viernes, 4 de octubre de 2013

RESPONDIENDO A QUIENES NOS QUIEREN AVERGONZAR

PSA 119:41-42 RVR60 "Venga a mí tu misericordia, oh Jehová; Tu salvación, conforme a tu dicho. Y daré por respuesta a mi avergonzador, Que en tu palabra he confiado."

Indiscutiblemente vivimos en tiempos peligrosos, momentos difíciles en los que la fe, compromiso y fidelidad de los creyentes están siendo puestas a prueba de diversas maneras.

Para muchas familias la crisis laboral y problemas financieros que se les ha venido encima es una gran prueba y motivo de aflicciones. Las relaciones matrimoniales y familiares sufren de una gran tensión debído a la falta de recursos económicos. La fe es puesta a prueba en tales circunstancias carenciales.

Pero también están siendo probados y examinados por Dios los que tienen abundancia; el que todo les vaya aparentemente bien a algunos será lo que los examine, y se verá si en verdad están confiando en Dios o en sus riquezas y posesiones. Para muchas personas, creyentes o no, la prosperidad es su perdición.

David Wilkerson profetizaba que la gran prueba para los creyentes de los últimos tiempos sería la abundancia y prosperidad.

¿Cómo estamos respondiendo en medio de nuestras circunstancias actuales? Ya no solo frente a la carencia o a la abundancia de cosas materiales, sino frente a todo. A la política, a los políticos, a las situaciones sociales, a las falsas religiones, a los pecados y errores de otros, a nuestros propios pecados y equivocaciones, a nuestras dolencias y enfermedades, etc.

Este corto versículo del Salmo 119 nos dice tanto, que se merece una reflexión aunque sea escueta, nos ofrece muy buenos consejos.

En primer lugar el salmista reconoce la misericordia de Dios y la reclama para su vida. "Venga a mí tu misericordia, oh Jehová" En cualquier circunstancia o contexto en el que estemos viviendo depender de la misericordia de Dios es lo más acertado y sabio que podemos hacer. Pero esto no es algo que se debe dar por sentado negligentemente y ya está; como el salmista debemos invocar y reclamar de manera especifica la misericordia y la gracia de Dios.

Observen como lo dice el autor del libro a los hebreos:

Hebreos 4:16 RVR60 "Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro."

Es necesario que haya de nuestra parte un acercamiento a Dios, una busqueda, un clamor con desesperación desde lo más profundo de nuestro ser. Pero también es necesario que sea un acercamiento confiado, de fe, porque sin fe es imposible agradar a Dios.

En segundo lugar debemos entender que la misericordia, la gracia de Dios y su salvación se revela o manifiesta hacia nosotros u otros, por sus dichos y/o palabras. "Tu salvación, conforme a tu dicho." Esto es muy importante comprenderlo, que Dios nos salva por medio de su palabra que es vida, salud, liberación y seguridad para toda nuestra vida integral.

Dios actuará siempre conforme a su palabra, y de acuerdo a su promesa y a sus dichos.

Salmos 107:20 RVR60 "Envió su palabra, y los sanó, Y los libró de su ruina."

Como creyentes no debemos apoyarnos ni confiar en las circunstancias, ni en nuestras emociones, ni por supuesto en las de otros, ni depender de los hombres para nuestro socorro, sino mirar a Dios. Claro, que Dios puede enviarnos su ayuda y bendecirnos a través de otras personas, no obstante, solo debemos esperar en Él.

No deberíamos tampoco confiar solo en nosotros mismos, en nuestras capacidades, habilidades y recursos propios, sino más bien echar mano de la fe. Nunca más que ahora estamos comprobando que la mucha capacitación no resuelve nuestros problemas. Esto no quiere decir que no hagamos uso inteligente de los recursos que tenemos y los dones y talentos de que dispongamos.

Romanos 9:15-16 RVR60 "Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca. Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia."

Finalmente el poéta responde con el testimonio de la palabra de Dios siendo eficaz en su vida y confesada por sus labios.

"Y daré por respuesta a mi avergonzador, Que en tu palabra he confiado."

"Porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salvación" declara el apóstol.

En otro lugar dice también:

2 Corintios 4:13 RVR60 "Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos,"

Hermanos, tenemos la palabra profética de Dios, más fiel y firme que todo el universo que nos rodea. Si esperamos en Dios y creemos a su palabra no seremos jamás avergonzados.

Romanos 10:11 RVR60 "Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado."

2 Pedro 1:19 RVR60 "Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;"

Tanto con nuestra actitud, como con nuestro comportamiento y con lo que sale de nuestros labios deberíamos estar mostrando que creemos a Dios. Los que deberían avergonzarse son los incredulos, los que niegan a Dios y todos cuantos no confian en su palabra y la practican y confiesan.

El mundo, satanás, e incluso algunos "creyentes" carnales quisieran que cayesemos en desgracia y quedasemos en ridículo. Nosotros debemos andar delante de Dios y por descontado dando un buen testimonio delante de los hombres. Sin embargo no nos solprendamos si el mundo no nos recibe, no digo todo, pues como dijo el Maestro que a Él lo recibierón a nosotros también nos recibirán, a el lo persiguieron, a nosotros también nos perseguirán, y todo eso por causa de su nombre.

Noten ustedes, "por causa de su nombre" no por nuestros pecados y nuestro mal testimonio, ni porque hacemos lo malo.

Como creyentes debemos responder al mal con bien, orar por los que nos ultrajan, bendecir a los que nos maldicen, y amar a nuestros enemigos. Ser luz y sal en el mundo, y mostrar las obras de nuestra fe con humildad para que muchos las vean y busquen a Dios en arrepentimiento.

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