viernes, 31 de julio de 2015

LIDERES

Con el máximo respeto y confiando en que no se me entienda mal, quisiera hacer una pequeña reflexión sobre esta palabra importada de América.

Es para mí entender, preocupante, el énfasis exagerado que se le está dando al concepto “líder” o “liderazgo” en el pueblo cristiano.

Este titulo, porque eso es lo que parece determinar esta palabra, una acreditación, algo que se ha alcanzado, una posición, una cierta altura espiritual. Como digo, una palabra que ha sido acuñada en América (Del ingles: Leader, guía) y nos ha llegado a España através de la literatura así como nos han llegado otros muchos productos “made in usa”.

Puede que en América el uso indiscriminado de este termino no sea causa de problema alguno, pues forma parte de su cultura y es muy posible que lo tengan bien ubicado y definido. Sin embargo no veo positivo el efecto que esta palabra produce entre el pueblo cristiano español, ni me parece una terminología apropiada, ni que defina con precisión lo que enseñan las escrituras en cuanto a aquellos que son siervos u obreros del Señor.

Esta expresión que ha venido a formar parte del argot de los creyentes en nuestro país, es como he dicho un titulo que define, parece ser, a una cierta élite de cristianos.

En nuestra actualidad todos quieren llegar a ser líderes porque piensan que así ya son algo y entonces serán considerados y tenidos en cuenta. Hasta cierto punto esto es verdad y lo digo con tristeza, pues eso es lo que hay y se palpa en casi todas las iglesias y en todo lugar, desgraciadamente. Parece una deshonra, y como que nos tuviéramos que sentir avergonzados de ser simplemente cristianos de a pie, un discípulo fiel de Jesucristo, un simple obrero; tienes que ser “líder”, de lo contrario no estarás en la onda.

Si quieres ser líder, solo tienes que apuntarte a unos cuantos cursillos, y asistir a una que otra conferencia. Existen las escuelas de liderazgo, presenciales, semipresenciales y on-line, en las que no tienes que aparecer para nada. Esto es lo que se estila, lo que marca diferencia, el no va mas, la moda. Hay cursos de liderazgo para todo o casi todo. Muchos de los que auspician, promueven, dirigen y promocionan estos seminarios parecen estar en la cima. Son maestros de maestros, líderes de líderes, evangelistos de evangelistas, apóstoles de apóstoles, todo lo saben sobre cualquier asunto, ostentan todos los dones. Me asombro, porque a la verdad no se cortan ni un pelo para decir, si no con estas palabras exactamente, si con otras muy parecidas: “Oiga que aquí estoy yo para poner las cosas en su sitio y deciros como funciona todo esto de servir a Dios”.

En estos la humildad y la mansedumbre que deben caracterizar a un obrero de Cristo a un hombre de Dios, brilla por su ausencia.

La escritura dice: “Si alguien cree que conoce algo, todavía no lo conoce como lo debe conocer.” (1ª Corintios 8:2)

La palabra de Dios nos enseña por medio del mismo Jesús, que el que quiera ser el mayor entre vosotros se haga el siervo de todos. Así estableció muy claramente el Señor que de ninguna manera hay que buscar la posición, sino el tener una actitud de servicio.

Me hago cargo de lo difícil que resulta el no hacer uso en mas de una ocasión de la palabra líder, pero creo que seria conveniente enfatizar la verdadera y correcta motivación para servir al Señor. Yo mismo utilizo en determinadas ocasiones esa palabra, pero con un cierto escrúpulo. Prefiero usar las palabras bíblicas como obrero, siervo, hombre de Dios, pastor, anciano, u otras, como responsable, los que ayudan, los que presiden, e incluso guía, aunque en nuestra actualidad estas terminologías requieran también de una explicación.

La palabra “líder” puede que sea apropiada para la esfera secular, para el mundo de la política, los deportes y de los negocios, pero no para designar a los discípulos de Cristo, o a los obreros del Señor. Cada vez que se menciona el termino, parece como si se estuvieran dando campanadas de gloria y tocando trompetas de alabanza, en honor y adoración a los hombres. “No a nosotros, oh Jehová, no a nosotros, sino a tu nombre da gloria, por tu misericordia, por tu verdad.” (Salmos 115:1)

“Por el encargo que Dios en su bondad me ha dado, digo a todos ustedes que ninguno piense de sí mismo más de lo que debe pensar. Antes bien, cada uno piense de sí con moderación, según los dones que Dios le haya dado junto con la fe.” (Romanos 12:3)



Pedro Jurado

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