adquirir riquezas para atesorarlas."

El Señor dijo que nadie podía amar a dos señores, porque aborrecería a uno y amaría al otro, y así nadie puede servir a Dios y a las riquezas, porque aborrecerá a uno y amará al otro.

La biblia nos habla de, el engaño de las riquezas. Este engaño o mentira no solo domina al mundo y lo subyuga sino tristemente también a muchos creyentes. Muchos venden sus almas por adquirir riquezas de este mundo, por poseer cosas materiales, creyendo que serán felices y estarán seguros con todo lo que consigan. Pero Jesús declaró sin tapujos que: "la vida del hombre no consiste en la abundancia de los vienes que posee"
La palabra de Dios nos exhorta como a creyentes a buscar las cosas de arriba y no las de la tierra.
COLOSENSES 3:1-3 RVR60-ES
Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.   Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.  Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.
Quienes buscan las cosas de arriba? Los que han muerto y han resucitado en Cristo Jesús, es decir, aquellos que se han identificado con la obra de la cruz. Pero no tomemos esto a la ligera porque entonces perderemos su realidad en nuestra experiencia. Necesitamos apropiarnos de ello por la fe declarándolo como un hecho real.

ROMANOS 6:6, 11 RVR60-ES
"sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado..... Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro."

Quienes buscan las cosas de la tierra? Los que aun no se han apropiado de la obra de la cruz en su significado mas profundo. Estos no tienen deleite en las cosas del reino de Dios, no se pueden gozar ni pueden disfrutar las riquezas espirituales. Son los tesoros escondidos en Cristo, y estos no están disponibles para los que viven un cristianismo superficial.
SAN LUCAS 12:34 RVR60-ES
Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.

Muchos creyentes no crecen en su vida espiritual porque tienen el obstaculo de la avaricia y la codicia de las cosas de este mundo en su corazón.

SAN MATEO 13:22 RVR60-ES
El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa.

Los afanes de la vida y la busqueda de riquezas de este mundo son como pinchos o espinas que dañan la vida espiritual. Nos aprieta hasta dejarnos exhausto; ahogan la palabra hasta el punto de impedirla que crezca.
Que se hace en el campo con los espinos? Se arrancan y se queman. Es justo lo que necesita hacer aquel que tiene afanes en su vida desarraigarlos y permitir que el fuego de Dios lo queme. Entendamos este fuego como el celo y amor por Dios que permitimos gobernar en nuestras vidas y al cual nos entregamos. Amemos a Dios sobre todas las cosas, con todo el corazón, con toda la fuerza y con toda nuestra mente, esto hará desaparecer los afanes y deseos de riqueza, y la palabra de Dios hallará cabida en nosotros y dará su fruto.

domingo, 28 de octubre de 2012

CONOCE HOY LO QUE ES PARA TU PAZ

 
SAN LUCAS 19:42-44 RVR60-ES

¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos.  Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán,  y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación.

Todos tenemos nuestra idea o concepto de lo que es o será aquello que nos permitirá tener paz en nuestras vidas. Quizás pensemos que sea el dinero, o el cambio de estado de soltero a casado, o un cambio en nuestras circunstancias o tal vez salir de nuestras crisis. Algunos opinan que sería un cambio de gobierno y de política lo que necesitamos.
El pueblo judio aguardaba la liberación de la opresión romana, ellos esperaban un reinado de paz en el pais que vendría con la aparición del Mesías. Los judios estaban esperando el nuevo reinado de David y toda la gloria y prosperidad que tuvo en su tiempo israel.

¿Hay un día señalado y especial departe de Dios para todos y cada uno de nosotros? ¿Un día en el cual se nos presenta la oportunidad y el momento que tanto anhelabamos?
Es el día en que se hace la luz, es el día del cambio, es el día de la liberación.
Necesitamos conocer y discernir cuando es nuestro tiempo y lo que es o ha sido hecho para nuestra paz. 
El Señor quiere que su pueblo sea conocedor de su voluntad y no ignorante de ella. ¡oh, si también tu conocieses a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! para Jerusalén ese día era mientras Jesús estaba entre ellos. Si al menos ellos hubiesen entendido y conocido que Jesús era el Mesías, el enviado de Dios. Si solo hubieran reconocido en Cristo al Hijo de Dios, al salvador prometido, podrían haber sido librados de mucho sufrimiento inneceario. Pero fueron pocos los que creyeron y recibieron al Señor. 
SAN JUAN 1:10-12 RVR60-ES
En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.  A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.  Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;

Israel no conoció lo que Dios habia hecho y estaba haciendo para que tuvieran paz. No recibieron su visitación.  ¿Y nosotros, somos receptivos?
Este es nuestro tiempo, este es el día que ha hecho el Señor para nosotros, es el momento de nuestra salvación.

2 CORINTIOS 6:2 RVR60-ES
Porque dice:
En tiempo aceptable te he oído,
Y en día de salvación te he socorrido.
He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.

HEBREOS 4:7 RVR60-ES
otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo:
Si oyereis hoy su voz,
No endurezcáis vuestros corazones.

Necesitamos conocer y recibir lo que es y será nuestra paz. El Señor nos visita y nos trae la buena noticia de paz. El es Jehová shalóm.
Paz, en hebreo Shalóm= seguro, feliz, salud , prosperidad, salvo, victorioso, pasto delicado, propicio. Viene de la raíz Shalám= ser, estar seguro, (en mente, cuerpo o estado)

Paz no debe ser solo una palabra hermosa y deseada en nuestro bocabulario sino que necesitamos adquirir de ella todo su sentido, fuerza y riqueza. La paz es un bien y un valor espiritual, y no se experimenta simplemente por el hecho de no tener conflictos y guerras, aunque es muy deseable no tenerlos.
Lo opuesto a la paz no es solo la guerra sino la inseguridad, el desasosiego, la amargura, la desesperanza, la culpa, el temor y el sentirse dominados por la contrariedad. La paz como la vida es un don de Dios.

La palabra de Dios nos dice que el tiene pensamientos de paz, es decir, planes y propositos seguros y de victoria, de bendición y prosperidad para todos aquellos que creen.

¡Conozca hoy lo que es para su paz! No esté desinformado de algo tan importante y trascendental como es ésto. Jesucristo a venido para darnos vida y vida en abundancia. Volvamonos a Dios por medio de Jesús y hagamos la paz con él simplemente creyendo y aceptando el sacrificio de la cruz; nuestros pecados serán perdonados y el peso de nuestra culpa desaparecerá. Luego vayamos profundizando en el conocimiento de Dios por medio de su palabra y la oración y comunión diaria. Busquemos el reino de Dios, su justicia y paz y el nos añadirá las cosas necesarias. Vivamos en el espíritu y recogeremos paz en abundancia.
ROMANOS 8:6 RVR60-ES
Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.

ROMANOS 15:13 RVR60-ES
Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.

2 TESALONICENSES 3:16 RVR60-ES
Y el mismo Señor de paz os dé siempre paz en toda manera. El Señor sea con todos vosotros.

"Mas ahora está encubierto de tus ojos."

Es necesario que nuestros ojos sean abiertos para que lo que nos está encubierto podamos verlo. Para ello necesitamos la revelación del Espíritu. Cuando vemos y conocemos la verdad de Dios entonces discernimos la realidad de las cosas, se descubre ante nosotros la provisión que Dios ha hecho y su gracia es derramada en nuestras vidas. La gracia y la verdad vienen juntas. Estas dos cosas traen liberación a nuestra vida, del pecado, del diablo y de todos nuestros adversarios. Las armas de nuestros enemigos y sus artimañas no prevalecerán contra nosotros, los veremos venir antes de que lleguen.

El Señor dijo: "Si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz, pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas"
Es en nuestro espíritu que podemos ver y discernir las cosas espirituales y tener tener la visión de lo que Dios quiere hacer. Sin embargo es necesario que nuestro espíritu sea iluminado por el Espíritu Santo y la palabra profética.

2 PEDRO 1:19-21 RVR60-ES
Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;  entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada,  porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.

Así que es por la palabra de Dios iluminada por el Espíritu Santo que obtenemos la visión de aquellas cosas que no podemos ver de forma natural, es decir, con nuestro propio razonamiento. No obstante es de suma importancia enfocarnos en el reino de Dios, es decir, mirar las cosas de arriba.

2 CORINTIOS 4:17-18 RVR60-ES
Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria;  no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.

Seguramente no conocemos muchas cosas, y nos moriremos sin saberlas, pero hay algo que no podemos ignorar y que necesitamos ver y discernir con claridad matutina. Se trata de algo que todos los creyentes han recibido y deben tener plena conciencia de ello. Veamoslo:

2 CORINTIOS 4:6-11 RVR60-ES

Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.
   Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros,  que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados;  perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos;  llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos.  Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.


COLOSENSES 1:24-29 RVR60-ES
Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia;  de la cual fui hecho ministro, según la administración de Dios que me fue dada para con vosotros, para que anuncie cumplidamente la palabra de Dios,  el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos,  a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria,  a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre;  para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí.

jueves, 25 de octubre de 2012

EL PODER DEL EVANGELIO DEL REINO

“Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.” (Romanos 1:16,17) 
El apóstol Pablo había sido un judaizante de primera línea, un hombre instruido por los maestros más prominentes de su época. En el momento de su conversión el se encontraba de viaje hacia Damasco, en plena faena persecutoria de los discípulos de Cristo. Cuando el Señor se le apareció fue transformado en otro hombre, las palabras de Jesús penetraron hasta lo más profundo de su ser provocando en él una entrega total a la voluntad de Dios. El Señor lo llamó al mismo tiempo para que anunciase el evangelio, la misma verdad que predicaban aquellos que el había perseguido. Jesús le dio a Pablo ciertas instrucciones que debía obedecer, las cuales siguió al pie de la letra. Fue guiado por el Señor a un discípulo que se llamaba Ananías y este lo presentó a otros discípulos, y seguidamente comenzó a predicar de Jesucristo por todos lados. “Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo. Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado. Y habiendo tomado alimento, recobró fuerzas. Y estuvo Saulo por algunos días con los discípulos que estaban en Damasco. En seguida predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo que éste era el Hijo de Dios.” (Hechos 9:17-20) Pablo explica que el evangelio que predica no le ha sido entregado por los hombres, sino que lo había recibido por revelación directa de Jesucristo. “Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.” (Galatas 1:11,12) 
Podemos entonces decir con toda propiedad y en primer lugar, que el poder del evangelio radica en que es la revelación del testimonio de Jesucristo. El mensaje que recibieron los discípulos y en el cual creyeron era la verdad eterna e inmutable de Dios. El apóstol San Pablo no se invento la doctrina que predicada, ni fue el producto de su imaginación, así como tampoco lo recopiló de algunos que conocieran antes que él al Señor. Si bien es cierto que Lucas fue un colaborador de Pablo en sus viajes misioneros y recopiló toda la información del evangelio referente a los hechos históricos de Jesús y su doctrina, hechos narrados en el libro que lleva su propio nombre y que le fue de gran ayuda al apóstol. El argumento central del evangelio es Jesucristo, su vida, su obra, su muerte y resurrección. Todo esto constituye lo que llamamos las buenas noticias de salvación, el plan de Dios para la redención de los hombres. El mismo Jesús, cuando comenzó su ministerio predicó el mensaje del reino de Dios, el no habló sus propias palabras, sino todo aquello que el Padre le revelaba. “Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.” (Marcos 1:14,15) “El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero. Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar. Y sé que su mandamiento es vida eterna. Así pues, lo que yo hablo, lo hablo como el Padre me lo ha dicho.” (Juan 12:48-50) De modo que cualquiera que desee predicar el mensaje de Dios con poder, no es suficiente con que tenga un conocimiento meramente intelectual del evangelio, sino que necesita la revelación del mismo. Es necesario que vea la verdad como una realidad palpable en su espíritu. Muchos estuvieron con Jesús y vieron sus obras y escucharon sus palabras, pero cuando el preguntó a sus discípulos acerca de su identidad, solo Pedro tuvo la respuesta acertada. A este discípulo Dios le reveló quien era en verdad Jesús. Y yo pregunto: ¿Cómo fue necesaria una revelación para algo que se suponía parecía tan evidente a los discípulos? Después de todo el tiempo que el Señor había estado con ellos, y de todo lo que habían visto y oído, aun no lo conocían. “El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.” (Mateo 16:15-17) Está claro que no se trata del tiempo que uno lleva con el Señor, ni de lo que uno ha aprendido de segunda mano, sino de la intervención de la gracia de Dios. El apóstol Santiago dice que si alguno cree que sabe algo hágase ignorante para que lo aprenda de verdad, porque aun no lo sabe como debería de saberlo. Algo muy habitual que les sucede a los creyentes suele ser que la mayoría del conocimiento que tienen de la Biblia es meramente mental, no han recibido un entendimiento espiritual, y por tanto aun no han experimentado el poder del evangelio. ¿En qué radica el poder del evangelio? Este mensaje que se nos ha encomendado no está carente de (dunamis) poder, no es simplemente un tratado doctrinal, no son solo teorías morales, no se reduce a unos hechos ocurridos en la historia y que han quedado enterrados en el pasado como algo que ha muerto. Este evangelio constituye la palabra viva y eficaz de Dios, las buenas nuevas eternas, el mensaje profético mas actual que podamos oír. Son noticias vigentes, promesas que se cumplen, hechos que pertenecen y que forman parte de un continuo presente como Dios mismo. Es la verdad absoluta e inmutable del Creador de todas las cosas y el testimonio de su Hijo Jesucristo. Primeramente, el poder del evangelio radica en su pureza e integridad. El mensaje del evangelio es poderoso en la medida de la pureza y fidelidad con el que es predicado o expuesto. Si la palabra y el contenido argumental no es fiel e igual a la doctrina según se nos ha entregado en las escrituras y conforme a la enseñanzas de Cristo y sus apóstoles entonces su poder será nulo. Hay numerosas exhortaciones en la biblia en las que se nos prohíbe anunciar otro evangelio diferente, ya sea por adulteración(mezcla), por omisión o ya sea por añadir más a lo que ya ha sido escrito y que constituye el mensaje completo e inspirado. “Estoy asombrado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren alterar el evangelio de Cristo. Pero si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anuncia un evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguien os predica un evangelio diferente del que habéis recibido, sea anatema.” (Galatas 1:6-9) La palabra de Cristo es fiel y digna de ser recibida por todo el mundo, ella constituye el testimonio que Dios ha dado de su hijo habiéndonoslo entregado por nuestros pecados y resucitándole de los muertos. Segundamente, el poder del evangelio estriba en que es el mensaje de Dios y no palabra de hombres. “Pero os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí no es invención humana, pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.” (Galatas 1:11,12) Por cuanto el evangelio trata del testimonio de Dios y de Jesucristo, no solo consiste en palabras sino en demostración de poder. “pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre.” (1ªTesanolicenses 1:5) El evangelio del reino nos presenta la revelación del plan eterno de Dios concebido desde antes de que el tiempo existiese y de que todas las cosas fuesen hechas. Es la inspiración de la voluntad de Dios la cual él ha dado a conocer a los hombres. “No os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad,”.....”Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día amanezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones. Pero ante todo entended que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.” (2ªPedro 1:16, 19-21) Terceramente el poder del evangelio consiste en que su mensaje está impregnado y saturado del Espíritu. Este mensaje actúa conjuntamente con el Espíritu Santo. Por eso Jesús dijo que sus palabras eran espíritu y vida a los que las hallaran. Si el mensajero está lleno del Espíritu Santo y ungido, entonces su mensaje evangélico, la palabra de Dios que sale de su boca tendrá poder espiritual. El mismo Jesús fue ungido con el Espíritu Santo para que sus palabras y todas sus obras estuviesen también saturadas del Espíritu. “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón, a pregonar libertad a los cautivos y vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos” (Lucas 4:18) El Señor, una vez resucitado, ordenó a los discípulos a que esperasen la promesa del Padre, el Espíritu Santo, antes de comenzar a predicar el evangelio. “Y estando juntos, les ordenó: No salgáis de Jerusalén, sino esperad la promesa del Padre,d la cual oísteis de mí, porque Juan ciertamente bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.” (Hechos 1:4,5) “pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra.” (Hechos 1:8) No habrían sucedido las cosas portentosas que luego se narran que ocurrieron si los discípulos y apóstoles se hubiesen precipitado en su tarea de predicar. En la actualidad es necesario que la gran comisión se lleve también a cabo con poder, con demostración del Espíritu, con señales y milagros. Es la manera en la que Dios ha decidido que se realice su obra, es el método divino para la extensión del evangelio por todo el mundo. Necesitamos ser llenos del Espíritu Santo si queremos predicar con poder de Dios y si entendemos que este mensaje que se nos ha encomendado tiene que ser más que palabras. En cuarto lugar, el poder del evangelio está en que es eficaz para transformar a los hombres y mujeres, trayéndoles a la libertad y a la esperanza que hay en Dios y dándoles una nueva vida. En el evangelio se manifiesta el poder de Dios para salvación a los que creen. La solución que Dios ha provisto es integral, es completa, es total. La obra de Jesucristo a favor de los hombres contempla todas las necesidades de este y resuelve todos los estragos causados por el pecado. Lo que es imposible para nosotros es posible para Dios. Jesús murió y resucitó, es el mismo ayer hoy y por los siglos y su brazo está extendido para sanar, restaurar, liberar y perdonar al ser total del hombre. Como está escrito en la palabra de Dios: “Toda cabeza está enferma y todo corazón doliente. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas ni vendadas ni suavizadas con aceite.” (Isaías 1:5,6) Todos estos males, enfermedades y dolencias son causadas por el pecado, son los efectos de la culpabilidad del hombre que aun no se ha arrepentido. Sin embargo cuando creemos en Aquel que fue crucificado por nuestros pecados y que sobre su cuerpo sufrió todas nuestras enfermedades seremos sanados y perdonados. Pues como dice el profeta Isaías: “El castigo de nuestra paz fue sobre él y por sus llagas fuimos nosotros curados.” El mensaje de Dios no deja indiferente a nadie, cambia y transforma a los hombres haciéndoles a la imagen de Dios cuando es creído, o se resisten y revelan alejándose más de él y profundizando en las tinieblas del enemigo si es rechazado. En el evangelio se haya la esperanza, el gozo y la paz que tanto necesitan los hombres, y si estos lo creen experimentaran estas cosas como una realidad del poder de Dios en sus vidas. Se cumplirán en ellos las palabras del apóstol:“Y el Dios de esperanza os llene de gozo y paz en el creer. En quinto lugar este poder consiste en que Dios está y estará presente donde quiera que se predique y se crea este evangelio para confirmarlo con muy diversas señales. Cuando el mensajero es alguien enviado de Dios, uno que es consagrado, lleno de fe y del Espíritu Santo, el Señor estará con él para confirmar sus palabras. La palabra declarada por este instrumento escogido hará crecer la fe en los que escuchan y el Señor obrará milagros. “Estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios, hablarán nuevas lenguas, tomarán serpientes en las manos y, aunque beban cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.” (Marcos 16:17,18) Las señales seguirán a los que creen, no a los incrédulos. Los que creen verán la gloria de Dios manifestada a favor de ellos y llenando sus necesidades. Los que creen conocerán el poder que está encerrado en el evangelio de Jesús. 

Pedro Jurado

lunes, 15 de octubre de 2012

PROCLAMANDO EL EVANGELIO



No presentemos el evangelio como un espectáculo de Circo.

Hace poco emitieron un documental en televisión sobre el uso que hacían algunos predicadores de las carpas, a los que el programa catalogaba, si no recuerdo mal, como los circos de Dios o los evangelistas de circos. Particularmente pienso que una carpa puede ser un medio muy digno, aceptable y útil para llevar el evangelio a muchos rincones del mundo. Siempre que lo que se este haciendo sea precisamente eso predicar a Jesucristo a toda criatura como Dios ha ordenado.
Creo que el apelativo de circo tiene un uso mas apropiado, para los contenidos, métodos y espectáculos con los que se pretende estar anunciando el evangelio de la salvación en la actualidad, por medio de algunas organizaciones y lideres cristianos.

Me suena ya a excusa gastada cuando oigo con frecuencia a algunos decir que Dios no usa ya métodos o maneras que a lo largo de la historia de la iglesia han sido medios efectivos para alcanzar a los perdidos. No se si los que lanzan tales aseveraciones saben en realidad de que están hablando, creo mas bien que se les podría aplicar aquellas palabras de Jesús en las que decía: “Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios”. (Mateo22:29)
De lo que si me doy cuenta es que todos los que hacen tales planteamientos, sin excepción, finalmente quieren establecer sus formas y técnicas modernas, que según ellos son las más efectivas y apropiadas para llegar a las nuevas generaciones. Nos quieren convencer de que sus programas son los mejores, lo último del momento, la última revelación.
Estos innovadores llegan a las iglesias alertando sobre el decrecimiento y la falta de conversiones que existen en las mismas, cosa que no deja de ser un hecho real en nuestro país, así como en otros muchos lugares. Sin embargo creo que en sus juicios y aseveraciones se andan demasiado por las ramas y no apuntan como ellos pretenden a la verdadera raíz del problema.
No creo que la falta de avivamiento en las iglesias tenga nada que ver con las formas o los métodos que se emplean para llevar a cabo la gran comisión, aunque por supuesto no estoy de acuerdo en que todo es valido con tal de alcanzar los objetivos.
Particularmente estoy convencido de que Dios ha establecido ciertos medios, canales e instrumentos, de los cuales a dotado a la iglesia para que cumpla fielmente con el mandato divino. Creo firmemente que el fracaso en la obra de Dios y la falta de fruto se debe al hecho de haber dejado de lado los medios provistos por Dios.
Como creyente me preocupa lo que está sucediendo alrededor del mundo en muchas iglesias, denominaciones y organizaciones paraeclesiasticas acerca del uso de metodologías, sistemas y maneras que se emplean para hacer llegar el evangelio a las multitudes. Mientras que la gente acuda en masas todo es valido. Han hecho suyo el lema “No importan los medios que usamos mientras alcancemos los objetivos”.
Esa máxima deja mucho que desear tratándose de que estamos hablando de la obra de Dios, algo sobrenatural, sagrado, sobre la cual Jesucristo es el Soberano Señor.

Es posible que en los negocios del mundo, todo o casi todo sea valido, con tal de que las empresas triunfen, pero aun tratándose de este asunto es algo cuestionable para el pueblo de Dios, el cual debe ser justo, honesto y exento de toda avaricia.

Me pregunto si Dios desea que su reino se extienda por todas las naciones de cualquier manera, y que la palabra de verdad llegue a todos los rincones de la tierra sin que le importen los medios que usamos.
Pienso que algunos líderes religiosos, así como algunas organizaciones e iglesias están algo confundidos y equivocados con respecto a los métodos y las formas que están empleando, para ellos todo es admisible si con ello logran sus metas.

Si Simón el mago levantara la cabeza en este tiempo diría probablemente que, para qué narices necesitaba él al Espíritu Santo, si con todos los trucos que sabía hacer podría tener una de las iglesias más grandes del mundo. Con toda la diversión y entretenimiento que podía ofrecer captaría a las multitudes, las cuales se irían tras él.

Diversión y más diversión, eso es lo que desea el corazón de los hombres y es lo que está arraigado en la naturaleza humana; entretenimiento y distracción, con tal de no hacerse consciente de su lamentable estado ante Dios.
No se porqué, me da la impresión de que los cristianos pretenden ganar el mundo dando la imagen de que ellos también son divertidos, y de que para creer en Jesús no es necesario que renuncies a todo lo que te hace feliz.
Cuando el Emperador Constantino se convirtió supuestamente al cristianismo, obligaba a los países paganos a que se hicieran cristianos sin necesidad de renunciar a sus dioses que por tantos años ellos habían venerado, con el propósito de mantener a las naciones conquistadas adheridas a su reino.
Hoy en día está sucediendo exactamente lo mismo, queremos que muchos sean ganados para Cristo, aunque sigan con sus malos hábitos y muchas de sus costumbres impuras continúen en sus vidas. Los queremos mantener adheridos a las iglesias sea como sea, aún vendiendo la verdad de Dios.
Mientras que el Señor dice: “No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo” Muchos “cristianos” han tomado las cosas del mundo y las han bautizado convirtiéndolas al cristianismo y “santificándolas”. ¡Que error!
Se justifica el uso de métodos extraños a las escrituras asegurando que no es posible alcanzar a los hombres y mujeres de nuestras sociedades tan modernas si no empleamos aquellas cosas en las que ellos están envueltos y son cautivos y dependientes de ellas. Muchos opinan que los hombres de hoy tienen necesidades diferentes y problemas distintos a los de otro tiempo. Me parece absurdo y completamente fuera del punto de vista de la palabra de Dios. El dictamen de la Biblia es que el problema de los hombres es estrictamente espiritual y lo ha causado el pecado. La humanidad está separada de Dios y lo que necesita es reconciliarse con Él.

El mandamiento del Señor está muy claro en cuanto a su deseo y voluntad de que el evangelio sea predicado en todo el mundo.

Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” (Mateo 28:18-20)

Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.” (Mateo 24:14)

Sin embargo creo que deberíamos hacernos algunas preguntas pertinentes, como por ejemplo:
¿En qué manera quiso el Señor que se llevara a cabo este mandamiento?
¿Con qué recursos capacitó a sus discípulos para que realizasen esa tarea?
¿Podemos tener el éxito garantizado en la obra de Dios si hacemos las cosas como el ordena?

Veamos algunos elementos de los que Dios ha provisto a la iglesia para llevar a termino la gran comisión, y en que manera debemos cumplirla.

En primer lugar, Dios ha provisto a la iglesia con el Espíritu Santo para llevar a cabo la tarea.

pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.” (Hechos 1:8)

Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen.” (Hechos 5:32)

La falta de eficacia en la obra de Dios se debe a una evidente carencia de poder. El Señor nos concedió el Espíritu Santo para que fuésemos testigos excepcionales de su obra. La tarea encomendada es espiritual y sobrenatural, solo puede realizarse por la operación del Espíritu Santo.
La obra de convicción y de conversión es exclusiva del Espíritu de Dios.

Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado.” (Juan 16:7-11)

Es una condición indispensable que el obrero de Dios sea lleno del Espíritu Santo, de otra manera fracasará estrepitosamente en su trabajo.
Esto involucra algo más que quiero mencionar y que da sentido al hecho de ser llenos del Espíritu. Es que nuestra manera de servir, y nuestra actitud sea espiritual, así como también al hecho de que debemos ser guiados por el Espíritu de Dios.

Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne.” (Filipenses 3:3)

Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.” (Romanos 8:14)

Los que sirven a Dios no pueden confiar en medios naturales, ni en sus propias fuerzas o talentos para tener éxito en la obra de Dios. La circuncisión representa el que nuestra carne ha sido echada fuera de nosotros, que nos hemos identificados con Cristo en su muerte y que el hombre viejo ha sido crucificado y enterrado.
Hemos sido resucitados con Cristo a novedad de vida y revestidos con el Espíritu Santo de poder.
Otro aspecto importantísimo en cuanto a la intervención del Espíritu Santo y del poder con el cual opera es el de la manifestación de dones espirituales. El Señor confirmaba el mensaje del evangelio con señales, milagros y sanidades.

Finalmente se apareció a los once mismos, estando ellos sentados a la mesa, y les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado. Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.
Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios. Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían. Amén.” (Marcos 16:14-20)

En ninguna parte de las escrituras encontramos mención de que en algún momento haya cesado la operación de los dones como acompañamiento que confirma la obra de Dios. Las multitudes hambrientas, enfermas y necesitadas venían a Jesús y a los apóstoles y recibían soluciones mediante el poder de Dios.
La autoridad que tenemos delegada para predicar la palabra de Dios es ratificada por el poder de Dios en su manifestación.

En segundo lugar, Dios ha escogido la locura de la predicación del evangelio para salvar a los hombres.

Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación. Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios. (1Corintios 1:21-24)

Este es el medio que Dios ha determinado por excelencia para hacer llegar a todas las naciones el mensaje de salvación, hasta el fin de los tiempos. A mi no me consta en ninguna parte de las escrituras de que Dios fuera a cambiar este método que es la proclamación del evangelio de Jesucristo. Predicación es, la declaración publica de la enseñanza y doctrina de Cristo.
Proclamación, según el diccionario de la real academia española son los “Actos públicos y ceremonias con que se declara e inaugura un nuevo reinado, principado, etc.
Que apropiada es esta acepción con respecto al cometido que tenemos como embajadores del Rey de Reyes y Señor de Señores de establecer su reino por todas las naciones predicando el evangelio del arrepentimiento.

porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.
¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!” (Romanos 10:13-15)

La predicación del evangelio era una locura hace 2000 años y lo sigue siendo en nuestra actualidad, habrá quien lo crea como entonces, pero también existirá rechazo como antaño.
No obstante frente a cualquier reacción que provoque el evangelio no debemos intimidarnos, ni avergonzarnos de seguir proclamándolo. Sino que debemos continuar haciéndolo en todo tiempo y en todo lugar.

Así que, en cuanto a mí, pronto estoy a anunciaros el evangelio también a vosotros que estáis en Roma.
Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.” (Romanos 1:15,16)

En tercer lugar, Dios ha determinado que mediante el testimonio ejemplar de la iglesia expresado en: el amor unos con otros, la unidad y las buenas obras, los hombres le conozcan.

  • Amor. “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.” (Juan 13:34,35)

  • Unidad. “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.” (Juan 17:20-23)

  • Buenas obras. “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” (Mateo 5:14-16)
A la hora de determinar cual ha de ser el contenido de nuestro mensaje y cuales van a ser los medios que empleamos para comunicarlo, debemos ser muy cuidadosos y selectivos, no sea que nos hallemos banalizando el evangelio del reino.

Dios nos ha conferido un mensaje relevante.

Lo relevante del mensaje no debería ser determinado o juzgado por la exigencia de la gente. Unos querrán escuchar una cosa y otros buscarán oír otra. Los gustos son tan diferentes como personas hay en el mundo.
El hombre es incapaz de diagnosticar su propio mal espiritual, es Dios quien conoce el corazón humano y su profunda necesidad. Mediante el evangelio eterno Dios ha revelado su plan para la salvación del mundo. Por medio de la obra de Jesucristo en su vida, muerte y resurrección Dios nos ha provisto de todo lo necesario para nuestra salvación y perfección cristiana.

San Pablo decía en uno de los pasajes que hemos mencionado anteriormente, que unos piden señales y otros buscan sabiduría, pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para unos tropiezo y para otros locura.
El mensaje del evangelio es significativo en cuanto a su propósito de salvación, porque establece claramente las condiciones y medios por los cuales podemos entrar al reino de Dios y ser restaurados en nuestra relación con Dios.

Dios nos ha delegado un mensaje actual.

La actualidad del evangelio es la misma que cuando fue predicado por Jesucristo y sus apóstoles hace veinte siglos.
Jesús dijo: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.” (Mateo 24:35)
La verdad de Jesucristo es lo que todos los hombres necesitan oír, la palabra viva y eficaz.
El mensaje del evangelio del reino no ha caducado, pues nos habla de aquel que es el mismo ayer, hoy y por todos los siglos.
Tenemos, como decía el apóstol Pedro la palabra profética más segura, a la cual haríamos bien en estar atentos.
La palabra de Dios hace un diagnostico real de la situación en que se encuentra todo ser humano, no importar su cultura, posición social, o lo sofisticada que puedan ser las sociedades en la que se encuentren.
La condición de los hombres y mujeres de nuestra generación con respecto a Dios, en su situación moral y en relación con otros es la misma en su esencia. Ha habido avances tecnológicos, grandes descubrimientos científicos, mejoras en la calidad de vida, pero todo esto no ha ayudado a nadie a ser más justo, honesto, ni a amar y respetar a su prójimo, y por supuesto muchísimo menos a amar a Dios.
En la carta del apóstol San Pablo a los romanos tenemos una descripción de la situación de los hombres con relación a Dios, sus semejantes, y sus avances en inventos. (Romanos 1:18-32)

Dios nos ha encomendado un mensaje directo y claro.

Jesús predicó un mensaje de arrepentimiento desde el comienzo hasta el final de su ministerio en la tierra.

Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.” (Mateo 4:17)

También enseño sobre la necesidad de creer o tener fe en él, como condición para ser salvos.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.” (Juan 3:16-18)

El mensaje del evangelio apunta directamente a la raíz del problema del hombre con Dios, a lo que lo separa del reino de Dios, es decir, su pecado. El pecado está incrustado hasta la medula, es como una infección que lo ha contaminado todo.

Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite.” (Isaías 1:5,6)

Cuando el mensaje que se predique sea directo y claro producirá resultados sorprendentes. En hechos de los apóstoles encontramos el primer mensaje de Pedro, un mensaje que apuntaba al corazón de los oyentes. Leamos las últimas palabras de este sermón:

Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.
Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.” (Hechos 2:36-39)

Dios nos ha confiado un mensaje comprensible.

Estoy plenamente convencido de que si echamos mano de los recursos provistos por Dios, el evangelio será comprendido y aceptado por muchos que aun no lo conocen.

En este punto es necesario mencionar que la comprensión de la verdad está estrechamente relacionada con la fe. Si la fe nace en el corazón de los que oyen el mensaje, entonces la luz de Dios los alumbrará.

Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.” (Romanos 10:17)

Algo que deberíamos tener en cuenta y de lo que nos avisa la palabra de Dios es que el diablo ha cegado la mente de los hombres.

Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.” (2ª Corintios 4:3,4)

Los medios que Dios nos ha provisto son los adecuados, son eficaces, son poderosos, y son los únicos capaces con los cuales podemos llevar a cabo la gran comisión y librar a los hombres de su ceguera espiritual.

Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti, librándote de tu pueblo, y de los gentiles, a quienes ahora te envío, para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados.” (Hechos 26:16-18)


Pedro Jurado

jueves, 11 de octubre de 2012

EL VIEJO HOMBRE Y LA VIDA DEL ALMA



El viejo hombre y la vida del alma son dos cosas con las que Dios trata de forma distinta. Y es muy importante saber cual ha de ser nuestra actitud y respuesta hacia los métodos de Dios.
Muchos creyentes no saben la diferencia que existe entre vivir en el alma, es decir con su prop
io poder, haciendo su propia voluntad, siguiendo sus ideas, y ser guiados por el Espíritu de Dios y vivir por la vida de Dios y por su poder.
Dios ha tratado ya con nuestro viejo hombre y también nos ha dado los instrumentos necesarios para tratar con nuestra vida del alma.
El proceso es como sigue: En la obra de la cruz de Cristo nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él. Cuando Jesucristo murió nosotros también morimos con él.
ROMANOS 6:6 RVR60
"sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado."
Aquí se está tratando de un hecho ya ejecutado, es historia, ha ocurrido. Sólo debemos creerlo y aceptarlo.
El cuerpo del pecado ha sido ya juzgado, condenado y sentenciado a muerte. De modo que como instrumentos del pecado ya hemos muerto y hemos sido enterrados. Hace 2000 años que se celebró nuestro funeral en la persona de Cristo.
¿Entonces porqué parece estar tan vivo el viejo hombre? ¿Porqué seguimos pecando?¿Porqué nos da tanto problema?
En primer lugar, porque aún no nos hemos identificado con la muerte de Jesús.
La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Necesitamos estar convencidos, debemos saber lo que Dios ha realizado y creerlo.
ROMANOS 6:11-14 RVR60
"Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.
No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia. Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia."
Consideraos gr. logizomai: hacer inventario, estimar, tener por cierto, contar, tomar en cuenta, tener por, pensar.
Al hacer un inventario de nuestras vidas, al considerar lo que tenemos en Cristo, el saber que estamos muertos es un haber en nuestra cuenta.
2 CORINTIOS 5:14-15 RVR60
"Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos."
En segundo lugar, porque buscamos la perfección por nuestro propio esfuerzo y de esa manera activamos al viejo hombre.
Gálatas 2:17-21 RVES
"Y si buscando nosotros ser justificados en Cristo, también nosotros somos hallados pecadores, ¿es por eso Cristo ministro de pecado? En ninguna manera. Porque si las cosas que destruí, las mismas vuelvo á edificar, transgresor me hago. Porque yo por la ley soy muerto á la ley, para vivir á Dios. Con Cristo estoy juntamente crucificado, y vivo, no ya yo, mas vive Cristo en mí: y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó, y se entregó á sí mismo por mí. No desecho la gracia de Dios: porque si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo."

En estos versículos Pablo nos habla de los que han sido justificados por medio de Cristo, pero sin embargo siguen pecando, ¿Porqué? Veamos la razón.
"Porque si las cosas que destruí, las mismas vuelvo a edificar, transgresor me hago."
¿Qué fue destruido? ¿Qué estamos volviendo a edificar?
Lo vimos anteriormente, leamos de nuevo:
ROMANOS 6:6 RVR60
"sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado."
Destruido no significa aniquilado ni desaparecido.
Destruir en griego "katargéo" estar (dejar) enteramente inmóvil (inútil), inutilizar, invalidar, desligar, suprimir, abolir, acabar, perecer.

Edificar, griego "oikodoméo" estimular, fortalecer.

De manera que, al volver a edificar, es decir, al activar y fortalecer, lo que fue destruido, es decir, al viejo hombre. Y eso ocurre cuando procuramos y buscamos la perfección por las obras de la ley o por nuestra propia religiosidad. Entonces descubrimos la amarga derrota y como el pecado domina de nuevo sobre nuestras vidas.
ROMANOS 7:9 RVR60
"Y yo sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí."

Otro error que cometemos es que al descubrirnos pecadores intentamos matar al viejo hombre. Entonces nos autoconvencemos de que tenemos que morir y nuevamente ponemos en acción nuestra voluntad para lograr tal fin. Nos flagelamos, procuramos negarnos a nosotros mismos, intensificamos los tiempos de oración, la lectura de la biblia, la autodisciplina. Buscamos que oren por nosotros y ayunamos. Tomamos resoluciones de enmienda, para descubrir que no hemos avanzado ni un centímetro.
Simplemente estamos actuando por nosotros mismos, no estamos permaneciendo en Cristo ni en su obra. Ni permitimos que Cristo permanezca en nosotros.
Necesitamos recuperar la posición en Cristo Jesús para que su vida se manifieste en nosotros.

GÁLATAS 5:2-4 RVR60
"He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo. Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la ley. De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído."
Así que el viejo hombre es solo un peso o lastre, una piel muerta de la que tenemos que despojarnos hasta sentirnos completamente liberados.

Parece que a lo que hemos dicho hasta ahora se podrían plantear algunas objeciones. Por ejemplo: Si hemos muerto en Cristo, ¿cómo dice Pablo en otro lugar que cada día muere?. O, si hemos sido crucificados en Cristo, ¿cómo es que cada día tenemos que tomar nuestra cruz?.
Los pasajes a continuación nos aclaran nuestras ideas.
Leamoslos detenidamente:

2 CORINTIOS 4:10-11 RVR60
llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos. Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal."
No hay contradicción en la palabra, el apóstol dice que muere cada día porque siempre lleva en su cuerpo la muerte de Jesús. ¿Cuándo? Siempre
¿Dónde? por todas partes. Está totalmente identificado con la muerte de Jesús.
Sigue diciendo, "porque nosotros que vivimos", es decir, los que tenemos la vida de Jesús, la vida de Dios. "Siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal"
Parece que el versículo 10 y 11 de corintios dicen lo mismo pero no es así. Cuando dice "llevando", Pablo está hablando(del viejo hombre) de su identificación con la muerte de Jesús como un hecho que ha sido ya consumado.
Cuando habla de "entregados", él está refiriéndose a la vida de su alma, a su propia voluntad, puesto que Dios no ha anulado ni neutralizado la vida de su alma, es su persona.
"Entregados a muerte por causa de Jesús" Esto es una decisión que cada cristiano ha de tomar diariamente, es un acto de voluntad, por causa de Jesús. El versículo siguiente nos anclara éste punto
SAN LUCAS 9:24 RVR60
"Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará."
El que quiera salvar su vida, ¿que vida?
la vida de su alma gr. "siqué" mente, el yo, pensamientos, razonamientos, emociones y deseos. La procuramos salvar cuando vivimos para ellos, para satisfacerlos y alimentarlos continuamente. Entonces somos controlados por ellos. Viviendo así tenemos mucho que perder.
"y todo el que pierda su vida (siqué) por causa de mí, éste la salvará"
El plan de Dios es salvar nuestras almas pero no sólo en el sentido de llevarlas al cielo, sino liberarla de si misma, de su egocentrismo y de su independencia. Nuestras almas han de ser total y completamente conquistadas.
Jesús tenía su propia alma, tenía voluntad propia, tenía libre albedrío, sin embargo él no hizo su propia voluntad sino la del Padre, él no hablaba sus palabras, sino las que él Padre le daba que hablase.
Así que Dios nos quiere llevar a que vivamos por su vida.
ROMANOS 5:10 RVR60
"Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida."
Viviendo por la vida de Dios salvamos nuestras almas.

SAN JUAN 12:25 RVR60-ES
"El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará."

Ahora bien, aquí hay un peligro en el que han caído y siguen cayendo muchos creyentes. Al interpretar mal algunos pasajes como el anterior caen en un ascetismo religioso. Ellos piensan que deben aborrecerse, anularse y extinguirse como personas. Creen que no tienen que sentir, ni pensar, mi desear. Y no se trata de esoa donde Dios nos quiere llevar, sino todo lo contrario, que a través de su vida, la vida del espíritu que fluye en nosotros, seamos gobernados y controlados de manera que todas nuestras facultades sean potenciadas.
EFESIOS 5:29 RVR60
"Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia,"
COLOSENSES 2:20, 22-23 RVR60
"Pues si habéis muerto con Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo, ¿por qué, como si vivieseis en el mundo, os sometéis a preceptos (en conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres), cosas que todas se destruyen con el uso? Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la
carne."
COLOSENSES 2:8 RVR60
"Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo."

¿Que papel juega entonces la cruz?
Ya hemos hablado de la obra de la cruz en el calvario, de lo que ésta representa para nosotros y que hemos sido incluidos en ella.
En los versículos siguientes Jesús nos habla de nuestra cruz, ésto es diferente a la cruz de Cristo. La cruz de Cristo ha tratado con el viejo hombre, la cruz de la que nos habla Jesús ahora, nuestra cruz, trata con la vida del alma.
SAN LUCAS 9:23-25 RVR60
"Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.   Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará.   Pues ¿qué aprovecha al hombre, si gana todo el mundo, y se destruye o se pierde a sí mismo?"
El viejo hombre ya está muerto en la cruz de Cristo, ahora es nuestra alma y vida propia la que debe ser entregada a muerte por medio de nuestra cruz. Esa cruz representa nuestro andar en el espíritu, es la voluntad de Dios que es contraria a la nuestra.
GÁLATAS 5:16-17 RVR60-ES
"Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.  Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis."

Pues ¿qué aprovecha al hombre, si gana todo el mundo, y se destruye o se pierde así mismo?
"el mundo" que es: los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida.
¿Qué queremos ganar? Éstas cosas parecen muy legítimas y no tienen qué ser necesariamente pecado, no obstante determina para quién vivimos y dónde está nuestro corazón.

sábado, 6 de octubre de 2012

VE Y DA TESTIMONIO

SAN LUCAS 5:24-25 RVR60
"Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa.  Al instante, levantándose en presencia de ellos, y tomando el lecho en que estaba acostado, se fue a su casa, glorificando a Dios."

SAN MARCOS 5:18-20 RVR60
"Al entrar él en la barca, el que había estado endemoniado le rogaba que le dejase estar con él.  Mas Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti.  Y se fue, y comenzó a publicar en Decápolis cuán grandes cosas había hecho Jesús con él; y todos se maravillaban."

Cuando Jesús sanó a este paralítico no le dijo: "levántate y quédate aquí sentado en algún sitio para escuchar la palabra" Sino que el Señor lo mandó a su casa para que diese testimonio a los suyos. Con el endemoniado gadareno hizo Jesús lo mismo, le envío a los suyos a dar testimonio.
Mucha gente pierde la oportunidad de ver y oír un testimonio poderoso de lo que Dios hace porque retenemos a los creyentes en nuestras iglesias, entiéndase, en los locales. Las hacemos religiosas hasta el punto de que el fuego de Dios y el primer amor se les apaga. Pierden la fuerza y el entusiasmo del principio y el celo por dar testimonio.
Es un error que la mayoría de las congregaciones evangélicas cometen, el de retener a sus miembros entre cuatro paredes con múltiples actividades. No les queda tiempo ni oportunidad para socializar y compartir su fe con los no creyentes.

Eso ocurre porque estamos más interesados en conservar la institución y el sistema, que en dejar a los creyentes libres para que realicen la obra de Dios y que el evangelio sea propagado.
Al acaparar a los cristianos con numerosas reuniones los privamos de sus amistades y del contacto con sus parientes y conocidos. Por lo tanto frustramos las oportunidades que podrían tener para evangelizar. Esto trae como consecuencia el que se tengan que forzar en las iglesias y llevar a cabo la realización de programas evangelisticos. Y entonces se les pide a los miembros que evangelicen a desconocidos o que establezcan nuevas relaciones con no creyentes. De manera que se cae así en una gran incongruencia.
La voluntad de Dios para la mayoría de sus hijos es que testifiquen a los suyos de las cosas que han visto, han oído y han experimentado con Jesús.
Dios no quiere que nos enclaustremos entre las paredes de nuestras iglesias con infinidad de reuniones inútiles. Es lo que se está haciendo desde antaño en las congregaciones, sin embargo eso no significa que esté bien, sino que nos estamos dejando arrastrar por la fuerza de la costumbre. La misión de la iglesia es ir por todo el mundo, no es quedarse estancada permanentemente en un mismo sitio.
Según el libro de hechos de los apóstoles lo único que puede cambiar el orden o estado de las cosas es el pentecostés, es decir un nuevo derramamiento del Espíritu Santo.
HECHOS 1:8 RVR60
"pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra."

Lo primero que necesitamos entender es la misión y a continuación nos hace falta la visión. La misión es el mandato general, la llamada gran comisión. Lo siguiente es la visión, es decir, saber cómo vamos a llevar a cabo la misión, la concreción, el plan estratégico.
La misión es amplia, pero la visión es específica y concreta.
El Espíritu Santo es el encargado de transmitirnos la visión y ésta se relaciona estrechamente con el llamado personal y los dones espirituales que se nos haya concedido. Así que servimos al Señor conforme a lo que somos y hemos recibido de él, no cómo lo que no somos y con lo que no tenemos.
1 PEDRO 4:10-11 RVR60
"Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.  Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén."

martes, 2 de octubre de 2012

EDIFICANDO UNIDOS EL REINO DE DIOS (ESTUDIO)


Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla? No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él, diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar.” (Lucas 14:28-30)
El Señor compara en este pasaje la edificación de la vida espiritual a una torre que se quiere levantar. La edificación espiritual comprende toda obra en el reino de Dios que queremos llevar a cabo, ya sea en la propia vida de uno o bien con el propósito de que este sea extendido siendo dado a conocer, o con el objetivo de que sea afirmado y consolidado en la vida de los hijos de Dios.

Es necesario que entendamos lo que implica la obra de Dios y como debemos realizarla.
En muchos casos lo que se está construyendo es una gran torre de Babel, un monumento religioso que solo da culto y gloria al hombre, pero que Dios no tiene nada que ver con eso. En la construcción de Babel existen características similares a las que se encuentran en la autentica obra de Dios y que en el caso de la iglesia son factores necesarios para que el reino de Dios sea edificado. No obstante en esta torre de Babel que se quiso edificar, los propósitos o la finalidad no son los de Dios, y mucho menos se le está tomando en cuenta a él para lograr tales objetivos.
(Génesis 11:1-9)
En el relato de la edificación de Babel encontramos ciertos principios que los hombres siguieron y que también podemos reconocerlos y aceptarlos como prácticos para realizar la obra de Dios.

  1. Todo el pueblo era uno.
  2. Tenían un mismo lenguaje.
  3. Tenían un proyecto, una visión común.
  4. Estaban decididos a llevar a cabo la obra.
  5. Pusieron imaginación y creatividad en la obra.
  6. Se pusieron a trabajar, emprendieron su hazaña.
  7. Estaban dispuestos a llegar hasta el final.

Como he mencionado anteriormente la intención de los hombres al hacer esta gran obra no era para darle la gloria a Dios, la finalidad no era construir el reino de Dios, sino enfrentarlo, pretendiendo demostrar que eran auto suficientes y poderosos. Satanás es un falso imitador de las obras de Dios e incita al hombre. Si el diablo no consigue destruir lo que Dios ha hecho y quiere hacer, lo imita, consiguiendo que los hombres hagan falsas replicas, desprestigiando de esa forma la autentica obra de Dios.
Estos edificadores no buscaban como digo edificar la obra de Dios, ni santificar y honrar el nombre de Dios, más bien querían hacerse un nombre para perpetuarse, pretendían su propia gloria y promoción.
En su empresa eran movidos por el temor a ser esparcidos sobre toda la tierra; en el fondo sabían que estaba mal lo que procuraban hacer, y que eso no agradaba a Dios.
La palabra de Dios declara que lo que el impío teme eso le vendrá. Dios trajo confusión y división sobre todos estos hombres. Así sucederá también sobre toda obra y proyecto que se levante sin que Dios sea el rey y cabeza, y donde el no reciba toda la gloria y la honra, el mandará desconcierto y desorden.
Ahora bien ¿Qué nos da a entender esta historia? ¿Significa que no deben existir proyectos claros? ¿Nos quiere enseñar que no debemos tener un proyecto y propósito común? ¿Nos está mostrando que no debemos trabajar en unidad? No, rotunda y bíblicamente No.
Por toda la escritura encontramos ejemplos de la importancia que tiene trabajar según un plan previsto, conforme a los proyectos que Dios en su sabiduría haya mostrado, además de la importancia de que el pueblo de Dios tenga un mismo fin y sentir, una misma idea, a saber la de llevar a termino la obra de Dios para su gloria.
Sin embargo una lección que esta historia nos quiere enseñar es la de discernir entre una obra meramente humana o humanista-religiosa y la obra espiritual de Dios, aquella en la que el es soberano y Señor.
Creo que el obrero de Dios siempre debe tener presente, que si el Señor no edifica la casa en vano trabajan los que la edifican. Por otro lado no debe olvidar nunca las palabras de Jesús que dice: “Yo edificaré mi iglesia y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”

La biblia nos enseña por doquier el interés y deseo de Dios en revelar sus propósitos y planes a sus siervos. Por otro lado la palabra de Dios alienta a sus siervos, obreros y a todo su pueblo a indagar y procurar conocer la voluntad de Dios.

Cuando los hombres reciben este conocimiento de lo que Dios quiere hacer, deben humillarse y reconocer su propia indignidad e impotencia ante esa sabiduría, y andar con temor de Dios. No obstante Dios espera una sujeción, obediencia a su voluntad y que se realice la obra que él haya indicado.

Edificando el reino de Dios, en Dios, para Dios y dirigidos por Dios.

Para Dios es mucho más importante el ser que el hacer; para él, la buena actitud, la motivación correcta, debe preceder toda acción u obra que vayamos a realizar. De modo que antes de emprender cualquier proyecto espiritual o plan social debemos primeramente examinar con honestidad la motivación que nos impulsa.
a) ¿Está de acuerdo este proyecto con la voluntad de Dios? Estamos obedeciendo con ello la palabra de Dios

b) ¿Cumplimos con este plan o proyecto la gran comisión? Llevar el evangelio a todo el mundo y hacer discípulos en todas las naciones.

c) ¿Es para darle la gloria a Dios este proyecto u obra? O tal vez para satisfacer nuestro propio orgullo.

d) ¿Buscamos nuestra propia promoción y un estatus entre el liderazgo espiritual, un nombre? O que Dios sea exaltado y que nosotros seamos menos.

e) ¿Sirve este proyecto al cumplimiento de los propósitos de Dios y el evangelio de Jesucristo? Llevar salvación, sanidad y liberación a los necesitados y oprimidos del mundo y de la iglesia, así como la proclamación del mensaje del reino de Dios.

f) ¿Me está pidiendo Dios realmente que realice determinada obra? Es muy importante estar seguros que es el Espíritu Santo quien nos está dirigiendo.

Seguramente habrá otras preguntas tan importantes como estas que podríamos hacernos y que nos ayudarían a aclarar nuestras intenciones y ver si estamos en la postura correcta.

Ante todo debemos ser dirigidos por el Espíritu Santo, y depender totalmente de Dios en lo que nos pueda estar mostrando. Necesitamos estar en una continua comunión e intimidad por medio de la oración y mirando la palabra de Dios.

Analicemos ahora detenidamente los principios que hemos descrito respecto a la construcción de la torre y veamos como estos han de regir en la edificación de la obra del Señor. Podemos descubrir a lo largo de toda la biblia como estos factores forman parte importante para la realización de cualquier proyecto, plan y estrategia de Dios.
1º) Debemos ser uno.
La oración de Jesús en el evangelio de Juan 17 era un clamor por la unidad de los discípulos y en ella se expresa lo que es la voluntad de Dios, su deseo. “Un cuerpo, un Espíritu, un Señor” (Efesios 4:1-16) En la iglesia del primer siglo, narrado en hechos de los apóstoles encontramos el mejor ejemplo práctico de lo que significaba ser uno para los creyentes. Desde el capitulo primero en adelante podemos observar muestras de la unidad que prevalecía entre los creyentes.

Entonces volvieron a Jerusalén desde el monte que se llama del Olivar, el cual está cerca de Jerusalén, camino de un día de reposo. Y entrados, subieron al aposento alto, donde moraban Pedro y Jacobo, Juan, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas hermano de Jacobo. Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.” (Hechos 1:12-14)

Todo el grupo de discípulos permanecía unido en oración y ruego. Estaban juntos para ver cumplirse un objetivo, a saber, aguardaban el cumplimiento de la venida del Espíritu Santo. Así continuaron hasta que llegado el día de Pentecostés ocurrió el milagro y la promesa de Jesús se hizo manifiesta.

Cuando llegó el día de pentecostes, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y
comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.” (Hechos 2:1-4)

Una vez que todos los que estaban en el aposento alto fueron llenos del Espíritu Santo Pedro dio su primer sermón en el que unas tres mil personas se convirtieron al Señor.
Toda esa multitud que se añadió a la iglesia no fue ningún inconveniente para no permanecer unidos. Ellos estaban unidos en la doctrina apostólica, vivían en comunión unos con otros, compartían los alimentos y se reunían para orar. Estos son factores muy importantes en los que la iglesia del Señor debe permanecer unida.

Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.” (Hechos 2:41,42)

La unidad que experimentaba la iglesia del primer siglo no era esporádica, sino que cada día la practicaban reuniéndose en el templo y por las casas.

Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.” (Hechos 2:43-47)

Así podemos continuar citando pasajes que nos indican en que manera los creyentes estaban unidos para la causa de Dios.

Y puestos en libertad, vinieron a los suyos y contaron todo lo que los principales sacerdotes y los ancianos les habían dicho. Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios” (Hechos 4:23,24)

Este ultimo versículo que cito lo dice todo de una vez, y nos expresa hasta que punto los creyentes estaban comprometidos no solo con Dios, sino unos con otros.

Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común.” (Hechos 4:32)

2º) Debemos hablar un mismo lenguaje.
El lenguaje del Espíritu, que es conforme a la palabra de Dios y la mente de Cristo.
Para llevar a cabo la obra de Dios es necesario que entre los creyentes haya comunión y comunicación. Las palabras expresan las ideas, las ideas nuestros sentimientos, convicciones y creencias. Si no nos expresamos con claridad y de forma inteligible como vamos a entendernos.
San Pablo nos enseña de dos formas de lenguaje y expresión de palabras para hablar de las cosas de Dios: A) La lengua extraña operada por el Espíritu Santo. Esta sirve para que el creyente se edifique así mismo cuando la practica, aunque el no entiende lo que dice, pero como dice Pablo por el Espíritu habla misterios. B) Está el don de lenguas que opera junto a la interpretación de lenguas. No se trata de un lenguaje conocido sino del idioma del Espíritu. Toda la iglesia es edificada por la manifestación de este don. C) El lenguaje inteligible, es decir en un idioma que conocemos y entendemos perfectamente. San Pablo nos dice que a la iglesia debemos dirigirnos con palabras inteligibles, es decir en un lenguaje que todos tengan en común, que sea bien conocido para que reciba edificación.
Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios” (1 Pedro 4:11)

Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer.” (1ª Corintios 1:10)

Cuando la iglesia no tiene un mismo lenguaje a través del cual expresa un mismo parecer y una misma mente, es inmadura. Un panorama así, que es el que se muestra que ocurría en la iglesia de los corintios no mostraba diversidad, sino división.
Ahora bien, en la iglesia de Dios, el lenguaje y las palabras que se deben hablar han de ser conforme a la sabiduría de Dios.
1ª (Corintios 2:6-16)

Es muy importante saber de que fuente estamos bebiendo la sabiduría y de que caudal nos estamos saciando, y que le estamos dando de beber a la iglesia.

El apóstol Santiago nos habla en su epístola de cuatro fuentes distintas de sabiduría:

¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre. Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad; porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica. Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa. Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.” (Santiago 3:13:18)

  1. Terrenal, de la tierra, es sabiduría humana, el producto de la mente del hombre. El humanismo expresa toda la filosofía del hombre en la cual él es el centro. Dios está por él hombre y no desea que ningún ser humano se pierda, pero su mensaje de redención no está de acuerdo con la filosofía y planteamientos humanos.
  2. Animal, es sensual, instintiva, pasional.
  3. Diabólica, que se inspira en Satanás, mentirosa. Es la lengua inflamada e inspirada por el infierno.
  4. La sabiduría de Dios o que viene de lo alto.

3º) Debemos trabajar en un proyecto, visión y objetivos comunes.
Debemos preguntarnos ¿Cuál es el plan de Dios? Según las escrituras inspiradas ¿Cual es la voluntad de Dios y sus propósitos predeterminados para la iglesia? La conformidad con esa voluntad de Dios, con sus planes y modelos revelados en su palabra son determinantes para trabajar en unidad.

Donde no hay visión, el pueblo se desenfrena” (Proverbios 29:18 Versión Biblia las Américas)

Sin profecía el pueblo se desenfrena” (Proverbios 29:18)

¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” (Amos 3:3)

Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.” (Mateo 18:19,20)
Es fundamental trabajar hombro con hombro para realizar la obra de Dios, ayudándonos mutuamente y animándonos unos a otros.

crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.” (Efesios 4:15,16)

La idea es que crezcamos como iglesia, uniformemente, proporcionalmente, (pero hemos hecho de la iglesia una caricatura) como un cuerpo cuando está sano debe desarrollarse. Cada miembro del cuerpo debe alcanzar el tamaño apropiado, para así desarrollar su función propia y su utilidad necesaria para todo el cuerpo. Todo el cuerpo obedece a la cabeza y sigue todas sus indicaciones sin rechistar, de otra manera habría alguna disfunción, algo no estaría bien.

4º) Estar decididos, proponernos a conciencia hacer la obra de Dios.
Es necesario que haya una disposición respaldada por una voluntad decidida. La palabra de Dios nos dice que hagamos firme nuestra vocación y elección, pues haciéndolo así no caeremos jamás. Muchos aún no han entendido que Dios no les llamó para llevarlos al cielo y nada mas; el Señor nos ha elegido para que lo sirvamos, para que seamos colaboradores suyos en la realización de su obra. Cada creyente debe tomar conciencia de este llamado y disponer su corazón, su cuerpo y toda su alma en una entrega completa al Señor para que él lo pueda usar.
Ahora bien, comprendo que es obra de Dios que el nos despierte poniendo en nuestros corazones el interés, el deseo, el querer como el hacer de su buena voluntad. No tengo dudas de que él quiere hacer esto; en toda la palabra Dios se expresa su deseo e interés en querer usarnos.

Yo estoy con vosotros, dice Jehová. Y despertó Jehová el espíritu de Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y el espíritu de Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y el espíritu de todo el resto del pueblo; y vinieron y trabajaron en la casa de Jehová de los ejércitos, su Dios,” (Hageo 1:13,14)

5º) Ser creativos y usar nuestra imaginación.
Una mente renovada por el Espíritu Santo, la cual está abierta a los sueños y visiones de Dios. Debemos permitir que el Espíritu de Dios proyecte en nuestros pensamientos sus planes y las obras que quiere hacer. Jesús dijo:

De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.” (Juan 14:12-14)

Y en los postreros días, dice Dios,
Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne,
Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán;
Vuestros jóvenes verán visiones,
Y vuestros ancianos soñarán sueños;
Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días
Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.” (Hechos 2:17-21)

6º) Poner manos a la obra, ser diligentes, entrar a la acción.
Una vez que sabemos lo que tenemos que hacer porque Dios nos ha hablado y nos ha mostrado sus planes, hay que ponerse a trabajar. No es necesario seguir dándole vueltas a las cosas en nuestras cabezas, es hora de actuar en fe. Si no entramos a la acción comenzaremos a dudar de todo lo que Dios nos haya mostrado y caeremos en una gran confusión. No debemos pensar que no es el tiempo de actuar, no hay que esperar hasta que todo esté girando a nuestro favor para poner manos a la obra de Dios.

Así ha hablado Jehová de los ejércitos, diciendo: Este pueblo dice: No ha llegado aún el tiempo, el tiempo de que la casa de Jehová sea reedificada. Entonces vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo: ¿Es para vosotros tiempo, para vosotros, de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa está desierta? Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos.” (Hageo 1:2-5)

En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor” (Romanos 12:11)

Jesús hablo de esa tendencia natural a razonarlo todo, esta actitud siempre va a tener la consecuencia aunque no intencionadamente de postergar la acción y retrasar la obra. El pensar que la gente no está dispuesta a escuchar, que ellos están bien y que no tienen necesidades.

¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega. Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra goce juntamente con el que siega. Porque en esto es verdadero el dicho: Uno es el que siembra, y otro es el que siega. Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores.” (Juan 4:35-38)

7º) Proponernos llegar hasta el final, acabar la obra que se empieza.
Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.” (1ª Corintios 15:58)

La palabra de Dios indica que el hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos, no acaba nada de lo que empieza. Muchos creyentes han adquirido ese mal hábito de la inconstancia, andan saltando de un lado para otro haciendo muchas cosas, son incapaces de centrarse en una cosa hasta concluirla. Esto es un problema de carácter muy grave. Alguien que tiene doble ánimo se encuentra dividido en sus muchos pensamientos y no ha decidido con firmeza lo que quiere hacer, es dominado por sus emociones volubles. Estas personas son muy indecisas, no se arriesgan en Dios, por otro lado también pueden ser muy precipitadas en adquirir compromisos sin pensar. Ellos están con un pie en la carne, confiando en su propia prudencia y sabiduría y con otro en el espíritu.
Cuando vamos a edificar el reino de Dios todo el infierno se pondrá en contra, Satanás nos hará resistencia y lo querrá impedir por todos los medios. De modo que es necesario mostrar decisión y firmeza, para emprender y continuar la tarea que Dios nos haya encomendado. Es necesario apuntar hacia la meta que Dios nos ha puesto por delante y extendernos hacia su cumplimiento. Como nos enseña la palabra, debemos poner las manos en el arado y no mirar hacia atrás; es sabio evitar las distracciones que nos roban las energías que podríamos estar invirtiendo en el reino de Dios.
Esforcémonos en llegar a la meta para alcanzar el premio que el Señor tiene reservado para cada uno, y no abandonemos antes de tiempo.

Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.” (Apocalipsis 2:10)

Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre; y le daré la estrella de la mañana.” (Apocalipsis 2:26-28)

He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona. Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.” (Apocalipsis 2:11,12)

Pedro Jurado