martes, 2 de junio de 2015

FIRMES EN LA GRACIA

HEB 13:9-10 RVR1960
"No os dejéis llevar de doctrinas diversas y extrañas; porque buena cosa es afirmar el corazón con la gracia, no con viandas, que nunca aprovecharon a los que se han ocupado de ellas. Tenemos un altar, del cual no tienen derecho de comer los que sirven al tabernáculo."

La gracia es la columna vertebral de la enseñanza bíblica y de la doctrina de nuestro Señor Jesucristo.

En torno al mensaje del evangelio y las buenas noticias del nuevo pacto se añaden doctrinas diversas y extrañas, ya sean éstas tomadas de la ley y antiguo pacto, o de la tradición y sabiduría humana.

Pero como muy bien señala el autor de Hebreos "buena cosa es afirmar el corazón con la gracia". Lo otro a lo que hace referencia, no es bueno ni edificante ocuparse en ello.

Hay creyentes que no comprenden el tema de la gracia y como consecuencia le tienen miedo, cuando en realidad es bueno y provechoso ocuparse en ella.

Bueno, del griego "kalós" hermoso, valioso o virtuoso, recto, honradamente, honroso, mejor, bien, bueno.

Afirmar, del griego "bebaióo" estabilizar, confirmar; Y de "bébaios"  (mediante la idea de base) firme, seguro, estable.

Corazón, del griego "kardía" pensamientos o sentimientos (mente), también (por analogía) medio: corazón.

El escritor de hebreos está dando a entender que la gracia es la base y fundamento sobre la cual ha de afirmarse la fe. El fundamento de la fe no puede consistir en un credo o ciertas doctrinas teológicas, que pueden estar perfectamente en contradicción unas con otras, sacadas fuera del contexto de las escrituras y en oposición con la verdad y la gracia de Dios.

La verdad es la realidad de las cosas, las cuales nos son reveladas y entregadas por gracia y recibidas por medio de la fe. "La gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo"; es en Jesús que está reunida toda la gracia y la verdad.

Ciertas doctrinas pueden parecer tener mucha lógica y base en las escrituras, sin embargo, son inciertas y extrañas con respecto a la gracia de Dios.

El apóstol pone en contraposición con la gracia algunas tradiciones y leyes judías relacionadas con la alimentación, cosas que no aprovechaban para nada a los que se ocupaban en ellas. Teniendo ya la realidad de las cosas, es decir, la esencia y sustancia, no necesitamos la sombra y las figuras.

Fijense ustedes, que en contraposición a doctrinas diversas y extrañas el apóstol simplemente pone la gracia. Pero no una gracia barata, chapucera e irresponsable, sino enriquecedora, poderosa, liberadora y santificadora.

Seguidamente el apóstol hace referencia al altar del nuevo pacto, del que no tienen derecho de comer los que aún sirven al tabernáculo, es decir, los que continuan bajo el antiguo pacto o la ley. Dicho de otra manera, lo que Pablo está aclarando, es que los que sirven según el viejo régimen de la ley no pueden participar de la gracia abundante del nuevo pacto.

La gracia de Dios es completamente inmerecida, sin embargo, no puede actuar y hacer su obra sin nuestro mutuo consentimiento y aceptación. Además necesitamos adquirir el conocimiento de la verdad, puesto que la gracia y la verdad operan juntas.

La gracia y la verdad completan la buena noticia de salvación, es el evangelio de Jesucristo. La verdad puede ser a veces cruda y como una espada penetrante y dolorosa, pero juntamente con la gracia es medicina, fortaleza y vida para el alma y el espíritu.

La sana doctrina, es la doctrina de la gracia, puesto que es la que restaura al ser humano y lo sana. La doctrina sana, no son un sinfín de leyes y de normas impuestas por Dios a los hombres; no consiste en estar haciendo continuamente alusión a como deben vestirse las personas, a lo que deben comer y beber,  a con quién deben estar, o con quien se deben casar.

La sana doctrina es la de la libertad que Jesucristo nos da, y en la cual debemos permanecer firmes.

Gálatas 5:1 RVR1960
"Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud."

La forma más rápida y segura para apartarnos de la gracia es volvernos nuevamente a la esclavitud de la ley o antiguo pacto. Es volvernos a colocar, o dejar que nos coloquen de nuevo sobre el cuello el yugo del que nos liberó Jesucristo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario