sábado, 24 de septiembre de 2016

JESUCRISTO ES EL MISMO

Hebreos 13:8 RVR1960
"Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos."

Jesús es el Señor del tiempo y del espacio. Es interesante notar en este pasaje que no se nos habla de un Jesús sobre el que pasa el tiempo, sino de un Jesús que está  o que habita en el tiempo sin que sufra cambios. El versículo no dice que Jesús sea el mismo que ayer, o que será el mismo mañana, sino que "es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos"  El pasado, el presente y el futuro están siempre delante de Él; dicho de otra manera, el Señor está presente y ahora en todos los tiempos.

Esto viene a significar que Jesús es el Dios soberano del pasado, del presente y del futuro. Suponiendo que actualmente estoy en él y le estoy creyendo, y si he depositado mi fe en la muerte y resurrección de Cristo toda mi vida desde que fui concebido está en sus manos. Los cambios no afectan a Jesucristo, pero Jesús si afecta toda mi existencia desde el instante en que me coloco en Él.

La inmutabilidad de Jesucristo si afecta mis tiempos y todos los resultados que estos puedan tener sobre mí.

Salmos 31:15a RVR1960 "En tu mano están mis tiempos"

En la medida en que nuestras experiencias pasadas de cualquier indole que sean nos afecten llevemoslas delante del Señor, Él puede intervenir, Dios se ha hecho cargo de todas nuestras preocupaciones pasadas, presentes y futuras.

Recoja todo su pasado, póngalo en Jesús, y mírelo a través de Él. Vea el amor, el poder y el perdón de la cruz. Traiga a la presencia del Señor toda experiencia preterita que le afecte, y su vida será sanada y restaurada.

El Señor tiene una respuesta para cada situación de nuestras vidas independientemente del tiempo en que sucedan los acontecimientos.

Dios puede obrar de tal manera por medio de su gracia que todo parezca que se ha reescrito nuevamente en nuestras vidas y venga a ser como un nuevo empezar.

Podemos reunir la totalidad de nuestra existencia y presentarla ante la eternidad de Jesucristo en un acto de fe, y comprobar como toda nuestra vida será impactada por su amor y su gracia.

Podemos hacer un montón con todos los recuerdos negativos y dolorosos del pasado, con los fracasos y derrotas, con los pecados y las malas decisiones, y ponerlos en la cruz de Jesucristo. Tome el presente con todas sus necesidades, las debilidades de su vida, sus circunstancias, sus anhelos y esperanzas y haga exactamente lo mismo. Con las preocupaciones por el futuro realizar la misma operación espiritual en un acto de fe, llevarlo todo a la cruz y dejarlo ahí, y proclamar que Jesús es el Señor de nuestra vida.

Es así como la eternidad de Jesucristo puede alcanzarnos y por medio de su vida abundante transformar toda nuestra existencia para siempre, unicamente a través del suceso ocurrido en la cruz.

Pedro Jurado