miércoles, 1 de febrero de 2017

OBJETIVOS Y PROVISIÓN DE LA GRACIA

"Siempre orando por vosotros, damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, habiendo oído de vuestra fe en Cristo Jesús, y del amor que tenéis a todos los santos, a causa de la esperanza que os está guardada en los cielos, de la cual ya habéis oído por la palabra verdadera del evangelio, que ha llegado hasta vosotros, así como a todo el mundo, y lleva fruto y crece también en vosotros, desde el día que oísteis y conocisteis la gracia de Dios en verdad, como lo habéis aprendido de Epafras, nuestro consiervo amado, que es un fiel ministro de Cristo para vosotros, quien también nos ha declarado vuestro amor en el Espíritu.  Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios; fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad; con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados."
Colosenses 1:3‭-‬14 RVR1960

Comparar con Efesios 1:15-23

De la nada, Dios lo creó todo. El Señor es Todopoderoso; Él hace todas las cosas nuevas y llama las cosas que no son como si fuesen.

Dios también trabaja y realiza su obra haciendo uso de una materia prima o sustancia, un elemento, una persona, con algo natural o espiritual.

El Señor puede hacer algo grande y portentoso con cosas pequeñas e insignificantes. Un poco de barro, una vara, una pizca de levadura, una pequeña semilla de mostaza, una humilde persona, unos peces y unos panes, una palabra dicha a su tiempo, una escritura, un gesto, una demostración de amor etc.

Pero aún más,  Dios da dones a los hombres y los capacita, para que cumplan sus propósitos y lo realicen con eficacia. Ahora bien, creo que es importante que entendamos, que la efectividad o eficacia en la obra de Dios no debe medirse siempre por resultados evidentes o aparentes. Ante todo, lo más importante es hacer la voluntad de Dios y dejar los resultados, el crecimiento o el posible fruto en sus manos.

Medir el éxito en la iglesia de Cristo y en la vida espiritual según los valores y parametros del mundo es lo más absurdo que pueda hacerse. La iglesia no es un negocio, ni una empresa o corporación de invención humana, es un ente vivo y obra de Dios.

En toda labor u obra que se hace para Dios siempre hay un fruto o resultado, aunque esto no siempre es visible ni se pueden medir. Como humanos que somos, nos gusta recoger en nuestros graneros el fruto de todo lo que hacemos, deleitarnos en ello y mostrarlo a los demás. Todo eso la mayoría de las veces no es más que una actitud de vanagloria y orgullo.

El tema o título de este mensaje me lo ha sugerido el versículo seis de este mismo capítulo "desde el día que oisteis y conocisteis(comprendisteis) la gracia de Dios en verdad."

El oir, comprender y aceptar el mensaje de la gracia verdadera producirá en los creyentes unos resultados garantizados y aprobados por Dios.

Hay un proceso o secuencia hasta alcanzar a andar dignamente delante de Dios y realizar lo que le agrada en nuestras vidas, así como para llevar fruto en toda obra buena y tener crecimiento espiritual.

¿Cuál sería esta secuencia? Antes de pasar a responder a esta pregunta me gustaría apuntar, que Dios no es especialmente exigente y difícil de agradar. Principalmente y simplificando, hay dos cosas que honran a Dios sobre todo, la fe o confianza que ponemos en Jesucristo, y el amor hacia a Él y a nuestro prójimo.

Todo lo demás son planteamientos con los que se trata de explicar como llegar  a estar fundamentados sobre esos dos pilares, es decir, los procesos mediante los cuáles llegamos a experimentar las virtudes de Dios y llegar a la madurez espiritual, o lo que es lo mismo, tener el caracter de Cristo.
Dios quiere que lleguemos a alcanzar ciertos objetivos o metas en nuestras vidas, y para ello nos ha provisto los medios o recursos necesarios.

Vamos a ver en este pasaje de Colosenses algunos de esos objetivos a alcanzar y lo que tenemos que hacer para lograrlos.

Según nuestro pasaje los objetivos serían:

A.) Llegar a andar como es digno del Señor. (Mateo 10:37,38)

B.) Llegar a agradar al Señor en todo cuanto hacemos o dejamos de hacer. (Colosenses 3:23)

C.) Llegar a llevar fruto en toda obra buena, labor o tarea que nos ha sido encomendada por Dios.
(2 Corintios 9:8) (Hebreos:13:21)(2 Timoteo 2:21)

D.) Seguir creciendo en el conocimiento de Dios. (Filipenses 3:8,10)

E.) Llegar a tener paciencia y longanimidad en toda situación. (Lucas 21:19)

Debemos entender que estos objetivos no son logros que por nosotros mismos podamos alcanzar, sino que hay una provisión de gracia suficiente, que se nos da a través de unos medios para que alcancemos dichas metas.

A.) La oración y peticiones sin cesar.

B.)La provisión de un conocimiento pleno o revelación de Dios y su obra. Tiene que ver con la intuición o discernimiento en el espíritu de la voluntad de Dios, de su verdad y de todo cuanto ha realizado a nuestro favor. Es obrada por medio del Espíritu de Dios en el espíritu del hombre.

C.)  Provisión de sabiduría e inteligencia espiritual. Es la comprensión en nuestra mente de la revelación que el Señor nos ha dado en el espíritu, y la habilidad para aplicarla en la vida práctica.

D.) Provisión de fortalecimiento interior mediante el poder de Dios. Es la influencia u operación de la gracia de Dios desatada en mi interior a causa de la oración, la revelación, la comprensión y entendimiento de su obra y voluntad. Pero sobre todo por la fe ejercida en la obra de Cristo.

Concluiré esta reflexión diciendo, que en el nuevo pacto en Jesucristo, no hay demanda, exigencia, regla o condición en la que Dios no nos haya provisto de la gracia, recurso o provisión necesarios para que se cumplan.

Pedro Jurado