lunes, 24 de septiembre de 2012

ESTE EVANGELIO DEL REINO

Este es el primero de una serie de estudios que estoy compartiendo en mi iglesia, sobre el tema: Evangelismo como un estilo de vida.

Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.” (Mateo 24:14)

Estas son palabras proféticas pronunciadas por el mismo Jesús como respuesta a la pregunta que le hicieron sus discípulos acerca de su segunda venida y respecto a cuando sería el fin de todas las cosas y del mundo tal y como lo conocemos.

Este versículo forma parte de toda la profecía que hace Cristo en el capitulo 24 del evangelio de San Mateo. Si tiene oportunidad y una Biblia, le recomiendo que la lea usted en su totalidad, quedará sorprendido de la exactitud con que se está cumpliendo todo lo que Jesús predijo.

Nosotros predicamos a un Dios soberano, Rey, gobernador del universo e interventor en la historia de la humanidad. El preside y controla el orden de todos los acontecimientos en toda la creación.

Yo solo quiero repasar ahora muy rápidamente algunos de los aspectos de esta profecía en cuanto a los acontecimientos más visibles y centrarme luego en el pasaje que hemos leído y que hace referencia al evangelio del reino.

Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo? Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores.
Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre. Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.” (Mateo 24:3-13)

Todas estas catástrofes han estado presentes a lo largo de la historia de la humanidad, sin embargo no de forma tan repetitiva, impactante y apocalíptica como en los últimos 50 o 70 años.

Ahora bien, dentro de lo que son todos estos terribles y ciertos sucesos que el Señor anunció que ocurrirían, podemos encontrar también un rayo de esperanza; él nos habla de una luz que brillará en medio de la tormenta, un faro que nos mostrará el camino de entrada a buen puerto. Será como un cabo o salvavidas que estará extendido entre las olas encrespadas y del cual podremos asirnos.

Y será predicado”

Esta palabra expresa algo que sería hecho con toda seguridad; nos dice el medio que Dios emplearía para llevar a los hombres que están en el centro de toda esta confusión su mensaje de salvación.

La predicación es una declaración pública, la proclamación de las condiciones establecidas por Dios para nuestra reconciliación con Él.
En la antigüedad los reyes tenían uno o varios hombres de confianza llamados heraldos, estos eran enviados para hacer las proclamas y edictos del rey. Así que uno que predica no lo hace por su propia cuenta y riesgo, ni tampoco habla lo que a el le parece y le viene en gana, sino que comparte el mensaje que le ha sido entregado por Dios mismo.

Jesús predicó el evangelio del reino de Dios y las condiciones para hacer la paz con Dios.

Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.” (Marcos 1:14,15)

El Señor Jesucristo preparó también a sus discípulos, los capacitó para que llevasen a cabo la tarea de predicar el evangelio. Estos eran hombres escogidos, no porque fueran muy inteligentes o sabios. La palabra de Dios nos dice:

Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia. (1ª Corintios 1:26-29)

Ahora bien, estos discípulos aprendieron muchas cosas con Jesús; en los tres años que estuvieron con él vieron sus obras, observaron como actuaba y escucharon su doctrina.
Poco después de morir Jesús y antes de ascender a los cielos a la presencia del Padre se apareció a ellos y les dijo:

Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.” (Marcos 16:15-18)

Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado. Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban. Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” (Mateo 28:16-20)

Estos que fueron los primeros apóstoles del Señor, marcharon por todo el mundo como testigos y predicadores del evangelio del reino. Ellos comenzaron a hablar de todo lo que habían visto, oído y experimentado con Jesús. Muchos creyeron su mensaje, y experimentaron en sus personas las cosas de las que hablaban y de estos también salían proclamando por todas partes las verdades del reino de Dios.
Hasta nuestros días y desde hace 20 siglos esta labor se sigue realizando y seguirá llevándose a cabo hasta el final de los tiempos como profetizó Jesús.

La fe en Dios y en el evangelio de Jesucristo, la experiencia de conocer la verdad, el camino y la vida que es Jesús, no es algo que debamos esconder, no es para reservarlo al ámbito de lo privado y personal.
El Señor declaró a todos los que creían en él, que eran la luz y la sal del mundo. El dijo:

Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” (Mateo 5:14-16)
Así que, no los temáis; porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado; ni oculto, que no haya de saberse. Lo que os digo en tinieblas, decidlo en la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde las azoteas.” (Mateo 10:26,27)

De modo que cada creyente tiene la responsabilidad de asumir su papel como testigo y de alumbrar con el evangelio y por el evangelio; es un privilegio y una oportunidad que Dios nos ha concedido. Permitamos que la palabra profética de Jesús tenga su cumplimiento en cada uno de nosotros; seamos colaboradores con Dios y llevemos este evangelio del reino a todo el mundo.

Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo”

¿Sobre que asunto hace énfasis el mensaje del evangelio del reino? ¿Cuál es su tema principal?

Eso fue definido por el mismo Señor y explicado de forma amplia en los cuatro evangelios y las cartas apostólicas. Es mas, a lo largo de toda la Biblia que comprende tanto el antiguo como el nuevo testamento en un total de 66 libros y que forman una unidad completa, el mensaje central es uno, Jesucristo, su persona y su obra.

¿Entonces cual será el mensaje de este evangelio del reino que según dijo Jesús sería predicado?

Es el mensaje del amor de Dios.

“De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna.” (Juan 3:16)

El viento retó al astro rey a un duelo para ver quien sería capaz de los dos de despojar de su chaqueta a un caminante. Empezó el viento soplando y soplando cada vez más fuerte, a lo que el hombre se aferraba a su chaqueta fuertemente para no perderla. Finalmente, al ver que no lograba su objetivo desistió. Seguidamente dijo el sol.- ahora me toca a mí; y comenzó a calentar suavemente. Progresivamente iba aumentando la temperatura, de tal manera que a causa del calor el hombre no tuvo mas remedio que despojarse de su abrigo.
Así que no será por medio de un torbellino de argumentos y razonamientos que vamos a lograr que los no creyentes abandonen sus falsas creencias o su ateísmo y prejuicios, sino por medio de un cálido amor.

Es el mensaje de la gracia de Dios. Dicho de otro modo es, el mensaje de la salvación por gracia.
para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús, porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios. No por obras, para que nadie se gloríe, pues somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas. (Efesios 2:7-10)

La predicación del Cristo crucificado, éste es el mensaje que proporcionamos en cuanto a la obra de Cristo; el dar a entender y conocer el significado y propósito de su muerte en la cruz.

Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios.” (1ª Corintios 1:22-24)

Sin el derramamiento de la sangre de Cristo en la cruz no puede haber remisión ni perdón de los pecados, ni liberación de la carga aplastante de la culpa.

La ley de Dios exigía el sacrificio de un animal inocente y sin defecto para la expiación de los pecados de los hombres. Todos los delitos cometidos contra la ley de Dios, toda desobediencia y transgresión de las leyes divinas con la culpabilidad que conllevaba eran transmitidos al animal, con lo cual la justicia de Dios quedaba satisfecha. Esto era lo que estaba ordenado por Dios en la ley mosaica según el antiguo testamento para que se hiciera cada vez que el pueblo cometiese pecados.
Cuando los profetas hablaron del Mesías, el enviado de Dios, lo presentaron también como un cordero, aquel que cargaría de una vez y para siempre con el pecado de toda la humanidad. El profeta Isaías nos habla de ello en el capitulo 53 de su libro.

Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.
Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido. Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca.” (Isaías 53:4-9)

Solo he escogido una porción del capitulo para no extenderme, pero todo él nos habla del sufrimiento y muerte de Cristo como sustituto de todos nosotros. En el nuevo testamento encontramos también numerosas referencias a Cristo como el cordero que quita el pecado del mundo. Cuando Juan el bautista vio a Cristo por primera vez dijo de él “He aquí el cordero de Dios que quita el pecado del mundo.”

Este evangelio del reino nos habla de la resurrección de Jesucristo.

Aquí está la piedra angular de la fe cristiana. Toda la belleza de la doctrina de Jesús, su persona y sus milagros hubieran quedado como algo muy bonito que sucedió en la historia.
Sus enseñanzas habrían sido solamente un buen tratado de filosofía de vida, y Jesús solo habría pasado a ser un excepcional maestro. Pero no fue así, sino que trascendió al tiempo y en el espacio; el que fue crucificado, muerto y sepultado, volvió a la vida, resucitó. Jesús se apareció a sus discípulos nuevamente para instruirlos, luego a más de quinientas personas.
Pero lo mas grande, lo que realmente es maravilloso es que prometió manifestarse y estar presente en la vida de todos aquellos que creyesen en él.
El vive en el corazón de todos los que lo reciben, reside en el ser de todos los que creen para confirmar que toda su enseñanza es cierta y que todo lo que dijo se cumple. Sin su presencia el cristiano estaría carente de la fuerza espiritual necesaria para vivir su doctrina y seguir sus demandas.

La predicación de Jesucristo como Señor.

Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios. Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús.” (2ª Corintios 4:3-5)

Los falsos profetas y maestros pueden hablar de muchos temas, incluso de la Biblia, pero usted observará que siempre hacen resaltar su propia sabiduría y conocimientos que han adquirido; sus personas constituyen el centro de su enseñanza, su ego está por todas partes, están plagados de si mismos.

La Biblia declara que Jesús murió y resucito para ser Señor de los vivos y de los muertos. La encarnación del Hijo de Dios, su entrega por la humanidad, su humillación y sufrimiento, hicieron que el Padre lo exaltase hasta lo sumo.
Este evangelio afirma que Jesús es el Señor, él es dueño de toda la creación y todas las cosas subsisten por su poder. Las escrituras dicen que en el día que Cristo vuelva de nuevo toda rodilla se doblará y toda lengua confesará que el es Señor, para gloria de Dios Padre.
Para ser salvos y tener acceso al reino de Dios debemos reconocer a Jesucristo como único y verdadero Señor de nuestras vidas. Esto quiere decir que aceptamos su derecho sobre nuestro ser; y que ya no nos pertenecemos a nosotros mismos sino a aquel que lo dio todo en rescate por nosotros. De manera que la palabra de Dios afirma:

Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.” (Romanos 10:8,9)

Jesús es Rey de reyes y Señor de señores, su reinado será por siempre en la eternidad y su extensión no tendrá límites.

Este evangelio del reino que predicamos nos habla del arrepentimiento como una condición indispensable para ser reconciliado con Dios.

Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.” (Mateo 4:17)

El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.” (Marcos 1:15)

Estas citas de los evangelios expresan en palabras de Jesús, como debemos actuar ante el reino de Dios y en cuanto a un acercamiento del mismo. El Hijo de Dios manifestado en carne era el gran paso de Dios en su acercamiento a los hombres, Jesús representaba todo lo que es el reino de Dios. Cristo vino para abrir un camino de acceso seguro al reino celestial. Es necesario que comprendamos que este reino significa el gobierno de Dios y de Jesucristo.
Todo el que lo desee puede formar parte de este reino, y ser un ciudadano del gran imperio de Dios si acepta las condiciones establecidas por su Rey. La única puerta para acceder, es Jesucristo, no hay otro acceso, no se puede entrar por ningún otro lado. Es necesario que haya un arrepentimiento sincero de nuestros pecados, una renuncia a todo lo que esté en contra de la santidad de Dios. La inmensa carga de nuestros pecados y ofensas a Dios las llevó Jesús en la cruz, y es ahí donde las debemos dejar en un acto de contrición y fe. La sangre de Jesucristo es poderosa y es suficiente para limpiar todos nuestros pecados.

Este evangelio del reino nos habla de la necesidad de creer a Dios y tener fe en su palabra.

Pero sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que él existe y que recompensa a los que lo buscan.” (Hebreos 11:6)

Este evangelio del reino que predicamos abarca y es necesario que así sea, todo el consejo de Dios.

No voy a mencionar en este estudio todas las doctrinas que comprende el mensaje evangélico, pues no sería práctico, ni posible. Ni tampoco se trata de obtener un conocimiento instantáneo y comprimido de todas las verdades de Dios. Pero hay para el cristiano un proceso en el aprendizaje y por tanto en la enseñanza de todo aquello que es necesario que sepa para que lo aplique en su vida.
Los creyentes necesitan avanzar en el conocimiento de Dios por medio de la revelación de la palabra de Dios que el Espíritu Santo ha inspirado.

Las escrituras abarcan todo el mensaje completo de Dios para los creyentes, y no hay nada mas que añadir, ni se debe omitir nada. Pero sí hay que intentar predicar todo el mensaje bíblico con la finalidad de que la iglesia madure espiritualmente y de que cada hombre y mujer logren la perfección en Cristo.

Este evangelio del reino que predicamos consiste en poder y no tan solo en palabras.

No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación de todo aquel que cree” (Romanos 1:16)

San Pablo sabia muy bien de lo que hablaba, por eso su compromiso con el evangelio era total y absoluto. En primera persona tuvo la experiencia de la realidad y el poder del evangelio y también observó como en otros muchos se demostraba ese poder.

Jesús hablo de dos cosas que nadie debería ignorar si quiere conocer a Dios.

Entonces, respondiendo Jesús, les dijo:
Erráis también en esto, porque ignoráis las Escrituras y el poder de Dios” (Marcos 12:24)

Es necesario conocer la sabiduría de Dios expresada en su mensaje, lo que está escrito, pero también es vital conocer el poder, la efectividad, la operatibilidad de ese mensaje.

Si no conocemos las escrituras corremos el riesgo de ser engañados por falsas doctrinas, si no conocemos el poder también corremos el peligro de desviarnos hacia otras enseñanzas y argumentos de hombres.

Una vez mas me remito a palabras pronunciadas por el apóstol San Pablo para finalizar con ellas este mensaje:

y ni mi palabra ni mi predicación fueron con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.” (1ªCorintios 2:4,5)

Yo pregunto, ¿Tenemos fe en este evangelio de poder? ¿Es este el mensaje en el que usted cree y con el que está comprometido, es el evangelio del reino? ¿Tiene usted un conocimiento de doctrina pero no conoce el poder de Dios?


Pedro Jurado

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