martes, 8 de diciembre de 2015

EN SU SECRETO

Jer.23:18-22.RVR1960
"Porque ¿quién estuvo en el secreto de Jehová, y vio, y oyó su palabra? ¿Quién estuvo atento a su palabra, y la oyó?............ Pero si ellos hubieran estado en mi secreto, habrían hecho oír mis palabras a mi pueblo, y lo habrían hecho volver de su mal camino, y de la maldad de sus obras."

La vida del cristiano se alimenta y sostiene por la inspiración de la palabra del Señor.

La Iglesia de Cristo necesita oír la palabra profética más segura, la verdad del evangelio inspirada por el Espíritu Santo.

La falsedad y el engaño espiritual se encuentran muchas veces disfrazados de una actitud religiosa muy celosa y fanática, así como detrás de un legalismo sutil.

Un mal testimonio de la iglesia, así como la carencia de propósito y dirección respecto a los planes de Dios, es debido muchas veces a la falta de palabra y visión en los siervos de Dios. Cuando al pueblo de Dios le falta el conocimiento que viene por inspiración, pierde la visión.

La carencia de una intimidad profunda con el Señor deriva en la carencia de visión espiritual y revelación de Dios.

El resultado de estar en comunión secreta con el Señor será ver y oir su palabra, o dicho de otra manera, tener revelación e inspiración espiritual.

En estos pasajes encontramos un mensaje que reta a todo creyente y ministro de Dios; el Señor indaga a cada uno de sus hijos para que mediten sobre la necesidad de profundizar en su experiencia espiritual.

La misma pregunta indica la escasez de hombres dedicados a buscar a Dios con intensidad y en íntima comunión.

En realidad son pocos los que habitualmente están en el secreto del Señor, porque para la carne no resulta fácil practicar la oración.

Dios siempre mostrará algún tesoro de su verdad a aquellos que le buscan de todo corazón y en silenciosa oración. El silencio, la meditación y la contemplación son necesarias y fundamentales para penetrar en los lugares secretos del Señor.

Creo que la iglesia necesita oir en este tiempo la palabra profética, es decir, el evangelio de Jesucristo, la palabra liberadora de gracia y de poder. La biblia declara que el testimonio de Jesús es el espíritu o  inspiración de la profecía.

1Pe.1.10-12.RVR1960
"Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos. A éstos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles."

Ap.19.10.RVR1960 "Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía."

La palabra profética enfatiza sobre todo la gracia que ha sido destinada para todos los creyentes; nos habla de los padecimientos de Cristo y de las gloriosas bendiciones que traerían como consecuencia. El mensaje profético proclama la obra de Cristo la cual apela a la fe de los creyentes.

No es cuestión de ir condenando a todo el mundo expetandoles en la cara cuatro verdades, ni dandoles en la cabeza con la ley de Dios, sino mas bien de guiarles a la provisión de gracia, de poder y de liberación que hay en la obra de Cristo Jesús. Este es y será siempre el mensaje que hará volver a los pecadores del error y que les librará de las ataduras del pecado.

martes, 24 de noviembre de 2015

UN AMOR SANO Y VERDADERO

Rom.13.9-10.RVR1960
"Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.  El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor."

Al prójimo se le puede hacer mal y dañar de muy diversas maneras, y muchas de ellas pueden estar disfrazadas de un falso amor, algo por lo que no debemos dejarnos arrastrar.

Los padres que no corrigen a sus hijos, sino les dejan salirse con la suya y consienten en todos los caprichos que ellos exigen, no les están amando. De la misma manera, conceder a los demás, caprichos egoistas, demandas injustas, y satisfacer sus expectativas inmorales y corruptas no es amarles. De modo que no nos engañemos a nosotros mismos ni nos dejemos engañar por nuestro prójimo.

Hay muchas personas que son manipuladoras, emocionalmente desequilibradas y que esperan de los demás cosas que no deberían; exigen y demandan a otros comportamientos inmorales e injustos. Juzgan a todos aquellos que de una forma u otra no satisfacen las expectativas que albergan en sus corazones, e interpretan que no les están amando.

Lógicamente los que adulteran siendo infieles a sus esposas o maridos no lo hacen por amor, ni el que mata a su prójimo lo hace porque le ama, ni los que hurtan o dan falso testimonio es porque aman y desean el bien de los demás. "El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor."

El creyente no debe sentirse mal en su conciencia por resistirse a ser manipulado por personas egoístas, acaparadoras y desequilibradas emocional y mentalmente.

Querido hermano creyente, le podrán acusar y de hecho lo harán, de hipócrita, de incoherente, de que no tiene amor, de que no es un buen cristiano y de que se contradice así mismo. Entienda que todo eso no son más que excusas por parte de aquellos que simplemente no han conseguido de usted lo que egoistamente pretendían.

"Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo."
S. Mateo 5:11 RVR1960

Como creyentes debemos conocer el corazón de los hombres y entender que está lleno de todo engaño, de toda malicia y corrupción. No digo esto para que nos convirtamos en jueces de los demás, sino para que no nos sometamos voluntariamente a la injusticia.

Una persona que está sana en sus emociones, en su mente y en su espíritu se ama así misma; por tanto será capaz de amar a otros incondicionalmente. Los que no se aman así mismos pueden ser personas muy destructivas con ellos mismos y con los demás.

Debemos explicar por necesidad que amarse de manera correcta a uno mismo no significa darse todos los caprichos, procurar ser el centro de atención, ser egoístas, inmoral, y conseguir lo que queremos aún pasando por encima de los demás. Uno se ama a sí mismo cuando se cuida en cuerpo, alma y espíritu.  Se cuida en lo que piensa, en lo que siente y en lo que hace, apartandose de lo que es malo, inmoral, injusto y pecaminoso.

Los que se aman así mismos, ante todo cuidan su vida espiritual y su relacion con el Señor. Amar al prójimo como a uno mismo es amar a través del amor de Dios y su gobierno o reinado en nuestras vidas. Las personas que aman a su prójimo como así mismo viven bajo el Señorío de Jesucristo.

Aquellos que aman a Dios y a su prójimo están cumpliendo por completo con la ley del Señor; sin embargo los que son muy celosos de guardar las leyes y mandamientos se vuelven religiosos legalistas e implacables con su prójimo. Como bien dice el apóstol, la ley es buena si se usa legítimamente. El amor debe ir por delante de las leyes y mandamientos como los caballos van delante de una carreta, y no al contrario.

Las leyes de Dios son como la luz  que nos sirve de orientación en el camino para que no nos desviemos y caigamos por el precipicio de la incongruencia y la contradicción.

lunes, 16 de noviembre de 2015

DEPENDIENTES DE LA JUSTICIA DE DIOS

Rom.10:3-4.RVR1960
"Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios; porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree."

El dicionario de la RAE tiene para la palabra "ignorar" dos acepciones, que son ambas perfectamente aplicables al pasaje de Romanos que encabeza este escrito.

ignorar.
(Del lat. ignorāre).
1. tr. No saber algo, o no tener noticia de ello.
2. tr. No hacer caso de algo o de alguien.

Este texto no solo es aplicable al pueblo judío,  sino también a gentiles y a cualquier persona religiosa que mediante las reglas, normas, leyes y prácticas que profesa sustituye la justicia que es de Dios. Pretender alcanzar la salvación en Dios, sus bendiciones y promesas a través de meritos y obras propias, es ignorar por completo la justicia de Dios.

No conocer lo que Dios ha hecho por medio de su Hijo Jesucristo para nuestra salvación es ignorar entre otras cosas, que por su gracia la justicia del Señor nos es imputada. Los que no han oído el evangelio no saben, y los que no saben no pueden creer y ser salvos. Los creyentes que conocen algo del evangelio, pero no lo suficiente como para saber que no es por ellos mismos, sino por la gracia, que podrán alcanzar no solo el perdón de sus pecados, sino la santificación y madurez espiritual, una completa liberacion y todas las bendiciones del Señor, aún necesitan conocer la verdad completa y sujetarse a la justicia de Dios.

En la justicia de Dios están involucrados su santidad, su gracia, su amor, su paciencia, su perdón, su juicio, su poder y su autoridad. Los atributos y virtudes mencionados se nos aplican y vienen a formar parte de nuestra experiencia cuando nos sujetamos a la justicia de Dios mediante la fe en Jesucristo.

Siempre ha existido en los hombres una inclinación natural y religiosa a establecer su propia justicia hacia él mismo y los demás; pero no una justicia aplicada por amor, incondicional y compasiva. Sino más bien una justicia legalista, egoista y jactanciosa, que establece sus propias normas y condiciones a Dios y a todos los demás seres humanos.

Por naturaleza siempre tendemos a compararnos unos con otros y competir, considerandonos mejores y más merecedores que todos los demás a recibir de la vida e incluso de Dios todo lo mejor. Ignoramos que nuestra condición de pecadores nos ha descalificado por completo, y solo merecemos la muerte y la condenación eterna.

Ignoramos que las únicas condiciones validas para ser merecedores de todo lo bueno son las establecidas por Dios mismo, y que todo ello se fundamenta en su justicia, amor y gracia.

La justicia de Dios se resume y personifica en Jesucristo, en él habita toda la plenitud de Dios. Las escrituras declaran lo que Cristo es para todo aquel que cree.

1Co.1:30-31.RVR1960
"Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor."

El versículo cuatro de Romanos termina diciendo: "porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree." Esta frase puede entenderse de varias maneras que nos ayudarán a saber donde queda ubicada la ley para los que creen en Jesucristo.

En primer lugar Cristo es el fin de la ley, porque Él la ha llevado a su completo cumplimiento. En segundo lugar, porque la misma ley ha sido superada en perfección por la vida de Jesucristo mediante el cuál ha llegado a nosotros la gracia y la verdad. Una vez que los creyentes han sido justificados y santificados en Jesucristo ya la ley no tiene ninguna utilidad para ellos, pues ahora están bajo la ley del Espíritu que les libra del pecado. Finalmente Cristo es el fin de la ley en el sentido de que la ha anulado y abolido sustituyendola por el nuevo pacto en su sangre mediante su muerte y resurrección.

Flp 3:9.RVR1960 "y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe;"

Me gustaría hacer una última reflexión sobre este tema de la justicia de Dios.

"porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios."
Santiago 1:20 RVR1960

Ninguna guerra es Santa ni justa, y ni mucho menos aprobada por Dios.

La contienda, la venganza y las guerras provienen del corazón de los hombres que no conocen el amor de Dios.

La justicia de Dios no se revela en las disputas, sino en el amor, la compasión y la gracia.

Veamos en unos pasajes de las escrituras de donde provienen las guerras y contiendas.

"¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros?"
Santiago 4:1 RVR1960

"Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad; porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica. Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa."
Santiago 3:14-16 RVR1960

Las pasiones desordenadas, los celos amargos, la envidia, la contención, la violencia, el homicidio y las guerras, es del corazón pecaminoso de los hombres de donde proviene, y es de caracter diabólico.

sábado, 14 de noviembre de 2015

LA GRACIA QUE NOS HA SIDO DADA

Rom.12:3, 6a RVR1960
"Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno..........De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe;"

Me pregunto ¿Hasta qué punto somos conocedores de la gracia que nos ha sido concedida por Dios?  Y ¿Hasta dónde estamos permitiendo que esa misma gracia se exprese libremente a través nuestro?

La gracia de Dios ha sido derramada generosamente sobre todo el mundo, y muy especialmente sobre todos aquellos que han creído en la persona de Jesús. Los que participan de una fe sana deben saber, que todo cuanto tienen, todo cuanto hacen y todo cuanto recibirán es por gracia.

El apóstol a los gentiles tenía muy claro, que la gracia era el fundamento de toda obra de Dios por él y a través de él, y que todas sus capacidades, sus dones y experiencias en Dios eran por esa misma gracia.

Una sana identidad, y una espiritualidad y mentalidad cuerda dependen de un buen entendimiento del alcance de la gracia de Dios.

Pablo comienza este pasaje asentando las bases de su propia experiencia en Dios respecto a su ministerio y todo cuanto ha recibido.

Él declara que ha recibido el apostolado por gracia no por méritos propios. Aún más, todo cuanto él era y lo que hacía era por el obrar de la gracia de Dios.

"Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo."
1 Corintios 15:10 RVR1960

A continuación Pablo exhorta a los creyentes a tener una actitud y forma de pensar correcta acerca de sí mismos. Es decir siendo conscientes de que todo lo que tienen lo han recibido de Dios por gracia y que es la fe lo que determinará el desarrollo y experiencia de lo que son y lo que han recibido.

Se podría decir que la fe en la gracia de Dios, que es reconocer y estar seguros de todo aquello que nos ha sido provisto por Él reafirma nuestra identidad y determina nuestra función en la vida.

Pablo alude a dos aspectos que debemos tener en cuenta para que seamos equilibrados, a la cordura y a la fe.

Según nuestro diccionario de la RAE hay dos acepciones para el término cordura:

cordura.

(De cuerdo).

1. f. Prudencia, buen seso, juicio.
hacer ~.
1. loc. verb. ant. Hacer reflexión.

La fe no nos hace perder el buen seso, ni el sentido común o buen juicio. Sin embargo la presunción, la vanidad y el orgullo que nos hace tener expectativas irreales hará que los castillos que hemos construido en nuestra imaginación se vengan abajo al toparnos con la realidad.

La cordura nos hace reflexionar, y ser críticos en el buen sentido de la palabra.

lunes, 26 de octubre de 2015

LA SEDUCCIÓN DEL ESPÍRITU

Jer.20:7.RVR1960
"Me sedujiste, oh Jehová, y fui seducido; más fuerte fuiste que yo, y me venciste;"

Con estas palabras el profeta Jeremias expresa su completa rendición a la voluntad de Dios. No es simplemente el deseo y la intención de una inclinación religiosa nacida de la propia voluntad del hombre. Es el efecto del obrar de Dios en lo profundo del corazón y espíritu humano atrayendole al lugar perfecto de la comunión  con el Señor.

Se trata de una entrega del alma y todo el ser al amor incondicional de Dios, donde entendemos que es el mejor lugar en que podemos estar y lo más grande que nos puede suceder. Es importante entender que toda consagración a Dios es por gracia, es obrada por él y no por meritos propios del creyente. Lógicamente debe haber un dejarse y consentir a esa gracia y actuación del Espíritu en nuestras almas.

 Stg.4:5-6.RVR1960
"¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente? Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes."

No deberíamos permitir que la actuación de la gracia de Dios sea en vano en nuestras vidas, ella es el impulso que necesitamos, es el viento apropiado ante el que debemos desplegar las velas de nuestra barca para alcanzar el puerto deseado. El Espíritu nos desea con vehemencia y celo exclusivo,  con pasión santa.

No lo entendamos como algo trivial ni como una experiencia romántica vanal, comprendamos que el Señor actúa de continuo y en muy diversas maneras por medio de su amor, para atraernos y seducirnos hacia sus propósitos.

Los metodos y estrategias del Señor para vencernos y conquistarnos son su gracia y amor. Nuestra mayor debilidad y derrota espiritual proviene de nuestra propia fuerza carnal, nuestra religiosidad legalista y la falta de fe. La mayor bendición alcanza nuestras vidas no cuando nosotros nos sentimos fuertes para vencer, sino cuando Dios nos vence mediante su gracia.

domingo, 25 de octubre de 2015

¡¡SEÑALES!!

En nuestra actualidad la fe de muchos creyentes raya la superstición y el esoterismo. Ellos están expectantes a todo tipo de señales y fenomenos naturales que suceden, ya sea en el cielo o en la tierra.
Existe una obsesión por interpretar como señal de Dios, la inminente venida de Cristo y el fin de los tiempos todos los acontecimientos políticos, sociales y climáticos.

Observo una actitud paranoica que no tiene fundamentos bíblicos, así como veo la crencia e interpretación erronea de algunos pasajes bíblicos que sacados fuera de contexto muchos emplean para manipular a creyentes incautos.

La fe y vida de los cristianos debe ser regida por la palabra de Dios, el señorío de Jesucristo y el Espíritu Santo, y no por las sensaciones de su propio corazón ni por las predicaciones de hombres sensuales que con sus engaños tuercen el camino trazado en el evangelio de Jesucristo.

Me pregunto, qué van a hacer ahora todos esos falsos profetas que han estado anunciando catastrofes y acontecimientos apocalípticos relacionados con el fenomeno natural y reciente de la luna roja. En mí modesta opinión deberían cerrar sus bocas de una vez y dedicarse a asuntos más acordes a sus capacidades. Y todos los incautos que los han creído sería conveniente que aprendieran la lección de una vez por todas y no diesen nunca más oído a tanta chaladura.

Los creyentes, pastores, profetas y apóstoles de nuestro tiempo deberían dedicarse más a dar testimonio y predicar el evangelio de Jesucristo,  la obra de la cruz, la gracia de Dios, el perdón y la liberación del pecado, que a anunciar tanta condenación y catastrofismo que no tiene que ver con la obra de Dios.

Hay que anunciar el evangelio completo de Dios, tengamos cuidado de no hacer una caricatura irrisoria de la verdad del Señor. Tenemos un mensaje de salvación, de paz, de amor, de fe y esperanza que es lo que los hombres de este mundo necesitan ver y escuchar.

Deberíamos ser más reflexivos y críticos con quienes nos predican y enseñan, y no tragar todo lo que nos echan. Observo que aquellos que sostienen tener y defender la sana doctrina son los menos preparados e incapaces para dar una razón argumentada de su fe. Especialmente en las redes sociales la manera en que muchos defienden sus posturas es a base de insultos, condenando y desacreditando a otros sin hacer uso de argumentos convincentes y sin ninguna base bíblica.

Para dar un buen testimonio hacia el mundo es necesario que los creyentes anden en la libertad con la que Cristo les hizo libres y se respeten más los unos a los otros. Antes de intentar sacar la paja del ojo de alguien debemos sacar la viga de nuestro propio ojo.

jueves, 22 de octubre de 2015

GRACIA ABUNDANTE

1Tim1:14.RVR1960
"Pero la gracia de nuestro Señor fue más abundante con la fe y el amor que es en Cristo Jesús."

Dios es bueno para con todas sus criaturas. Su amor y provisión es repartida generosamente sobre toda la creación. No obstante hay una provisión de gracia mucho más abundante que se recibe por medio de la fe y el amor en Jesucristo.

¿En qué manera pueden recibir los creyentes mayor y mejor ayuda, capacidad y solución para sus necesidades? No será por medio de sus propias esfuerzos para sacrificarse, ni será imponiéndose ni imponiendoles una serie de normas y leyes, ni tampoco predicandoles la condenación y el infierno. Mas bien los creyentes alcanzarán madurez cuando entiendan la provisión abundante que se les ha concedido a través de la gracia y el amor en Jesucristo.

Antes de la fe y el amor podían haber otras cosas, pero ninguna tan efectiva como éstas que tenemos por medio de Jesús. La ley de Dios no proveyó nunca la capacidad para que se cumpliera, sino que únicamente mostraba el pecado y condenaba al pecador.

Para poder ser libres del pecado y la condenación en todas sus formas y expresiones necesitamos la abundante gracia del Señor.

"Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia."
Romanos 6:14 RVR1960

El pecado nunca controlará la vida del creyente que vive constantemente bajo la gracia del Señor, sin embargo sí ejercerá su poder y control sobre los que entienden que la vida cristiana es sólo cuestión de cumplir con unas normas rituales y morales.

lunes, 10 de agosto de 2015

CRUZANDO NUESTRO JORDAN

El viejo hombre no tiene derecho alguno a heredar las cosas de Dios. Todas las promesas del Señor, la herencia de la Canaán espiritual, la vida victoriosa, y el servicio que agrada a Dios pertenecen solo a los que han cruzado el rio Jordán.

El cruce del Jordán representa en la biblia la obra de la cruz; la cruz marca un ante y un después en la vida de todo creyente. Es imposible entrar en la plenitud de la vida de Dios sin habernos identificado con la muerte de Jesús en el Calvario, pues no hay novedad de vida sin la muerte al pasado.

En la experiencia cristiana no es suficiente haber hecho una oración para aceptar a Jesús en algún momento de nuestras vidas, ni habernos bautizado. Ni asistir a los cultos de nuestras congregaciones, ni tan siquiera leer la biblia, o querer servir al Señor. Tampoco el arrepentimiento y la fe es algo que debamos experimentar solamente en el momento de la conversión, sino que debe ser nuestra experiencia continua.

La conquista del reino de Dios, o de la tierra prometida es por etapas, en progresividad. Y su posesión no es realizada por el viejo hombre, ni por el hombre carnal y natural, sino por el nuevo hombre en Cristo Jesús. No es por nuestras buenas intenciones, ni por todo el esfuerzo y empeño religioso que entraremos en posesión de toda la herencia de Dios, sino a través de nuestra muerte en la cruz.

2 Corintios 5:14-17 RVR1960
"Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.  De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así. De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas."

La última parte de este pasaje es la que mejor conocemos y más veces citamos, sin embargo no se puede entender correctamente si la separamos de su contexto anterior y más próximo.

En el versículo 17 el apóstol no está hablando de que las personas que han venido a Cristo son mejoradas o reformadas, sino que son hechas nuevas criaturas, es decir, que nacen como un nuevo ser.

En cuánto a que las cosas viejas han pasado ¿A qué se está refiriendo Pablo? Es aquí en lo que el contexto nos ayuda para que entendamos con matutina claridad. En los versículos 14 y 15 el apóstol nos habla de la muerte de Jesús y de nuestra muerte. Él dice que Cristo murio por todos, y que por tanto todos murieron, y eso es un hecho tremendo, es un acontencimiento grandioso y muy significativo. No solo Cristo ha muerto, sino que todos los que están en Cristo también han muerto.

Ahora bien, lo que ha quedado atrás es todo lo perteneciente al viejo hombre, al pecado y a una vida independiente vivida por nuestras propias fuerzas y basada en un conocimiento natural de Dios. Un conocimiento carnal, o meramente intelectual y religioso de Jesucristo no nos hace nuevas criaturas ni nos permite conocer a Dios como Él es en verdad.

El que ha muerto en Cristo, ha muerto al pecado, ha muerto a sí mismo, ha muerto a la ley y ha muerto para el mundo. Él ya no vive conforme a los deseos de los ojos, los deseos de la carne, ni para la vanagloria de la vida, porque todo eso es del mundo.

viernes, 31 de julio de 2015

LIDERES

Con el máximo respeto y confiando en que no se me entienda mal, quisiera hacer una pequeña reflexión sobre esta palabra importada de América.

Es para mí entender, preocupante, el énfasis exagerado que se le está dando al concepto “líder” o “liderazgo” en el pueblo cristiano.

Este titulo, porque eso es lo que parece determinar esta palabra, una acreditación, algo que se ha alcanzado, una posición, una cierta altura espiritual. Como digo, una palabra que ha sido acuñada en América (Del ingles: Leader, guía) y nos ha llegado a España através de la literatura así como nos han llegado otros muchos productos “made in usa”.

Puede que en América el uso indiscriminado de este termino no sea causa de problema alguno, pues forma parte de su cultura y es muy posible que lo tengan bien ubicado y definido. Sin embargo no veo positivo el efecto que esta palabra produce entre el pueblo cristiano español, ni me parece una terminología apropiada, ni que defina con precisión lo que enseñan las escrituras en cuanto a aquellos que son siervos u obreros del Señor.

Esta expresión que ha venido a formar parte del argot de los creyentes en nuestro país, es como he dicho un titulo que define, parece ser, a una cierta élite de cristianos.

En nuestra actualidad todos quieren llegar a ser líderes porque piensan que así ya son algo y entonces serán considerados y tenidos en cuenta. Hasta cierto punto esto es verdad y lo digo con tristeza, pues eso es lo que hay y se palpa en casi todas las iglesias y en todo lugar, desgraciadamente. Parece una deshonra, y como que nos tuviéramos que sentir avergonzados de ser simplemente cristianos de a pie, un discípulo fiel de Jesucristo, un simple obrero; tienes que ser “líder”, de lo contrario no estarás en la onda.

Si quieres ser líder, solo tienes que apuntarte a unos cuantos cursillos, y asistir a una que otra conferencia. Existen las escuelas de liderazgo, presenciales, semipresenciales y on-line, en las que no tienes que aparecer para nada. Esto es lo que se estila, lo que marca diferencia, el no va mas, la moda. Hay cursos de liderazgo para todo o casi todo. Muchos de los que auspician, promueven, dirigen y promocionan estos seminarios parecen estar en la cima. Son maestros de maestros, líderes de líderes, evangelistos de evangelistas, apóstoles de apóstoles, todo lo saben sobre cualquier asunto, ostentan todos los dones. Me asombro, porque a la verdad no se cortan ni un pelo para decir, si no con estas palabras exactamente, si con otras muy parecidas: “Oiga que aquí estoy yo para poner las cosas en su sitio y deciros como funciona todo esto de servir a Dios”.

En estos la humildad y la mansedumbre que deben caracterizar a un obrero de Cristo a un hombre de Dios, brilla por su ausencia.

La escritura dice: “Si alguien cree que conoce algo, todavía no lo conoce como lo debe conocer.” (1ª Corintios 8:2)

La palabra de Dios nos enseña por medio del mismo Jesús, que el que quiera ser el mayor entre vosotros se haga el siervo de todos. Así estableció muy claramente el Señor que de ninguna manera hay que buscar la posición, sino el tener una actitud de servicio.

Me hago cargo de lo difícil que resulta el no hacer uso en mas de una ocasión de la palabra líder, pero creo que seria conveniente enfatizar la verdadera y correcta motivación para servir al Señor. Yo mismo utilizo en determinadas ocasiones esa palabra, pero con un cierto escrúpulo. Prefiero usar las palabras bíblicas como obrero, siervo, hombre de Dios, pastor, anciano, u otras, como responsable, los que ayudan, los que presiden, e incluso guía, aunque en nuestra actualidad estas terminologías requieran también de una explicación.

La palabra “líder” puede que sea apropiada para la esfera secular, para el mundo de la política, los deportes y de los negocios, pero no para designar a los discípulos de Cristo, o a los obreros del Señor. Cada vez que se menciona el termino, parece como si se estuvieran dando campanadas de gloria y tocando trompetas de alabanza, en honor y adoración a los hombres. “No a nosotros, oh Jehová, no a nosotros, sino a tu nombre da gloria, por tu misericordia, por tu verdad.” (Salmos 115:1)

“Por el encargo que Dios en su bondad me ha dado, digo a todos ustedes que ninguno piense de sí mismo más de lo que debe pensar. Antes bien, cada uno piense de sí con moderación, según los dones que Dios le haya dado junto con la fe.” (Romanos 12:3)



Pedro Jurado

martes, 21 de julio de 2015

EL REINADO DE LA GRACIA

Romanos 5:17, 20-21 RVR1960
"Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia........  Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia; para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro."

Donde reina la gracia de Dios por Jesucristo, reina la vida de Dios en los creyentes. El reino de Dios en la tierra se debe caracterizar por un gobierno de gracia. Podríamos decir que la señal de que el reino de Dios está entre nosotros y establecido en la iglesia o en un determinado grupo de creyentes, lo determina la manifestación de la gracia de Dios reflejada en amor, fe, restauración, libertad, diversidad, perdón y aceptación.

A veces los creyentes piensan equivocadamente que un gobierno teocratico es el ideal para que todo funcione perfectamente y según los planes y propositos de Dios. Según la rae, teocracia es el gobierno ejercido directamente por Dios, como el de los hebreos antes que tuviesen reyes. Es tambien la sociedad en que la autoridad política,  considerada emanada de Dios, se ejerce por sus ministros.

Como concepto o filosofía, ya sea en la política de un país o como ideología en una agrupación religiosa, la teocracia se ejecuta por imposición. Ahora bien, es muy dificil que los hombres puedan sujetarse y obedecer a un gobierno puramente teocratico, puesto que ningún ser humano por muy religioso que sea puede agradar a Dios y obedecer sus leyes. Debemos tener en cuenta que el término teocracia no expresa lo que sería un gobierno interno o reinado directo de Dios sobre cada individuo, sino más bien un orden a través de hombres supuestamente escogidos y portadores de la revelación divina.

Ni con Moisés, ni con Josué, ni con los jueces y los reyes, ni con las leyes y estatutos establecidos por Dios mismo los hombres vivian en justicia, paz ni armonia con Dios y su prójimo. Se trataba unicamente de gobiernos y leyes externas que no cambiaban en lo más mínimo la naturaleza interna de los hombres.

Debemos entender que el termino teocracia alude a un gobierno externo político-religioso, no aceptado necesariamente por convicción personal e interna. Sin embargo el reino de la gracia o reino de Dios opera desde dentro del corazón de cada creyente, es el gobierno de Dios por el Espíritu, en la mente y la conciencia de cada individuo.

El reino de la gracia opera desde un cambio profundo en la naturaleza humana y en una transformación radical de todo el ser del hombre, para que éste alcance a estar en armonia con la voluntad de Dios. Los creyentes son capacitados mediante el obrar de Dios para que vivan de acuerdo a los principios del reino. La gracia de Dios se manifiesta para salvación a todos, no para condenación y subyugación de las personas.

En el libro de Ezequiel encontramos profetizado el establecimiento de un reinado de gracia operado desde la intervención espiritual Dios.

Ezequiel 36:25-28 RVR1960
Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres, y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios."

En el reino de Dios toda obra genuina es prerrogativa de Él, toda revelación, el crecimiento y madurez espiritual es el Señor el que la produce. Es una inutilidad forzar a las personas hacia cosas que solo Dios puede hacer por el obrar de su gracia.

Por un lado el Señor dice, que su reino no es de este mundo; y por otro declara, que su reino está entre nosotros. Este mundo ha rechazado a Dios; los hombres en general no desean que Dios gobierne sobre ellos, sin embargo él es Rey y Señor de aquellos que lo reciben y lo aman.

Como dije antes, el reino de Dios es espiritual, y vino a este mundo por medio de Jesucristo y el evangelio de su gracia. Las condiciones para ser introducidos en este reino es la fe y el arrepentimiento para con Dios.

S. Marcos 1:14-15 RVR1960
"Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio."

Veamos ahora en que dos maneras se manifiesta el reino de Dios y su gobierno de gracia en la vida de los creyentes.

En los creyentes que reinan en vida.

En el pasaje que encabeza este escrito el término vida es zoé, que hace referencia a la vida de Dios o vida eterna. Por tanto los que reinan en vida, son aquellos que caminan teniendo como fundamento y poder de actuación y subsistencia la vida abundante de Dios.  Dicho de otra manera, los creyentes que reinan en vida son aquellos que reciben su fuerza y energía de la vida espiritual o vida de Dios.

a) Por  medio Jesucristo. La vida espiritual, la vida abundante o eterna se manifestó por Jesucristo. Jesús es el canal por donde fluye la vida divina con todos sus atributos y virtudes. El mayor testimonio que Dios nos ha dado es vida eterna por medio de su Hijo. La vida eterna no es un fin que conseguimos o alcanzamos por medio de rituales, o por el cumplimiento de mandamientos, ni por medio de nuestras propias obras de Justicia, sino por los meritos de Cristo.

Así que los que reinan en vida, son aquellos que viven por medio de Jesucristo, es decir, en dependencia de la vida de Él, que les es suministrada a través de su presencia y morada en el espíritu.

b) Los que reciben la abundancia de la gracia. Para no quedarnos cortos respecto a todo cuanto Dios quiere hacer u obrar en nuestras vidas debemos estar abiertos y receptivos a la abundancia de su gracia. Los propositos de Dios se realizan en plenitud cuando nos asimos de sus recursos y de su inagotable provisión.

c) Los que reciben el don de la Justicia. Parte fundamental de la obra de la gracia es el don o regalo de la justicia o justificación por medio de Jesucristo. Esto tiene que ver por un lado con el favor de Dios en  cuanto a su perdón de todos nuestros pecados, y por otro con la justicia de Cristo puesta a nuestra cuenta al punto de ser declarados justos ante Dios. Pero como veremos más adelante, el don de la justicia se trata de mucho más que solo el perdón de nuestros pecados y la justificación. Tiene que ver también con la santificación y perfección, o madurez espiritual.

En los creyentes sobre los que reina la gracia.

"Toda gloriosa es la hija del rey en su morada; De brocado de oro es su vestido."

La gracia tiene su morada en el corazón y espíritu de los creyentes. En este pasaje es personificada como la hija del rey, toda gloriosa y vestida de brocado de oro. Ella reina en majestad estableciendo sus principios divinos en toda la vida de aquellos que le dan cabida. Los creyentes son revestidos con la gracia de Dios, manifestandose en ellos las virtudes o caracter de Cristo representadas por los frutos del Espíritu

a) Sobre los que sobreabunda la gracia. Para que sobreabunde la gracia debemos reconocer cuan pecadores, débiles e impotentes somos ante las demandas de Dios. Cuando descubrimos que no podemos superar nuestro propio y continuo fracaso, y nos volvemos a Dios en humildad y completa dependencia; y recibimos la superabundante gracia por medio de Cristo, no solo reinaremos en vida, sino que gobernaremos en gracia.

Hasta que llegamos a este punto de reconocida derrota y echemos mano de la sobreabundante gracia suelen pasar años, o bien recibir la revelación de la verdad divina. Digo que nos costará años, porque no solemos renunciar con facilidad a nuestros propios intentos y fuerza natural para cumplir con los propositos de Dios.

Mientras entendamos que la vida cristiana es algo que ejecutamos y experimentamos por nuestros medios propios, por nuestra piedad y según nuestras obras religiosas bien intencionadas no avanzaremos en Dios.

La sobreabundante gracia se manifiesta en aquellos creyentes que profundizan en su relación con Dios, sobre los que no se conforman con un cristianismo nominativo y superficial, sino que ahondan en la comunión y revelación de Jesucristo.

b) Sobre los que la gracia reina por la justicia para vida eterna. La gracia nos revela la justicia de Dios como don y principio de vida divina. Esto nos habla de la justificación que recibimos como perdón o indulto, y de la justicia divina o justificación de vida como conducta en nuestra vida diaria, operada por influencia de la gracia.

La gracia reina por la justicia, y para justicia; porque es por medio de ella que se establece el reino de Dios que es, justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.

c) En Jesucristo, Señor nuestro. Es decir, en los que están unidos por fe a Cristo y viven bajo su señorío. La gracia reina mediante Jesucristo, por su presencia y realidad que mora en nosotros los creyente "Es Cristo en vosotros la esperanza de gloria".

Es en nuestra posición firme en Jesús y bajo su señorío que la gracia de Dios se derrama y fluye por nuestro ser, no podría ser de otra manera. Todo recurso que necesitamos está contenido en la vida de Cristo que nos ha sido y es suministrada por el Espíritu.

S.Juan 1:16 RVR1960
"Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia."

jueves, 16 de julio de 2015

LA GRACIA Y UNA SANA AUTOESTIMA

LA FE Y NUESTRA IDENTIDAD

Romanos 12:3 RVR60
"Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno."

1 Corintios 15:10 RVR60
"Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo."

El apóstol Pablo sabe muy bien de lo que está hablando; desde su experiencia en la gracia de Dios el puede hablarnos con autoridad de todo cuanto esa gracia hace a favor de los creyentes.

Cuando en mi juventud me convertí al Señor, mi vida era como un puzle, con todas sus piezas, pero metido en una bolsa, totalmente desmontado, sin una clara identidad, sin un proposito en la vida, sin unos valores que le diesen sentido a mi existencia.

Creer en Jesús como mi salvador y recibirlo en mi vida como Señor comenzó a cambiar por completo el concepto que tenía de mi mismo. La fe en Jesús resultó en que mis temores comenzasen a salir fuera de mí, que me fuese desembarazando de mis complejos, y que una sana y equilibrada confianza en mi mismo apareciese progresivamente.

Y es que la fe en Dios funciona, porque Dios es real; y cuando nos acercamos a Él entramos en su orden y armonía, y comenzamos a ocupar nuestro lugar y nuestra función en este maravilloso universo.

Los hombres no somos el centro de toda la creación de Dios, solo somos una parte importante, muy importante, apreciados y amados por el Señor, tanto que Él nos hizo a su imagen y semejanza.

El centro de todo es Dios mismo, y Él es el principio y el fín, el primero y el último, y el que sustenta con su poder todas las cosas sean visibles o invisibles.

Cuando nos creemos el centro del universo ya vamos mal, porque comenzamos a pensar que todo lo demás nos debe favorecer y girar a nuestro alrededor para darnos todas las satisfacciones que se nos antojan. Pensamos que somos nosotros los que hemos creado a Dios, y que Él tiene que estar a nuestro servicio y para todos nuestros requerimientos.

Pero no es así como funcionan las cosas, sino al contrario, Dios requiere que lo busquemos a Él, y que nos adaptemos a sus planes y hagamos su voluntad. Entonces y solo entonces la vida de cada hombre y de cada mujer experimentará una plenitud en su existencia, es de esa manera cuando cada criatura racional sabrá el porqué y para que vive.

La fe juega un papel superimportante en la vida de todo ser humano; si los hombres nos negamos a creer a Dios jamás le encontraremos un significado transcendente a nuestra existencia. Y es que la fe trasciende la barrera de lo material y visible para conectarnos con Dios y con su reino invisible.

Sin fe es imposible agradar a Dios ni podemos entender sin ella  muchísimas cosas. No podemos comprender la eternidad para la cual hemos sido creados por Dios si no tenemos fe en Él.

Ni siquiera nos podemos entender a nosotros mismos sin creer a Dios, sencillamente porque nuestra identidad verdadera proviene de Él, y radica en Él. Dios nos conoce muy bien, porque Él nos hizo. Eche mano por medio de la fe a su identidad en Dios, descubra realmente quien es usted, conozcase a sí mismo mirandose en la vedad de Dios como en un espejo.

Crea que Dios le hará ser la clase de persona que usted debe ser, le aseguro que esto funciona.

LA GRACIA RESTAURA UNA SANA AUTOESTIMA

El Apóstol Pablo conocía muy bien la gracia de Dios, de modo que habla con conocimiento de causas. Él que había sido perseguidor de la iglésia, el Señor tuvo gran misericordia de él. Al escogerlo, Pablo en su debilidad conoció el poder de Dios; y en sus persecuciones y naufrágios Dios lo guardó.

Dios lo capacitó mediante su abundante gracia para llevar a cabo su obra con éxito por toda Asia y Europa levantando pueblo para el Señor donde quiera que llegaba. Pero Pablo no se volvió a la locura del orgullo, él no pensó que era mérito suyo todo cuanto le aconteció, ni se envaneció por la revelación recibida, sino que daba la gloria a Dios.

Ahora bien, el Apóstol reconoce que la misma gracia de Dios que fue derramada sobre él ha sido dada a todos los creyentes sin excepción, quizás manifestandose de diferentes maneras, pero la misma gracia.

De modo que Pablo hace un llamado a la cordura de todos los creyentes que han gustado la gracia de Dios en toda su multiformidad. Les dice: "que no tenga más alto concepto de sí que el que deben tener"
Debemos tener un sano y alto concepto de nosotros mismos, que corresponda a la realidad de la identidad que hemos recibido y conforme al don o dones que Dios nos haya dado. Pero no debemos tener un concepto más alto que el adecuado, que el justo y equilibrado.

Es un deber de cada creyente tener un buen valor de si mismo siempre contemplandose desde la perspectiva del amor y la gracia de Dios. ¡Es tanto lo que Dios ha hecho para dignificarnos! Dios nos tiene en tan gran estima, que es un pecado el menospreciarnos a nosotros o menospreciar a cualquier otro.

Es necesario que entendamos la diferencia entre humildad y autodesprecio. El menoscabo no es humildad, sino la actitud mental de alguien que no está equilibrado ni sano. La humildad es el reconocimiento y la aceptación de la valoración justa que hace Dios de nuestras vidas. La humildad se aprende cuando nos unimos a Jesús mediante la cruz y nos convertimos en seguidores fieles de su enseñanza.

S. Mateo 11:29 RVR60
"Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;"

Tanto el menoscabo como el orgullo son actitudes de un corazón incredulo y desobediente a Dios. Son un pecado moral y espiritual que obstaculiza nuestra relación con el Señor.

PIENSE CON CORDURA

"sino que piense de sí con cordura"

El diálogo interno que tenemos con nosotros mismos es muy importante, es algo que debemos aprender a controlar. Pensar con cordura es un deber, no una opción. La consideración y valor que nos damos ha de estar acorde con lo que Dios nos dice en su palabra y conforme a la identidad que tenemos en Cristo Jesús. No debemos insultarnos, ni maldecirnos, ni devaluarnos, ni tener pensamientos negativos hacia nosotros mismos. Declaremos lo que somos en Cristo y lo que el nos ha hecho, creamos al amor de Dios.

1 Corintios 1:25-31 RVR60
"Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.  Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia. Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor."

"conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno."

La medida de fe que Dios da a cada uno le ayudará a determinar su valor, su estatura y su función en la vida. Nuestro valor no lo determina lo que hemos conseguido de este mundo, ni los títulos, ni el dinero, ni las posesiones, ni el poder, sino la fe.

La fe es la receptora de toda gracia de Dios, y mediante ella somos hechos aptos y aceptos delante de Dios. Somos realmente, lo que somos delante de Dios. Es bajo la luz de Dios que nos podemos ver bien a nosotros mismos y conocernos, y apreciarnos correctamente.

"Pero por la gracia de Dios soy lo que soy"

¿Cómo nos juzgamos a nosotros mismos cuando nos miramos? ¿Según la fe y gracia de Dios? O ¿Según la imagen distorsionada procedente del hombre de pecado?
Dios a puesto su imagen y semejanza en sus hijos, ésta fue distorsionada y destruída por el pecado; pero ahora mediante Jesucristo hemos sido restaurados y hechos un nuevo hombre y una nueva mujer por la fe. Somos nuevas criaturas en Cristo Jesús mediante su gracia. ¡Esto es algo muy grande amados hermanos! no es que Dios nos haya reformado, nos ha hecho totalmente nuevos. El nos ha dado un corazón nuevo y un espíritu nuevo, y ahora habíta por su Espíritu en nosotros.

Dios ha cambiado nuestra placa matríz y nos ha metido un nuevo sistema de gracia y fe; no obstante debemos colaborar con Él en la instalación de los nuevos programas que permitirán que nos desarrollemos con todo el potencial que Dios nos ha dado.

Veamos parte del nuevo programa de Dios:

Efesios 4:22-24 RVR60
"En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad."

El viejo programa era nuestra pasada manera de vivir, controlado por el viejo hombre, viciado por el pecado, por los deseos engañosos y por una mente vana.
Debemos hacer tres cosas para que el nuevo sistema de fe y gracia que Dios ha instaurado funcione en nosotros:

A.) Despojarnos del viejo hombre. El viejo hombre es el antiguo programa que se nos introdujo a causa de la desobediencia de Adán. Nuestro ser fue infectado y atacado por el virus del pecado. ¿Cómo resuelve el Programador Divino este problema en el hombre? Por medio de Jesucristo que borra el pecado por su sangre derramada, y por la obra de la cruz donde juntamente con Él el viejo hombre es crucificado y desactivado. Según la obra de Dios ésto es un hecho ya consumado que debemos aceptar por fe. Es en la cruz donde somos despojados, en el momento en que nos identificamos con la muerte de Jesús.

B.) Renovar el espíritu de nuestra mente. No se trata simplemente de sustituir pensamientos negativos por pensamientos positivos, no es cuestión de aceptar una nueva filosofía o conjunto de creencias. Es mucho más profundo el cambio que ha de producirse, es de naturaleza espiritual "renovaos en el es-pí-ri-tu de vuestra mente" Muchas personas no tienen éxito en controlar su mente porque no entienden la magnitud del cambio que ha de producirse y a que nivel.

Debemos entender que satanás quiere controlar nuestra forma de pensar mediante sus semillas envenenadas, son pensamientos de naturaleza espiritual, son espiritus malignos, es la sabiduría terrenal, animal y diabólica.
Solo la verdad de la palabra de Dios y la revelación de Jesucristo tienen poder para librarnos de tales influencias y control del enemigo. Es por medio de la luz de Dios que somos renovados, fortalecidos y edificados.

C.) Vestirnos del nuevo hombre. El nuevo hombre no es un cristiano idealizado por nosotros, no es el super yo. El nuevo hombre es Jesucristo, es Cristo viviendo en nosotros. "y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí"

Gálatas 2:20 RVR60
"Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí."

¿Cómo se hace esto, cómo sucede que Cristo viva en mí? Este pasaje nos da la clave nuevamente, no es otra que lo que vengo diciendo.

Primeramente identificación con la muerte de Jesús "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo"

Segundamente vivir en la fe "y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios" Esto significa depender de la vida de Jesús en nosotros. Quiere decir que vivimos por su gracia, que de forma constante fluye desde nuestro interior. Necesitamos creer esto, debemos confiar que esto es así, que Cristo es el motor y la energía de nuestra vida.





sábado, 27 de junio de 2015

LO QUE REQUIERE LA GRACIA (PARTE 2)

LA GRACIA REQUIERE ARREPENTIMIENTO

Romanos 2:4 RVR1960
¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?

El arrepentimiento es un don, regalo, favor o dádiva que Dios concede por su infinita gracia.

El llamado a arrepentirnos no es algo contrario a la gracia, sino la oportunidad que Dios nos da a todos para que entremos en ella.

Muchos hombres, creyentes y no creyentes rechazan la gracia al no arrepentirse y volverse a Dios de sus pecados.

El pasaje de Romanos nos indica claramente que por la riqueza de la gracia de Dios somos guiados al arrepentimiento.

La madurez espiritual no se mide solo por los dones de ministerio, de conocimiento, de milagros o de fe que Dios nos ha concedido, sino por la profundidad de nuestro arrepentimiento, capacidad de cambio, sumisión al señorio de Cristo y reacción a la gracia del Señor.

Cómo reaccionamos a las circunstancias adversas y al trato de Dios cuando nos disciplina, dice más de nuestra espiritualidad, que cuando todo nos va según deseamos o cuando experimentamos una prosperidad exterior.

Hay riqueza espiritual infinita y bendición abundante, para todos, cuando nos volvemos en arrepentimiento y fe al Señor. Introduzco el termino fe, porque el arrepentimiento siempre debe ir acompañado de ella.

Muchas veces sentimos el dolor del fracaso, la culpa o remordimiento, pero sin embargo no terminamos de superar nuestros obstáculos, debilidades o pecados, sino que continuamos en ellos, como en un círculo vicioso, eso sucede sencillamente porque nos falta la fe en la provisión que Dios ha hecho mediante su divina gracia.

El arrepentimiento es la oportunidad  que el Señor concede a todos los hombres para que sean salvos.

Arrepentirse implica el reconocimiento de nuestros propios pecados y nuestra naturaleza malvada, la confesión, la renuncia, y la fe en la provisión o gracia de Dios por medio de Jesucristo.

El acercamiento del reino de Dios a la vida de cualquier persona debe llevarle invariablemente al arrepentimiento en su sentido más exacto, es decir, a un profundo cambio. La extensa gracia de Dios manifestada en su riqueza de bondad, perdón, paciencia y bendición, tienen la misión de convencernos de nuestra necesidad de arrepentimiento y conversión.

Los creyentes que se suponen han recibido algo de conocimiento espiritual deberían estar continuamente en una disposición y actitud de volverse a Dios. Sin embargo, muchas veces lo cierto es lo contrario, su orgullo les impide humillarse, pedir perdón y arrepentirse.

El volverse a Dios debería ser una práctica diaria en los creyentes, pero ya no solo para apartarse del pecado, sino para abandonar la propia vida egocéntrica, la religiosidad carnal, y la vida fundamentada en la psique.

Nos volvemos a Dios en un acto de continua entrega a Él,  para que su reino nos envuelva y nos llene de manera permanente. Nos volvemos a Dios, que mora dentro de nosotros, para ser suministrados de su gracia, de su poder y de su vida eterna.

LA GRACIA REQUIERE HUMILDAD

Santiago 4:6 RVR1960
"Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes."

La humildad es una hija del Espíritu, que nace de la unión del creyente con Jesucristo. Es una flor que sólo se cultiva en los jardines de los hermosos valles del reino de Dios.

El arrepentimiento es sólo un primer paso en la humildad, que Dios requiere de cada hombre y cada mujer. Luego debemos seguir reconociendo que no podemos hacer nada sin el Señor, excepto pecar.

La única forma de hacer frente a la tentación, al pecado, al diablo, a nuestras debilidades y a cualquier circunstancia es humillandonos bajo la poderosa mano de Dios.

La humildad no consiste en menospreciarnos a nosotros mismos ni en tener una baja estima, sino en ocupar por fe la posición o lugar que Dios tiene para cada uno de nosotros.

La humildad consiste en saber todo lo que nos ha sido dado, conocer quienes somos, cuál es nuestra procedencia y cuál nuestra finalidad en la vida. Y sabiendo estas cosas rendir nuestras vidas en servicio al Señor.

Justamente fue así como procedió el Señor en este mundo, y es así como él espera que actuemos todos los que hemos creído. (Juan 13:3-14)

LA GRACIA REQUIERE CONSAGRACIÓN A DIOS EN TODA PUREZA

Rom.12.1-2.RVR1960 "Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta."

La consagración ni ninguno de los requerimientos que hemos visto hasta ahora debemos entenderlos como obras o prácticas que hacemos para merecer la gracia, sino mas bien como respuesta a su influencia. Nuestra disposición es permanecer conectados al origen y fuente, desde donde fluye la gracia abundante.

Tit.2.11-14.RVR1960 "Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras."

martes, 23 de junio de 2015

LOS REQUERIMIENTOS DE LA GRACIA

Hebreos 6:7-9 RVR1960
"Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios; pero la que produce espinos y abrojos es reprobada, está próxima a ser maldecida, y su fin es el ser quemada.  Pero en cuanto a vosotros, oh amados, estamos persuadidos de cosas mejores, y que pertenecen a la salvación, aunque hablamos así."

¿Hay algo que nos exija o demande la gracia? Permitanme que sea conciso y claro desde el principio, la gracia lo exige todo absolutamente, y por medio de ella Dios espera una total sujeción y obediencia de parte de todos los creyentes.

Pregunto yo, ¿Qué exije la lluvia de la tierra que moja? o ¿Qué demanda el sol de toda vida que puebla nuestro planeta por dar su luz y calor? o ¿Qué se espera de los humanos del disfrute de todo recurso existente en la tierra, el mar y el aire? ¿Qué nos exige el oxígeno que respiramos, el agua que bebemos, el alimento que comemos?

Cuando ofrecemos un regalo, hacemos un favor a alguien o suplimos la necesidad de unos pocos o de muchos de manera generosa ¿Qué esperamos como resultado? ¿Qué respuesta suele haber?

Amamos a Dios, porque él nos amó primero. Es fácil amar al Señor cuando comprendemos su amor por nosotros y recibimos por fe su abundante gracia.

Ahora bien, la gracia es la caricia o abrazo más mortal de Dios a la naturaleza humana, destruye el ego con toda su vanagloria y nos lleva a una total dependencia de Él.

El mensaje de la gracia es dulce, amable y proveedor, no obstante nos deja completamente desnudos y humillados ante Dios. Es la obra hecha por Dios que acaba con toda religiosidad carnal.

¿Díganme ustedes en que sentido es la gracia un mensaje flojo? No lo es en absoluto, nos lleva a creer a Dios, a amarle y actuar por fe.

La obra de la gracia requiere una respuesta de fe y compromiso firme con el Señor.

El propósito y fin de la gracia es que hagamos la voluntad de Dios, llevandonos a vivir en unión y comunión con Él, supliendonos cuánto es necesario para que todo ello sea posible.

LA GRACIA REQUIERE FE

Romanos 5:1-2 RVR1960
"Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios."

Es por la fe que tenemos acceso a la gracia de Dios. Cualquier manifestación o efecto de la gracia de Dios lo experimentamos por la fe.

Es decir, que toda obra del Señor, todo cuanto nos da, y toda experiencia espiritual cristiana, serán por gracia, y solamente podrán ser apropiadas o recibidas por la fe.

"por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia"

La entrada en la gracia es por medio de la fe de Jesucristo. El Señor tiene gracia abundante para darnos, sin embargo, Él no la otorgará de cualquier manera, aunque sea gratuita, sino por Jesucristo y a través de la fe. Jesús es la entrada o puerta para experimentar las bendiciones del Padre.

Por medio de la fe en Jesucristo somos justificados y tenemos paz con Dios.

Por medio de la fe en Jesús recibimos salvación y vida eterna.

S.Juan 10:9 RVR1960
"Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos."

Por medio de la fe en Jesús recibimos la bebida y la comida espiritual que nos satisface profundamente.

S.Juan 6:55-57 RVR1960
"Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí."

Por medio de la fe en Jesús tenemos gran alegría y esperanza en las tribulaciones. Entendemos que Dios está al control de todo, y que todas las cosas que nos acontecen serán para un mayor beneficio espiritual nuestro.

Nuestra fe en Jesús y el gloriarnos en la esperanza que tenemos en Dios permiten que cualquier cosa aunque nos haga sufrir o estar en necesidad, nos hagan crecer y madurar espiritualmente. Y todo ello es posible por el obrar de la gracia de Dios en nuestros corazones.

Por medio de la fe en Cristo somos reconciliados con Dios y permanecemos en comunión con Él. Estar reconciliados es mucho más que un acercamiento esporádico a Dios, es permanecer en una comunión continua con Él.

Es cuando la fe se junta con la gracia que podemos ser salvos, no hay otro camino ni existe ningún otro medio.

Efesios 2:8 RVR1960
"Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios"

ROM 9:16 RVR60"Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia."

Este pasaje representa un fuerte correctivo para nuestro orgullo en cuanto a nuestro constante empeño de alcanzar la salvación por nosotros mismos; las bendiciones de Dios y sus promesas no las podemos alcanzar por medio de nuestros propios esfuerzos ni buenas obras.

Es muy chocante para la mentalidad del hombre natural aceptar y recibir algo de forma inmerecida y gratuita.Todo es por gracia, la elección, la salvación, la adopción, el llamado y toda bendición de Dios.

Dios ha provisto todo lo necesario sin que nosotros podamos añadir nada.

Entonces ¿qué nos corresponde hacer a nosotros? Simplemente creer a Dios; esa es la obra que Dios espera de todas y cada una de sus criaturas.

S.Juan 6:27-29 RVR60
"Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre. Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? Respondió Jesús y les dijo: Ésta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado."

Pero observe en este pasaje algo curioso, la fe no es una actitud pasiva, sino que es una virtud o un valor activo, es trabajo. Por eso dice el pasaje "Trabajad", es una paradoja o contradicción aparente, porque "fe" y "trabajo" parecen opuestos.

Lo que debemos entender es que la fe es el medio por el cual las obras de Dios se llevan a cabo. "El justo vivirá por su fe" es decir, actuará y obrará por ella.

Digamos para entendernos que la fe es lo que nos conecta con la energía y poder de Dios el cual nos capacita para obedecerle y realizar todas las obras que el demanda de nosotros. La fe pone en acción la gracia de Dios en nuestras vidas. "Pero sin fe es imposible agradar a Dios" (Hebreos 11:6a)

Cuando dice la escritura que "No depende del que quiere, ni del que corre....." Es importante entender que se refiere al que por medio de sus propia fuerza natural o carnal y dependiendo de si mismo quiere agradar a Dios. Pero la fe nos lleva a depender totalmente de Dios recibiendo por gracia todo cuanto Él ha hecho.

Un pasaje que nos permite entender esto muy bien se encuentra en primera de corintios.

1 Corintios 15:10-11 RVR60
"Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo. Porque o sea yo o sean ellos, así predicamos, y así habéis creído."

El apóstol Pablo declara aquí que ha trabajado, es decir, que ha obrado mucho, pero no él solo, sino por la gracia de Dios actuando en su vida.Dios no va a hacer su obra en nosotros, ni en nádie, sin su consentimiento y aprobación.

Dios siempre requerirá nuestra colaboración, así lo enseña la escritura y nos lo confirma la experiencia y el obrar del Espíritu Santo.

Debemos depender de la gracia de Dios, de su favor, de su misericordia; para obtener los recursos de Dios necesitamos hacer uso de los medios y maneras que Dios nos ha provisto.

miércoles, 3 de junio de 2015

GRACIA SOBRE GRACIA

S.Juan 1:16 RVR1960
"Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia."

¿Es posible abusar de la gracia de Dios? Algunos creyentes opinan que sí. Yo no lo tengo tan claro. ¿Cómo se puede abusar de algo que nos ha sido dado sin medida y sin merecerlo? No obstante, si el abuso de la gracia fuera posible, sería Dios el ofendido. Sin embargo, Dios es bueno, y el nos ama y nos da más y más, aunque no lo merezcamos. ¿Puede abusar alguien de Dios? ¿Puede engañarlo alguien?

La gracia siempre cumple con su propósito o función en aquellos que la reciben.

Hay quienes se ofenden porque Dios es generoso y bueno. Como por ejemplo, el hermano mayor de la parábola del hijo pródigo. O los obreros que trabajaron en la viña, que se ofendieron y tuvieron envidia porque el padre de familia pagó a algunos más de lo que merecían.

El legalismo está en contraposición con la gracia, y llena los corazones de envidia, mezquindad y juicio hacia los hermanos.

Todos necesitamos siempre más de la gracia de Dios, debemos procurar apropiarnos de su abundancia; según las escrituras, Dios está dispuesto para derramar su gracia sobreabundantemente. Esto implica un entendimiento y apropiación de la verdad en cuanto a todo lo que por medio de Cristo ha sido hecho por nosotros.

Si desconocemos el evangelio de Dios en su profundidad y sus implicaciones nuestra experiencia de la gracia de Dios será muy limitada.

Ahora bien, esto no significa que tengamos que ser un compendio de teología andante, pero si conocer ciertas verdades fundamentales reveladas en Jesucristo. La gracia de Dios actua dandonos libertad espiritual y capacidad para servir al Señor, nos otorga poder y revelación de Dios; y todo esto se opera en conjunto con la verdad.

De modo que la gracia y la verdad trabajan juntas. La gracia opera en la vida de los creyentes siempre de acuerdo  a la verdad revelada.

El Señor, el buen Pastor de nuestras almas nos ha preparado una suculenta mesa repleta de manjares deliciosos, alimento espiritual, pan del cielo. Todos estamos invitados a participar de este opíparo banquete.

Isaías 55:1-3 RVR1960
"A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche. ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura. Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David."

Necesitamos tener comprensión de cómo obra la gracia. Aunque estemos hablando de una sola gracia, ésta es multiforme, es decir, que se manifiesta en muchas formas y maneras.

Dios da su gracia sin límites "gracia sobre gracia" sin embargo, la vamos recibiendo según nuestra comprensión de la verdad. Es decir, que va en aumento según vamos adentrandonos en la revelación de Dios y profundizando en nuestra relación con Él.

El pasaje de Juan 1:16 nos da la idea de una progresión o aumento en su manifestación. Más de lo mismo en su esencia, pero alcanzando o supliendo diferente necesidad.

Pongamos algún ejemplo: Está la gracia que se ha manifestado para perdón y justificación. Ésta se hace realidad o patente en todos aquellos que creen el Evangelio y se arrepienten. Somos salvos por su gracia, en base a su sacrificio expiatorio, en el momento en que creemos en Jesús y lo recibimos como nuestro Salvador.

Lo anteriormente expuesto es sólo el comienzo, la gracia de Cristo sigue actuando en nuestras vidas en base a toda la obra que Dios ha realizado por medio de él. La gracia de Dios nos traerá liberación del pecado por medio de una profundización  y mayor entendimiento de la obra de la Cruz; es lo que entendemos por santificación.

La llenura del Espíritu Santo, el poder de Dios que se manifiesta por medio de su gracia en nuestras debilidades, los dones del Espíritu, la gracia o capacidad para el servicio de los creyentes etc, etc. Y así, gracia sobre gracia.

El concepto de la gracia es para muchos creyentes algo abstracto, sin embargo, lo creen así porque la han disociado de la verdad. La gracia opera en toda su fuerza cuando es entendida y recibida en base a la revelación de la verdad. La verdad da forma y define con claridad los caminos por los que podemos acceder al maravilloso oceano de la gracia de Dios.

Se hace necesario que los creyentes hagamos un acercamiento reflexivo a este tema tan importante de la gracia.

Podemos estar bajo la gracia de Dios o no, la podemos recibir o resistir, nos podemos alejar o bien podemos neutralizarla o hacerla nula de manera que no experimentemos sus efectos. No obstante, la gracia es algo que solo Dios controla, es prerrogativa suya darla, aunque hay vias o medios por los cuales es concedida.

UNA MAYOR GRACIA

A mayor o más grande necesidad, se requiere mayor gracia. En ninguna manera nos está permitido pecar para que la gracia abunde, sino que la gracia de Dios nos es dada para que tengamos victoria sobre todo pecado.
La gracia no nos concede licencia para pecar, sino poder y autoridad para vencer todo pecado e iniquidad.

El creyente nacido de nuevo siempre está en busqueda de una mayor gracia para superar cualquier debilidad, pecado o necesidad en su vida. El Señor por su parte, siempre está dispuesto a derramar su gracia como lluvia temprana o tardía sobre nuestro ser, para suplir toda falta, ya sea en capacidad, poder, virtud, fortaleza, justicia, sabiduría, santidad, etcétera.

Todo ser humano subsiste por la plenitud de Dios. Dependemos de la plenitud de su amor, de su vida, de su fuerza y poder, de su bondad, de su providencia perfecta y de todos sus atributos y virtudes divinas. La gracia toma de su plenitud para llenar nuestro gran vacío y necesidad moral y espiritual.

Gracia sobre gracia:

Gracia abundante es lo que Jesús a provisto,
recursos inagotables que suplen nuestra necesidad.
Favor inmerecido, amor incondicional, perdón
sin medida.

Su gracia destaca, sobrepasa toda miseria;
fluye cual caudaloso e inagotable río de cristalinas
aguas empapando la tierra árida. A veces oculta,
invisible, desapercibida a los ojos. Otras estruendosa,
feliz y bulliciosa, llamando la atención para que muchos
la contemplen.

Hay gracia sin medida para todo el que la necesite,
perdón sobre perdón, compasión sobre compasión,
favor sobre favor, libertad sobre libertad, y victoria
sobre victoria.

Gracia sobre gracia que nunca se acaba, que no
tiene limites, siempre disponible para todo el que cree.

Pedro Jurado

martes, 2 de junio de 2015

FIRMES EN LA GRACIA

HEB 13:9-10 RVR1960
"No os dejéis llevar de doctrinas diversas y extrañas; porque buena cosa es afirmar el corazón con la gracia, no con viandas, que nunca aprovecharon a los que se han ocupado de ellas. Tenemos un altar, del cual no tienen derecho de comer los que sirven al tabernáculo."

La gracia es la columna vertebral de la enseñanza bíblica y de la doctrina de nuestro Señor Jesucristo.

En torno al mensaje del evangelio y las buenas noticias del nuevo pacto se añaden doctrinas diversas y extrañas, ya sean éstas tomadas de la ley y antiguo pacto, o de la tradición y sabiduría humana.

Pero como muy bien señala el autor de Hebreos "buena cosa es afirmar el corazón con la gracia". Lo otro a lo que hace referencia, no es bueno ni edificante ocuparse en ello.

Hay creyentes que no comprenden el tema de la gracia y como consecuencia le tienen miedo, cuando en realidad es bueno y provechoso ocuparse en ella.

Bueno, del griego "kalós" hermoso, valioso o virtuoso, recto, honradamente, honroso, mejor, bien, bueno.

Afirmar, del griego "bebaióo" estabilizar, confirmar; Y de "bébaios"  (mediante la idea de base) firme, seguro, estable.

Corazón, del griego "kardía" pensamientos o sentimientos (mente), también (por analogía) medio: corazón.

El escritor de hebreos está dando a entender que la gracia es la base y fundamento sobre la cual ha de afirmarse la fe. El fundamento de la fe no puede consistir en un credo o ciertas doctrinas teológicas, que pueden estar perfectamente en contradicción unas con otras, sacadas fuera del contexto de las escrituras y en oposición con la verdad y la gracia de Dios.

La verdad es la realidad de las cosas, las cuales nos son reveladas y entregadas por gracia y recibidas por medio de la fe. "La gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo"; es en Jesús que está reunida toda la gracia y la verdad.

Ciertas doctrinas pueden parecer tener mucha lógica y base en las escrituras, sin embargo, son inciertas y extrañas con respecto a la gracia de Dios.

El apóstol pone en contraposición con la gracia algunas tradiciones y leyes judías relacionadas con la alimentación, cosas que no aprovechaban para nada a los que se ocupaban en ellas. Teniendo ya la realidad de las cosas, es decir, la esencia y sustancia, no necesitamos la sombra y las figuras.

Fijense ustedes, que en contraposición a doctrinas diversas y extrañas el apóstol simplemente pone la gracia. Pero no una gracia barata, chapucera e irresponsable, sino enriquecedora, poderosa, liberadora y santificadora.

Seguidamente el apóstol hace referencia al altar del nuevo pacto, del que no tienen derecho de comer los que aún sirven al tabernáculo, es decir, los que continuan bajo el antiguo pacto o la ley. Dicho de otra manera, lo que Pablo está aclarando, es que los que sirven según el viejo régimen de la ley no pueden participar de la gracia abundante del nuevo pacto.

La gracia de Dios es completamente inmerecida, sin embargo, no puede actuar y hacer su obra sin nuestro mutuo consentimiento y aceptación. Además necesitamos adquirir el conocimiento de la verdad, puesto que la gracia y la verdad operan juntas.

La gracia y la verdad completan la buena noticia de salvación, es el evangelio de Jesucristo. La verdad puede ser a veces cruda y como una espada penetrante y dolorosa, pero juntamente con la gracia es medicina, fortaleza y vida para el alma y el espíritu.

La sana doctrina, es la doctrina de la gracia, puesto que es la que restaura al ser humano y lo sana. La doctrina sana, no son un sinfín de leyes y de normas impuestas por Dios a los hombres; no consiste en estar haciendo continuamente alusión a como deben vestirse las personas, a lo que deben comer y beber,  a con quién deben estar, o con quien se deben casar.

La sana doctrina es la de la libertad que Jesucristo nos da, y en la cual debemos permanecer firmes.

Gálatas 5:1 RVR1960
"Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud."

La forma más rápida y segura para apartarnos de la gracia es volvernos nuevamente a la esclavitud de la ley o antiguo pacto. Es volvernos a colocar, o dejar que nos coloquen de nuevo sobre el cuello el yugo del que nos liberó Jesucristo.

jueves, 9 de abril de 2015

CONGREGACIONES A LA CARTA

Denominaciones religiosas y congregaciones hay muchas, Iglesia sólo hay una.

La oferta de grupos para satisfacer las necesidades de personas con inquietudes religiosas es numeroso y variado. Cada uno tiene su idiosincrasia, y eso es positivo y útil para alcanzar a un mundo diverso.

De lo que sí hay que huir son de las prácticas sectarias destructivas, de la manipulación y de todo cuanto coarta la libertad del hombre, viola la dignidad y la integridad de las personas.

En los grupos de carácter sectario se ofrece seguir una serie de normas, reglas y ceremonias tradicionales y legalistas. Cada congregación tiene su propio listado de prohibiciones, obligaciones, costumbres, fórmulas, ritos y creencias a seguir.

La vara de medir la fe, y de valorar la conducta y la vida de las personas varía muy poco unos de otros. Pero cada grupo se considera exclusivo, diferente, y en numerosos casos superior a los demás.

Todos recurren a la Biblia como fuente de autoridad, pero no obstante, la lectura e interpretación que se hace de ella es muy particular y conforme a los intereses propios de sus  líderes.

Tristemente, muchos de estos líderes han hecho de sus congregaciones su propio reino, y ellos gobiernan y se enseñorean sobre la gente como si fuesen sus amos. Son los señores, mandan, hacen y deshacen a su antojo lo que quieren, y no hay quien se les resista ni lleve la contraria.

En la Iglesia de Dios, Jesucristo es rey y Señor; Él es la cabeza, y la Iglesia con todos sus miembros es su cuerpo. No hay uno mayor que otro, y los que así se consideran son servidores de todos los demás.

En la Iglesia de Cristo reina la gracia de Dios, el amor los unos por los otros, se vive en libertad y hay perdón y aceptación. Por lo menos ese es el espíritu al que deben aspirar los hijos de Dios, amarnos, respetarnos, aceptarnos y perdonarnos como Dios hizo con nosotros. Y por supuesto no imponernos unos a otros cargas que el Señor no ha ordenado en su Evangelio.

Gálatas 5:1 RVR1960
"Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud."

Muchos cristianos están tan institucionalizados en sus denominaciones, que no saben vivir en libertad fuera de los muros de sus congregaciones, ni son capaces de asociarse y tener comunión con creyentes fuera de su entorno. No pueden hacer nada sin pedir permiso a sus respectivos líderes.

Son como esos presos que llevan toda su vida entre los barrotes de la cárcel y que cuando les sueltan están perdidos, esto si es que llegan a salir aguna vez de entre los muros que por tanto tiempo han estado aislados y bajo el control al que han estado expuestos.

La Iglesia es una realidad espiritual, las denominaciones son por lo general una idealización y a veces una caricatura de la Iglesia. No me entiendan mal, creo que la iglesia de Cristo está dentro de las diferentes denominaciones, e instituciones eclesiales, pero también fuera de ellas.

La realidad espiritual de la Iglesia hace evidente la carnalidad y debilidad de sus miembros. La inmadurez espiritual no quita legitimidad a la Iglesia. Estamos en un proceso de maduración y perfeccionamiento hasta llegar a ser una novia sin arrugas y sin manchas.

El pecado, la inmadurez, y la religiosidad carnal han de ser corregidos con amor, y dando lugar a la obra del Espíritu en los creyentes.

Los creyentes no van a madurar y crecer espiritualmente por medio de la imposición de normas eclesiales y legalismo religioso. Sino más bien en un ambiente de amor, libertad y aceptación. Y todo esto es sólo por obra de la gracia de Dios y el reconocimiento de su soberanía y señorío sobre todos los creyentes.

jueves, 19 de febrero de 2015

EL CARACTER PROFÉTICO DE LA GRACIA

1PE 1:10-12 RVR1960
"Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos. A éstos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles."

El mensaje de la gracia es iluminador, revelacional y profético. No es un mensaje flojo, sino poderoso en el Espíritu Santo. Se trata de la palabra de fe que predicamos, es el mensaje que había estado oculto por los siglos de los siglos, pero que ahora ha sido revelado a los santos.

Las cosas que ojo no vio ni oído oyó, pero que Dios ha preparado para los que le aman, consiste en la revelación de las riquezas de su abundante gracia. Es en este mensaje donde se encuentra la sabiduría de Dios, la revelación de Jesucristo; es también la locura de la predicación de la obra de la cruz y de la bendita gracia inmerecida.

Los creyentes somos los destinatarios del mensaje profético, que no es otro que el mensaje de nuestra salvación.

Son los profetas de Dios los que comunican la palabra de una salvación y provisión totalmente gratuitas. Ellos profetizaron refiriéndose a ella de manera muy específica.

Ahora es igual con aquellos que son ministros de Dios, más, cuando estamos viviendo justo en su dispensación; ellos deben ser fieles en predicar sin ningún temor o vergüenza acerca de ésta gracia salvadora.

Los predicadores tienen la obligación de inquirir e indagar con diligencia el mensaje de la gracia, para luego proclamarlo.

El Espíritu de Cristo es el Espíritu de la palabra profética de gracia, que nos habla de los sufrimientos del Señor, de su sacrificio y de la gloria preparada para nosotros los creyentes.

El mensaje del favor inmerecido de Dios está fundamentado en los sufrimientos del Señor y en su gloriosa herencia. No son nuestros padecimientos, ni nuestras obras las que nos dan acceso a la gracia del Señor, sino sus padecimientos.

La palabra profética de la gracia es un mensaje de salvación total, y de ninguna manera es de condenación y juicio.

La palabra profética de la gracia consiste en el anuncio del completo Evangelio por el poder del Espíritu Santo.

Algunos opinan erroneamente, que la gracia y la predicación de la misma es insegura, y que ésta invita a los creyentes al libertinaje y a una vida moral y espiritual relajada. Sin embargo como observamos en la palabra de Dios y en estas reflexiones, nada está más lejos de la verdad. El mensaje de la gracia es seguro, y da más garantias en su cumplimiento que todas las normas, leyes, y restrinciones juntas que se les puedan imponer a los creyentes.

2 Pedro 1:19 RVR1960
"Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;"

Como siervos de Dios debemos profetizar al mundo y a los creyentes que en la gracia de Dios hay provisión, poder, capacidad y recursos apropiados y suficientes para vivir conforme a la voluntad del Señor. Es necesario que proclamemos la fe en el evangelio de la gracia, que no es otro que el de la obra suficiente de Jesucristo.

Muchos predicadores, obreros cristianos y pastores ponen infinidad de condiciones y normas a las personas, para que sean salvas y reciban las bendiciones de Dios, y logren hacer su voluntad. Pero la única condición que Dios ha puesto es que creamos en su amado hijo Jesucristo y que creyendo vivamos por su vida.

Usted puede hacer todo cuanto su religión le exija, pero si aún no está viviendo por fe en la gracia de Dios, conforme a la provisión de Cristo, es imposible que usted agrade al Señor.

La palabra profética de la gracia sentencia a nuestro ego, a nuestra vanagloria, y a nuestra religiosidad carnal al más absoluto fracaso, y nos lleva a una dependencia por fe en la obra de Cristo y la justicia de Dios.

Resumo diciendo, que los creyentes somos los destinatarios de la infinita y sin medida gracia de Dios que consiste en la provisión suficiente y poderosa para nuestra salvación. Que estamos en el tiempo, hora y dispensación de esta gracia que fue anunciada por los profetas mediante el Espíritu de Cristo. Y que el fundamento de esta gracia son los sufrimientos de Cristo padecidos en su vida y muerte en la cruz, así como todas las riquezas de su gloria que nos son otorgadas mediante su resurrección.

El mensaje de gracia no es otro que el anuncio de las buenas noticias del evangelio efectuado por el Señor y los apóstoles mediante el poder del Espíritu Santo. Mensaje consistente en cosas que Dios tenía reservadas y que aún los ángeles se asombran y anhelan contemplar.

El mensaje profético de la gracia se cumple en aquellos que lo creen, puesto que es la verdad de Dios, y ambas, la gracia y la verdad se apoyan en la fidelidad de Dios. Es decir, que se trata de una palabra fiel y digna de ser recibida por todos, como bien afirmó el apóstol Pablo.

jueves, 12 de febrero de 2015

LA BUSQUEDA INTERNA DE DIOS

S. Lucas 17:20-21 RVR1960
"Preguntado por los fariseos, cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió y dijo: El reino de Dios no vendrá con advertencia, ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros."

No hay un lugar físico determinado donde sea necesario ir a encontrarse con Dios. Los que conocen de verdad al Señor y experimentan su reino no te enviarán a un lugar particular, ni postergarán un encuentro con él a una circunstancia especial y programada.

Esta demora para conocer a Dios les encanta promoverla a muchos predicadores de hoy, sencillamente porque ellos quieren ser el centro de atención.

Postergar la manifestación de Cristo, de su reino o de su presencia en nuestras vidas a circunstancias futuras es limitar su gracia.

El Reino de Dios se ha acercado a la humanidad por medio de Jesucristo y ya está entre nosotros y dentro de cada creyente. De modo que decir que está en tal o cual lugar o que estará especialmente en tal celebración o reunión multitudinaria o concierto o conferencia sobra por completo.

Cualquier creyente puede experimentar plena y profundamente la presencia de Cristo o manifestación de su reino en su búsqueda privada.

La realidad de un reino de Dios inconmobible y eterno profetizada por Abraham, los patriarcas bíblicos, los profetas, Jesús y sus apóstoles, la tenemos ahora gracias al nuevo pacto en Jesucristo. El Rey de reyes y Soberano Señor nos ha traído su reino y lo ha establecido entre nosotros, Emanuel el Señor está presente.

En esta búsqueda interna del Señor partimos de este fundamento y hecho verdadero, el cual debemos creer, que el Señor está presente. Somos morada de Dios en el Espíritu.

Pienso que se nos ha enseñado e insistido en que hagamos una búsqueda externa de Dios, mediante experiencias físicas y sensaciones emocionales.

Se nos ha llevado a poner todos nuestros sentidos enfocados hacia afuera y en dependencia del cuerpo y las señales exteriores.. Sin embargo, las experiencias con Dios son espirituales y profundas, nunca superficiales.

Asemejo la busqueda de Dios y el intento de contactar con él por parte de muchos creyentes como si se quisiese conectar con una emisora de radio o televisión a través de una antena. Cada creyente extiende su antena de más o menos alcance intentando conectar, se mueven hacia un lado y hacia otro, gritan, cantan, ayunan y hacen mil cosas para contactar con Dios en el espacio exterior, van a conciertos, campañas y conferencias para mendigar un poco la presencia anhelada. Pero la gran mayoría lo único que experimentan es un toque emocional pasajero.

La gran mayoría de creyentes a pesar de llevar años leyendo la biblia,  asistiendo a reuniones y leyendo libros, aún no han entendido que Dios no se experimenta enfocandonos hacia afuera, sino volviendonos hacia adentro en nuestro espíritu, es ahí donde el Señor se encuentra. Cristo habita en el corazón de todos aquellos que han creído en él y lo han recibido como su salvador y Señor.

Es cierto, que los cristianos saben que al Señor hay que recibirlo en el corazón, y que una vez hecho eso venimos a ser un templo de Dios, sin embargo, en la práctica de la oración y busqueda diaria de Dios tanto individual como en grupo miramos hacia afuera para dar con su presencia.

Según la palabra, el reino de Dios está entre nosotros, es decir, dentro de nuestro ser, morando en nuestro interior. Luego si él está dentro, por qué buscarlo fuera. Esta sencilla, pero profunda verdad puede transformar por completo nuestras vidas haciendonos experimentar la presencia de Dios y permanecer en ella de una forma constante.

Esperimentar la presencia de Dios es fácil cuando comprendemos que el está tan cerca y tan intimamente conectado a nuestro espíritu. Podríamos decir que el gran secreto de Pablo, de Pedro, de todos los apóstoles,  incluso del mismo Señor Jesús, era saber que Dios moraba en ellos y que era ahí donde había que relacionarse y tener comunión con Él.

S.Juan 14:18-20, 23-24 RVR1960
"No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis. En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros........... Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió."

martes, 10 de febrero de 2015

ASEGURESE DE CONOCER AL SEÑOR

1 Juan 2:3-6 RVR1960

"Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo."

La seguridad y garantía de que conocemos a Dios la da la experiencia subjetiva de guardar sus mandamientos. El saber en Dios implica un testimonio interno de la verdad por el Espíritu que se ha hecho carne en nuestro ser.

Esto quiere decir, que si estamos guardando su palabra es debido a que hemos profundizado lo suficiente en la revelación de Dios, y que su gracia está obrando en nuestra vida. De otra manera sería imposible que nadie pudiera guardar la palabra del Señor por sus propios medios y fuerza de voluntad.

No obstante, aunque se nos habla de guardar sus mandamientos, no debemos entender que el escritor está refiriendose al antiguo pacto o ley mosaica. De hecho, en el antiguo pacto, el pueblo que guardaba la ley no conocía al Señor ni tenía la capacidad de guardar u obedecer en su totalidad los mandamientos prescritos.

Veamos cuáles son entonces los mandamientos que debemos guardar.

1JN 3:23-24 RVR1960
"Y éste es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado.  Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado."

Cuando conocemos a Dios nos embarga la consciencia de que lo estamos agradando; y viceversa, cuando estamos agradando al Señor sabemos que le conocemos.

Juan dice muy claramente cuales son los mandamientos que los cristianos debemos guardar y obedecer "Que creamos en el nombre de su hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado"

Un creyente es maduro espiritualmente cuando guarda la palabra del Señor, lo cual implica que el amor de Dios se ha perfeccionado en él; y el amor es el fruto por exelencia de toda persona que conoce a Dios.

Los que no guardan el mandamiento de la fe y no aman a sus hermanos se engañan así mismos y no han conocido a Dios ni la verdad.

Leamos otra vez nuestro pasaje de primera de Juan, pero hagámoslo en la versión de la biblia Dios habla hoy:

1 Juan 2:3-6 DHH
"Si obedecemos los mandamientos de Dios, podemos estar seguros de que hemos llegado a conocerlo. Pero si alguno dice: «Yo lo conozco», y no obedece sus mandamientos, es un mentiroso y no hay verdad en él. En cambio, si uno obedece su palabra, en él se ha perfeccionado verdaderamente el amor de Dios, y de ese modo sabemos que estamos unidos a él. El que dice que está unido a Dios, debe vivir como vivió Jesucristo."

La interpretación que suelen dar la mayoría de los creyentes al versículo seis "El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo." es que debemos imitar las obras del Señor y hacer todo cuanto él hizo. Sin embargo, esa no es una lectura correcta del texto. Muchísimos creyentes viven frustrados porque no alcanzan a imitar al Señor en lo que él realizó.

En la traducción de la biblia DHH podemos vislumbrar con más profundidad el significado de lo que dice Juan: "El que dice que está unido a Dios, debe vivir como vivió Jesucristo." Juan habla de la unidad que los creyentes tienen con Dios y que necesariamente deben experimentar, si es que quieren vivir como Cristo vivió. Ahora bien, a lo que el apóstol se está refiriendo es a la vida mediante por la que Jesús vivió debido a su unidad con el Padre.

El plan de Dios es que vivamos por la vida y mediante la vida que Jesucristo vivió, y eso solo es posible por la unión espiritual que tenemos con el Señor.

S.Juan 6:56-57 RVR1960
El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí."

Jesús vivió por la vida del Padre que fluía en Él, del mismo modo el creyente vivirá por la vida que Jesús le suministra a través de la unión y comunión con Él.

jueves, 29 de enero de 2015

MUERTOS A TODA RELIGIOSIDAD

Colosenses 2:20-23 RVR1960
"Pues si habéis muerto con Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo, ¿por qué, como si vivieseis en el mundo, os sometéis a preceptos tales como: No manejes, ni gustes, ni aun toques (en conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres), cosas que todas se destruyen con el uso? Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne."

Los que han muerto en Cristo y han resucitado a una vida nueva viven bajo principios totalmente diferentes a los del mundo.

Existe una gran diferencia entre la religiosidad natural, es decir, la nacida del propio hombre, y la vida espiritual nacida de Dios. Los que viven una religión o cristianismo natural se fundamentan básicamente en ritos y formas exteriores, siguen formulas y dogmas que deben cumplir por sí mismos. Las tradiciones, y la sabiduría nacida del propio corazón de los hombres son su credo.

Los rudimentos del mundo lo constituyen toda una serie de doctrinas, fábulas,  educación, cultura, valores y tradiciones heredadas que conforman la vida de todo ser humano. Tienen cierto sentido para el mundo, pero ningún valor para la vida espiritual. Como declaró el Señor, "lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es"

Todo lo que surge del corazón de los hombres es mera apariencia de piedad carente de autenticidad y poder espiritual.

Los creyentes fracasan en su vida espiritual cuando pretenden vivirla según los rudimentos del mundo. Las reglas, el orden del mundo, sus exigencia y sus formas nos ofuscan e impiden que experimentemos la vida cristiana en profundidad.

El apóstol hace referencia a mandamientos, doctrinas y preceptos, que pueden ser y son buenos, como los mandamientos y ordenanzas dados al pueblo de Israel, pero ni esos nos ayudarán a vencer el pecado, las pasiones carnales, ni los apetitos de la carne.

Es solo la obra de Cristo en el calvario y nuestra identificación con ella lo que nos llevará a una vida cristiana victoriosa. Es la fe en la provisión de Dios mediante su gracia lo que guiará a todo creyente a la vida espiritual triunfante.

Apropiese de la muerte de Jesús,  crea que usted a muerto juntamente con él y experimentará un antes y un después en su conocimiento espiritual de Dios.

No arruine su vida cristiana, no entre en un circulo vicioso de fracasos limitandose a seguir un sin fin de normas, prohibiciones y reglas aparentemente piadosas que no le ayudarán a vivir delante de Dios. Viva en la fe del Hijo de Dios habiendose identificado con su muerte y resurrección.

Gálatas 2:19-21 RVR1960
"Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios. Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo."

Los que han sido crucificados con Cristo han muerto al pecado y a los rudimentos y valores del mundo. Ahora viven conforme a los principios del reino de Dios y por el poder del Espíritu que mora en ellos. Dependen total y exclusivamente de la vida de Cristo que fluye en su ser por la gracia de Dios.

Concluyendo, todo creyente en Cristo está muerto a las normas religiosas humanas, a la ley, y a toda forma de vida asceta como práctica de culto para intentar agradar a Dios. El creyente no tiene porqué someterse a ninguna práctica religiosa externa ni ritual para lograr agradar al Señor, sino identificarse con la muerte de Jesús y vivir para Dios en su nueva vida resucitada.