domingo, 5 de marzo de 2023

LA LEY DE LA SIEMBRA Y LA REGLA DE ORO

 LA LEY DE LA SIEMBRA Y LA REGLA DE ORO


"Mas el que hace injusticia, recibirá la injusticia que hiciere, porque no hay acepción de personas."
Colosenses 3:25 RVR1960

"que ninguno agravie ni engañe en nada a su hermano; porque el Señor es vengador de todo esto, como ya os hemos dicho y testificado." 
1 Tesalonicenses 4:6 RVR1960

Tarde o temprano, lo que uno siembra será lo que coseche. Esto es una ley o principio inquebrantable en la naturaleza, en las relaciones y en la vida espiritual. 
El carácter y naturaleza de lo que sembramos es lo que vamos a cosechar. 
Si lo que sembramos en otros es malo, si es injusto, si es malvado y perverso, eso mismo vamos a recibir nosotros en la vida. Si hacemos sufrir a otros intencionalmente, si manipulamos, si maltratamos, si criticamos, si difamamos, nos será devuelta la misma moneda con intereses. 
Y según el verso de Colosenses, no se hace favoritismo en esto con nadie. No importa quienes seamos, si creyentes o ateos, si ricos o pobres, si nobles de posición o bajos de condición. Este principio o ley es universal, y no hace distinción de personas. 

Nuestro comportamiento con los demás volverá a nosotros en algún momento de la vida. Nuestras acciones hacia las personas tienen un efecto boomerang, regresarán a su origen, es decir, a nosotros, con fuerza retributiva. 

"No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido."
S. Mateo 7:1‭-‬2 RVR1960

"Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas."
S. Mateo 7:12 RVR1960

Lo que podemos deducir de este versículo doce no es complicado, simplemente preguntarnos ¿Qué queremos que los demás hagan con nosotros? ¿Qué trato nos gustaría recibir? 
En esta simple regla dice Jesús que se resume toda la ley y todo lo dicho por los profetas. Es por eso que se le llama la regla de oro, es una regla o principio de Dios. 
Este principio es válido y es práctico para cualquier asunto de la vida en cuanto al trato, en cuanto a lo que es justo y en cuanto a lo que está de acuerdo con la voluntad de Dios para las personas. 

Es interesante que tomáramos esta regla sobre todo como principio de interpretación para resolver multitud de asuntos de la vida. Especialmente es interesante considerar la regla de oro a la hora de aplicar la biblia a las personas desde la perpectiva de Jesús. Si lo entendemos bien, observaremos qué el Señor está anteponiendo a la persona, el considerarla y amarla, antes que a una interpretación y aplicación literal de la ley. 

De hecho el mismo Jesús actuó aplicando esta regla de oro en muchísimos casos. El puso la necesidad de las personas, el amarlas y tener misericordia antes que el cumplimiento de una ley mosaica. 
Cualquier ley está por debajo y es inferior al gran mandamiento de amar a Dios y a nuestro prójimo. 

Tenemos el caso de la mujer que fue sorprendida en adulterio. La ley dice que tales personas debían morir apedreadas. Pero Jesús no la condenó. Tenemos el caso de que Jesús y sus discípulos no se lavaran las manos para comer, lo cual era otro quebrantamiento de una regla judaica, pero Jesús no les reprochó. Tenemos los casos en que Jesús sanó a los enfermos en días de reposo, que fueron muchos. Y así podríamos enumerar muchas situaciones en las que Jesús antepuso a las personas a la ley. 

Jesús establece que cumplir con esta regla de oro está antes que cualquier ley. Y aún dice más, afirma que cumplir con esta regla es llevar a cabo y es cumplir con la obediencia a toda la ley y los profetas. 

"Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas."
S. Mateo 22:37‭-‬40 RVR1960

El amor a nuestro prójimo es el filtro, y debe ser la clave de actuación, de juicio y aplicación de cualquier verdad escritural o bíblica. 

"Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio."
Santiago 2:13 RVR1960

No se trata de justificar lo injustificable, ni de comulgar con el pecado. No tenemos que decir a lo malo bueno, ni a lo bueno malo. Sino de llevar a la práctica el amor de Dios, el mismo amor que Dios a tenido con nosotros. 

Algunos religiosos asumen un papel que sólo corresponde a Dios, el de condenar o salvar; sólo Dios puede salvar o condenar. Ellos además se quieren asegurar siempre que el pecado, los fracasos y supuestas herejías de otros sean bien ventiladas y conocidas por todos. Además les encanta poner la señal o marca de Caín en los creyentes que caen para asegurarse que cualquiera que los encuentre lo maten. Esto es duro, pero es así, preferimos ver a nuestro hermano muerto, que restaurado y bendecido. 

Muchos evangélicos en pro de la sana doctrina se han convertido en los inquisidores del siglo XXI celebrando autos de fe a todos los que no piensan como ellos. 
Excomulgan, condenan, torturan y crucifican a los creyentes sin comprender que ya hubo uno que padeció todo eso por todos nosotros, Cristo. 

Pero aún así muchos siguen midiendo a los demás y juzgando según la regla del antiguo pacto. 
La ley o antiguo pacto no es la vara o regla con la que Dios mide y juzga a sus hijos, ahora lo hace mediante el nuevo pacto en Jesucristo. 

Dios mide a sus hijos con vara de oro, no con reglas de hierro. Cristo es la medida exacta, y el modelo perfecto con el que Dios nos compara y nos mide. Bendiciones. 

Pedro Jurado



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