lunes, 16 de junio de 2014

¿CUÁL ES EL SECRETO DE LA VIDA CRISTIANA? (parte 2)


S.Juan 6:56-57 RVR1960
"El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí."

"asimismo el que me come, él también vivirá por mí."

El alimento que comemos nos permite vivir, el mismo nos proporciona las energias necesarias para estar saludables y crecer fisicamente. Para que la comida cumpla su función debemos masticarla y tragarla de manera que todo nuestro organismo la asimile.

Ahora bien, el Señor nos está hablando de un alimento que es espiritual. Lógicamente cuando Jesús nos dice que comamos su carne y bebamos su sangre, no lo dice en forma literal. En estos pasajes tampoco se está refiriendo el Señor a la santa cena como algunos pueden interpretar, creyendo que el pan y el vino que tomamos se convierten literalmente en el cuerpo y la sangre de Cristo.

Sin embargo, lo que Jesucristo está diciendo es algo muy práctico, pero que no todos comprenden. Es muy importante que entendamos a que se está refiriendo Jesús cuando nos habla de comer su carne y beber su sangre.

La clave se encuentra en el ejemplo que Jesús nos ha dado, en cuanto a su propia experiencia de comunión con el Padre.
De eso hemos hablado anteriormente "y yo vivo por el Padre". Jesús se alimentaba del Padre, su comida y su bebida eran la vida y voluntad del Padre que lo envió.

Aunque venido de una eternidad junto con el Padre y de una vida completamente celestial y espiritual, Jesús permanecía en esta tierra en comunión espiritual con su Padre.

En primer lugar, comer la carne de Cristo y beber su sangre significa creer en la obra de la cruz y beneficiarnos de ella. Cristo es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Los israelitas que salierón de Egipto tenían que sacrificar un cordero por familia y comerlo, y con la sangre debían pintar los dinteles de las puertas de sus casas para que el juicio de Dios no pasase sobre ellos.

De manera que alimentarnos de Cristo es secillamente apropiarnos de su obra en el calvario, es recibir la justicia de Dios por medio de él y es hacer nuestro todo el significado de la cruz.

S.Juan 6:27-29, 35 RVR1960
"Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre. Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios?.......Respondió Jesús y les dijo: Ésta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado. Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás."

Podemos estar en Cristo,  sin embargo estar trabajando solo por la comida que perece, y ya no se trata exclusivamente de realizar un trabajo temporal para ganarnos el sustento de cada día, algo muy legítimo. Pero corremos el riesgo de trabajar siempre y esforzarnos por ganar un alimento vano para nuestra vida del alma. Esto es así cuando practicamos una religión del alma, por nuestras propias obras y esfuerzos.

También cuando buscamos saciar nuestros apetitos emocionales y alcanzar la satisfación del ego. Muchas veces nuestro trabajo está centrado en nuestros propios deseos y aspiraciones de grandeza. Esto es una comida que no nos saciará jamás. Si nos centramos en trabajar exclusivamente en la busqueda de nuestra felicidad fallaremos en hacer la voluntad de Dios.

El trabajo por la carne y para la carne producirá debilidad espiritual y finalmente corrupción y muerte.

Alimentarnos de la carne y de la sangre de Jesús es tener parte en la obra de la cruz, identificandonos con su muerte y resurrección.

¿Y cómo será eso posible? Es un hecho universal, un acontecimiento histórico en el que hemos sido incluidos. Si bien, es cierto que debemos aprehenderlo y asimilarlo; necesitamos beber de la misma copa que Cristo ha bebido y ser bautizados con el mismo bautismo que él.

S. Marcos 10:38-40 RVR1960
"Entonces Jesús les dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo bebo, o ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado?  Ellos dijeron: Podemos. Jesús les dijo: A la verdad, del vaso que yo bebo, beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados; pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado."

Para alimentarnos de la carne y de la sangre de Jesús lo segundo de lo que nos debemos de asegurar es que estamos permaneciendo en él. Sin estar en Cristo es completamente imposible comer de él.  "El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él"

Los que están en Jesucristo son nuevas criaturas, tienen vida espiritual, son un nuevo hombre y una nueva mujer. Es decir que han recibido una naturaleza divina como la del mismo Jesús. Hemos sido injertados en la vid verdadera para que su savia corra por nuestro ser impartiendonos su naturaleza y su vida.

S.Juan 15:4-5 RVR1960
"Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer."

En tercer lugar, comer la carne de Jesús y beber su sangre es alimentarnos de su palabra. Eso es mucho más que leerla, y mucho más que memorizarla, y es más que teorizar teológicamente sobre ella. Aunque todo lo dicho anteriormente esté implicado, no somos alimentados de este pan del cielo si no ha llegado hasta lo más profundo de nuestro corazón y espíritu. El Verbo se ha de hacer carne en nosotros y formar parte de nuestro ser.

En cuarto lugar, comer la carne de Cristo y beber su sangre es estar en unión y comunión espiritual con Él, en una unidad similar a la que tenía Jesús con el Padre.

S.Juan 17:21-23 RVR1960
"para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado."

S.Juan 14:20 RVR1960
"En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros."

En estos pasajes se nos está hablando de un conocimiento vital, y no meramente teórico; es una experiencia cognitiva que involucra todo el ser del hombre, espíritu, alma y cuerpo.

Finalmente, y no menos importante que todo lo anteriormente dicho, comer las carne y beber la sangre de Cristo es estar en unión y comunión con la Iglesia que es el cuerpo del Señor.

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