domingo, 26 de abril de 2020

RICOS PARA CON DIOS

RICOS PARA CON DIOS
Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos.
2 Corintios 8:9 RVR1960

Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.
S. Lucas 12:21 RVR1960

Dejando a un lado las riquezas en cuanto a la posesión de cosas materiales, que tienen su importancia en este mundo; y que desde luego según el uso que le demos tendrán sus repercusiones en la vida del reino de Dios. 
La biblia nos enseña muchísimo de cual debe ser la actitud del creyente y de los hombres en general frente a ellas. Entre algunas de las cosas que nos enseña y a grandes rasgos sin entrar en detalles, está el hecho de que debemos trabajar para ganar nuestro sustento, debemos guardarnos de la avaricia, debemos ser buenos administradores y que debemos compartir con los más necesitados. 
La palabra de Dios también aconseja a todos a no trabajar solo por la comida de este mundo, sino a
esforzarnos también por conseguir el alimento que nos da la vida eterna. 
Aquí nos vamos a centrar en el tipo de riqueza y posesiones, más importantes aún si cabe decir que las cosas materiales, pero sin quitar la importancia que tienen estas últimas. 
La pobreza espiritual de la humanidad para con Dios es una evidencia. El Señor cuando creó al hombre le dio todo, en el sentido más completo e integral. Pero el hombre se arruinó desechando y apartando de si toda riqueza y posesión divina. 
Su pecado le condujo a la bancarrota moral y espiritual, a la separación de Dios y por tanto al alejamiento de la Vida. 
La crisis que vivimos en estos tiempos a nivel mundial y toda crisis vivida en la historia de la humanidad comenzaron en el huerto del Eden, en el momento en que el hombre desobedecio a Dios. 
Los hombres se hicieron malditos y por su causa toda la tierra fue maldita. 
Miserias, injusticias, guerras, enfermedades, catástrofes naturales y muerte, todo ello consecuencia del pecado, de la desobediencia y rebelión contra Dios. 
El pecado destituyó al ser humano de la gloria de Dios, el hombre fue desterrado y apartado de la vida espiritual y de la comunión con Dios. 

En este pasaje se nos dice lo que hizo Jesucristo a favor de la humanidad. 
Pero antes de entrar en lo que Jesús hizo quiero mencionar dos ejemplos que representan a la humanidad en su actitud hacia Dios y su menosprecio y rechazo a todo lo que le ha dado. 
En primer lugar tenemos al hijo pródigo, el cual exigió a su padre la herencia que por derecho le pertenecía. Con su padre lo tenía todo y podía disfrutar de toda riqueza viviendo bajo su techo. El se pensaría que independizado y haciendo cualquier cosa que se le antojase su vida hiba a ser más feliz. El no quería vivir bajo ninguna norma, ni quería tener a nadie por encima que le dijese como tenía que hacer las cosas. 
El padre respetando la decisión y libertad de su hijo le entregó lo que le correspondía de la herencia y este se marchó lejos. 
Lo que hizo el hijo fue malgastar todo lo que había recibido hasta quedar totalmente arruinado. 
El padre representa a Dios y el muchacho a sus criaturas, Dios es la fuente de toda vida y riqueza. En cuanto nos separamos de él y creemos que vamos a continuar ricos nos equivocamos rotundamente. La felicidad y el disfrute de las riquezas del Señor no están en las cosas en sí mismas o en los dones que el nos da, sino en la unión y relación con nuestro Padre celestial. 
El Señor nos creó para que siempre estuviésemos en comunión con Él. 

En secundo lugar está el que piensa que con las
riquezas materiales que el mundo le ofrece y cuánto más pueda conseguir de ellas estará completo, satisfecho y feliz. 
Tenemos a aquel hombre del que también nos habla Jesús, el cuál había prosperado mucho, pero el no estaba contento, quería más y más. Cuando había conseguido todo cuanto quería y pensó que ya estaba completo, Dios le hizo ver su necedad. 

Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.
S. Lucas 12:20‭-‬21 RVR1960

Así que están las riquezas que podemos conseguir del mundo y las riquezas que solo Dios nos puede dar, que son espirituales. 

En apocalipsis encontramos lo que el Señor le dice a una de las iglesias, algo que viene al caso de lo que estamos tratando:

"Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo." 
Apocalipsis 3:17 RVR1960

Los creyentes de esta iglesia se consideraban ricos por poseer abundantes cosas mundo material, e incluso se consideraban ricos en lo moral y espiritual. Ellos estaban orgullosos del estatus que habían conseguido. Sin embargo el Señor les dice que la cosa no está bien con ellos, les dice que son unos pobres, miserables, ciegos y desnudos. 

El pensar que lo tenemos todo cuando nos falta lo más importante. Creer que todo va bien porque estamos acomodados y nos sentimos materialmente satisfechos y sin necesidad de nada más. El tener una opinión así poseyendo sólo las cosas del mundo es de ignorantes porque no se está tomando en cuenta ningún valor moral ni espiritual como pueden ser la fe, el amor, la obediencia a Dios y una buena comunión con Él. 

El problema del ser humano es existencial, aunque está vivo físicamente y en su alma, está muerto en el ámbito espiritual, por cuanto su relación con Dios no existe. El pecado ha provocado la muerte espiritual del hombre. 
"Porque la paga del pecado es muerte"
Romanos 6:23a RVR1960

La muerte espiritual es estar separados de Dios, que es la fuente de vida. 

Muchos hemos conocido la gracia de Dios y hemos experimentado el amor que Él a manifestado por medio de Jesucristo. Jesús siendo Dios y poseyendolo todo se hizo pobre, Él se despojó así mismo. El era rico en su preexistencia con el Padre, toda la creación le pertenecia a Él. Y el Señor lo dejó todo y renunció a ello para luego poder compartir con nosotros toda su herencia y hacernos ricos juntamente con Él. 
Es una paradoja, que Cristo siendo pobre nos enriqueciera a todos. 

La paga del pecado es muerte, pero la dádiva o regalo de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. Jesús nos da la vida abundante de Dios, vida eterna. 

Entonces ¿qué debemos hacer para obtener las riquezas de Dios? 
La biblia dice :
No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
S. Mateo 6:19‭-‬21 RVR1960

Es necesario que vigilemos con cuidado donde enfocamos nuestro corazón. En aquello en lo que nos enfocamos es donde estará puesto nuestros intereses. 

En apocalipsis se nos dan unos consejos de cómo podemos obtener las riquezas de Dios. 

"Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas. Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete. He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo."
Apocalipsis 3:18‭-‬20 RVR1960

1°) Se nos aconseja adquirir fe, que es el oro del cielo. Jesús es el autor y el consumador de la fe. La fe la adquirimos por una elección personal, así que es necesario que tomemos la decisión de creer a Dios. Los que adquiren fe son ricos para con Dios. Así que tome su decisión voluntaria de creer a Dios. 
La fe viene por el oír de la palabra de Dios. Si podemos prestar atención a lo que Dios nos dice la fe nacera en nuestros corazones. 

2°) Se nos recomienda vestirnos o apropiarmos de la justicia Dios, que son las vestiduras blancas. Por muchas riquezas materiales que los hombres tengan sus vestidos son andrajosos, raidos y sucios. No existe boutique donde pueda vestirse de forma que agrade a Dios. Los hombres están desnudos ante Dios y contaminados con sus pecados. El único vestido aceptable para estar delante de Dios es vestirnos de Jesucristo.
Los vestidos que nosotros podamos confeccionar no sirven para cubrirnos ante Dios, así como no sirvieron las hojas de parra con las que intentaron cubrirse Adán y Eva. Sólo nos puede cubrir el vestido que Dios mismo nos ha dado, y ese es Jesucristo. Es la ropa de santidad y de justicia del hijo de Dios que fue sacrificado por nuestros pecados. 
 
"sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne" 
Romanos 13:14 RVR1960

3°) Se nos aconseja que hagamos uso del Espíritu para que podamos ver, discernir y entender las cosas de Dios, esto es el colirio o ungüento de Dios.
Cuando el Señor nos unge con su espíritu podemos ver y conocer nuestro estado o condición real delante de Él. 
El Espíritu Santo nos convence a todos de pecado y de qué debemos volvernos a Dios en arrepentimiento. 
El Espíritu nos convence de justicia, de que nuestra justicia propia no es suficiente para que Dios nos acepte. Nuestras obras o justicias son como trapos de inmundicia, dice la escritura. El Espíritu nos convence de que sólo por la justicia que es por la fe en Jesucristo podemos ser salvos. 
El Espíritu nos convence de juicio, es decir, de que Dios juzgará a todo el mundo y pagará a todos y cada uno según haya hecho en la vida. 
"Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio," 
Hebreos 9:27 RVR1960

4°) Se nos llama al
arrepentimiento, que es un cambio de mente, de actitud y de dirección. Para nadie es fácil reconocer sus errores y pedir perdón. Pero solo el arrepentimiento para con Dios nos puede hacer salir de la ruina espiritual. 
En el primer punto mencionamos la fe, tan importante como el arrepentimiento, los dos deben ir juntos. Arrepentirnos y creer son las dos condiciones que Dios a establecido para que seamos salvos. 

5°) Y por último se nos anima a tener una actitud abierta hacia el Señor para dar paso a una dimensión de comunión profunda con Él. Cada persona tiene en su mano la llave para abrir su corazón a Jesús. Es una elección personal, se trata de la decisión más importante que podamos tomar en la vida. Si accedemos a dar lugar a Jesús en nuestra vida Él entrará en ella y todo cambiará. Comenzaremos una relación significativa y profunda con Él, y Él nos mostrará cosas que jamás habíamos visto ni conocido. 

Pedro Jurado




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