miércoles, 2 de julio de 2014

LA ÚNICA OBRA DE DIOS

S.Juan 6:28-29 RVR60
"Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? Respondió Jesús y les dijo: Ésta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado."

Los hombres preguntaron a Jesús qué era lo que debían hacer para poner en práctica las obras de Dios; el Señor les contesta que Dios sólo tiene una obra para que los hombres hagan.

Sólo existe una manera de obrar con la cual se puede agradar a Dios y esa es la fe. Todo lo demás es una consecuencia o resultado de esa fe.

Al creyente se le cuenta su fe como obra suficiente para ser considerado justo ante Dios y como camino de santificación y crecimiento espiritual.
Tanto la justificación como la perfección o madurez cristiana es una consecuencia de la fe.

Los que preguntaron a Jesús sabían perfectamente todo cuanto Dios exigía, ellos tenían la ley; el problema real que enfrentaban es que eran incapaces de practicar todo cuanto Dios pedía. A lo largo de los siglos habían descubierto la imposibilidad humana para agradar a Dios.

Ellos no sabían como cumplir con toda la ley del Señor sin faltar a ninguna. El pueblo de Dios trabajaba por cumplir la ley, de alguna manera ese era su único alimento, con ella sustentaban sus esperanzas. Pero tristemente, lo que la ley traía sobre ellos era condenación y muerte por causa del pecado, no porque la ley fuese mala, sino porque los hombres a causa de su debilidad no podian cumplirla.

Jesús hace a todos un planteamiento diferente:

JHN 6:27 RVR1960
"Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre."

Las eperanzas de Israel según podemos observar se limitaban practicamente a poseer un trozo de tierra, ser una gran nación, estar libres de sus enemigos y tener provisiones, riquezas y recursos  suficientes. Eso es trabajar solo y exclusivamente por lo que perece, es decir, por las cosas de esta vida.

Jesús nos plantea un nuevo paradigma en el que parece que hubiera contradicción, primero dice trabajad, y seguidamente nos dice que la obra de Dios es que creamos. Desde luego que no deberíamos intentar cambiar los planes de Dios, porque entonces no nos irá nada bien.

La propuesta de Jesús es simple, creer es obrar, tener fe es trabajar por la comida espiritual. La fe es un ejercicio espiritual que nos lleva a tomar acción en el reino de Dios. La fe  busca a Dios, la fe agrada a Dios, la fe obra por el amor.
La fe revela la justicia que es de Dios por medio de Jesucristo haciendola manifiesta en nuestra vida cotidiana.

El apóstol Pablo lo resumía con estas palabras:

Gálatas 2:20b RVR1960
"y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí."

El trabajo de la fe no es mérito nuestro, sino de la gracia de Dios que opera por medio de ella, y tanto la fe como la gracia son recursos gratuitos de Dios.

Una vez más el apóstol lo explica con matutina claridad:

1 Corintios 15:10 RVR1960
"Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo."

De modo que en la medida que el creyente deja operar en libertad la gracia de Dios en su vida, así se hará manifiesta la obra de Dios en él. Lo único que debemos procurar es creer, para que el obrar de la gracia de Dios no sea en vano.

"Y su gracia no ha sido en vano para conmigo" La gracia de Dios la podemos estorbar, hacerla vana y neutralizarla de muy diversas maneras. Es lo que debemos tener cuidado de no hacer.

La confianza en la carne, en los recursos propios, y en la capacidad natural, neutralizan la gracia de Dios. La autosuficiencia y el orgullo obstaculiza la gracia de Dios. La amargura y el resentimiento impide el obrar de la gracia. Finalmente decir que la observación de la ley y el tratar de agradar a Dios por medio de ella, nos separa de la gracia.

Por el contrario, la fe en la provisión de Dios por medio de Jesucristo, la dependencia en el poder de Dios, el perdón, la humildad, y la confianza puesta en la presencia de Dios morando en nuestro interior permitirán el fluir de la gracia.

Estimados hermanos, la gracia de Dios es simplemente el mismo Jesucristo que ha sido enviado y mora en todo aquel que lo ha creído. Viva de Cristo, alimentese de él, dependa por fe de su Vida que está en usted.

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