martes, 4 de noviembre de 2014

SOBRE LA SANTIDAD Y LA GRACIA (PARTE 2)

La voluntad del Señor es que cada creyente avance hasta alcanzar la madurez conforme al caracter de Jesús, labor que Dios lleva a cabo por medio de su palabra, los ministerios, el Espíritu Santo, su señorío, su providencia y la operación de su gracia, en virtud de la obra consumada de Jesucristo.

El dilema por el que trato este tema no es sobre si el buscar la santidad y no el pecado, asunto que queda muy claro en la palabra de Dios en cuanto a lo que es la voluntad de Dios. Sino mas bien cómo y en que manera vamos a alcanzar la santificación y las demás virtudes de caracter espiritual cristiano. La santificación y la gracia no están de ninguna manera separadas ni reñidas como algunos pretenden hacernos creer. Los que piensan eso no han entendido la vida cristiana ni conocen el poder del evangelio de Jesucristo.

La gracia del Señor es precisamente el camino que nos conduce a la santidad y a una vida de plena comunión con Dios. Iremos examinando algunos pasajes bíblicos para dejar claramente demostrado que es única y exclusivamente por medio de la fe en la gracia de nuestro Señor Jesucristo que podemos hacer la voluntad de Dios, agradarlo y servirlo.

UN MAL ENTENDIMIENTO

Romanos 6:14-15 RVR1960
"Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.  ¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera."

Algunos creyentes que oían las enseñanzas de Pablo en directo o cuando sus cartas eran leídas en las iglesias lo malinterpretaban, hoy sucede un tanto de lo mismo. No obstante, el apóstol se adelantaba a reponder las posibles objeciones y malos entendidos. La doctrina de la gracia como otras enseñanzas resulta ser aún hoy día un tema de controversia y muy mal entendido entre los cristianos.

Muchos contemporáneos del apóstol entendían que la gracia les otorgaba licencia para pecar, y no solo eso, sino que creían, que cuanto más pecado cometiesen recibirían mayor gracia. Por otro lado, algunos, al no entender el mensaje del evangelio y de la suficiencia de la obra de Jesucristo querían volver al cumplimiento de las leyes judías que se situaba al extremo opuesto de la fe y de aquel libertinaje que algunos podían entender acerca del mensaje de la gracia.

El pecado es todo lo contrario a la virtud y caracter cristiano, es la violación o transgresión del amor y de toda justicia hacia Dios y nuestro prójimo. El pecado es transgresión de la ley y es también saber hacer lo bueno y no hacerlo. También es pecado la no creencia en Dios y oponerse y resistir a la verdad del mensaje del evangelio.

En el pasaje que he citado de Romanos el apóstol Pablo es contundente al decir "Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia." Esto es un mensaje de liberación, es la declaración de una poderosa verdad tocante al evangelio de Jesucristo y el nuevo pacto en su sangre.

El pecado no gobierna, no subyuga, no reina sobre los creyentes que están posicionados y viviendo bajo la gracia. Lo contrario también es verdad, en el sentido de que si estamos bajo la ley e intentamos agradar a Dios mediante la observancia del antiguo pacto, entonces seremos esclavos del pecado, y estaremos dominados por él.

La diferencia de estar bajo la ley o por el contrario estar bajo la gracia, se encuentra en si el pecado nos está esclavizando y gobernando nuestras vidas, o por el contrario hemos sido liberados de su poder controlador.

LA OBRA DE LA CRUZ

Ahora bien, para experimentar el poder liberador de la gracia, de la esclavitud al pecado, necesitamos ver en la obra de Jesús más allá del perdón de nuestros pecados.

Jesús no solo murió por nuestros pecados ni tampoco murió sólo. Es en la obra completa de la cruz y en la resurrección de Jesucristo que se despliega la abundante gracia de Dios. Se hace necesario examinar el contexto de Romanos para comprender sobre que verdad concreta se fundamenta nuestra liberación del pecado.

Romanos 6:1-2 RVR1960
¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?

Pablo está hablando a los creyentes, que por serlos han muerto al pecado. Ahora bien, debemos entender que esta muerte al pecado no es un acto que realizamos por nuestra cuenta, no es a consecuencia de nuestro propio sacrificio, sino de nuestra inclusión en la muerte de Jesús. De modo que estar muertos al pecado y seguir viviendo en él no es posible, es la idea que nos está dando el apóstol.

No obstante, es una verdad fundamentada en hechos y que necesitamos conocer, creer y aplicar. En este capítulo seis de Romanos nos explica Pablo el significado simbólico del bautismo, que es una identificación con la muerte y resurección de Jesús. Más allá del símbolo se encuentra su significado más profundo, la realidad espiritual. En la comprensión de la realidad espiritual es desatado el poder de Dios que operará nuestra liberación.

Romanos 6:6 RVR1960
"sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado."

En este versículo 6 de Romanos se descubre el hecho concreto y la verdad histórica y transcendente en la que debemos fundar la fe de manera que podamos experimentar el poder de la gracia liberadora.

Aquí descubrimos algo maravilloso, y es que la obra de la cruz y la gracia operan juntas, son inseparables. Toda provisión, poder, liberación y riqueza espiritual nos han sido otorgados en la obra del Calvario, mediante la muerte y resurrección de Jesucristo.

El hecho que debemos creer, es que los que hemos creído y hemos sido bautizados en Cristo hemos muerto juntamente con él. El cuerpo de pecado, correspondiente al viejo hombre fue desactivado en la obra de la cruz, en la muerte de Jesús. Al aceptar este hecho histórico por la fe es que experimentamos a continuación un vivir para Dios en santidad, y el pecado no se enseñorea de nosotros.

Algo que todavía les cuesta muchísimo creer a los cristianos es que no se puede producir ni tener el caracter de Cristo y las virtudes o valores cristianos aparte de la vida de Dios. No son aspectos de la vida cristiana que producimos a nuestro antojo y por nuestros propios esfuerzos y capacidades naturales. Son frutos del Espíritu que por medio de la gracia y la realidad de la presencia Espiritual de Dios se producen en nuestro ser.

Estar bajo la gracia es estar situados en el nuevo pacto, por lo que quiere decir que somos cristo-centricos.

Estar en la gracia significa que nos hemos hecho participantes de la cruz y muerte de nuestro Señor Jesucristo. Por lo que vivimos en vida nueva resucitada por el poder del Espíritu Santo.

Vivir en la gracia es estar bajo el gobierno de Dios y por tanto sujetos al señorío de Jesucristo.

Viviendo bajo la gracia es como aprendemos en la práctica a vivir por la fe y agradar a Dios en santidad, piedad y justicia.

Tito 2:11-14 RVR1960
"Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras."

No somos salvos por nuestras buenas obras, sino que Dios nos salva por medio de la fe para que estando posicionados en su gracia hagamos las buenas obras que él ha preparado de antemano.

En la gracia no hay lugar para la jactancia personal, toda gloria es atribuida al Señor.

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