lunes, 3 de septiembre de 2012

SOY UN MENDIGO

2 CORINTIOS 8:9 RVR60-ES
"Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos."

Reconozco y así escribo, que yo soy un mendigo. 
Me conformo con las migajas de su mesa. 
Las prefiero a los suculentos y tentadores manjares que en el mundo encuentro.

Un sólo bocado de su pan me sacia, un poco de caldo de su vid me embriaga. 
Mi ser, mi alma, mi vida toda está satisfecha con la mesa que me ha preparado. 
Trigo molido, flor de harina amasada con óleo divino y cocida en horno de fuego. 
Vino de su viña, de la mejor cosecha. 

El era de la más alta nobleza, Hijo del Dios altísimo, 
pero se despojó de su alcurnia y de toda su gloria.
Vino a la tierra y se hizo pobre, 
y a los menesterosos del mundo entregó sus tesoros, 
las riquezas eternas.

Soy pobre, lo admito, 
pero no busco las riquezas de esta vida, sino las de arriba, 
las que duran para siempre, las que nadie puede robar.
 
Son las verdaderas, son las auténticas, son las que Dios me da.
Dios es la suerte que me ha tocado, él es la herencia que me he quedado, 
soy pobre, soy un mendigo, no obstante estoy enriquecido.

2 CORINTIOS 6:10b RVR60-ES
"como pobres, mas enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo."

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