jueves, 17 de julio de 2014

DESECHA TU PROPIA JUSTICIA Y CONFIA EN DIOS

DESECHA TU PROPIA JUSTICIA Y CONFÍA EN DIOS

LUK 18:9-14 RVR60
"A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola: Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano. El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido."

La confianza excesiva en uno mismo se vuelve en orgullo vanidoso. Cuando uno se ve así mismo mejor que otros, más bueno, más santo, más espiritual, más religioso, lo más probable es que esté totalmente equivocado.

Nos miramos a nosotros mismos y aun nos acercamos a Dios mostrandole nuestros logros personales, y pensando como el fariseo de la parábola. Pertenezco a la mejor denominación, tengo la mejor doctrina, soy lo mejor de lo mejor, asisto a todas las reuniones y conferencias que se hacen, leo la biblia, oro, ayuno, canto en el coro, doy mis diezmos y ofrendas, y guardo el dia de reposo, etc, etc. Y podríamos estar añadiendo muchas más cosas a la lista.

Nos creemos con el derecho e incluso con la obligación de juzgar a todos los que no son iguales a nosotros y que no hacen ni creen lo mismo. Démonos cuenta que Dios no está de acuerdo  con una actitud como esa, Él la desaprueba por completo.

Cuando alguien es en verdad espiritual y maduro en el Señor no mira a otros para medirse y tranquilizar su conciencia. Él no piensa que Dios lo recibirá y aceptará por su comportamiento religioso o porque se considere mejor que otros. La única base para acercarnos a Dios y ser aceptos por Él es solo y exclusivamente por medio de Jesucristo. Es por fe que solo podemos alcanzar la gracia de Dios, su favor y sus bendiciones.

Muchos creyentes pasan toda su vida tratando de convencer a Dios de que son por lo menos un poquito dignos de ser escuchados y atendidos por Él. Constantemente se están tomando las medidas para estar seguros de que dan la talla. Pero por desgracia muy pocas veces la dan, y cuando creen dar la medida es porque no están usando la vara de medir adecuada.

Lo que Dios tiene en cuenta es simple, Él considera si estamos permaneciendo en Cristo y si estamos bien arraigados en Él. Dios solo toma en cuenta nuestra fe y plena confianza en Jesús. "El justo por su fe vivirá"

Más que acusar, mejor que condenar, y más útil que menospreciar es inspirar a la fe en Jesucristo, a una sencilla confianza en Dios fundada en su palabra. La obra de Jesucristo en el calvario fue completa, absoluta y consumada.

Hebreos 4:16 RVR60
"Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro."

Ir a Dios con todas nuestras buenas obras no nos servirá de nada, es la fe la llave que nos abre el acceso a su presencia.

Toda la gracia de Dios está a disposición para aquellos que confian en Él.

La justicia que es de Dios

Filipenses 3:9 RVR1960
"y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe"

Sólo hay una manera de que los hombres seamos restaurados y aceptados en una relación adecuada con Dios, y eso es por medio de Jesucristo, es decir, siendo hallados en Jesús.

Pero no sólo es suficiente creer en él como un personaje histórico relevante, ni como profeta o Mesías. Sino que es de importancia vital desechar nuestra propia justicia y vestirnos y apropiarnos de la suya.

La fe que agrada a Dios ni siquiera es nuestra fe, es la fe de Cristo, como bien apunta el apóstol Pablo.

La única justicia que satisface a Dios es la suya, y la fe que lo agrada es la de Cristo.

Efesios 2:8-9 RVR60
"Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe."

La justicia de Dios es mayor que toda justicia de los hombres juntas.

No debemos procurar ser recibidos en Dios por nuestras buenas obras, ni pensemos que seremos considerados mejores o salvos por medio de ellas.

Es exclusivamente por la fe de Cristo que seremos salvos, y por la justicia de Dios que seremos aceptados y tenidos en cuenta por Él.

¿Cómo procuramos usted y yo ser aceptados en el reino de Dios, por nuestras propias obras de justicia, según las demandas de la ley y las exigencias de nuestra denominación religiosa? O como declara el apóstol Pablo, por medio de la fe en la justicia de Dios manifestada por medio de Jesucristo.

Aún estando en Jesús, puede que algunos estén confundidos tratando de presentarse ante Dios aprobados por medio de obras que son por la ley, olvidemonos de eso. Entre en el reposo de Dios, descanse de sus propias obras, reciba la justicia que es por la fe de Jesucristo.

2 comentarios:

  1. Muy buena, sencilla y clara enseñanza .Muchas gracias y Gloria al Señor por tu vida…

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  2. Gracias varón , que siga deleitándose en el Señor .

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