domingo, 17 de noviembre de 2013

HOMBRE BUENO VERSUS HOMBRE MALO

HOMBRE BUENO VERSUS HOMBRE MALO

LUK 6:43-45 RVR60 "No es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que da buen fruto. Porque cada árbol se conoce por su fruto; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas. El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca."

Gálatas 5:16-26 RVR60 "Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a éstas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros."

En el pasaje de Lucas el Señor nos habla de la naturaleza intrinseca del hombre, es bueno o es malo. Y nos dice el contenido que hay dentro de cada uno, un buen tesoro o un mal tesoro. Nos explica como cada cual saca de dentro lo que tiene y lo comparte manifestandolo al exterior por medio de las palabras.

Ahora bien, hay una cuestión que resolver. La palabra de Dios afirma que no hay ni un hombre que sea bueno, en relación con las exigencias del Señor nadie da la talla y ninguno es bueno por naturaleza. Luego ¿Cómo es posible entender lo que está diciendo Jesús? ¿Quiénes son los buenos?

Lo que uno tiene en su corazón es lo que expresa con sus palabras, de manera que los pensamientos, creencias y emociones que cada persona tiene finalmente gobiernan y controlan todo su comportamiento o conducta.

Lo que dice Santiago en su carta acerca de la lengua es muy interesante.

Santiago 3:7-8 RVR60 "Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal."

Por la lengua sale todo cuanto tenemos en el interior de nuestra naturaleza, es decir, que nuestra cualidad natural se expresa por nuestras palabras manifestando hacia el exterior lo bueno o lo malo que somos.

Según estudios cientificos neurológicos relacionados con el lenguaje concluyen que esta función está centrada en el 97% de las personas en su lado izquierdo del cerebro.

Jesús va más allá de las neuronas, él señala o marca como centro de control o causante determinante de nuestras expresiones al alma y/o al espíritu del hombre, o el espíritu que lo controla. El cerebro y los órganos como la lengua y la boca son solo el vehículo de expresión.

Con la palabra podemos crear y dar forma, sanar y salvar; y con las palabras podemos contaminar, hacer sufrir, destruir, y matar.

Entonces ¿quién es este hombre bueno del que nos habla Jesús? No puede ser otro que un nuevo hombre, es decir, todo aquel que a nacido de nuevo. Los nacidos de nuevo por el Espíritu han recibido un corazón totalmente nuevo, han sido perdonados y limpiados de sus antiguos pecados y declarados justos ante Dios. Los que están en Cristo son nuevas criaturas, y las cosas viejas quedaron atrás para ellos, les han sido todas hechas nuevas.

Son hombres de carne y hueso, pero sin embargo tienen también la naturaleza divina de la cual son participantes por las promesas de Dios. Son hombres y mujeres hechos de barro, pero dentro tienen ahora el tesoro más preciado del universo visible e invisible que es Jesucristo. El recipiente es practicamente el mismo, pero el contenido ha cambiado, es otro, es completamente nuevo, y es bueno.

En todo esto que estamos diciendo no hay nada meritorio por parte de los hombres, es una obra de Dios hecha por medio de su gracia. La naturaleza de Dios, la cual nos ha sido injertada y en la hemos sido injertados por el Espíritu Santo produce buenos frutos. Esta naturaleza nueva no es otra que la de Cristo mismo, es el Hijo de Dios que morando en nosotros nos da su propia vida divina. Nosotros somos los pampanos y Cristo es la vid donde estamos injertados.

Cuando el interior es bueno, porque es nuevo, entonces lo que se manifiesta al exterior es también bueno. Los frutos que ahora produce este árbol son deliciosos y son apetecibles. La savia que fluye del tronco primario es buena, por tanto los frutos no pueden ser de otra manera. Ha hábido un cambio muy profundo en la naturaleza pero no solo de caracter síquico o a nivel mental y emocional que ya de por si nos podría parecer sorprendente, sino de caracter espiritual.

Este tipo de hombre y de mujer expresa por su boca y en su conducta los frutos del Espíritu. Con sus labios no puede dejar de hacer brillar el tesoro que lleva dentro, tiene que expresar todas las virtudes de Aquel que lo a amado y perdonado. Es el Espíritu Santo el que gobierna ahora su lengua, Él es el único que puede hacerlo, nuestra boca y lengua es ahora inflamada por el Espíritu de Dios en una rendición voluntaria de nuestra parte. ¡A Dios sea la gloria!

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