lunes, 10 de septiembre de 2012

UNA TRISTEZA DE MUERTE

SAN MARCOS 14:33-34 RVR60
Y tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a entristecerse y a angustiarse.  Y les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad.
Un estado de tristeza y angustia de muerte describe perfectamente lo que llamamos hoy depresión.
¿Estaba Jesús deprimido? 
¿Puede un cristiano deprimirse?
¿Es pecado la depresión?
Es interesante notar que a Jesús no le ocurrió de repente, ni le tomó por sorpresa lo que experimentó en Gesemaní. Sino que se trataba de algo pronosticado, era una tormenta que se avecinaba y que él sabía perfectamente que tenía que enfrentar. Estaba preparado para ese momento que sólo era el preámbulo y la concienciación de lo que sucedería los próximos días, es decir, su arresto, crucifixión y muerte.
Creo que todo ese cúmulo de circunstancias que se cernían sobre el Señor, como un hecho y no como fantasmas de su imaginación, eran suficientes para hacer que se hundiera el alma de cualquiera. Un ratito antes mientras cenaban, uno de sus doce discípulos, Judas, salió para venderlo y traicionarlo. Y Pedro iba negarlo delante de los hombres.
Cuando llegó a este huerto llamado Gesemaní, pidió a tres de sus discípulos que estuviesen cerca de él para apoyarle en oración, sin embargo
se durmieron.
Ahora bien, en ese huerto, el Señor estaba asumiendo la voluntad del Padre de cargar con el pecado del mundo, estaba aceptando nuestra culpabilidad. Se ofrecía así mismo a beber la copa de la ira y maldición de Dios; y sufría una gran agonía, al punto de que su sudor era como grandes gotas de sangre.
Jesús no negó sus sentimientos y emociones sino que los expresó encauzados en la voluntad del Padre.
El medio que uso para centrarse y orientarse fue la oración. En la práctica de la comunión con Dios recibió las fuerzas necesarias para enfrentar toda la presión del mundo, del diablo y de toda la maldad.
HEBREOS 4:15-16 RVR60
"Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.  Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro."
En el huerto alertó Jesús a sus discípulos a que orasen y velasen para no caer en la tentación. En la escena del huerto estaban viviendo una lección práctica de como enfrentar situaciones de presión extrema.
De modo que a la pregunta de ¿Se deprimió Jesús? Contestamos, él se entristeció y angustio hasta la muerte, él lloró con la pérdida de su amigo Lázaro, y en la cruz experimentó la soledad y desamparo respecto al Padre. Si no se deprimió, desde luego tenía todas las papeletas (o síntomas) para estarlo. Algo importante que debemos tener en cuenta es que Jesús como Hijo de Dios nació sin pecado y y que en su paso por la tierra nunca peco. No obstante experimentó en su cuerpo y en su alma todas las emociones y sentimientos intrínsecas a la condición humana.
A la pregunta ¿Es pecado la depresión? Contesto un rotundo no. Sin embargo creo que tiene que ver con nuestra condición de pecadores, es decir que estamos tocados del ala, heridos y afectados, debilitados por la ley del pecado. El pecado es una enfermedad que nos ha causado marcas, nos ha dejado efectos residuales. 
Nuestras almas y cuerpos sufren desde que estamos en el vientre de nuestras madres las consecuencias del pecado heredado. De manera que por causa del pecado tenemos una vida hundida en la miseria.
A la pregunta ¿Puede un cristiano estar deprimido? ¡No cabe la menor duda¡ ¡desde luego que sí!. Todos estamos expuestos en mayor o menor medida. 
La gravedad o intensidad de nuestro estado de depresión depende de otros muchos factores tanto internos  como externos, así como de nuestra crianza y formación en la vida. Va también en función de la salud física e higiene mental. Y tiene mucho que ver con nuestra forma de pensar y nuestras creencias.
En la biblia encontramos muchos casos de creyentes que se deprimieron e incluso podemos detectar diferentes intensidades.
El rey David nos expresa en los salmos sus estados de ánimo y desde luego tuvo muchos momentos depresivos.
Elías, un poderoso profeta de Dios, se deprimió, al punto de huir y esconderse y quererse morir. La biblia lo describe cómo un hombre sujeto a las mismas pasiones que las nuestras.
Jeremías, otro profeta de Dios que también experimentó la depresión.
El gran patriarca y sabio Job que experimentó una de las depresiones más profundas que pueda tener una persona, llegando a maldecir hasta el día de su nacimiento.

Ninguno ocultó su estado anímico, sino que lo reconocieron y lo aceptaron cómo algo vital, y lo expresaron canalizandolo hacia Dios ya por medio de quejas, lamentos, maldiciones, oraciones y alabanzas.
Así que concluyo diciendo que no debemos sentirnos culpables por deprimirnos, sino más bien reconocer e identificar nuestras emociones, aceptarlas como parte de nuestra condición humana y expresarlas. No obstante no deberíamos asumir la depresión como una constante en nuestras vidas de la cual no podremos salir o superar. Dios tiene reservadas para nosotros experiencias preciosas y felices, y después de las tormentas siempre aparece el sol.

4 comentarios:

  1. Cristo no tenia deprecion,EL TENIA AMOR Y OBEDIENCIA AL PADRE,EL QUE TIENE DEPRECION ESTA ENFERMO,EL ESTABA TRISTE Y ANGUSTIADO,SENTIMIENTOS,CUANDO LOS SENTIMIENTOS SE ALTERAN Y NO SON CONTROLADOS ES DEPRECION,LA BIBLIA NO DICE LA PALABRA DEPRECION,PORQUE,PORQUE POR UN SENTIMIENTO NO SE PUEDE TOMAR UN DIACNOSTICO DE ENFERMEDAD,GRACIAS Y BENDICIONES AMEN

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    1. El artículo en referencia contiene un análisis que dimana de una revelación más profunda y un mayor entendimiento del Evangelio, así como de la salvación integral de nuestro ser proveniente de Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; en contra parte su disenso en realidad no, pues es de carácter mucho más marginal o somero (superficial). La palabra depresión (por cierto que lo correcto ortográficamente es escribirla con "s") es un término clínico contemporáneo, por lo tanto sería inconsecuente esperar que figure como tal en el cuerpo de escrituras Hebreas, Arameas y Griegas incorporadas al canon de los 66 libros de la Biblia. Sin embargo, los síntomas de lo que hoy se identifica como "depresión", en sus diferentes niveles de intensidad y recurrencia, son evidente e irrefutablemente manifiestos en el legado plasmado por escrito de todos los personajes citados por el hermano que produjo este artículo en comento. Por otro lado no todos los creyentes pueden soportar este tipo de pruebas, para los que les es concedido experimentarlas, pueden encontrar en ellas una mayor identificación con los personajes bíblicos que las sufrieron y de esta manera glorificar también, o tal vez más aún, a nuestro Dios y Señor Jesucristo.
      Bendiciones.

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  2. Independiente de la causa que la origina, la descripción que hace el libro sagrado del estado en que se encuentra nuestro Señor Jesucristo, se corresponde absolutamente a lo que hoy conocemos como depresión. “Mi alma está muy triste hasta la muerte…” Mateo 26:38

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