miércoles, 20 de noviembre de 2013

DESE ASÍ MISMO

DESE ASÍ MISMO

A veces se oye a algún que otro predicador arengando a sus oyentes a que den lo mejor que tienen para que el Señor pueda usarles, especialmente se insta a los jovenes a hacer eso. Pero yo me pregunto ¿realmente Dios necesita algo nuestro para que podamos serle útiles? ¿hay siquiera algo bueno en nosotros que Dios quiera usar?

Reflexionemos un poco sobre esa creencia tan extendida entre el pueblo cristiano.

Algo que debemos entender, es que Dios, es el dador de todas las cosas. No hay nada que poseamos que no hayamos recibido de Él. La palabra del Señor así lo declara.

Santiago 1:16-17 RVR60 "Amados hermanos míos, no erréis. Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación."

En primer lugar, Santiago nos quiere evitar de que nos equivoquemos o fallemos en nuestros planteamientos; y nos habla a nosotros los creyentes. El sabe que una interpretación erronea, una creencia equivocada, nos llevará a una forma de vida o una filosofía erronea y por tanto fuera de la voluntad de Dios.

Entonces él declara algo que debemos saber para no caer en errores. Toda buena dádiva, toda cosa buena procede de Dios, son regalos y son dones perfectos que hemos recibido de forma inmerecida del Padre que habita en luz.

Aquí en este pasaje no hay diferencia entre cosas naturales, materiales o espirituales, ni siquiera se pueden excluir planteamientos que tienen que ver con nuestro desarrollo mental, emocional y moral. Es decir que está incluido todo cuanto nos hace mejores personas delante de Dios y de los hombres.

Veamos otro pasaje que viene al caso de lo que estamos tratando:

1 Corintios 4:7 RVR60 "Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?"

Algunos creyentes de la iglesia en corintios se habían envanecido, al punto de que comenzaron a menospreciar el ministerio apostólico. El Señor les había dado muchos dones a los cristianos de corintios como bien podemos leer en las cartas que le escribió San Pablo. Pero por lo visto algunos de ellos dejaron entrar el orgullo en su corazón, la competencia y la carnalidad comenzó a manifestarse en medio de la iglesia.

El apóstol les pone las cosas claras diciendoles primero que no se consideren unos mejores que otros, que no hagan distinciones. En ese trato que se tenían se manifestaba una carnalidad profunda, eran actitudes propias de hombres naturales, no espirituales.

La naturaleza humana siempre quiere distinguirse, siempre busca el reconocimiento y la adulación. ¿Nos suena algo esta actitud en la iglesia de hoy, entre hermanos y obreros del Señor? Desde luego no son actitudes de creyentes maduros. Sin embargo es algo que está muy extendido, los reconocimientos, la pleitesía y la exaltación del ego de muchos obreros cristianos.

El apóstol les hace ver a los hermanos que todo lo han recibido, todo lo que tienen se lo ha dado Dios por gracia, nada es por méritos propios, de modo que no hay cabida para el orgullo. Los dones no los han recibido por obras o sacrificios personales, ni ninguno tiene cierto don o dones porque sea mejor que otros. ¡Qué nos cuesta asimilar esto hermanos!

Veamos otro pasaje para terminar de aclarar este punto:

Gálatas 3:2-3, 5 RVR60 "Esto sólo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe? ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?.......Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe?"

Para recibir bendiciones, dones o algo de Dios en el antiguo pacto, había que cumplir con la ley; todas las bendiciones estaban condicionadas a las obras. La ley se cumplía por obra de la carne, es decir, por el esfuerzo propio y/o la determinación humana. Sin embargo, bajo el nuevo pacto en el que estamos ahora no funciona así.

¿Es, que no hay condiciones en el nuevo pacto? Sí las hay, lo que ocurre es que Cristo las ha cumplido todas, al punto que de los hombres no se exige nada, excepto que crean; solo se les requiere fe, y aun la fe es un don de Dios.

Lo único que podemos darle a Dios es lo que Él nos pide, y es algo que aguarda que le entreguemos de forma desinteresada y sin reservas.

Proverbios 23:26 RVR60 "Dame, hijo mío, tu corazón, Y miren tus ojos por mis caminos."

El Señor no pide poca cosa, lo pide todo, el espera una entrega total y absoluta de nuestro ser entero y de todo cuanto podamos poseer. Eso es lo que quiere decir cuando pide nuestro corazón. Pero eso se tiene que traducir en un enfoque de nuestras vidas orientado hacia sus propositos y voluntad, y es lo que viene a significar la segunda frase del versículo. Algo que debemos entender también es que es obra de la gracia de Dios, todo esto tiene que ver con el trato que Dios tiene con cada uno de sus hijos, no es por imposición eclasiástica, ni pastoral.

Lo que debemos procurar es tener cuidado en no entender todo esto desde una perspectiva legalista, que es lo que suele suceder a menudo. Un enfoque de tienes que dar, tienes que hacer, no hagas esto, haz aquello, no vayas allí, prívate de esto, no hables, no veas, no compres, no comas, ayuna, levantate a tres de la madrugada para orar, tienes que testificar, no te pierdas ningún culto, da, da, da, etc...etc. Eso es un mal uso de la palabra de Dios y la doctrina.

Filipenses 2:12-13 RVR60 "Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad."

Ocuparnos, eso es importante, dedicarnos a nuestra salvación en todo su pleno significado. Dios nos lleva a ello, nos llama, lo produce por medio del Espíritu desde nuestro interior. Esto quiere decir que debemos ocuparnos en las cosas que son del Espíritu, no en las de la carne.

Romanos 8:5-6 RVR6 "Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz."

La carne puede ser extremadamente religiosa y abraza con mucho placer el legalismo, se enorgullece de su humana religiosidad, de poder hacer algo que agrade a Dios. Fijese que Pablo no está hablando en este capítulo 8 de romanos de pecados groseros carnales, sino de buenas intenciones naturales, pero que no obstante son definitivamente de la carne, es decir, del alma, salidas de nosotros mismos.

Tenemos dos opciones en cuanto a nuestra disposición para servir o adorar al Señor, lo hacemos en la carne y por la carne, o en el Espíritu y por el Espíritu.

Hacerlo de una manera o hacerlo de otra va en función de qué es lo que estamos trabajando, en qué estamos ocupandonos y lo que llena nuestra mente. Podemos tener nuestra mente en las cosas del Espíritu, enfocada en Cristo y su obra, llena de la palabra que Dios nos ha dado, y actuar por fe. O podemos estar centrados en nuestras emociones y propios pensamientos y deseos, y actuar por nuestra propia alma y confiando en nuestra carne y sabiduría y buscando nuestra propia gloria.

¡Dale lo mejor que tienes a Dios! Es lo que solemos decir a los creyentes, y a partir de ahí se ponen a funcionar los mecanismos de la carne, y decimos: Es verdad tengo que darle lo mejor al Señor, tengo que orar más, tengo que leer más la bíblia, no me puedo perder ninguna reunión, tengo que diezmar más, tengo que ayunar, debo testificar, tengo que cantar, tengo que predicar y un largo de quehaceres más que añadimos a la lista.

Ahora bien no estoy en contra de nada de lo que he mencionado anteriormente, todo forma parte de las prácticas cristianas, sin embargo no son reglas o normas establecidas por ley, aunque la palabra nos exhorte a todo ello; no nos podemos medir unos a otros, ni juzgar nuestra espiritualidad o madurez cristiana por la practica de ellas, no nos engañemos hermanos. Todo cuanto se ha dicho lo puede hacer una persona religiosa y carnal.

¿Entonces, no hacemos nada? Al contrario, la obra del Espíritu nos guiará a todo ello, pero no se trata de asuntos que debamos imponer a nádie, ni condenar o juzgar a los creyentes porque no las practiquen tanto como nosotros.

Algunos han considerado la oración como un trabajo o una obra porque ella requiere ocupación y un cierto esfuerzo. La oración no debemos considerarla una obra, ni una obligación, sino una devoción, es como el comer o como el beber, o como el dormir o el respirar. Es algo que necesitamos estar realizando, es nuestra comunión con Dios, nuestro oxigeno espiritual. Nuestra oración no ha de hacerse solo de forma puntual, sino sin cesar. Yo no le diré nunca a nadie que no ore, sino que lo haga sin cesar. El cristiano a de vivir por la oración.

Sin embargo muchos seguirán creyendo que es algo que deben hacer por obligación, porque está exigido. Si usted está casado o simplemente tiene novia, le aconsejo que no le diga nunca a su esposa o novia que está con ella por obligación. ¡Tendrá un grave problema!

Dios ama la verdad en lo íntimo, obrando desde lo más profundo de nuestro corazón. Nuestra vida agrada a Dios en tanto que es obra de su gracia operada en nostros por medio del Espíritu. Y eso es valido para todo lo que se refiere a nuestro servicio y adoración a Dios.

Salmos 51:6 RVR60 "He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría."

No haga las cosas en el Señor simplemente porque otros se las dicen, o por que simplemente otros las hacen, o porque las han leído en algún sitio. Eso se puede mantener por algún tiempo, pero finalmente usted descubrirá que ha de ser consecuente con sus creencias y convicciones, usted tendrá que beber de la fuente principal, y por usted mismo tendrá que convencerse para poder tener experiencias genuinas con el Señor, y no creencias de segunda mano. Finalmente es ahí a donde Dios le guiará, a que usted experimente una vida cristiana real y poderosa, una vida que fluye desde su interior.

4 comentarios:

  1. Shalom Pedro. Shavua tov.

    Estoy por desgracia, totalmente de acuerdo con la descripcion que haces del cristianismo. A nuestro Padre solo podemos darle nuestro amor y fidelidad, que no solo Fe, porque los diablos tambien tienen Fe y tiemblan.

    Es verdad que El quiere nuestro corazon, como tu dices," un enfoque de nuestras vidas orientados a sus propositos y su voluntad". Y que yo sepa su voluntad está dicha en Sus Mandamientos para nosotros.

    Mencionas "el diezmo" tan profusamente difundido en las iglesias protestantes. Siempre me he preguntado, como es posible que no guarden los mandamientos del Padre ni del Hijo, porque Yeshua ya los cumplió segun ellos, y reclamen un Mandamiento dinerario, que era para el Templo, y que hoy está "pendiente" hasta que se restaure el tercer templo. Porque el tercer templo se construirá segun Ezequiel, a partir del capitulo 40, donde hace una minuciosa descripcion del mismo.

    Para terminar, una cosa curiosa que siempre me he preguntado. Porqué en el Nuevo Testamento, a los autores se les identifica como "Santos", San Lucas, San Pablo, etc.., y en el "Antiguo" Testamento no se les da esa identificacion de Santos. Jeremias, Isaias, Ezequiel, no eran Santos??? Me parece que aqui hay "monje encerrado".

    Juan Antonio Palomo

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  2. Hermano, es necesario que como verdaderos Cristianos, permitamos que él ESPÍRITUSANTO que habita en cada uno de nosotros sea nuestro controlador y nuestra Roca para poder soportar la tormenta y no naufragar y esto sólo se logra dándole nuestro corazón y nuestro andar, gracias por la reflexión Dios te bendiga

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  3. Juan Antonio, he usado la palabra diezmo por vicio dialectico, y el termino santo igualmente. Si bien, creo en la enseñanza que la biblia hace sobre el dar, sin embargo preferiría que el asunto del diezmo no estuviera puesto en las iglesias como por ley, como mandamiento que hay que cumplir, porque se cae en una incongruencia. En el nuevo testamento el dar está contemplado como ofrenda voluntaria, no como norma impuesta.
    En cuanto a lo de santo, estoy contigo en que huele a monje decir "San Pablo" no obstante tanto tú, como yó, como todo creyente en Cristo somos santos, los santos, y esa idea se menciona en la palabra, aunque ciertamente no en el sentido catolico romano, es decir, como a alguien que hay que venerar y pedir para que nos otorgue bendiciones.

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  4. Bienvenido Juan Carlos, es una bendicion tenerte en las exposiciones de Pedro, que tienen un buen contenido y son idoneas para el estudio. El Eterno te guarde y te bendiga.

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