martes, 23 de septiembre de 2014

SANTIFICADO SEA TU NOMBRE

Todos sabemos de memoria la oración del Padre Nuestro; pero no todos practicamos este modelo de oración reflexionando y comprendiendo su significado.

Por ejemplo, a muchos se nos escapa el sentido de esta frase: "Santificado sea tu nombre" La misma expresa adoración. El deseo e intención de quién la hace reconoce a Dios en Su santidad; el Señor es Santo, Santo, Santo.

Si Dios es tres veces Santo ¿Cómo es que nosotros podemos santificar su nombre? No podemos hacer a Dios más santo de lo que es, no obstante si podemos dar a conocer su santidad. Podríamos decir que santificar el nombre del Señor es honrarle, es glorificarle, y es representarlo como Él se merece. Es darlo a conocer tal y como Él es en verdad, santo, justo, amoroso, Padre, Dios presente, Dios de paz, ecetera.

En la medida en que conocemos a Dios por su nombre y así lo manifestamos ya le estamos santificando. Reflejar su santidad en nuestras vidas es santificar a Dios, obedecer su voluntad es santificar a Dios, vivir en la fe de Jesucristo es santificar el nombre de Dios.

El creyente nacido de nuevo y que tiene el Espíritu de Dios morando en él tiene un profundo anhelo por santificar a Dios. Aparte de Jesús no es posible santificar, ni honrar, ni agradar y glorificar a Dios. Jesucristo hombre santificó el nombre de Dios Padre por medio de su obediencia, adoración y sacrificio por la humanidad.

No santificamos el nombre de Dios por medio una religiosidad hipócrita, legalista y ritual, ni tampoco por una religiosidad sincera; sino permitiendo que su vida opere profundamente en nuestro ser mediante la gracia, la fe y la verdad.

1 Pedro 3:15a RVR1960
"sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones"

Dios se da a conocer por su nombre, que por otro lado, es muy importante observar y comprender que en su palabra Él se manifiesta con diferentes nombres para mostrarnos por medio de ellos sus atributos divinos, caracter, gracia y voluntad de bendecirnos.

Cada nombre de Dios que se muestra en la Biblia representa una revelación verdadera de su persona. Así que reconocer su nombre, invocarle y venerarlo es santificarle.

TU NOMBRE ES PERFUME DERRAMADO

“A más del olor de tus suaves ungüentos,
Tu nombre es como ungüento derramado”
(Cantares 1:3)

Olor de primaveras infinitas, tus fragancias.
Mi amado fue molido, machacado,
destilado sobre los montes y esparcido por los vientos.
Como árbol sacudido, sus hojas desprendidas por el cuero.
Su esencia extraída por las espinas y el hierro,
y la lanza que abriendo su costado
derramaron ríos perfumados de ungüento sanador.
Tus aceites sanaron nuestras almas quebrantadas,
tus ungüentos suavizaron las heridas abiertas.
Tu fresca unción nos libró del yugo de opresión.
Tu perfume caro enriqueció a los pobres.
Aroma de lirios, fragancia de nardos,
flor de almendro, rosa de Sharon es mi Amado.
Y tu nombre, perfume derramado.
Sándalo quemado de mirra y jazmines,
incienso mezclado de especias exquisitas
traídas de oriente. Jesús.
Emanuel, Dios con nosotros.
Admirable y Consejero, Padre eterno,
Príncipe de Paz.

Pedro Jurado

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