martes, 23 de diciembre de 2014

LA REVELACIÓN Y LA GRACIA

Es imposible descubrir la gracia de Dios si no es por revelación, y viceversa.

Hay quienes opinan que ya no hay revelación, que con la manifestación de Jesucristo y el mensaje apostólico de primer siglo se terminó todo cuanto Dios tenía que decir.

Sin embargo, no es eso lo que nos enseñan las escrituras por medio de las palabras de Jesús y los escritos apostólicos.

Aún lo que fue dicho y escrito por revelación como doctrina cristiana es necesario que les sea revelado a los hombres por medio del Espíritu de forma particular, de manera que sepan como llevar a la práctica toda la enseñanza y obra del Señor.

El conocimiento que la mente natural puede concebir de la verdad espiritual de Dios es ínfimo, por no decir nulo, se hace necesaria la intervención de Dios mediante su gracia por medio del Espíritu.

1 Corintios 2:14 RVR1960
"Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente."

La revelación es el medio a través del cual el Señor nos muestra su gracia o provisión. Es la revelación de la verdad por medio del Espíritu que nos hace conocer todo cuanto el Señor nos ha concedido.

La religión y conocimiento teológico sin revelación carecerá de gracia, y sin gracia no habrá poder espiritual.

De manera que la revelación de Dios y la gracia trabajan juntas en la vida de los creyentes y son inseparables. No hay revelación pequeña, toda es sobrenatural y procedente del Espíritu,  es la sabiduría que viene de arriba; cualquier creyente que ama a Dios puede recibir la revelación y sabiduría que viene del Señor.

El Señor ha dado su Espíritu a cada creyente, y con él la capacidad para descubrir todo lo que les ha sido concedido como herencia; para que por medio de la revelación y la gracia sepan comprender el alcance de la obra de Cristo y saber como recibirlo todo y aplicarlo en la experiencia.

1 Corintios 2:12-13 RVR1960
"Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual."

Ahora bien, la revelación debemos procesarla por medio de la meditación y reflexión, para que ésta llegue a iluminar todo nuestro ser, y a formar parte de él. De esa forma iremos progresando en el Señor y creceremos tanto en revelación como en gracia. Lo que quiero decir, es que el Señor nos irá aumentando la revelación y la gracia a medida que nos apropiamos progresivamente lo que nos va dando, aunque al principio nos parezca muy poquito. Nunca menosprecie una revelación de Dios, o una palabra Suya, por muy insignificante que le parezca al principio, retengala, reflexione en ella y descubrirá como le abre las puertas a nuevos tesoros espirituales.



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