jueves, 12 de febrero de 2015

LA BUSQUEDA INTERNA DE DIOS

S. Lucas 17:20-21 RVR1960
"Preguntado por los fariseos, cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió y dijo: El reino de Dios no vendrá con advertencia, ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros."

No hay un lugar físico determinado donde sea necesario ir a encontrarse con Dios. Los que conocen de verdad al Señor y experimentan su reino no te enviarán a un lugar particular, ni postergarán un encuentro con él a una circunstancia especial y programada.

Esta demora para conocer a Dios les encanta promoverla a muchos predicadores de hoy, sencillamente porque ellos quieren ser el centro de atención.

Postergar la manifestación de Cristo, de su reino o de su presencia en nuestras vidas a circunstancias futuras es limitar su gracia.

El Reino de Dios se ha acercado a la humanidad por medio de Jesucristo y ya está entre nosotros y dentro de cada creyente. De modo que decir que está en tal o cual lugar o que estará especialmente en tal celebración o reunión multitudinaria o concierto o conferencia sobra por completo.

Cualquier creyente puede experimentar plena y profundamente la presencia de Cristo o manifestación de su reino en su búsqueda privada.

La realidad de un reino de Dios inconmobible y eterno profetizada por Abraham, los patriarcas bíblicos, los profetas, Jesús y sus apóstoles, la tenemos ahora gracias al nuevo pacto en Jesucristo. El Rey de reyes y Soberano Señor nos ha traído su reino y lo ha establecido entre nosotros, Emanuel el Señor está presente.

En esta búsqueda interna del Señor partimos de este fundamento y hecho verdadero, el cual debemos creer, que el Señor está presente. Somos morada de Dios en el Espíritu.

Pienso que se nos ha enseñado e insistido en que hagamos una búsqueda externa de Dios, mediante experiencias físicas y sensaciones emocionales.

Se nos ha llevado a poner todos nuestros sentidos enfocados hacia afuera y en dependencia del cuerpo y las señales exteriores.. Sin embargo, las experiencias con Dios son espirituales y profundas, nunca superficiales.

Asemejo la busqueda de Dios y el intento de contactar con él por parte de muchos creyentes como si se quisiese conectar con una emisora de radio o televisión a través de una antena. Cada creyente extiende su antena de más o menos alcance intentando conectar, se mueven hacia un lado y hacia otro, gritan, cantan, ayunan y hacen mil cosas para contactar con Dios en el espacio exterior, van a conciertos, campañas y conferencias para mendigar un poco la presencia anhelada. Pero la gran mayoría lo único que experimentan es un toque emocional pasajero.

La gran mayoría de creyentes a pesar de llevar años leyendo la biblia,  asistiendo a reuniones y leyendo libros, aún no han entendido que Dios no se experimenta enfocandonos hacia afuera, sino volviendonos hacia adentro en nuestro espíritu, es ahí donde el Señor se encuentra. Cristo habita en el corazón de todos aquellos que han creído en él y lo han recibido como su salvador y Señor.

Es cierto, que los cristianos saben que al Señor hay que recibirlo en el corazón, y que una vez hecho eso venimos a ser un templo de Dios, sin embargo, en la práctica de la oración y busqueda diaria de Dios tanto individual como en grupo miramos hacia afuera para dar con su presencia.

Según la palabra, el reino de Dios está entre nosotros, es decir, dentro de nuestro ser, morando en nuestro interior. Luego si él está dentro, por qué buscarlo fuera. Esta sencilla, pero profunda verdad puede transformar por completo nuestras vidas haciendonos experimentar la presencia de Dios y permanecer en ella de una forma constante.

Esperimentar la presencia de Dios es fácil cuando comprendemos que el está tan cerca y tan intimamente conectado a nuestro espíritu. Podríamos decir que el gran secreto de Pablo, de Pedro, de todos los apóstoles,  incluso del mismo Señor Jesús, era saber que Dios moraba en ellos y que era ahí donde había que relacionarse y tener comunión con Él.

S.Juan 14:18-20, 23-24 RVR1960
"No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis. En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros........... Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió."

No hay comentarios:

Publicar un comentario