martes, 31 de diciembre de 2013

LA UNIÓN CON DIOS

LA UNIÓN CON DIOS

S.Juan 17:20-23 RVR60
"Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado."

Practicamente todos los mensajes que he oído acerca de Juán 17 han enfatizado la unidad de los creyentes y de la iglesia. Es la oración de Jesús por todos sus discípulos expresando su voluntad y deseo al Padre para que obre en ellos la unidad.

Basados en este pasaje hemos exhortado a la iglesia y le hemos anunciado el mensaje de la unidad de todos los creyentes.

Ahora bien, si nos fijamos atentamente en esta escritura así como en todo su contexto podremos observar que no es ese el énfasis que está dando Jesús, él no está hablando de la unidad entre los cristianos. Él de lo que nos está hablando es de la unión de los creyentes con Dios y consigo mismo, que es muy distinto.

Me consta que esto que digo puede sonar extraño a muchos que lo leen, pero es normal cuando se nos ha acostumbrado a pensar de forma lineal y sin salirnos de las interpretaciones convencionales según la tradición. Pero Jesús nos lleva más allá, no un poquito, sino bastante.

El Señor lo que está expresando en Juan 17 es la voluntad suprema del Padre de que seamos uno con Él; y nos explica todo lo que Él ha hecho para que eso sea una realidad en cada creyente. Jesús mismo se pone como referencia y ejemplo para que entendamos como es esa unidad.

Existen dos aspectos a considerar para experimentar la unidad con el Señor: Por un lado el creyente posicionado en Dios, y por el otro, Cristo morando dentro del creyente. El testimonio espiritual de nuestra unión con Dios se da bidireccionalmente cuando nos hayamos posicionados en su verdad, y cuando por su Espíritu el mora en nosotros, entonces puede fluir esa preciosa unidad en una comunión tan profunda que parece que no tuviera fondo. Y así es, nunca tocaremos fondo en nuestro conocimiento espiritual de Dios y en la comunión con Él.

Una cosa también es cierta, lo único que puede satisfacer el ser del creyente, su alma, su espíritu y su mente, es la unión espiritual con Dios; es la misma unidad existente entre Cristo y el Padre Eterno.

Al ser Dios espíritu, nuestra unión con Él solo puede ser espiritual, y desde lo más profundo de nuestro ser. Jesús mismo explicó como es la naturaleza de Dios y de que manera se establece la relación y unión con Él.

S.Juan 4:23-24 RVR60
"Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren."

En este pasaje que he citado podemos observar varias cosas:

A) La naturaleza de Dios es espiritual. B) El busca adoradores espirituales. C) Los tales adoradores adorarán en espíritu y en verdad. C) Es necesario que adoren así, en espíritu y verdad.

Queda claro que una adoración  verdadera es espiritual, siendo que es así, no es posible otra forma o manera de adorar al Señor.

La adoración espiritual y verdadera implica o involucra vários aspectos de la vida. La adoración  al Señor comienza por la oración. Esta es  la busqueda de Dios desde lo más profundo de nuestro corazón en el espíritu. Es en la oración o comunión con Dios donde vamos a experimentar la unión más profunda y significativa con Él.

Es en la oración donde podemos visualizar con claridad la voluntad de Dios, es ahí donde nos entregamos totalmente a Él y donde decidimos y expresamos nuestro anhelo de unirnos, de ser uno con Él.

Ahora bien, para hacernos uno con el Señor, nuestra vida de oración no debe reducirse solo a peticiones y requerimientos a   Dios para nuestra satisfacción personal. No se consigue cuando estamos más pendientes de nosotros mismos y de nuestros deseos que de descubrir la voluntad de Dios.

Es necesario aparcar a un lado todo aquello que nosotros deseamos, a lo que aspiramos e incluso a nuestros sueños e ideales, para poder conectar con el Señor. No querer nada, no desear nada, no pensar en nada, solo tener al Señor como objeto y enfoque de nuestro espíritu y alma. Eso es perderse en el Señor, es darse total y absolutamente a Él.

Para unirnos con el Señor debemos echar toda preocupación y ansiedad sobre Él, toda ansiedad del pasado, del presente y del futuro. Debemos entrar en su reposo y descansar en Él de todas nuestras luchas propias para poder experimentar su gloriosa presencia que nos envuelve y nos funde en la unión con Él por medio del Espíritu. No solo debemos limitarnos a desprendernos de nuestras preocupaciones naturales y materiales, sino incluso de las ansiedades espirituales, de nuestras aspiraciones como cristianos, para solo asirnos del Señor.

La entrega de nuestra voluntad a la voluntad de Dios es un requisito imprescindible para experimentar la unidad con el Señor. Rendirnos por completo a su manera de obrar, a lo que Él disponga para nosotros, sea que esté de acuerdo o no con lo que nosotros queremos o esperamos. Aceptar con gratitud lo que el Señor quiera hacer y nos concede, aunque ello suponga una gran lucha interna para nosotros.

Los pensamientos del Señor, sus propositos y planes para nosotros son lo mejor que nos puede ocurrir. Además es por esa razón que tomamos la decisión de amarle y seguirle; nuestros caminos nos conducen a la muerte, creer y hacer su voluntad nos conduce a la vida.

En la unión espiritual con Dios fluye su vida hácia nosotros y en nosotros. Este era el secreto de la vida de Jesús con el Padre, un secreto revelado puesto que Él lo anunciaba continuamente. Jesús pregonaba que Él no había venido para hacer su propia voluntad en la tierra, sino la voluntad del Padre. El no había venido para hablar sus propias palabras, ni para hacer sus propias obras, sino las del Padre. Eso era posible porque Jesús y el Padre eran uno, el Padre moraba en Jesús y Jesús moraba en el Padre, así la vida del Padre Eterno fluía en Jesús.

Es lo que el Señor trata de decirnos y darnos a entender en Juan 17; sin embargo este tema comienza a tratarse desde el capítulo 14 de Juan, mencionandose también en los capitulos 15 y 16. De modo que es de importancia vital para el cristiano no ignorar este asunto de la unidad con el Señor.

De manera que el deseo del Señor es que entremos en tal dimensión de unidad con Él y con el Padre, así como Él la tuvo; una relación tan estrecha y profunfa en nuestra vida, que la gracia y gloria del Señor se manifiesten y fluyan libremente por nosotros.






jueves, 26 de diciembre de 2013

DIOS ESTÁ PRESENTE

DIOS ESTÁ PRESENTE

LUK 17:21b RVR60
"porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros."

Hablar del reino de Dios, es hablar de su gobierno, de su señorío y de su presencia. La autoridad de Jesucristo, su manifestación y su poder forman parte intrínseca del reino de Dios.

Los judios preguntaron a Jesús acerca del reino; ellos aguardaban la manifestación y restauración del reinado de David como algo que sería instaurado politicamente en Israel. Algunos del pueblo veían en Jesús cierta capacidad profética, aunque no lo habían aceptado como Mesías, ni creído en él como Hijo del Dios Eterno. Pero intuyeron que el Señor algo debía saber al respecto.

Lo que Jesús sabía y tenía que decir no respondía exactamente a las expectativas de sus interlocutores. Claro que el reino de Dios era una realidad, por supuesto que se haría manifiesto, pero no como ellos pensaban y creían. No al menos por lo pronto y hasta que no viniera físicamente de nuevo al mundo para reinar, no sólo sobre Israel, sino sobre todas las naciones de la tierra.

Los israelitas no podían entender, ni creer la respuesta de Jesús, "porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros."
¿Cómo podrían estar en el reino de Dios si se encontraban bajo el reinado y la tiranía del imperio Romano?

Ellos no reconocieron en Jesús al Rey de Reyes y Señor de señores. El Mesías trajo al mundo la manifestación espiritual del reino de Dios. Con la venida de Cristo, el reino de Dios es instaurado en el mundo, el gobierno espiritual del reino de los cielos se establece en la tierra. Es en Jesús en quien comienza el reino eterno prometido a David y pregonado por los profetas.

El reino de Dios no se encuentra en un lugar físico ni en un gobierno político, pero sin embargo está en cualquier parte donde esté Jesús, en todo lugar donde se invoque su nombre y se le reconozca como Señor y Dios.

S. Mateo 18:20 RVR60
"Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos."

Así que el reino de Dios es una realidad, es un hecho latente y palpable donde unos cuantos creyentes estén adorando al Señor. La presencia del Señor y su reino se encuentra entre los que han creído en Jesús.

A modo individual es también un hecho que todo creyente puede experimentar en su vida el reino de Dios. El Señor está más cerca del creyente que su propia respiración. La presencia del Señor es una promesa hecha realidad en la vida de cada creyente. Aunque es cierto que no todos la experimentan con la misma intensidad.

Es unicamente   por la fe que podemos hacer nuestra la experiencia del reino de Dios; en la medida en que creemos y somos conscientes de que Jesús está en nosotros somos rodeados por esa realidad.

Esto es el misterio que estaba escondido desde la eternidad, el cuál nos ha sido revelado y manifestado en la persona de Jesús, y el cual viene a formar parte de nuestra experiencia por medio del Espíritu Santo.

Colosenses 1:26-27 RVR60
"el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos, a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria,"

¿Cómo de cerca está el Señor y su reino?
El Señor mora en el corazón de los creyentes, en el lugar más secreto que es nuestro espíritu. Su presencia impregna todo el ser del cristiano, su espíritu, su alma y su cuerpo. De modo que su reino está dentro de nosotros.
¡Eso es algo maravilloso! Me levanto con el Señor dentro de mí, me duermo con el Señor en mi corazón, y vivo consciente de que Él está en mí.

Cuando oro se que me oye porque está en mí, siento su presencia porque el sigue estando ahí. No necesito gritar, ni realizar ningún rito religioso para estar seguro de que me oiga, simplemente le creo y declaro que está en mí. Es la verdad, es bíblico, es algo irrefutable.

S.Juan 14:18, 23 RVR60
No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros........ Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.

lunes, 23 de diciembre de 2013

EL LIBRO DE LA VIDA

Salmos 139:16-18 RVR60
"Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas Que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas.  ¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos!  Si los enumero, se multiplican más que la arena; Despierto, y aún estoy contigo."

Necesitamos aprender a leer la voluntad del Señor escrita en el libro de la vida, es ese libro que Él tiene en su biblioteca celestial que fue escrito desde antes de la fundación del munto, es el libro del Espíritu que Dios transcribe día a día en nuestros corazones. Y también necesitamos examinar la biblia, el evangelio de Jesucristo, las escrituras testamentarias que nos han sido entregadas.

En el primer libro se expresa la voluntad de Dios y sus propositos escritos en el cielo. Es por eso que Jesús nos enseñó a orar de la siguiente manera: "Venga tu reino y hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra"

"Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas Que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas."
No pensemos que lo que estaba escrito en los planes eternos del Señor limita nuestras opciones y libertad de elección, de ninguna manera. Los propositos de Dios son amplios, diversos, inclusivos y variados, en ellos se contemplan todas las variables posibles e imposibles para el hombre. Somos una minúscula particula viva y eterna que nos movemos en un infinito universo de divinas e infinitas posibilidades.

En cada uno de los hijos de Dios se hará manifiesta la transcripción a su vida, y la publicación de toda la biografía divina. Es exactamente lo que nos está diciendo el salmista. Lo escrito será formado, es decir, se hará realidad tanto en nuestra existencia y vida en la tierra, como en la eternidad. ¡No es maravilloso! Y además, nada faltará por cumplirse.

"¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos!  Si los enumero, se multiplican más que la arena; Despierto, y aún estoy contigo."

Los planes de Dios se expresan con pensamientos y con ideas preciosas, grandiosas, sencillas y profundas. Es la mente de Dios, su sentir y su pensar que solo podemos comprender por el Espíritu, por la revelación del Espíritu. Son las cosas de que nos cuenta en la carta a los Corintios el apóstol Pablo.

1 Corintios 2:9-10 RVR60
"Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman.  Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios."

Si no consideramos y creemos que los planes y pensamientos de Dios son preciosos, entonces es probable que abracemos y sigamos ideas opuestas a su voluntad. Podemos estar siguiendo nuestros propios pensamientos, los de otros hombres e incluso los planes del diablo. Pero no hay nada comparable como vivir en armonía con la voluntad de Dios, da igual a  donde ello nos conduzca y cuanto nos pueda costar seguirla.

Muchos se frustran porque no oyen el eco de sus propias ideas y pensamientos reflejados como respuesta en otros y a veces ni siquiera en Dios. ¡Cuántos dejan los caminos de Dios y el ministerio cristiano por eso!

El creyente a de morir a sus ideales y planes propios, debe negarse a si mismo para abrazar la voluntad de Dios. No podemos albergar en nuestro corazón el pensamiento de conservar nuestra vida. Muchos abandonan, porque sencillamente no están dispuestos a perder sus propias vidas egocentricas e ideales preconcebidos de lo que ha de ser el cristianismo y la iglesia. Ellos no pueden tolerar la imperfección de la iglesia, ni en otros; no caen en la cuenta, que si se considerasen un poquito así mismos verían sus propias imperfecciones y defectos. Hay que tener cuidado de no acabar amargados y frustrados con la vida y con todo el mundo, eso es una perspectiva muy equivocada.

El amor cubre multitud de faltas, eso significa, que si vamos a amar, debemos aceptar a las personas como son y no intentar cambiarlas por nosotros mismo, sino mas bien permitir a Dios que haga su obra.

"¡Cuán grande es la suma de ellos!  Si los enumero, se multiplican más que la arena"

En la fe de los creyentes hay sabiduría y hay conocimiento, abundantes conceptos y pensamientos muy profundos. Se suman y multiplican más que la arena y las estrellas del cielo.

Algunos insensatos e ignorantes opinan que en la fe no hay razón, ni pensamiento, ni inteligencia, pero nada está más lejos de la verdad. La fe fortalece a la razón y la confirma, lo que la fe no confirmará nunca es la estupidez, pero eso sí, aún va más allá de la razón, hasta alcanzar la inspiración o revelación, y eso es lo que no comprenden muchos.

"Despierto, y aún estoy contigo." Finalmente, como resultado de tener en nuestra mente y corazón los pensamientos y planes del Señor, sucecede lo inevitable, y es que nos topamos con Dios. Hay un despertar espiritual a la realidad de Dios; es como si lo palpasemos, como si lo captasemos de forma diferente, es decir, más cercano. ¡Es una sensación de cercanía maravillosa!

Llevo tiempo tomando buena nota de todos los pensamientos que Dios me da, estoy aprendiendo a oir con claridad la voz del Espíritu, y es algo que no cambiaría por nada del mundo. ¡Son tan claros sus pensamientos, y tan abundantes sus palabras!

Romanos 11:33-34 RVR60
"¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero?"

1 Corintios 2:16 RVR60
"Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo."

Es impresionante lo que declara el apóstol, que el creyente es poseedor de la mente de Cristo. Hagamos una realidad en nuestras vidas esa palabra del Señor.





LIBERTAD GLORIOSA

2 Corintios 3:17-18 RVR60
"Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor."

Santiago 2:12-13 RVR60
"Así hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad. Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio."

La verdadera libertad es un regalo de Dios, es espiritual, y nada tiene que ver en absoluto con el libertinaje. Alguien libre es responsable y consecuente con todos sus actos.
El pecado es, en palabras de Jesús lo que esclaviza a los hombres; como todos son pecadores nadie es libre en verdad, aunque presuma de ello.

El religioso que se pone bajo la ley para vivir conforme a ella no es libre. No porque la ley sea mala, sino porque es buena, es espiritual, y todo hombre es débil e incapaz de cumplirla. La ley lo que hace es resaltar nuestras transgresiones y hacer manifiesta nuestra incapacidad de obedecer.

S.Juan 8:31-36 RVR60
"Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres?  Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres."

En este pasaje se nos habla de unos judíos que habían creído en Jesús, evidentemente eran mesiánicos. No obstante, el Señor los tantea para ver cuan comprometida y profunda era la fe que tenían en Él. Entonces Jesús les toca la fibra del corazón en un punto que ellos apreciaban mucho, la libertad. Teniendo en cuenta la historia de Israél, y que gran parte de su existencia la habían vivido bajo esclavitud de otros pueblos, como los egicios, los caldeos y los romanos. Ahora Jesús les estampa en la cara nuevamente su condición de esclavos.

El Señor comenzó hablandoles de la necesidad de permanecer en sus palabras. Y digo yo, ¿no tenían ya la ley o torá? ¿no permanecían ya en todas las palabras de Moisés? Lo que está claro es que Jesús cuando habla de sus palabras se está refiriendo a algo totalmente distinto de la ley. El les está trayendo el mensaje del reino de Dios, las buenas nuevas de salvación y liberación. Luego entonces, la ley no los había hecho libres en ningún sentido.

Es sencillo lo que Jesús les decía, pero a la vez difícil de asimilar, incluso para muchos hoy en día. El Señor les está diciendo que para ser libres tenían que abandonar el ser discípulos de Moisés y observadores de la ley, para venir a ser discípulos de Jesús permaneciendo en sus palabras.

Fijense bien, porque Jesús no está declarando que la libertad  es consecuencia de un conocimiento teórico e intelectual de la verdad, no. El Señor pone dos condiciones para ser conocedores de la verdad, y como consecuencia se experimenta la libertad.

Primero es necesario permanecer y perseverar en sus palabras, es decir, en el evangelio de Jesús. Creer que Jesús es el Hijo de Dios, creer que es el Señor, creer que murió y resucitó de los muertos. Creer que Jesús es el camino, es la verdad y es la vida. Permanecer en la palabra es lo mismo que permanecer en Cristo, porque el es la Palabra encarnada, el Verbo eterno.

S.Juan 15:4-7 RVR60
"Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho."

Segundo, hacernos sus discípulos, que es la consecuencia de permanecer en sus palabras, es decir, de creerlas y obedecerlas. Luego y después de eso se llega a conocer la verdad cuyo resultado será que seremos libres del pecado que es lo que a todos nos esclaviza.

Ahora bien, si usted tiene una bonita religión, y si usted cumple con todas las creencias de su denominación, y usted guarda todos los ritos de su iglesia, y asiste a todas las reuniones y conferencias, pero continua en pecado, permitame que le diga que no está permaneciendo en las palabras de Jesús, no es un discípulo de Cristo y no es libre.

Quizás ha caído en el engaño de creer que será libre por guardar ciertos ritos mosaicos, o que será libre por algún hombre que orará por usted con una unción especial, o de cualquier otra manera. Salga de esas mentiras y venga a los pies de Jesús en la cruz, es solo la obra de la cruz lo que le hará libre de todas las ataduras del pecado. Es que usted se identifique con Cristo en su muerte y en su resurrección lo que le traerá la tan ansiada libertad.

No pasemos por alto el pasaje que encabeza este escrito y que dice: "Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.

La realidad del Señor es espiritual, no son, ni sombras, ni figuras, ni símbolos. No son ritos, ni formas aparentes. El no aparece en fiestas especiales, ni en sacrificios religiosos, ni en tradiciones y culturas ancestrales que practiquemos hoy.
Dios es Espíritu, el Señor es el Espíritu, su presencia lo llena todo; y en Él vivimos, en Él nos movemos y en Él somos.

S.Juan 4:23-24 RVR60
"Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren."

Como hombres es la adoración espiritual lo que nos permite comunicarnos con el Señor que es Espíritu, no existe otra forma. Dios es Espíritu, y solo por el espíritu y en el Espíritu podemos tener comunión con Él.

Es interesante notar en el pasaje, que para que la gloria del Señor que transforma, nos alcance y surta efecto, el velo ha de ser quitado. Es necesario mirar y contemplar esa gloria del Señor con la cara descubierta, quitando el velo de la ley.

jueves, 19 de diciembre de 2013

DIOS HA LIMPIADO TODO

NUM 5:1-4 RVR60
"Jehová habló a Moisés, diciendo: Manda a los hijos de Israel que echen del campamento a todo leproso, y a todos los que padecen flujo de semen, y a todo contaminado con muerto. Así a hombres como a mujeres echaréis; fuera del campamento los echaréis, para que no contaminen el campamento de aquellos entre los cuales yo habito. Y lo hicieron así los hijos de Israel, y los echaron fuera del campamento; como Jehová dijo a Moisés, así lo hicieron los hijos de Israel."

Hechos 10:14-16 RVR60
"Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás. Volvió la voz a él la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común. Esto se hizo tres veces; y aquel lienzo volvió a ser recogido en el cielo."

En el antiguo pacto las cosas santas o sagradas eran sombras y figuras. Consistian en objetos materiales y físicos, por tanto podían ser manchadas o contaminados por las impurezas de los hombres. Entiendo que es por eso por lo que ciertas personas debían ser apartadas del campamento, y no podían participar de la adoración en el culto del tabernáculo o templo, para no contaminar el lugar donde Dios moraba, lo que se entendía era sagrado.

Ahora en el nuevo pacto tenemos no la sombra, sino la realidad de las cosas, formamos parte, y estamos dentro del reino de Dios y Él está en nosotros, todo lo que era impuro Dios lo ha limpiado y santificado por medio de Cristo. Las cosas sagradas y todo lo que pertenece al reino de Dios no puede ser contaminado con tanta facilidad, solo por el pecado. Y es solo nosotros, por nuestra propia voluntad y decisión que nos podemos separar de Dios y alejarnos de su presencia.

Hebreos 10:19-20, 22 RVR60
"Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura."

El pecado es la infracción de la ley de Dios, la ley moral y espiritual; es saber hacer lo bueno y no hacerlo.  Y es toda acción no proveniente de la fe, o que no está originada en la fe. Toda obra realizada con mala conciencia es pecado y ofende a Dios.

Aparte de lo mencionado no hay nada más por lo que debamos preocuparnos, ni sentirnos condenados; ni por ritos de culto, ni por tradiciones, ni por días de fiesta, ni por comidas, ni por bebidas, ni por vestido, ni por adornos, ni por velos.

Tito 1:15 RVR60
"Todas las cosas son puras para los puros, mas para los corrompidos e incrédulos nada les es puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas."

lunes, 16 de diciembre de 2013

ME LO PIDO TODO

ME LO PIDO TODO

LUK 11:9-13 RVR60
"Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?"

No solo los niños lo piden todo, los adultos también lo queremos todo, y hacemos lo que sea nececesario para conseguirlo, aún lo que es ilícito hacer.

El último versículo concluye diciendo lo que nuestro Padre celestial está dispuesto a otorgar a todos sus hijos como un precioso don. En el Espíritu Santo se encuentra toda la gracia, el poder, la abundancia, la capacidad y el recurso que podamos necesitar.

A veces nos equivocamos pensando que necesitamos muchas cosas, que tenemos  muchas carencias, de manera que si fueran satisfechas estaríamos felices. Pero Dios quiere darnos algo que nos permitirá estar completos, llenos y plenamente satisfechos, su Espíritu.

¿qué le vamos a pedir al Señor? ¿cuál es el anhelo de nuestro corazón? El sabe mejor que nosotros de que cosas tenemos necesidad. No nos conformemos solo con cosas, quedemosno con el Dador.

Por estas fechas en las que se celebra la navidad todo el mundo se hace regalos, los niños esperan ansiosos sus juguetes, los adultos también aguardan esperando recibir algo de alguien. Pero estamos en tiempos de crisis económica, de paro laboral, crisis política, crisis moral; como bien sabemos, la situación actual no está para lanzar cohetes. El mundo sufre, y muchos no tienen ni para llevarse un poco de comida a la boca

No obstante, muchísimos solo se esfuerzan por conseguir cosas materiales, y hacen lo que sea necesario para obtenerlas, hasta robar si es preciso. El hombre a dejado de lado los valores más preciosos, los dones y posesiones que realmemente les pueden hacer felices y dichosos a ellos y a los demás.

Pidamos a Dios lo mejor, pidamos el Espíritu Santo y su llenura. Es el mismo Espíritu que Cristo recibió para realizar su ministerio, es el poder que lo levantó de la tumba. Es la unción que le capacitó para realizar todas la buenas obras que hizo. ¡Imaginemos por un momento todo lo bueno que puede acontecer si somos llenos del Espíritu Santo, la misma unción que reposó sobre Jesucristo! ¡Cuánto bien podríamos hacer!

S. Lucas 4:18-19 RVR60
"El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos;  A predicar el año agradable del Señor."

La obra que viene a realizar el Espíritu Santo por medio de su gracia, y de los dones que trae consigo, es lo que realmente necesitamos y necesitan todos.

¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?" Dios está dispuesto a darnos ese Espíritu, yo diría que está encantado y deseoso de que lo recibamos.

Este año voy a colocar un árbol en mi casa y en mi vida, se llama Árbol de la vida, es el árbol del Espíritu de vida en Cristo Jesús. Voy a colocar la Vid verdadera y comeré de su fruto cada día, cada més y cada año por el resto de mi vida. Todos cuanto quieran podrán alargar su mano y comer su duce fruto.

Gálatas 5:22-23 RVR60
"Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley."

Apocalipsis 22:1-2 RVR60
"Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones."

viernes, 13 de diciembre de 2013

HACER LA VOLUNTAD DE DIOS

PSA 143:10 RVR60
"Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; Tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud."

Todos sin excepción tenemos una idea o concepto poco real de lo que puede significar hacer la voluntad de Dios, y de lo que ello puede reportar a nuestras vidas. Muchas de nuestras máximas o creencias no tienen un fundamento sólido en la palabra de Dios.

Elegimos textos fuera de su contexto y se los estampamos al Señor exigiendole su cumplimiento esperando que Él los cumpla. Probablemente sean palabras que estén escritas, pero no las hemos entendido correctamente, sino que las hemos interpretado incorrectamente.

La inmadurez espiritual lleva a muchos creyentes a idealizar el cristianismo y lo que debe ser la experiencia de fe, así como lo que podemos esperar o no del obrar de Dios. Se nos ha vendido por medio de algunos un supercristianismo mágico dentro de un mundo fantástico, por medio de algunos creyentes superestrellas se ha dado una imagen equivocada de la verdad de Dios. La idea de que Dios esté a merced nuestra como el génio de la lámpara del cuento de Aladín y esperando a que le demos la orden para que Él nos otorgue nuestros deseos, está a la orden del día.

No es extraño que muchos creyentes terminen decepcionados cuando observan que sus vidas nada tienen que ver con muchas de las expectativas que les han presentado, ni con las historias de ficción que han oído. Dios no existe para concedernos todos nuestros caprichos y deseos.

Que nádie me interprete mal, creo en el poder del evangelio,  creo en un Dios todopoderoso, y me entusiasma la vida cristiana. Estoy muy feliz de ser un creyente, y estoy convencido de que Dios tiene cosas maravillosas y solprendentes para con sus hijos. Siempre vivo con expectativas espirituales, creo en las intervenciones de Dios que sobrepasan lo natural y lo que es humanamente posible. Para Dios no hay nada imposible cuando en su voluntad y plan está el hacer algo.

Los milagros de Dios pueden ocurrir en un instante, las manifestaciones pueden suceder en un momento dado cuando y como el quiera. Sin embargo debemos entender que hay un proceso en el trato de Dios con cada individuo, hay cambios y transformaciones que llevan su tiempo para que sucedan.

Es por medio de la verdad que nos ilumina que Dios hace las transformaciones más profundas en nuestras vidas. Es por la revelación de la palabra que el Señor nos guía a un conocimiento experimental más exacto y duradero.

Me encantan las experiencias electrizantes, las fuertes emociones, las sensaciones extraordinarias. Pero quiero por sobre todo que mi experiencia esté fundada en la palabra de Dios y en una relación profunda de comunión con Él. Quiero que Cristo fluya con su vida en mí de manera constante, y vivir y servir a Dios por el Espíritu.

La mayoría de los creyentes conocen en teoría cual es la voluntad de Dios, lógicamente es un requisito indispensable para poder hacerla. Sin embargo, donde radica el mayor problema es en saber cómo pongo en práctica lo que se, cómo lo experimento en mi vida.

Según mi entender, una de las carencias que enfrentan hoy día muchos creyentes es que no saben como apropiarse en su experiencia las doctrinas cristianas. Nos hemos limitado a dar un evangelio de normas, mandatos, exigencias y leyes que hay que cumplir, pero según los principios del antiguo pacto y no conforme al nuevo pacto.

Me explico; el principio para cumplir todo lo correspondiente a la ley o antiguo pacto se define según el apóstol Pablo bajo la premisa siguiente, "El hombre que haga estas cosas, vivirá por ellas"

Romanos 10:5 RVR60
"Porque de la justicia que es por la ley Moisés escribe así: El hombre que haga estas cosas, vivirá por ellas."

La ley apunta para su cumplimiento al principio activo de nuestra voluntad, nos exige hacer; y si hacemos entonces viviremos. Según ésto para tener algo de la vida de Dios, para obtener su bendición tenemos que hacer o cumplir con toda la ley, los mandamientos, los estatutos y las ordenanzas. Ahora bien, Pablo está hablandonos de cómo funciona la cosa bajo la ley, para vivir conforme a la justicia de la ley.

Lo que ocurre es, que pensamos que en el nuevo pacto funciona el mismo principio activo, es decir, "El hombre que haga"
Es cierto que en el nuevo testamento se nos habla de hacer, pero no lo debemos entender como bajo el antiguo pacto, porque entonces nos estrellaremos con la cruda realidad de que no podemos cumplir, y estaremos cayendo de nuevo bajo el principio de la ley de Moisés.

La cuestión que se plantea no es solo de hacer, sino de cómo lo hacemos, es decir, bajo qué principio estamos actuando, bajo el de las obras o bajo el de la fe.

Veamos entonces que principio funciona en el nuevo pacto, y cómo vivimos y aplicamos el evangelio de Jesucristo. El apóstol Pablo nos aclara también eso.

Gálatas 3:11-12 RVR60
"Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá;  y la ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas."

La ley y la gracia operan de forma distinta. La ley apela al principio de la voluntad del hombre, él tiene que hacer todo lo que la ley exige si quiere vivir y tener la bendición de Dios. La justicia de la ley ha de cumplirla el hombre con su propio esfuerzo y capacidad.

En cuanto a la justicia de Dios que es por la gracia, le es imputada a los hombres por el principio de la fe, que es espiritual, y proviene de Dios, dice el apóstol Pablo.

Es simple, "y la ley no es de fe" hay que hacer, hacer y hacer. Y ¿quién puede cumplir toda la ley sin faltar a nada? Nádie.

Sin embargo la gracia de Dios, su provisión, su poder, su abundancia, su favor, su misericordia, que recibimos por medio de la fe, nos justifica, nos perfecciona y nos hace caminar en amor y justicia de modo que agrademos a Dios.

Es Dios el que obra en nosotros el querer como el hacer por su buena voluntad. Es la vida de Cristo que fluye en los que creemos por medio de la cual servimos y agradamos a Dios. Nuestra capacidad y competencia para hacer las obras que lo agraden vienen de Él.

Hebreos 13:20-21 RVR60
"Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén."

miércoles, 11 de diciembre de 2013

VIVOS PARA DIOS

Romanos 6:11 RVR60
"Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro."

Gálatas 2:19-21 RVR60
"Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios. Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo."

En artículos anteriores he expuesto el hecho de la crucifixión y muerte de Jesús, así como nuestra inclusión en ella. En el texto de Romanos 6:11 el apóstol nos indica como se aplica a nuestra propia experiencia la muerte con Jesús.
"Así también vosotros consideraos muertos al pecado"

El término "considerados" significa tener en cuenta; la muerte con Jesús es un valor que tenemos en nuestro haber, forma parte del inventario de la herencia que hemos recibido en Cristo.

Si dispongo de x dinero, propiedad, esposa etc, puedo contar con ello y disfrutarlo, porque ya lo poseo. Pues es lo mismo, en Cristo he muerto al pecado, luego es algo que ya poseo, mi muerte junto con Jesús es una realidad, así que la victoria sobre el pecado también lo es.

En nuestro corazón y mente debemos asirnos de esa verdad en un acto continuo de apropiación consciente. Necesitamos pensar en ello y meditarlo a diario hasta que forme parte de nuestra forma de pensar.

La segunda parte del versículo también es cierta, "pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro". Se hace también necesario que si queremos experimentar la vida de Dios, nos consideremos vivos para Él.

En Gálatas se nos habla de la muerte y de la vida como un acto legal, es decir, que ha sido un acontecimiento llevado a cabo por ley. "Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios"

Es interesante tener en cuenta que en este pasaje se dice que hemos muerto "para la ley". Los que no han muerto para la ley, no pueden vivir para Dios.

Algunos pueden pensar erróneamente que han muerto al pecado para ahora servir según la ley, pero no es así. Hemos muerto al pecado y a la ley, para vivir para Dios y servirlo, no según la ley, sino según el Espíritu.

Hemos muerto y resucitado, para vivir según la ley del Espíritu, conforme a la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús. El Reino de Dios es gobernado por la ley del Espíritu, no por la ley mosaica. La vida de cada creyente debe ser regida por la ley que Dios ha escrito en su corazón por el Espíritu.

¿Qué mandamientos observa y cumple la ley del Espíritu? El amor, la ley del amor donde está incluida toda la ley y los profetas, y aún va más allá; practica la ley de la libertad y la ley de la fe.

La ley del Espíritu nos lleva a una mayor justicia que la ley de Moisés. Pues nos enseña a amar a nuestros enemigos, a bendecir a los que nos maldicen y a hacer bien a los que nos aborrecen.

¿Qué significa estar vivos para Dios? ¿Qué características se manifiestan en una vida vivida para Dios? ¿Cómo vamos a experimentar la vida de Dios?

No podemos experimentar la vida de Dios con todo poder sin antes identificarnos  con la muerte de Jesús. Primero es la muerte, luego la resurrección. Sobre esto ya hemos expuesto lo que nos dice la palabra de Dios. Ahora necesitamos saber cómo opera la vida de Dios, y que tenemos que hacer para que se manifieste en todo nuestro ser.

Los textos que encabezan este escrito nos dan algunas pistas o claves para que experimentemos en nuestra carne y alma la vida de Dios.

Primero considerarnos muertos al pecado, segundo considerarnos vivos para Dios.

En tercer lugar necesitamos entender que Cristo es el Señor de nuestras vidas, por tanto debemos estar sujetos a su señorío. Estamos vivos en Cristo Jesús, Señor nuestro. Esto nos habla de una posición "en Cristo". No hay vida de Dios fuera del señorío de Jesucristo.

Romanos 14:7-9 RVR60
"Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven."

La vida de Dios se vive bajo el gobierno de Jesucristo, en obediencia al Señor. Por supuesto no se trata de cumplir un sinfín de mandamientos exteriores, sino de vivir en una relación estrecha con Él y en sujeción a la vida del Espíritu. El creyente que ha muerto y resucitado junto con Cristo tiene su vida orientada y guiada por la voluntad de Dios; está enfocado en agradar al Señor y no así mismo. El cristiano que se ha identificado con la muerte y resurrección de Jesús busca la gloria de Dios y no su propio reconocimiento y gloria; él no busca seguidores personales, sino que las personas conozcan a Dios y lo sirvan.

En cuarto lugar, vivir para Dios es vivir por fe.

Hebreos 10:38 RVR60
"Mas el justo vivirá por fe; Y si retrocediere, no agradará a mi alma."

El apóstol Pablo declaró:
"Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí."

Es por la fe que echamos mano de la vida de Dios, vida que proviene de su realidad eterna y presente, así como de su palabra viva y revelada a nuestro corazón.

En quinto lugar, vivir para Dios es vivir conforme a la ley del Espíritu de vida en Cristo.

Romanos 8:2 RVR60
"Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte."

Si leemos el capitulo 8 de Romanos atentamente observaremos como funciona esta ley. Vale su peso en oro meditar sobre ello. Hay almenos cinco aspectos que necesitamos considerar para que conozcamos por la experiencia propia la ley del Espíritu de vida. Solo los enumeraré de pasada.

Principios a considerar para hacer funcionar la ley del Espíritu:

A) Esta ley del Espíritu se pone a funcionar por el principio de adhesión a Cristo.

Romanos 8:1-2 RVR60
"Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte."

B) La ley del Espíritu de vida opera mediante el principio de la oración.

Romanos 8:26-27 RVR60
"Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos."

C) La ley del Espíritu se cumple en nosotros mediante el principio de la dedicación y consagración a la vida espiritual.

Romanos 8:5-8 RVR60
"Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios."

D) La ley del Espíritu de vida la hacemos funcionar cuando andamos conforme al Espíritu.

Romanos 8:4, 14 RVR60
"para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu...... Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios."

E) La ley del Espíritu de vida en Cristo se pone a funcionar mediante el principio de nuestra identificación con el sufrimiento de Jesús, es decir, cuando padecemos por su causa.

Romanos 8:17-18 RVR60
"Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.  Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse."

2 Corintios 4:11 RVR60
"Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal."

En sesto y último lugar y a riesgo de ser mal interpretado, quiero apuntar algo que tiene confundido a muchos creyentes, algunos se llevarán las manos a la cabeza, pero creo que se hace necesario mencionarlo. Vivir para Dios, no es vivir para los demás, es sencillamente tener la vida de Dios operando en nosotros.

Decir que vivir para Dios es vivir para los demás puede parecer muy espiritual, pero es una mentira muy gorda y un engaño que muchos emplean para manipular la voluntad y libertad de las personas.

A lo largo de toda mi vida cristiana me han enseñado que no debía preocuparme por mis cosas, que eso era egoismo. No debía buscar mis intereses personales, ni familiares, sino que debía darme a todo el mundo y a la obra de Dios. Mi cometido era servir a los demás, que ya Dios se haría cargo de todo lo mio. Y así lo hice. Lo que no me habían explicado con detalle es que el amor al prójimo empezaba por amarme a mi mismo, por ser responsable con mi propia vida, con mi trabajo y con mi esposa y mis hijos. Todo lo mio debía quedar en un segundo o tercer plano.

De las consecuencias y los resultados de haber tenído esa falsa creencia podría contarles muchas cosas pero no es éste el momento, ni el lugar para entrar en detalles.

Ahora es en verdad cuando vivo para Dios, le amo, pero sobre todo estoy seguro de su amor, le sirvo a Él y procuro vivir según los principios que he compartido en este escrito.

Termino con un pasaje de Jesús hablando acerca de lo que es vivir para Dios.

S.Juan 6:57 RVR60
"Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí."

Vivir para Dios es sencillamente tener fluyendo en nosotros la vida eterna que es Jesús, es alimentarnos continuamente de Cristo.

SEAMOS ACTUALES

PSA 143:1-2 RVR60
"Oh Jehová, oye mi oración, escucha mis ruegos; Respóndeme por tu verdad, por tu justicia.  Y no entres en juicio con tu siervo; Porque no se justificará delante de ti ningún ser humano."

Puede suceder que al comparar nuestras vidas con la de otros creyentes que admiramos, bien porque Dios les está utilizando poderosamente, porque han tenído éxito y porque sus vidas aparentemente son intachables, nosotros nos sintamos indignos y reprobados, condenados y fuera de orden. La mayoría de las veces las conparaciones y formas de medirnos unos con otros no son las más apropiadas, utilizamos aspectos culturales, diferencias temperamentales y conceptos religiosos muy de los hombres.

No se si solo me ocurre a mí, pero cuando leo la biografía de creyentes que Dios ha utilizado en la historia me siento mal, aquellos que narran el testimonio suelen pintar una imagen casi perfecta de dichos personajes. Además para resaltar la santidad de los biografiados que vivieron hace más de un siglo mencionan aspectos culturales de los cuales vivian apartados, como por ejemplo que no iban al teatro, que no probaban el vino, que no asistian a ninguna fiesta, no comían cosas que les gustaba, y otras cosas semejantes.

En la oración eran unos campeones, madrugaban a las tres o las cuatro para estar orando de entre cuatro y seis horas seguidas, algo apabullante. Claro, lo que no nos dicen es que a las seis o siete de la tarde ya estaban metidos en la cama. Vivian en un contexto cultural completamente distinto, sin luz eléctrica, sin tecnologías y sin las modernidades de hoy.

Yo no digo que no fuesen personas aptas y capacitados por Dios, con rasgos marcados de una vida espiritual madura, llenos de fe y revelación de la palabra. No obstante, muchas cosas de las que se abstenían nada tenía que ver con la santidad, ni con la palabra de Dios, ni creo que fuesen requisitos por los cuales Dios los eligiera. Sin embargo, si comparto la idea de que Dios demande a ciertas personas cosas que no les exigirá a otras, no obstante son aspectos que no deberían proyectarse sobre otros.

No podemos, ni debemos estrechar el camino más de lo que es, y muchas veces según mi entender eso es lo que se hace con las mejores pero equivocadas intenciones.

El salmista dice que ningún ser humano será justificado ante Dios por su propia justicia, y así será. La única justicia para ser aprobados por Dios es recibir la suya que es por fe. No podemos presentar a Dios una lista de nuestras obras para certificar que somos más dignos que otros para que Él nos elija y utilice, sería una contradicción de toda la enseñanza bíblica sobre la gracia.

2 Corintios 3:4-6 RVR60
"Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios; no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios, el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica."

Creo que Dios ha podido guiar a ciertos hombres a prepararse para el ministerio de forma muy especial y hacia un trabajo y/o para una cultura muy concretas. Eso sería algo muy diferente, y creo que es la mejor forma de interpretar algunas vidas consagradas.

Somos ministros del nuevo pacto, ministros del Espíritu y no de la letra de la ley. Ni tampoco somos ministros y siervos de normas y mandamientos humanos. Porque es cierto, y algo que debemos reconocer, es que si bien no estamos bajo la ley o antiguo pacto, si hemos establecido nuestras propias normas y leyes, según nuestro parecer.

El Señor vino para darnos descanso y descargarnos de todo peso que nos aplasta, pero lo cierto es que solemos echar sobre la gente más carga que la que pueden llevar y soportar. El Señor dijo, "mi yugo es fácil y ligera mi carga"

Dios tiene un plan para todos y cada uno de sus hijos, lo que Él hará con unos no lo va a hacer con otros. Los hijos de Dios son guiados por el Espíritu de Dios. Hay unas pocas cosas que son fundamentales y de comun fe, pero existen un sin fin de aspectos en los que hay libertad. ¡Tenemos un Dios maravilloso, amplio, generoso y siempre actual!

jueves, 5 de diciembre de 2013

MUERTOS AL PECADO (Continuación)

Romanos 8:2 RVR60
"Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.

En el escrito anterior expuse como Dios ha provisto por medio de la obra de Jesucristo en la cruz el perdón para nuestros pecados, es decir, la justificación. Por medio de la sangre derramada como expiación  somos limpiados de todas nuestras transgresiones, y somos declarados justos delante de Dios por medio de la justificación en Cristo.

Dios ha tratado también con el pecado sin "s", con el viejo hombre y lo que ha venido a llamarse la ley del pecado. Esto lo ha hecho incluyendonos en su muerte en la cruz.

Todo lo que se ha planteado hasta ahora es el lado negativo, es la obra de la cruz, en ella han sido tratados nuestros pecados y el pecado en nuestra carne. Dios nos ha dado un nuevo corazón y nos ha hecho un nuevo hombre haciendonos nacer de nuevo por medio de su Espíritu, por la resurrección de Cristo mediante la que recibimos vida nueva.

¿Qué nos toca hacer como creyentes? ¿Cómo experimentamos la obra completa de liberación? Ya dijimos que es por la fe
en  la verdad de lo que Cristo ha hecho. Secillamente tenemos que aplicarnos la obra completa del Calvario.

Respecto al viejo hombre y dado que según la palabra del Señor estamos muertos, lo único que tenemos que hacer es despojarnos de él como si fuera un vestido o piel muerta. Eso lo realizamos al pie de la cruz, no se trata de ninguna obra aparte, sino más bien de una identificación con Cristo. Frente a la cruz y por fe declaramos que nuestra muerte ha sido realizada, es algo que necesesitamos visualizar, la palabra de Dios hay que oirla y verla.

Efesios 4:22 RVR60
"En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos,"

El bautismo en agua es una figura o simbolo de nuestra identificación con la muerte de Jesús, el problema es que la gran mayoría de los que se bautizan no entiende plenamente el significado de ese acto. Para muchos es solo un rito más.

Una vez muertos y despojados del viejo hombre el pecado pierde su poder sobre el creyente, ya no está bajo su esclavitud.

Veamos ahora el lado positivo en la resurrección. Porque si hemos muerto con Cristo, también hemos resucitado a vida nueva junto con él.

Si antes obraba en nosotros la ley del pecado, ahora obra "la ley del Espíritu de vida en Cristo."

Tenemos un cuerpo de carne débil, un alma y un ser completo rodeado de debilidades y pecado por todas partes. El pecado opera como principio en el mundo, y satanás hace por todos los medios para que volvamos a la esclavitud de la carne y a ser subyugados de nuevo.

¿Cómo vencemos el principio de pecado, o ley del pecado? Ya hemos adelantado muchisimo con lo que he dicho hasta ahora, no obstante vamos a ver algo más.

La ley del pecado y de la muerte es vencida por otra ley, por la ley del Espíritu de vida en Cristo. Notemos algo importante, y es que el Espíritu obra por ley, como principio de vida en Cristo. Así que estar posicionados en Cristo y permaneciendo en él es como obra el principio del Espíritu.

Necesitamos plantarnos en la ley poderosa del Espíritu y andar en el Espíritu para vivir en libertad. De eso es de lo que nos habla el apóstol Pablo en Romanos 8, de la vida en el Espíritu. Pero no me voy a extender en este escrito explicando eso, ya he escrito sobre ese asunto, así que les pongo un enlace de mi bloc sobre el tema.

Solo quiero citar un pasaje que nos da una perspectiva divina y gloriosa de lo que nos espera cuando nos entregamos a una vida en el Espíritu.

Gálatas 5:16 LBLA
"Digo, pues: Andad por el Espíritu, y no cumpliréis el deseo de la carne."

Si andamos por el Espíritu la consecuencia será que no satisfaremos los apetitos pecaminosos de la carne.

http://pedrojuradorodriguez.blogspot.com.es/2012/08/la-ley-del-espiritu.html

martes, 3 de diciembre de 2013

MUERTOS AL PECADO

Hombre de pecado, cuerpo de pecado, viejo hombre y pecado; son conceptos diferentes a los de pecados, transgresiones, alma y nuevo hombre. Lógicamente digo esto fundamentado en la palabra de Dios; no obstante al examinar cada uno de ellos veremos que todos están relacionados entre si. Pero es importante tener una comprensión clara de todos y cada uno de estos terminos por separado, para luego poder hacer una valoración de nuestra experiencia y avance  como creyentes según la escritura.

Las predicaciones que oímos, en lineas generales no llegan a profundizar en todos los asuntos que he mencionado. Eso da como resultado deficiencias en la fe de los creyentes, y por tanto se produce estancamiento al no haber una exposición completa de todo el consejo de Dios. El mensaje de la cruz es demasiado importante como para que lo prediquemos a medias.

Todos tenemos muy claro el hecho de que Jesús murió para perdonar nuestros pecados, es la obra de la expiación y la justificación por medio de Cristo en la que somos aceptados ante Dios Padre. Nuestros pecados pasados son quitados de en medio y olvidados a través de la muerte de Jesús. Todos los creyentes aceptan eso sin mayor problema o dificultad; una vez ponen su fe en la obra de la cruz entienden que han sido perdonados, sencillamente porque así lo declara la palabra de Dios.

Hay unas consecuencias o resultados subjetivos en todos los que creen en el sacrificio sustitutorio de  Jesús, experimentan paz, gozo, una conciencia limpia delante de Dios, y sentimos como somos despojados del gran peso de la culpa. Además es por medio de la sangre derramada de Jesús que tenemos libertad para acceder a la presencia de Dios en espíritu y verdad. Por la justificación por fe tenemos entrada a toda la gracia de Dios, es decir, a toda provisión del Señor y toda obra que Él quiere hacer en nuestras vidas.

Otra cosa que sucede cuando creemos en la muerte de Jesús y aceptamos su obra expiatoria y él perdón de nuestros pecados, y creemos que el ha resucitado, es que somos nacidos de nuevo, revivimos a la vida espiritual. Antes estabamos muertos en nuestros pecados, y ahora tenemos vida nueva en Cristo Jesús. La sangre de Jesús límpia nuestros pecados, la resurrección de Jesús nos da nueva vida.

2 Corintios 5:17 RVR60
"De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas."

S.Juan 1:11-13 RVR60
"A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios."

1 Pedro 1:23 RVR60
"siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre."

Pero la muerte y resurrección de Cristo significó mucho más, no podemos quedarnos en lo que hasta ahora hemos mencionado. Hemos sido perdonados, justificados, reconciliados con Dios, y recibido nueva vida. Todo eso no ha sido nada más que el comienzo, es el princicio del camino cristiano.

Dios ha tratado con nuestros pecados y culpas, con nuestra separación de Él; y por medio de la nueva vida tenemos comunión espiritual con el Señor

Ahora necesitamos comprender en profundidad la obra de la cruz de Jesús, y cómo ésta ha tratado no solo con nuestros pecados y transgresiones, sino con el pecado sin "s" y con el viejo hombre. La mayoría de creyentes no comprenden este aspecto de la obra del Calvario y no avanzan a una vida de plenitud y victoria sobre el pecado. Al no comprender lo que ha sucedido con nuestro viejo hombre, muchos creyentes viven en una continua derrota por sus pecados, en un circulo de caidas constantes y levantamientos, para seguir volviendo a caer y nuevamente a arrepentirse.

Hasta que no entendamos bien y sepamos con certeza que sucedió en la cruz, seguiremos dando vueltas en ese circulo vicioso de pecados y debilidades que nos dominan.

Cuando Cristo fue crucificado y muerto, lo que ocurrió además de perdonarnos los pecados y reconciliarnos con Dios, es que nosotros también fuimos crucificados y muertos con Él. Así es como fue tratado el pecado, cuerpo de pecado y viejo hombre. No es la sangre de Jesús la que nos libra del pecado es la cruz, es la muerte que se efectuó en nosotros cuando fuimos incluidos en la muerte de Jesús. La sagre limpia nuestros pecados, la muerte en la cruz nos libra del hombre pecador, del viejo hombre o del pecado sin "s".

Romanos 6:6 RVR60
"sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado."

2 Corintios 5:14-15 RVR60
"Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos."

Esta es una verdad que apenas se enseña, es un hecho que no se entiende y por tanto muchos creyentes no ejercitan su fe en ella. Solo se habla del perdón de los pecados, pero muy poco o nada de la liberación del pecado. Los creyentes necesitamos ser libres del poder del pecado, y eso sucede cuando sabemos que hemos muerto juntamente con Cristo. Una vez que esa verdad se cree entonces la experimentamos, se hace una realidad en nuestras vidas.

Es importante comprender que la muerte del viejo hombre es un hecho, una realidad en Cristo, fue obra suya, y que no es algo que llevamos nosotros a cabo por nuestros esfuerzos y flagelación de nuestra carne.

Refrán español 'Muerto el perro, se acabó la rabia'

Muertos al pecado, éste ha perdido su poder sobre nosotros, su ley no nos esclaviza. Por medio de la muerte en Cristo ya hemos sido librados.

Romanos 6:1-2 RVR60
"¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?"

Según las leyes y principios que operan en el reino de Dios, y comforme a lo que nos dice el evangelio, estamos muertos en Cristo, muertos a la ley del pecado que operaba en nuestros miembros. Si lo creemos, esa verdad vendrá a ser nuestra experiencia en la práctica, si no lo creemos, seguirá siendo un hecho que ha ocurrido, pero que aún no lo hemos apropiado en nuestras vidas.

¿Creen en la obra de Cristo? ¿Creen esta verdad? Es el único requisito que Dios nos demanda, creer. Si creemos vamos a ver la gloria de Dios manifestarse con poder liberador.





lunes, 2 de diciembre de 2013

¿EN QUÉ PENSAMOS?

PSA 139:17-18 RVR60
"¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos!  Si los enumero, se multiplican más que la arena; Despierto, y aún estoy contigo."

La percepción de la presencia de Dios en nuestras vidas está estrechamente ligada a los pensamientos que permitimos que gobiernen en todo momento nuestras mentes y emociones. La presencia de Dios es una realidad latente y activa en todas partes, lo que ocurre es que no todo el mundo es consciente de de ella, ni aún las personas creyentes.

Si Dios está ahí, si Él está presente, entonces cómo no disfrutamos más intensamente y de manera más palpable esa realidad.

Este salmo nos habla de la omnipresencia de Dios; el rey David nos cuenta su experiencia subjetiva con esa realidad objetiva del Dios presente.

Pero veamos un desglose general de este salmo: En él se nos presenta a Dios como omnipresente, como omnisciente, como formador de el hombre, y se nos presenta también como planificador. Y en todos estos aspectos, los pensamientos de Dios y su palabra son fundamentales en todo el proceso para llevar a cabo su obra.

Pero lo interesante es que nuestra experiencia con Dios en todos esos aspectos que se nos presenta está condicionada a nuestra manera de pensar, a nuestra creencia y fe. El rey David había entendido esos principios muy bien, y tanto en este salmo como en otros nos deja ver la importancia de que la palabra de Dios, la verdad de los pensamientos del Señor nos saturen.

En este pasaje en concreto, me llama la atención el hecho de que cuando nos ocupamos de que durante el día los pensamientos de Dios y sus verdades nos influencien, aún después del descanso de la noche cuando despertamos sentiremos sus efectos en todo nuestro ser. Será fácil de nuevo conectar con el Señor, porque en ningún momento nos habremos alejado de Él.

El hábito de pensar y meditar en la palabra de Dios nos llevará progresivamente a percibir cada vez con más intensidad la presencia de Dios. Toda nuestra mente y ser estarán ungidos por el espíritu de la palabra, y la dulce compañia del Señor nos embargará.

No obstante es la oración de fe, el creer que el Señor está presente morando en nuestro ser y que nos oye y y nos atiende cuando le buscamos, es lo que realmente marcará la diferencia.

Necesitamos aprender a interiorizar la busqueda de Dios, entendiendo que Él está dentro de nosotros habitando en el lugar santísimo que es nuestro espíritu. La revelación y manifestación de Jesucristo comprende ésta gran verdad.

Juan 14:18-23 RVR60
"No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis. En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros. El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. Le dijo Judas (no el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo? Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él."

Vernos como Dios nos ve.
Estar donde Dios está.
Saber y creer que somos obra de Dios.

Acerca de estos tres conceptos hay mucho de parte del Señor que necesitamos aprender. Sus pensamientos son preciosos, son inumerables, multiplicables, sus pensamientos son todo aquello en lo que necesitamos ocuparnos.

jueves, 28 de noviembre de 2013

NO PERSIGAN GRANDEZAS (parte 2)

PSA 131:1-2 DHH
"Señor, no es orgulloso mi corazón, ni son altaneros mis ojos, ni voy tras cosas grandes y extraordinarias que están fuera de mi alcance.  Al contrario, estoy callado y tranquilo, como un niño recién amamantado que está en brazos de su madre. ¡Soy como un niño recién amamantado!"

Jeremías 45:1-5 RVR60
"Palabra que habló el profeta Jeremías a Baruc hijo de Nerías, cuando escribía en el libro estas palabras de boca de Jeremías, en el año cuarto de Joacim hijo de Josías rey de Judá, diciendo: Así ha dicho Jehová Dios de Israel a ti, oh Baruc: Tú dijiste: ¡Ay de mí ahora! porque ha añadido Jehová tristeza a mi dolor; fatigado estoy de gemir, y no he hallado descanso. Así le dirás: Ha dicho Jehová: He aquí que yo destruyo a los que edifiqué, y arranco a los que planté, y a toda esta tierra. ¿Y tú buscas para ti grandezas? No las busques; porque he aquí que yo traigo mal sobre toda carne, ha dicho Jehová; pero a ti te daré tu vida por botín en todos los lugares adonde fueres."


¡Cuántos creyentes están buscando la fama, la honra y el reconocimiento de los hombres! ¡Cuántos buscan las riquezas! ¡Cuántos se están esforzando por escalar posiciones en sus instituciones!

"Intenta no volverte un hombre de éxito, sino convertirte en un hombre de valor" Albert Einstein

Sábias palabras del físico alemán de origen judío.

Cuando nos estamos desviando de la voluntad de Dios, Él permite que la tristeza, el dolor y el cansancio nos alcance. Siempre es bueno pararnos y escuchar lo que Dios tiene que decirnos en esos momentos en que nos sentimos así.

Muy probablemente estemos yendo por un camino contrario al que Dios quiere que sigamos. Tal vez estemos llevando una carga demasiado pesada y que no ha sido Dios quien nos la puso, probablemente anhelamos cosas que no están dentro de sus planes. Debemos desistir de esa actitud.

Hoy día muchos obreros y ministros viven en grandezas, y por encima de la media del pueblo de Dios. La Iglesia está sufriendo necesidades, carencias y penurias, pero ellos viven en su prosperidad. Pero eso no es todo, encima reprochan al pueblo del Señor y lo acusan de su pobreza, de su falta de fe y de su poca generosidad.

El deseo de lograr popularidad, admiración y expectacularidad se ha apoderado de muchos obreros del Señor, ellos quieren ser grandes. ¡Cómo desean y procuran alcanzar los títulos ministeriales más importantes! Apóstol, profeta, maestro, doctor etc. Cuando lo consiguen se vuelven excentricos y extravagantes en sus maneras y en sus actitudes, e inacesibles al resto de los mortales.

Lo opuesto a lo mencionado anteriormente es profundizar en el Señor, es buscar en él nuestra plenitud y satisfacción. Desistir en la busqueda de grandezas cuales quiera que fueren y anhelar la vida de Dios reinando, gobernando y fluyendo en nosotros. Entrar en ese reposo espiritual que solo Dios puede ofrecernos, entonces ya no estaremos llorando más por otras cosas, sino que como el salmista dice, nos sentiremos como niños recien amamantados.

¡Qué cuadro el de un bebé que acaba de saciarse con la leche de su madre! ¡Hay algo más hermoso que eso! ¡Qué quietud y tranquilidad siente ese niño! No le falta nada más, está al completo.

Volvamos un momento más con Baruc, porque Dios le dice lo que tiene para él, el Señor le da una tremenda y gran promesa. "pero a ti te daré tu vida por botín en todos los lugares adonde fueres."

Si ahondamos un poquito en el sentido de esto que Dios le promete a Baruc, veremos que  es algo precioso. Aquí hay una promesa de salvación que repercutiría en toda la vida de Baruc y abarcaría a cualquier lugar donde el escriba se encontrase.

Lo que Dios le está prometiendo es que él tendrá su vida como herencia, su alma y su ser le sería por posesión. Esto es algo tremendo, porque lo que Dios quiere es que conquistemos nuestras vidas y reinemos sobre ellas por medio de su gracia. El no quiere que conquistemos el mundo, Él no nos alienta a que seamos ricos, ni a que busquemos grandezas como ya hemos visto.

Hagamos una comparación de lo que Dios le dice a Baruc, con lo que dice Jesús a todos los que quieren seguirle.

S. Mateo 16:25-26 RVR60
"Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.  Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?

En palabras del Señor vemos expresada nuevamente su voluntad, su deseo para los que creemos en Él. Es natural, es humano, es lógico el que queramos salvar nuestras vidas, lo contrario sería antinatural. Sin embargo, lo que Jesús está planteando son dos fomas o maneras de enfocar la vida.

Podemos vivir conforme a un criterio y filosofia de vida natural, independiente de Dios y solo enfocados en las cosas materiales, y centrados en nuestras propios deseos y pensamientos. O podemos vivir según los principios espirituales del reino de Dios, es decir, conforme a la fe del evangelio de Jesucristo.

Si vivimos según lo primero, centrándonos en nosotros mismos, poniendo nuestra mira en las cosas de la tierra, queriendo realizar nuestros propios planes y sueños, es probable que perdamos una vida muy superior. Es la vida abundante que Jesucristo nos quiere dar cuando la invertimos en él, si le entregamos la nuestra. De manera, que Jesús de lo que está hablando es de realizar un intercambio, mi vida natural, débil y limitada, por la vida de Dios zoé, vida espiritual y abundante.

En ese intercambio se nos es dada nuestras vidas por rescate, por herencia, y somos desde entonces gobernados por la vida de Dios.

Veamos otro pasaje muy significativo:

Romanos 5:17 RVR60
"Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia."

En una vida independiente, que es en lo que consiste la vida adámica, reina el temor de la muerte. La muerte es el resultado de la transgresión del pecado de rebelión en Adán, él se alejó e independizó del Señor. Jesús por medio de su gracia, por su justicia nos da acceso a su vida a través de la cual podemos reinar. El apóstol no se está refiriendo unicamente a reinar en la vida futura en el cielo, sino aquí y ahora. Eso es tener la vida por botín ¡Gloria al Señor!

miércoles, 27 de noviembre de 2013

NO PERSIGAN GRANDEZAS

PSA 131:1-2 DHH
"Señor, no es orgulloso mi corazón, ni son altaneros mis ojos, ni voy tras cosas grandes y extraordinarias que están fuera de mi alcance.  Al contrario, estoy callado y tranquilo, como un niño recién amamantado que está en brazos de su madre. ¡Soy como un niño recién amamantado!"

Jeremías 45:1-5 RVR60
"Palabra que habló el profeta Jeremías a Baruc hijo de Nerías, cuando escribía en el libro estas palabras de boca de Jeremías, en el año cuarto de Joacim hijo de Josías rey de Judá, diciendo: Así ha dicho Jehová Dios de Israel a ti, oh Baruc: Tú dijiste: ¡Ay de mí ahora! porque ha añadido Jehová tristeza a mi dolor; fatigado estoy de gemir, y no he hallado descanso. Así le dirás: Ha dicho Jehová: He aquí que yo destruyo a los que edifiqué, y arranco a los que planté, y a toda esta tierra. ¿Y tú buscas para ti grandezas? No las busques; porque he aquí que yo traigo mal sobre toda carne, ha dicho Jehová; pero a ti te daré tu vida por botín en todos los lugares adonde fueres."

A causa de la invasión de los caldeos y la situación de crisis en judá una parte del pueblo de Dios emigró a Egipto; cosa que Dios les había profetizado por medio de Jeremías que no hiciesen.

Tomando como figura esta historia de los judiós, siempre existe en los creyentes la tendencia de buscar refugio y seguridad en el mundo cuando las cosas se ponen feas, creemos que así nos irá mejor. En vez de confiar en el Señor para nuestra seguridad y protección buscamos asilo en los hombres que habitan en el país de las vanidades.

El principe de este mundo es el diablo, satanás es el que opera en los hijos de desobediencia. Es su reino, son su posesión, siempre procurando atraer a los hijos de Dios ofreciendoles oportunidades y cosas para después someterlos y hacerlos cautivos. Recordemos que esa fue la experiencia del pueblo de Dios en Egipto, la esclavitud bajo el gobierno del faraón.

Jeremías fue con el pueblo a Egipto para que no les faltase la palabra de Dios y para velar por ellos en lo posible. Baruc era el escriba de Jeremías, él también se encontraba en Egipto.

Esta palabra que Dios le habla a Baruc por medio de Jeremías encierra también un mensaje para los creyentes de todos los tiempos, son unos consejos intemporales que haremos bien en tener en cuenta.

Primeramente y por medio de la palabra profética, el Señor hace una descripción del corazón de Baruc y de su estado
físico y anímico. La situacíon de Baruc coincidia exactamente con lo que el mismo declaraba por su boca.

Se sentía triste, sufría, estaba fatigado, cansado y gimiendo; no encontraba ningún descanso. Dios se lo dice, es decir, le confirma su estado. Pero Dios no le habla para machacarlo más, sino para decirle después el porqué se siente de esa manera, y como puede salir de esa condición.

Siempre nos será de mucha ayuda el conocer y poder describir nuestros sentimientos. Hacer una valoración de como nos encontramos, y tener un diagnóstico de nuestro estado anímico nos permitirá vislumbrar con más claridad la posible solución.

Mientras que Dios estaba tratando con su pueblo y todas las naciones, Baruc se encontraba ocupado en sus proyectos personales. El tenía sueños que estaba persiguiendo. Parece que su estado anímico y la frustración que sentía era debido a que no iba a poder ver sus sueños realizados. En lo que Dios le dice se deja entrever que tenía planes diferentes para él.

"¿Y tú buscas para ti grandezas? No las busques" Baruc estaba metido de lleno en sus negocios, él buscaba el éxito profesional. Probablemente se esforzaba por alcanzar cierta posición y renombre en Egipto, quizás un estatus social entre los grandes.

¿Es malo tener sueños y aspirar a más? Claro que no. ¿Está mal dedicarnos a nuestros negocios? Por supuestísimo que no. Es lo que necesitamos y debemos hacer, tener visión y trabajar. Pero fijese que Dios apunta a la motivación del corazón de Baruc, y le dice que está buscando grandezas. El escriba Baruc se estaba dejando llevar por la vanidad, estaba picado por el veneno del orgullo. Y el Señor le dice, no, no busques grandezas.

Esta exhortación toca de lleno el corazón de muchos creyentes que se hayan en el mismo estado que Baruc, buscando grandezas en sus vidas. Lo hacen en la iglésia y en sus ministerios, y lo hacen en sus profesiones, dejandose dominar por los conceptos de éxitos mundanos.

lunes, 25 de noviembre de 2013

DIOS ANUNCIA COSAS NUEVAS

COSAS NUEVAS

LUK 7:21-23 RVR60
"En esa misma hora sanó a muchos de enfermedades y plagas, y de espíritus malos, y a muchos ciegos les dio la vista. Y respondiendo Jesús, les dijo: Id, haced saber a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio;  y bienaventurado es aquel que no halle tropiezo en mí."

El Señor ha hecho y dicho muchas cosas, y aún hoy continuará manifestandose y dandose a conocer por medio de ellas, es muy probable que algunos o muchos no estén de acuerdo con su forma de proceder y choquen con él.

Hay quienes tropiezan con Jesús porque ėl se sale o traspasa los parametros establecidos religiosamente aceptados.

Siempre se oyen comentarios como: Tal manifestación no puede ser del Señor, tal persona no está actuando por medio de Cristo, Dios no hace ya milagros, la sanidad y la manifestación de dones espirituales terminaron. Esto o aquello no está conforme con la sana doctrina.

Sin embargo, el Señor sigue trabajando, su brazo no se ha acortado para salvar y bendecir a sus criaturas. El salva, restaura, sana, llena del Espíritu Santo y realiza cosas maravillosas. Y como hemos leído en el pasaje todo ello forma parte del sello de su identidad.

El problema muchas veces es que somos demasiados duros y subjetivos a la hora de juzgar las cosas, y nos equivocamos, porque no hemos experimentado en Dios de la misma manera las cosas que ėl hace con otros y por medio de ellos.

Y yo me pregunto ¿dónde nos dejamos las cosas nuevas que él puede hacer? ¿El Señor va a hacer todo igual que en el pasado? Jesús mismo nos dice, que los que creen en él cosas mayores harán.

Las culturas han evolucionado, los hombres y las sociedades no son las mismas de hace 2000 años. Dios se manifiesta en cada epoca de la historia del hombre de manera que estos le entiendan, aunque no de forma completa, pero siempre Él hace cosas mucho más allá de lo que podemos comprender o ni tan siquiera imaginar.

Yo quiero estar abierto a aquello que ojo no vió, ni oído oyó, cosas que Dios tiene preparadas para todos los que le aman.

Hay quienes se aferran al concepto de sana doctrina, yo lo entiendo, pero observo que muchos que dicen tenerla, les pasa como a los escribas y los fariseos, cuelan el mosquito y se tragan el camello. Ellos han metido a Dios en una caja con sus cromitos y juquetes, un Dios chiquitito al que ellos puedan dominar y controlar, y que no se salga de su cajita.

Vienen cosas nuevas

Isaías 48:3-8 RVR60
"Lo que pasó, ya antes lo dije, y de mi boca salió; lo publiqué, lo hice pronto, y fue realidad. Por cuanto conozco que eres duro, y barra de hierro tu cerviz, y tu frente de bronce, te lo dije ya hace tiempo; antes que sucediera te lo advertí, para que no dijeras: Mi ídolo lo hizo, mis imágenes de escultura y de fundición mandaron estas cosas.  Lo oíste, y lo viste todo; ¿y no lo anunciaréis vosotros? Ahora, pues, te he hecho oír cosas nuevas y ocultas que tú no sabías. Ahora han sido creadas, no en días pasados, ni antes de este día las habías oído, para que no digas: He aquí que yo lo sabía. Sí, nunca lo habías oído, ni nunca lo habías conocido; ciertamente no se abrió antes tu oído; porque sabía que siendo desleal habías de desobedecer, por tanto te llamé rebelde desde el vientre."

Las maravillas de Dios están profetizadas en la palabra desde hace mucho, se han confirmado en la historia de los hombres y en el tiempo. La escritura nos dice que en Dios no hay mudanza, cambios, ni sombras de variación; nos declaran que Jesús es el mismo de ayer, hoy, y por los siglos, de los siglos.

Si queremos conocer al Señor, no tropecemos con su proceder, ni con sus palabras y promesas. Miremos más allá del horizonte de nuestros conceptos e ideas limitadas. Abramos los ojos de la fe e intentemos ver lo invisible, lo imposible, lo que solo ėl puede llevar a cabo.

Efesios 3:20-21 RVR60
"Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén."

Tenga precaución

No es bueno perseguir como obsesos las manifestaciones sobrenaturales, tenga cuidado porque satanás lo engañará con facilidad. Siga el amor como el camino más exelente y los dones vendrán para cubrir necesidades. Procure los dones pero no para exhibirlos, no para promocionarse usted, sino para ser de bendición a cuantos le rodean.

No hagan negocio, ni permita que hagan negocio con usted por medio de los dones y bendiciones de Dios. Todo lo recibimos de gracia, tenga esto muy claro.

viernes, 22 de noviembre de 2013

CAVE HONDO

CAVE HONDO

LUK 6:46-49 RVR60 "¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo? Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a quién es semejante. Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca. Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó, y fue grande la ruina de aquella casa."

En esta parábola Jesús nos enseña sobre la importancia de profundizar en la experiencia de nuestras vidas como creyentes. Pero si observamos, este asunto es demasiado relevante como para simplemente tomarlo a la ligera, pues toda nuestra vida está en juego. En un momento dado, por causa de circunstancias ajenas a nosotros, es decir, que no controlamos, todo cuanto hemos hecho puede venirse al traste y ser destruido.

Relaciones que por tantos años hemos trabajado pueden romperse, nuestra reputación puede verse seriamente dañada, nuestras familias rotas, nuestro ministerio desacreditado, y mucha gente dolida y decepcionada. Simplemente porque hemos ido de ligeros en la vida, porque nos hemos precipitado en las cosas de Señor; porque hemos hecho lo que muchos hacen, darle más importancia a lo rápido, a lo expectacular e instantaneo que a lo auténtico.

Hemos actuado como religiosos, hemos seguido a la masa, no hemos calculado el costo; solo hemos seguido las apariencias externas y nos convertimos en seguidores de hombres más que de Dios.

Pero lo peor de todo es el engaño en el que muchos han caído, de disociar la fe, su autenticidad en la experiencia cristiana de las demás áreas de su vida; han creído que podían ser vanales y poco sérios con las cosas de Dios sin que ello perjudicara el resto de sus intereses.

La casa de la que Jesús nos está hablando son nuestras vidas, es la totalidad de nuestros intereses; abarca nuestra familia, nuestro trabajo, nuestras amistades, nuestro comportamiento moral, nuestra espiritualidad, nuestra diversión o tiempo de ocio, nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestras emociones. Involucra todo en nuestra existencia. Y solo vamos a tener y poder edificar una casa como esa, porque su construcción y dedicación nos llevará todo el tiempo de que dispondremos en esta vida.

El deseo del Seños es tener una casa donde morar, un lugar donde encontrarnos con él, y ese sitio no es un templo ni un palacio hecho por hombres, sino nuestras vidas, nuestros corazones. El Señor vendrá y se manifestará en esa casa, el morará en ella permanentemente.

Es un hecho que aparecerán las inundaciones y se levantarán los vientos golpeando contra todo lo que se ha construido. Todos vemos con cierta frecuencia como terminan las casas que son frágiles, hechas de madera o de paja, o aparentemente solidas pero sin un fundamento firme, acaban arrastradas por los temporales climáticos.

Los reveses y las crisis nos vendrán a todos de una forma o de otra, unos permanecerán firmes, pero la gran mayoría serán destruidos o sufrirán graves e irreparables daños.

Jesús nos indica lo que debemos hacer para que no vayamos a la ruina y demos en el traste con todo.

Primero, Él nos habla de coherencia, e indica que si le llamamos Señor pero no hacemos lo que nos dice, empezamos muy mal. "¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?

No podemos, ni debemos entrar en juicios, ni condenar a nádie, simplemente cada cual debe examinar su propia vida con honestidad y comprobar si es coherente. O por el contrario solo habla, canta y tiene nada más unas cuantas teorías.

Ya el Señor recriminó a su pueblo Israél por su superficialidad e incoherencia.

S. Mateo 15:8 RVR60 "Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón está lejos de mí."

Nuestras palabras deben ser seguidas por el compromiso de nuestros actos. El Señor no es solo un título para proclamarlo sino una posición y una autoridad que debemos obedecer. El murió y resucitó para ser el Señor. Cada día nos dirá algo nuevo y nos mostrará lo que tenemos que hacer, es necesario que le oigamos con atención para saber lo que nos dice y así poder hacerlo.

Tristemente hay quienes se llaman cristianos y proclaman al Señor, pero no están haciendo lo que él les ordena. Ellos no viven bajo el señorio de Jesucristo. Llegará el día en que se llevarán una gran sorpresa, porque el Señor dice que no los reconocerá, no sabrá ni quienes son esos.

S. Mateo 7:21-23 RVR60 "No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad."

En segundo lugar, que tendría que ser lo primero que hagamos, y es justamente lo que el Señor nos indica, es acercarnos a Él.

"Todo aquel que viene a mí" Haciendo esto ya estamos comenzando bien la edificación. Cristo es el fundamento más sólido y firme sobre el que podamos construir nuestras vidas. En la biblia está clarísimo que Jesús es la Roca, no es Pedro, ni es ningún otro santo, tampoco es una doctrina, ni creencia particular, no es tampoco nuestra filosofia u opinión personal. Jesús es quien sustenta el universo con su poder, el constituye los cimientos de todo lo visible e invisible, el es la Vida. De manera que usted y yo necesitamos establecer una relación vital con Jesús. Claro que el venir a Jesús no es suficiente, es de suma importancia permanecer en Él.

A veces los creyentes ven sus vidas arruinadas y tan destruidas como los que no conocen a Dios, sus matrimonios se fueron al traste, el adulterio, el fraude y otros muchos pecados están dominando en sus vidas. Dicen ser cristianos, pero la realidad es que no están permaneciendo en Jesucristo. No han seguido firmes en la Roca, ellos han optado por edificar sobre la arena, se han apartado de la obra del Señor, se han bajado de su posición en Jesucristo. Ellos están dando más valor a sus propios deseos egoistas, a sus aspiraciones personales, y están prefiriendo buscar por sus propios caminos la felicidad.

Hablo en terminos generales, lógicamente a cualquiera le pueden suceder situaciones como dije al principio que se escapan de su control, no obstante, es en esos momentos cuando más fuertemente necesitamos estar unidos al Señor.

S.Juan 15:4-7 RVR60 "Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho."

Si usted y yo hemos venido al Señor, ahora tenemos que permanecer en Él. Esto quiere decir perseverar, ser constantes, estar firmes en nuestra relación con Jesús. Somos como pampanos en la vid, en el momento en que no permanecemos, la sávia, la vida de Cristo deja de fluir en nuestro interior. Entonces sucede que ya no damos los frutos que agradan al Señor, es decir, los frutos del Espíritu. Daremos otros frutos, que son los de la carne, frutos pecaminosos y obras muertas.

Pero es más arriesgado todavía si no permanecemos en el Señor, y es que podemos ser echados fuera y separados para siempre de la vid. Esto no lo digo yo, lo está diciendo el mismo Señor. Si no perseveramos en Cristo seremos definitivamente apartados, echados fuera como ramas inútiles. Esto es muy fuerte, pero qué más podría haber hecho el Señor, el que no permanece es porque sencillamente no quiere estar en Él.

En tercer lugar, para construir nuestra vida sobre la Roca necesitamos oir atentamente al Jefe de obras. "y oye mis palabras" Esto es más importante de lo que podemos pensar o imaginar. No se trata simplemente de leer la bíblia, debemos escuchar al Señor. Usted puede batir record en lecturas bíblicas, conocer toda la teología cristiana, asistir a todas las reuniones, pero si no está oyendo al Señor no avanzará ni un centimetro, su experiencia cristiana será muy superficial.

Jesús dijo, "mis ovejas oyen mi voz y me siguen" O mire también este otro pasaje "No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" El Señor nos habla, de su boca salen palabras especificas y muy concretas dirigidas a nuestras vidas personales.

Si no estamos oyendo al Señor puede deberse a varias razones: A) no somos ovejas suyas. B) no le estamos prestando atención. C) hacemos demasiado ruido, no paramos de hablar nosotros y de ir de aca para allá. D) prestamos atención a otras muchas voces y no distinguimos la suya. E) tenemos sordera espiritual, somos tardos para oir o tenemos oído incircuciso (incrédulo). F) no somos de Dios, S.Juan 8:47 RVR60 "El que es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios."

En cuarto y último lugar, hay que hacer la palabra del Señor. "y las hace"

Ahora bien, este hacer es la obra del Espíritu capacitandonos para toda acción, es la gracia del Señor que permitimos que actúe en nuestras vidas. Por nuestra parte es la disposición, nuestro ofrecimiento incondicional a su voluntad. El Señor no nos está demandando que obremos en nuestra carne, o por nuestros medios y capacidades propias. No se trata de una exigencia externa, sino de la guía del Espíritu.

Esto es seguir al Señor, es andar en sus pisadas oyendo su voz, permitiendo que Él haga en nosotros lo que es agradable delante de sus ojos.

Supongamos que álguien se hace consciente de que está edificando su vida sobre la arena, por ciertas experiencias descubre que está en ruinas; se siente inseguro/a en el lugar que debía ser el más tranquilo y fiable, ha edificado su casa en el lugar inapropiado y ha usado los materiales más malos. ¿Qué debe hacer?

Primero, si solo se trata de algunos errores de distribución y de cálculos, o ha usado materiales defectuosos y malos, usted necesita hacer una buena reforma con los materiales adecuados. Pero si el fundamento sobre el que está edificando no es sólido, entonces debe comenzar de nuevo, no sirve nada todo cuanto ha hecho. Comience nuevamente, pero esta vez hágalo en Dios y sobre el fundamento de Jesucristo. Es mejor hacerlo así que esperar a que todo se venga abajo.

La casa como estamos viendo es la vida, nuestra vida, y ésta se construye con las decisiones que tomamos a diario. Todos somos lo que pensamos, lo que hacemos y lo que sentimos, hemos construido en nuestro pasado y lo estamos haciendo ahora en nuestro presente, todo ello dará como resultado un futuro, un destino, un lugar en el que estaremos firmes y seguros.

Examinar nuestro presente y ver donde estamos hoy, si hemos madurado, si amamos más, si tenemos dominio propio, si somos espirituales y coherentes, y si hemos profundizado en el Señor. Los frutos que tenemos hoy nos dicen que semilla hemos sembrado en el pasado.

Tanto el fundamento como los materiales que utilizamos están formados por nuestras creencias, nuestros pensamientos, nuestras emociones y nuestros actos. El fundamento es objetivo, es el que ha sido puesto por Dios mismo, es la roca sobre la que se pone todo lo demás, Cristo. La construcción debe ser hecha con la misma materia solida del fundamento que es la palabra eterna de Dios, el evangelio de Jesucristo. Es necesario que nuestro ser entero sea edificado con la palabra de Dios y nuestra vida moldeada por ella para que podamos permanecer inamovibles cuando aparezcan las tempestades.

Romanos 14:4 RVR60 "¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor está en pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para hacerle estar firme."

Lejos esté de mí una actitud de juicio sin compasión, mientras estemos vivos hay esperanza; siempre tenemos la oportunidad de volvernos al Señor para ser restaurados. ÉL nos seguirá amando hasta el final, volverá a tomar nuestras vidas en sus manos si es que nos hemos apartado; si venimos de nuevo ante su trono de gracia y de misericordia el hará cosas nuevas en nuestras vidas y nos salvará de la ruina.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

DESE ASÍ MISMO

DESE ASÍ MISMO

A veces se oye a algún que otro predicador arengando a sus oyentes a que den lo mejor que tienen para que el Señor pueda usarles, especialmente se insta a los jovenes a hacer eso. Pero yo me pregunto ¿realmente Dios necesita algo nuestro para que podamos serle útiles? ¿hay siquiera algo bueno en nosotros que Dios quiera usar?

Reflexionemos un poco sobre esa creencia tan extendida entre el pueblo cristiano.

Algo que debemos entender, es que Dios, es el dador de todas las cosas. No hay nada que poseamos que no hayamos recibido de Él. La palabra del Señor así lo declara.

Santiago 1:16-17 RVR60 "Amados hermanos míos, no erréis. Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación."

En primer lugar, Santiago nos quiere evitar de que nos equivoquemos o fallemos en nuestros planteamientos; y nos habla a nosotros los creyentes. El sabe que una interpretación erronea, una creencia equivocada, nos llevará a una forma de vida o una filosofía erronea y por tanto fuera de la voluntad de Dios.

Entonces él declara algo que debemos saber para no caer en errores. Toda buena dádiva, toda cosa buena procede de Dios, son regalos y son dones perfectos que hemos recibido de forma inmerecida del Padre que habita en luz.

Aquí en este pasaje no hay diferencia entre cosas naturales, materiales o espirituales, ni siquiera se pueden excluir planteamientos que tienen que ver con nuestro desarrollo mental, emocional y moral. Es decir que está incluido todo cuanto nos hace mejores personas delante de Dios y de los hombres.

Veamos otro pasaje que viene al caso de lo que estamos tratando:

1 Corintios 4:7 RVR60 "Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?"

Algunos creyentes de la iglesia en corintios se habían envanecido, al punto de que comenzaron a menospreciar el ministerio apostólico. El Señor les había dado muchos dones a los cristianos de corintios como bien podemos leer en las cartas que le escribió San Pablo. Pero por lo visto algunos de ellos dejaron entrar el orgullo en su corazón, la competencia y la carnalidad comenzó a manifestarse en medio de la iglesia.

El apóstol les pone las cosas claras diciendoles primero que no se consideren unos mejores que otros, que no hagan distinciones. En ese trato que se tenían se manifestaba una carnalidad profunda, eran actitudes propias de hombres naturales, no espirituales.

La naturaleza humana siempre quiere distinguirse, siempre busca el reconocimiento y la adulación. ¿Nos suena algo esta actitud en la iglesia de hoy, entre hermanos y obreros del Señor? Desde luego no son actitudes de creyentes maduros. Sin embargo es algo que está muy extendido, los reconocimientos, la pleitesía y la exaltación del ego de muchos obreros cristianos.

El apóstol les hace ver a los hermanos que todo lo han recibido, todo lo que tienen se lo ha dado Dios por gracia, nada es por méritos propios, de modo que no hay cabida para el orgullo. Los dones no los han recibido por obras o sacrificios personales, ni ninguno tiene cierto don o dones porque sea mejor que otros. ¡Qué nos cuesta asimilar esto hermanos!

Veamos otro pasaje para terminar de aclarar este punto:

Gálatas 3:2-3, 5 RVR60 "Esto sólo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe? ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?.......Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe?"

Para recibir bendiciones, dones o algo de Dios en el antiguo pacto, había que cumplir con la ley; todas las bendiciones estaban condicionadas a las obras. La ley se cumplía por obra de la carne, es decir, por el esfuerzo propio y/o la determinación humana. Sin embargo, bajo el nuevo pacto en el que estamos ahora no funciona así.

¿Es, que no hay condiciones en el nuevo pacto? Sí las hay, lo que ocurre es que Cristo las ha cumplido todas, al punto que de los hombres no se exige nada, excepto que crean; solo se les requiere fe, y aun la fe es un don de Dios.

Lo único que podemos darle a Dios es lo que Él nos pide, y es algo que aguarda que le entreguemos de forma desinteresada y sin reservas.

Proverbios 23:26 RVR60 "Dame, hijo mío, tu corazón, Y miren tus ojos por mis caminos."

El Señor no pide poca cosa, lo pide todo, el espera una entrega total y absoluta de nuestro ser entero y de todo cuanto podamos poseer. Eso es lo que quiere decir cuando pide nuestro corazón. Pero eso se tiene que traducir en un enfoque de nuestras vidas orientado hacia sus propositos y voluntad, y es lo que viene a significar la segunda frase del versículo. Algo que debemos entender también es que es obra de la gracia de Dios, todo esto tiene que ver con el trato que Dios tiene con cada uno de sus hijos, no es por imposición eclasiástica, ni pastoral.

Lo que debemos procurar es tener cuidado en no entender todo esto desde una perspectiva legalista, que es lo que suele suceder a menudo. Un enfoque de tienes que dar, tienes que hacer, no hagas esto, haz aquello, no vayas allí, prívate de esto, no hables, no veas, no compres, no comas, ayuna, levantate a tres de la madrugada para orar, tienes que testificar, no te pierdas ningún culto, da, da, da, etc...etc. Eso es un mal uso de la palabra de Dios y la doctrina.

Filipenses 2:12-13 RVR60 "Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad."

Ocuparnos, eso es importante, dedicarnos a nuestra salvación en todo su pleno significado. Dios nos lleva a ello, nos llama, lo produce por medio del Espíritu desde nuestro interior. Esto quiere decir que debemos ocuparnos en las cosas que son del Espíritu, no en las de la carne.

Romanos 8:5-6 RVR6 "Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz."

La carne puede ser extremadamente religiosa y abraza con mucho placer el legalismo, se enorgullece de su humana religiosidad, de poder hacer algo que agrade a Dios. Fijese que Pablo no está hablando en este capítulo 8 de romanos de pecados groseros carnales, sino de buenas intenciones naturales, pero que no obstante son definitivamente de la carne, es decir, del alma, salidas de nosotros mismos.

Tenemos dos opciones en cuanto a nuestra disposición para servir o adorar al Señor, lo hacemos en la carne y por la carne, o en el Espíritu y por el Espíritu.

Hacerlo de una manera o hacerlo de otra va en función de qué es lo que estamos trabajando, en qué estamos ocupandonos y lo que llena nuestra mente. Podemos tener nuestra mente en las cosas del Espíritu, enfocada en Cristo y su obra, llena de la palabra que Dios nos ha dado, y actuar por fe. O podemos estar centrados en nuestras emociones y propios pensamientos y deseos, y actuar por nuestra propia alma y confiando en nuestra carne y sabiduría y buscando nuestra propia gloria.

¡Dale lo mejor que tienes a Dios! Es lo que solemos decir a los creyentes, y a partir de ahí se ponen a funcionar los mecanismos de la carne, y decimos: Es verdad tengo que darle lo mejor al Señor, tengo que orar más, tengo que leer más la bíblia, no me puedo perder ninguna reunión, tengo que diezmar más, tengo que ayunar, debo testificar, tengo que cantar, tengo que predicar y un largo de quehaceres más que añadimos a la lista.

Ahora bien no estoy en contra de nada de lo que he mencionado anteriormente, todo forma parte de las prácticas cristianas, sin embargo no son reglas o normas establecidas por ley, aunque la palabra nos exhorte a todo ello; no nos podemos medir unos a otros, ni juzgar nuestra espiritualidad o madurez cristiana por la practica de ellas, no nos engañemos hermanos. Todo cuanto se ha dicho lo puede hacer una persona religiosa y carnal.

¿Entonces, no hacemos nada? Al contrario, la obra del Espíritu nos guiará a todo ello, pero no se trata de asuntos que debamos imponer a nádie, ni condenar o juzgar a los creyentes porque no las practiquen tanto como nosotros.

Algunos han considerado la oración como un trabajo o una obra porque ella requiere ocupación y un cierto esfuerzo. La oración no debemos considerarla una obra, ni una obligación, sino una devoción, es como el comer o como el beber, o como el dormir o el respirar. Es algo que necesitamos estar realizando, es nuestra comunión con Dios, nuestro oxigeno espiritual. Nuestra oración no ha de hacerse solo de forma puntual, sino sin cesar. Yo no le diré nunca a nadie que no ore, sino que lo haga sin cesar. El cristiano a de vivir por la oración.

Sin embargo muchos seguirán creyendo que es algo que deben hacer por obligación, porque está exigido. Si usted está casado o simplemente tiene novia, le aconsejo que no le diga nunca a su esposa o novia que está con ella por obligación. ¡Tendrá un grave problema!

Dios ama la verdad en lo íntimo, obrando desde lo más profundo de nuestro corazón. Nuestra vida agrada a Dios en tanto que es obra de su gracia operada en nostros por medio del Espíritu. Y eso es valido para todo lo que se refiere a nuestro servicio y adoración a Dios.

Salmos 51:6 RVR60 "He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría."

No haga las cosas en el Señor simplemente porque otros se las dicen, o por que simplemente otros las hacen, o porque las han leído en algún sitio. Eso se puede mantener por algún tiempo, pero finalmente usted descubrirá que ha de ser consecuente con sus creencias y convicciones, usted tendrá que beber de la fuente principal, y por usted mismo tendrá que convencerse para poder tener experiencias genuinas con el Señor, y no creencias de segunda mano. Finalmente es ahí a donde Dios le guiará, a que usted experimente una vida cristiana real y poderosa, una vida que fluye desde su interior.