lunes, 11 de abril de 2016

RESUCITADOS CON CRISTO

"Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.  Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.  Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia,"
Colosenses 3:1-6 RVR1960

El tema del que trata estos pasajes es demasiado importante como para no reflexionar seriamente sobre ellos, procurando hacer una interpretación ajustada al contexto donde se encuentra. Es importante, porque en ello nos va el experimentar o no la verdad de Dios en nuestra vida cristiana. La gracia de Dios opera conjuntamente con la verdad del Evangelio; basta con entender erróneamente el sentido espiritual del texto para perdernos la bendición.

Con frecuencia, cuando se habla de estos versículos se suele hacer énfasis en las indicaciones imperativas que hace el apóstol Pablo como: "buscad las cosas de arriba" " poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra" "haced morir lo terrenal en vosotros...."

Parece que olvidamos con facilidad que nadie puede obedecer el más pequeño mandato o ley de Dios y agradarle sin haber participado antes de la gracia de Dios manifestada en el calvario mediante Jesucristo. Recordemos que en el antiguo pacto los hombres vivían bajo unas leyes y ordenanzas que ellos tenían que obedecer sí o sí, y ante esa imposibilidad de los hombres a agradar a Dios por la ley es que Dios envió a su Hijo Jesucristo. No podemos experimentar la gracia de Dios en el nuevo pacto si tratamos de entenderlo bajo el paradigma de las del antiguo pacto.

De la misma manera, es imposible buscar las cosas de arriba y hacer morir lo terrenal en nosotros si primeramente no hemos sido hechos participantes de la naturaleza divina.

Antes de estos escritos del apóstol Pablo Jesús ya había declarado que "el que no naciere de nuevo no puede ver el Reino de Dios". Muchos no pueden discernir las maravillas del Reino de Dios porque aún no son nuevas criaturas en Cristo, no tienen ojos espirituales, ni aún están capacitados para contemplar las cosas de Dios que se han de discernir espiritualmente.

Cuando se habla de hacer morir lo terrenal, la mayoría entiende que han de vivir una vida sacrificada, de constante flagelación, de privación, y anulación propia. Y todo esto parecería muy cristiano y espiritual, sin embargo ninguna de estas actitudes tiene efectos contra los apetitos, deseos y pasiones de la carne.

La vida cristiana no es una filosofía de comportamiento asceta que muchos religiosos y personas de diferentes creencias practican y predican.

El apóstol Pablo explicó la diferencia entre vida cristiana y vida basada en esfuerzos meramente humanos y religiosos.

"Pues si habéis muerto con Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo, ¿por qué, como si vivieseis en el mundo, os sometéis a preceptos tales como: No manejes, ni gustes, ni aun toques (en conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres), cosas que todas se destruyen con el uso? Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne."
Colosenses 2:20-23 RVR1960

Estos comportamientos exaltan el ego y justicia propia del hombre, y les hace aparentar muy religiosos y espirituales, sin embargo son prácticas inútiles e inservibles en la vida espiritual cristiana. Estas son las cosas que hacen aquellos que no han entendido aún la vida cristiana, porque ellos no se han identificado aún con la muerte y resurrección de Jesús. Son los rudimentos del mundo, de la humanidad, basados en esfuerzos carnales y de negación sacrificada.

Ahora bien, el creyente que entiende y acepta que ha muerto juntamente con Cristo no necesita estar en estas prácticas religiosas aparentes. "Pues si habéis muerto en Cristo" aquí no se está hablando de una posibilidad, sino de un hecho realizado ya, y que ocurrió en el momento en que Jesús murió en la Cruz. Muchos creyentes sólo han creído que Jesús murió por ellos, pero aún no han aceptado la realidad de que ellos también han muerto, y que la vieja naturaleza pecaminosa no tiene ya ningún poder sobre ellos.

"Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron;"
2 Corintios 5:14 RVR1960

Los creyentes en Cristo han muerto todos, sólo que muchos aún no lo saben, y como no lo saben no lo creen, y si no lo creen es imposible que lo experimenten.

En la carta a los Romanos Pablo nos habla de la importancia de saber, es decir de tener por cierto el hecho de nuestra muerte ocurrida en tiempo pasado.

"sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado."
Romanos 6:6 RVR1960

Todo creyente necesita apropiarse esta verdad mediante la oración y la confesión de fe, de la misma manera que cuando aceptó a Cristo como Salvador. En este caso para recibir completa liberación del poder del pecado y del viejo hombre mediante la cruz de Cristo.

Lo que Pablo quiere decir es que, porque hemos muerto y resucitado con Cristo, es que podemos buscar las cosas de arriba, poner la mira en ellas, y hacer morir lo terrenal en nosotros. Es una consecuencia, un resultado de la obra de Cristo hecha a nuestro favor, es por gracia ¡Gloria al Señor!

Haber resucitado con Cristo es estar en unión espiritual con Él, sentado en los lugares celestiales junto a Él. Por medio del poder del Espíritu Santo que resucitó a Cristo también somos nosotros resucitados y colocados en una posición privilegiada delante del Señor.

Estando resucitados ya no resulta complicado buscar las cosas de Dios y agradarle.

"y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús."
Efesios 2:6-7 RVR1960

Es estando en esta posición de sentados con Cristo que podremos experimentar las abundantes riquezas de su gracia. Necesitamos creer esto; entendamos que son hechos realizados por Dios en el ámbito espiritual, son realidades ocurridas y efectuadas en el Reino de Dios.

sábado, 9 de abril de 2016

RENACER A UNA ESPERANZA VIVA

Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos,
1 Pedro 1:3 RVR1960

Un mensaje para los que han perdido toda esperanza e ilusión en la vida; para aquellos a los que por las inclemencias de los tiempos sociales, morales, políticos,  económicos y familiares en que vivimos se encuentran hundidos y desesperanzados.

Muchos que viven se sienten como muertos, se encuentran en una oscuridad profunda y en desesperación. Debido a los problemas y circunstancias personales que experimentan no alcanzan a amar la vida que tienen ni son capaces de disfrutar de multitud de cosas que están al alcance de su mano. Muchas personas no están contentas con lo que tienen, y viven amargados deseando más, son incapaces de apreciar y disfrutar lo poco o lo mucho que Dios les ha dado anhelando tener lo que otros poseen.

Ahora bien, debemos entender que no vamos a ser felices dandole la espalda a Dios, en desobediencia a su voluntad, viviendo en pecado, yendo contra nuestra propia conciencia y siendo injustos con los demás. Una ley inquebrantable es, que todo el mundo recogerá lo que siembra. Si usted y yo queremos amar la vida, disfrutando de paz, alegría y amor, es necesario que aborrezcamos todo mal.

"Porque: El que quiere amar la vida Y ver días buenos, Refrene su lengua de mal, Y sus labios no hablen engaño;  Apártese del mal, y haga el bien; Busque la paz, y sígala."
1 Pedro 3:10-11 RVR1960


A los que piensan que lo han perdido todo y no les queda nada, les digo que hay una esperanza que aún queda viva, y que no muere nunca, la esperanza de una vida en Cristo. Es una esperanza en cosas que son  hechas nuevas; es la esperanza en lo inamovible, en lo espiritual y eterno.

"Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.  Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria."
Colosenses 3:1-4 RVR1960

Para muchas personas es muy difícil hacer lo que el apóstol Pablo dice en este pasaje, incluso para multitud de creyentes, "Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra". Pareciera que algunos tienen un peso o yugo sobre sus cuellos que solo les permite mirar hacia el suelo, son incapaces de levantar sus ojos hacia arriba. Sencillamente, ellos no han echado mano de la vida de Dios por medio de Jesucristo. Puede que hallan adquirido una idea o creencia de segunda mano, pero no han abrazado en absoluto la vida espiritual ni han entendido como ésta funciona.

Una vida colmada de esperanza es una vida que se renueva día a día, es una vida resucitada, es vida nueva en todos los aspectos relevantes.

El versículo que encabeza este escrito relaciona la esperanza de vida con la resurrección de Jesucristo. Por la resurrección de Jesús somos renacidos, nacidos de nuevo, regenerados por el poder del Espíritu Santo. Debemos entender que para que nos alcance plenamente la obra de Jesús es necesario que nos impliquemos e identifiquemos por medio de la fe en toda ella.

Para que la resurrección de Cristo sea efectiva en nuestras vidas es necesario que pasemos primero por la identificación con su muerte en la cruz. Necesitamos aplicarnos por fe la crucifixión de Cristo comprendiendo y aceptanto que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con Él, una realidad y hecho histórico en el cual todos los creyentes hemos sido incluidos.

"sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado."
Romanos 6:6 RVR1960

Aceptando el hecho de nuestra muerte conjunta con Cristo y considerandonos muertos al pecado la gracia de Dios encuentra via libre y poderosa para liberarnos de forma práctica de toda maldad, del pecado e injusticia de la carne.

La esperanza viva que Dios nos ofrece no es para el viejo hombre, sino para la nueva creación en Cristo Jesús; el viejo hombre y todo lo que pertenece a él debe ser muerto en la cruz de Cristo y enterrado, pero no en un futuro próximo o lejano, sino creído y aceptado como un hecho pasado y experimentado en nuestro presente continuo.

Para los que han muerto y resucitado en Cristo su vida está escondida en el Señor, la tienen por descubrir día a día por fe, en su unión y comunión con Él.