sábado, 27 de junio de 2015

LO QUE REQUIERE LA GRACIA (PARTE 2)

LA GRACIA REQUIERE ARREPENTIMIENTO

Romanos 2:4 RVR1960
¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?

El arrepentimiento es un don, regalo, favor o dádiva que Dios concede por su infinita gracia.

El llamado a arrepentirnos no es algo contrario a la gracia, sino la oportunidad que Dios nos da a todos para que entremos en ella.

Muchos hombres, creyentes y no creyentes rechazan la gracia al no arrepentirse y volverse a Dios de sus pecados.

El pasaje de Romanos nos indica claramente que por la riqueza de la gracia de Dios somos guiados al arrepentimiento.

La madurez espiritual no se mide solo por los dones de ministerio, de conocimiento, de milagros o de fe que Dios nos ha concedido, sino por la profundidad de nuestro arrepentimiento, capacidad de cambio, sumisión al señorio de Cristo y reacción a la gracia del Señor.

Cómo reaccionamos a las circunstancias adversas y al trato de Dios cuando nos disciplina, dice más de nuestra espiritualidad, que cuando todo nos va según deseamos o cuando experimentamos una prosperidad exterior.

Hay riqueza espiritual infinita y bendición abundante, para todos, cuando nos volvemos en arrepentimiento y fe al Señor. Introduzco el termino fe, porque el arrepentimiento siempre debe ir acompañado de ella.

Muchas veces sentimos el dolor del fracaso, la culpa o remordimiento, pero sin embargo no terminamos de superar nuestros obstáculos, debilidades o pecados, sino que continuamos en ellos, como en un círculo vicioso, eso sucede sencillamente porque nos falta la fe en la provisión que Dios ha hecho mediante su divina gracia.

El arrepentimiento es la oportunidad  que el Señor concede a todos los hombres para que sean salvos.

Arrepentirse implica el reconocimiento de nuestros propios pecados y nuestra naturaleza malvada, la confesión, la renuncia, y la fe en la provisión o gracia de Dios por medio de Jesucristo.

El acercamiento del reino de Dios a la vida de cualquier persona debe llevarle invariablemente al arrepentimiento en su sentido más exacto, es decir, a un profundo cambio. La extensa gracia de Dios manifestada en su riqueza de bondad, perdón, paciencia y bendición, tienen la misión de convencernos de nuestra necesidad de arrepentimiento y conversión.

Los creyentes que se suponen han recibido algo de conocimiento espiritual deberían estar continuamente en una disposición y actitud de volverse a Dios. Sin embargo, muchas veces lo cierto es lo contrario, su orgullo les impide humillarse, pedir perdón y arrepentirse.

El volverse a Dios debería ser una práctica diaria en los creyentes, pero ya no solo para apartarse del pecado, sino para abandonar la propia vida egocéntrica, la religiosidad carnal, y la vida fundamentada en la psique.

Nos volvemos a Dios en un acto de continua entrega a Él,  para que su reino nos envuelva y nos llene de manera permanente. Nos volvemos a Dios, que mora dentro de nosotros, para ser suministrados de su gracia, de su poder y de su vida eterna.

LA GRACIA REQUIERE HUMILDAD

Santiago 4:6 RVR1960
"Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes."

La humildad es una hija del Espíritu, que nace de la unión del creyente con Jesucristo. Es una flor que sólo se cultiva en los jardines de los hermosos valles del reino de Dios.

El arrepentimiento es sólo un primer paso en la humildad, que Dios requiere de cada hombre y cada mujer. Luego debemos seguir reconociendo que no podemos hacer nada sin el Señor, excepto pecar.

La única forma de hacer frente a la tentación, al pecado, al diablo, a nuestras debilidades y a cualquier circunstancia es humillandonos bajo la poderosa mano de Dios.

La humildad no consiste en menospreciarnos a nosotros mismos ni en tener una baja estima, sino en ocupar por fe la posición o lugar que Dios tiene para cada uno de nosotros.

La humildad consiste en saber todo lo que nos ha sido dado, conocer quienes somos, cuál es nuestra procedencia y cuál nuestra finalidad en la vida. Y sabiendo estas cosas rendir nuestras vidas en servicio al Señor.

Justamente fue así como procedió el Señor en este mundo, y es así como él espera que actuemos todos los que hemos creído. (Juan 13:3-14)

LA GRACIA REQUIERE CONSAGRACIÓN A DIOS EN TODA PUREZA

Rom.12.1-2.RVR1960 "Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta."

La consagración ni ninguno de los requerimientos que hemos visto hasta ahora debemos entenderlos como obras o prácticas que hacemos para merecer la gracia, sino mas bien como respuesta a su influencia. Nuestra disposición es permanecer conectados al origen y fuente, desde donde fluye la gracia abundante.

Tit.2.11-14.RVR1960 "Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras."

martes, 23 de junio de 2015

LOS REQUERIMIENTOS DE LA GRACIA

Hebreos 6:7-9 RVR1960
"Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios; pero la que produce espinos y abrojos es reprobada, está próxima a ser maldecida, y su fin es el ser quemada.  Pero en cuanto a vosotros, oh amados, estamos persuadidos de cosas mejores, y que pertenecen a la salvación, aunque hablamos así."

¿Hay algo que nos exija o demande la gracia? Permitanme que sea conciso y claro desde el principio, la gracia lo exige todo absolutamente, y por medio de ella Dios espera una total sujeción y obediencia de parte de todos los creyentes.

Pregunto yo, ¿Qué exije la lluvia de la tierra que moja? o ¿Qué demanda el sol de toda vida que puebla nuestro planeta por dar su luz y calor? o ¿Qué se espera de los humanos del disfrute de todo recurso existente en la tierra, el mar y el aire? ¿Qué nos exige el oxígeno que respiramos, el agua que bebemos, el alimento que comemos?

Cuando ofrecemos un regalo, hacemos un favor a alguien o suplimos la necesidad de unos pocos o de muchos de manera generosa ¿Qué esperamos como resultado? ¿Qué respuesta suele haber?

Amamos a Dios, porque él nos amó primero. Es fácil amar al Señor cuando comprendemos su amor por nosotros y recibimos por fe su abundante gracia.

Ahora bien, la gracia es la caricia o abrazo más mortal de Dios a la naturaleza humana, destruye el ego con toda su vanagloria y nos lleva a una total dependencia de Él.

El mensaje de la gracia es dulce, amable y proveedor, no obstante nos deja completamente desnudos y humillados ante Dios. Es la obra hecha por Dios que acaba con toda religiosidad carnal.

¿Díganme ustedes en que sentido es la gracia un mensaje flojo? No lo es en absoluto, nos lleva a creer a Dios, a amarle y actuar por fe.

La obra de la gracia requiere una respuesta de fe y compromiso firme con el Señor.

El propósito y fin de la gracia es que hagamos la voluntad de Dios, llevandonos a vivir en unión y comunión con Él, supliendonos cuánto es necesario para que todo ello sea posible.

LA GRACIA REQUIERE FE

Romanos 5:1-2 RVR1960
"Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios."

Es por la fe que tenemos acceso a la gracia de Dios. Cualquier manifestación o efecto de la gracia de Dios lo experimentamos por la fe.

Es decir, que toda obra del Señor, todo cuanto nos da, y toda experiencia espiritual cristiana, serán por gracia, y solamente podrán ser apropiadas o recibidas por la fe.

"por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia"

La entrada en la gracia es por medio de la fe de Jesucristo. El Señor tiene gracia abundante para darnos, sin embargo, Él no la otorgará de cualquier manera, aunque sea gratuita, sino por Jesucristo y a través de la fe. Jesús es la entrada o puerta para experimentar las bendiciones del Padre.

Por medio de la fe en Jesucristo somos justificados y tenemos paz con Dios.

Por medio de la fe en Jesús recibimos salvación y vida eterna.

S.Juan 10:9 RVR1960
"Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos."

Por medio de la fe en Jesús recibimos la bebida y la comida espiritual que nos satisface profundamente.

S.Juan 6:55-57 RVR1960
"Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí."

Por medio de la fe en Jesús tenemos gran alegría y esperanza en las tribulaciones. Entendemos que Dios está al control de todo, y que todas las cosas que nos acontecen serán para un mayor beneficio espiritual nuestro.

Nuestra fe en Jesús y el gloriarnos en la esperanza que tenemos en Dios permiten que cualquier cosa aunque nos haga sufrir o estar en necesidad, nos hagan crecer y madurar espiritualmente. Y todo ello es posible por el obrar de la gracia de Dios en nuestros corazones.

Por medio de la fe en Cristo somos reconciliados con Dios y permanecemos en comunión con Él. Estar reconciliados es mucho más que un acercamiento esporádico a Dios, es permanecer en una comunión continua con Él.

Es cuando la fe se junta con la gracia que podemos ser salvos, no hay otro camino ni existe ningún otro medio.

Efesios 2:8 RVR1960
"Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios"

ROM 9:16 RVR60"Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia."

Este pasaje representa un fuerte correctivo para nuestro orgullo en cuanto a nuestro constante empeño de alcanzar la salvación por nosotros mismos; las bendiciones de Dios y sus promesas no las podemos alcanzar por medio de nuestros propios esfuerzos ni buenas obras.

Es muy chocante para la mentalidad del hombre natural aceptar y recibir algo de forma inmerecida y gratuita.Todo es por gracia, la elección, la salvación, la adopción, el llamado y toda bendición de Dios.

Dios ha provisto todo lo necesario sin que nosotros podamos añadir nada.

Entonces ¿qué nos corresponde hacer a nosotros? Simplemente creer a Dios; esa es la obra que Dios espera de todas y cada una de sus criaturas.

S.Juan 6:27-29 RVR60
"Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre. Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? Respondió Jesús y les dijo: Ésta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado."

Pero observe en este pasaje algo curioso, la fe no es una actitud pasiva, sino que es una virtud o un valor activo, es trabajo. Por eso dice el pasaje "Trabajad", es una paradoja o contradicción aparente, porque "fe" y "trabajo" parecen opuestos.

Lo que debemos entender es que la fe es el medio por el cual las obras de Dios se llevan a cabo. "El justo vivirá por su fe" es decir, actuará y obrará por ella.

Digamos para entendernos que la fe es lo que nos conecta con la energía y poder de Dios el cual nos capacita para obedecerle y realizar todas las obras que el demanda de nosotros. La fe pone en acción la gracia de Dios en nuestras vidas. "Pero sin fe es imposible agradar a Dios" (Hebreos 11:6a)

Cuando dice la escritura que "No depende del que quiere, ni del que corre....." Es importante entender que se refiere al que por medio de sus propia fuerza natural o carnal y dependiendo de si mismo quiere agradar a Dios. Pero la fe nos lleva a depender totalmente de Dios recibiendo por gracia todo cuanto Él ha hecho.

Un pasaje que nos permite entender esto muy bien se encuentra en primera de corintios.

1 Corintios 15:10-11 RVR60
"Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo. Porque o sea yo o sean ellos, así predicamos, y así habéis creído."

El apóstol Pablo declara aquí que ha trabajado, es decir, que ha obrado mucho, pero no él solo, sino por la gracia de Dios actuando en su vida.Dios no va a hacer su obra en nosotros, ni en nádie, sin su consentimiento y aprobación.

Dios siempre requerirá nuestra colaboración, así lo enseña la escritura y nos lo confirma la experiencia y el obrar del Espíritu Santo.

Debemos depender de la gracia de Dios, de su favor, de su misericordia; para obtener los recursos de Dios necesitamos hacer uso de los medios y maneras que Dios nos ha provisto.

miércoles, 3 de junio de 2015

GRACIA SOBRE GRACIA

S.Juan 1:16 RVR1960
"Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia."

¿Es posible abusar de la gracia de Dios? Algunos creyentes opinan que sí. Yo no lo tengo tan claro. ¿Cómo se puede abusar de algo que nos ha sido dado sin medida y sin merecerlo? No obstante, si el abuso de la gracia fuera posible, sería Dios el ofendido. Sin embargo, Dios es bueno, y el nos ama y nos da más y más, aunque no lo merezcamos. ¿Puede abusar alguien de Dios? ¿Puede engañarlo alguien?

La gracia siempre cumple con su propósito o función en aquellos que la reciben.

Hay quienes se ofenden porque Dios es generoso y bueno. Como por ejemplo, el hermano mayor de la parábola del hijo pródigo. O los obreros que trabajaron en la viña, que se ofendieron y tuvieron envidia porque el padre de familia pagó a algunos más de lo que merecían.

El legalismo está en contraposición con la gracia, y llena los corazones de envidia, mezquindad y juicio hacia los hermanos.

Todos necesitamos siempre más de la gracia de Dios, debemos procurar apropiarnos de su abundancia; según las escrituras, Dios está dispuesto para derramar su gracia sobreabundantemente. Esto implica un entendimiento y apropiación de la verdad en cuanto a todo lo que por medio de Cristo ha sido hecho por nosotros.

Si desconocemos el evangelio de Dios en su profundidad y sus implicaciones nuestra experiencia de la gracia de Dios será muy limitada.

Ahora bien, esto no significa que tengamos que ser un compendio de teología andante, pero si conocer ciertas verdades fundamentales reveladas en Jesucristo. La gracia de Dios actua dandonos libertad espiritual y capacidad para servir al Señor, nos otorga poder y revelación de Dios; y todo esto se opera en conjunto con la verdad.

De modo que la gracia y la verdad trabajan juntas. La gracia opera en la vida de los creyentes siempre de acuerdo  a la verdad revelada.

El Señor, el buen Pastor de nuestras almas nos ha preparado una suculenta mesa repleta de manjares deliciosos, alimento espiritual, pan del cielo. Todos estamos invitados a participar de este opíparo banquete.

Isaías 55:1-3 RVR1960
"A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche. ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura. Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David."

Necesitamos tener comprensión de cómo obra la gracia. Aunque estemos hablando de una sola gracia, ésta es multiforme, es decir, que se manifiesta en muchas formas y maneras.

Dios da su gracia sin límites "gracia sobre gracia" sin embargo, la vamos recibiendo según nuestra comprensión de la verdad. Es decir, que va en aumento según vamos adentrandonos en la revelación de Dios y profundizando en nuestra relación con Él.

El pasaje de Juan 1:16 nos da la idea de una progresión o aumento en su manifestación. Más de lo mismo en su esencia, pero alcanzando o supliendo diferente necesidad.

Pongamos algún ejemplo: Está la gracia que se ha manifestado para perdón y justificación. Ésta se hace realidad o patente en todos aquellos que creen el Evangelio y se arrepienten. Somos salvos por su gracia, en base a su sacrificio expiatorio, en el momento en que creemos en Jesús y lo recibimos como nuestro Salvador.

Lo anteriormente expuesto es sólo el comienzo, la gracia de Cristo sigue actuando en nuestras vidas en base a toda la obra que Dios ha realizado por medio de él. La gracia de Dios nos traerá liberación del pecado por medio de una profundización  y mayor entendimiento de la obra de la Cruz; es lo que entendemos por santificación.

La llenura del Espíritu Santo, el poder de Dios que se manifiesta por medio de su gracia en nuestras debilidades, los dones del Espíritu, la gracia o capacidad para el servicio de los creyentes etc, etc. Y así, gracia sobre gracia.

El concepto de la gracia es para muchos creyentes algo abstracto, sin embargo, lo creen así porque la han disociado de la verdad. La gracia opera en toda su fuerza cuando es entendida y recibida en base a la revelación de la verdad. La verdad da forma y define con claridad los caminos por los que podemos acceder al maravilloso oceano de la gracia de Dios.

Se hace necesario que los creyentes hagamos un acercamiento reflexivo a este tema tan importante de la gracia.

Podemos estar bajo la gracia de Dios o no, la podemos recibir o resistir, nos podemos alejar o bien podemos neutralizarla o hacerla nula de manera que no experimentemos sus efectos. No obstante, la gracia es algo que solo Dios controla, es prerrogativa suya darla, aunque hay vias o medios por los cuales es concedida.

UNA MAYOR GRACIA

A mayor o más grande necesidad, se requiere mayor gracia. En ninguna manera nos está permitido pecar para que la gracia abunde, sino que la gracia de Dios nos es dada para que tengamos victoria sobre todo pecado.
La gracia no nos concede licencia para pecar, sino poder y autoridad para vencer todo pecado e iniquidad.

El creyente nacido de nuevo siempre está en busqueda de una mayor gracia para superar cualquier debilidad, pecado o necesidad en su vida. El Señor por su parte, siempre está dispuesto a derramar su gracia como lluvia temprana o tardía sobre nuestro ser, para suplir toda falta, ya sea en capacidad, poder, virtud, fortaleza, justicia, sabiduría, santidad, etcétera.

Todo ser humano subsiste por la plenitud de Dios. Dependemos de la plenitud de su amor, de su vida, de su fuerza y poder, de su bondad, de su providencia perfecta y de todos sus atributos y virtudes divinas. La gracia toma de su plenitud para llenar nuestro gran vacío y necesidad moral y espiritual.

Gracia sobre gracia:

Gracia abundante es lo que Jesús a provisto,
recursos inagotables que suplen nuestra necesidad.
Favor inmerecido, amor incondicional, perdón
sin medida.

Su gracia destaca, sobrepasa toda miseria;
fluye cual caudaloso e inagotable río de cristalinas
aguas empapando la tierra árida. A veces oculta,
invisible, desapercibida a los ojos. Otras estruendosa,
feliz y bulliciosa, llamando la atención para que muchos
la contemplen.

Hay gracia sin medida para todo el que la necesite,
perdón sobre perdón, compasión sobre compasión,
favor sobre favor, libertad sobre libertad, y victoria
sobre victoria.

Gracia sobre gracia que nunca se acaba, que no
tiene limites, siempre disponible para todo el que cree.

Pedro Jurado

martes, 2 de junio de 2015

FIRMES EN LA GRACIA

HEB 13:9-10 RVR1960
"No os dejéis llevar de doctrinas diversas y extrañas; porque buena cosa es afirmar el corazón con la gracia, no con viandas, que nunca aprovecharon a los que se han ocupado de ellas. Tenemos un altar, del cual no tienen derecho de comer los que sirven al tabernáculo."

La gracia es la columna vertebral de la enseñanza bíblica y de la doctrina de nuestro Señor Jesucristo.

En torno al mensaje del evangelio y las buenas noticias del nuevo pacto se añaden doctrinas diversas y extrañas, ya sean éstas tomadas de la ley y antiguo pacto, o de la tradición y sabiduría humana.

Pero como muy bien señala el autor de Hebreos "buena cosa es afirmar el corazón con la gracia". Lo otro a lo que hace referencia, no es bueno ni edificante ocuparse en ello.

Hay creyentes que no comprenden el tema de la gracia y como consecuencia le tienen miedo, cuando en realidad es bueno y provechoso ocuparse en ella.

Bueno, del griego "kalós" hermoso, valioso o virtuoso, recto, honradamente, honroso, mejor, bien, bueno.

Afirmar, del griego "bebaióo" estabilizar, confirmar; Y de "bébaios"  (mediante la idea de base) firme, seguro, estable.

Corazón, del griego "kardía" pensamientos o sentimientos (mente), también (por analogía) medio: corazón.

El escritor de hebreos está dando a entender que la gracia es la base y fundamento sobre la cual ha de afirmarse la fe. El fundamento de la fe no puede consistir en un credo o ciertas doctrinas teológicas, que pueden estar perfectamente en contradicción unas con otras, sacadas fuera del contexto de las escrituras y en oposición con la verdad y la gracia de Dios.

La verdad es la realidad de las cosas, las cuales nos son reveladas y entregadas por gracia y recibidas por medio de la fe. "La gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo"; es en Jesús que está reunida toda la gracia y la verdad.

Ciertas doctrinas pueden parecer tener mucha lógica y base en las escrituras, sin embargo, son inciertas y extrañas con respecto a la gracia de Dios.

El apóstol pone en contraposición con la gracia algunas tradiciones y leyes judías relacionadas con la alimentación, cosas que no aprovechaban para nada a los que se ocupaban en ellas. Teniendo ya la realidad de las cosas, es decir, la esencia y sustancia, no necesitamos la sombra y las figuras.

Fijense ustedes, que en contraposición a doctrinas diversas y extrañas el apóstol simplemente pone la gracia. Pero no una gracia barata, chapucera e irresponsable, sino enriquecedora, poderosa, liberadora y santificadora.

Seguidamente el apóstol hace referencia al altar del nuevo pacto, del que no tienen derecho de comer los que aún sirven al tabernáculo, es decir, los que continuan bajo el antiguo pacto o la ley. Dicho de otra manera, lo que Pablo está aclarando, es que los que sirven según el viejo régimen de la ley no pueden participar de la gracia abundante del nuevo pacto.

La gracia de Dios es completamente inmerecida, sin embargo, no puede actuar y hacer su obra sin nuestro mutuo consentimiento y aceptación. Además necesitamos adquirir el conocimiento de la verdad, puesto que la gracia y la verdad operan juntas.

La gracia y la verdad completan la buena noticia de salvación, es el evangelio de Jesucristo. La verdad puede ser a veces cruda y como una espada penetrante y dolorosa, pero juntamente con la gracia es medicina, fortaleza y vida para el alma y el espíritu.

La sana doctrina, es la doctrina de la gracia, puesto que es la que restaura al ser humano y lo sana. La doctrina sana, no son un sinfín de leyes y de normas impuestas por Dios a los hombres; no consiste en estar haciendo continuamente alusión a como deben vestirse las personas, a lo que deben comer y beber,  a con quién deben estar, o con quien se deben casar.

La sana doctrina es la de la libertad que Jesucristo nos da, y en la cual debemos permanecer firmes.

Gálatas 5:1 RVR1960
"Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud."

La forma más rápida y segura para apartarnos de la gracia es volvernos nuevamente a la esclavitud de la ley o antiguo pacto. Es volvernos a colocar, o dejar que nos coloquen de nuevo sobre el cuello el yugo del que nos liberó Jesucristo.