jueves, 26 de mayo de 2016

FALSAS EXPECTATIVAS

A veces esperamos de los demás cosas que no pueden o no tienen por que darnos. Nos equivocamos cuando nos enfocamos excesivamente en las personas, porque nadie tiene la capacidad ni los recursos necesarios para satisfacer todas nuestras necesidades. Sería un error y una injusticia si exigieramos y obligaramos a otros a ser generosos con nosotros.

Los seres humanos tenemos necesidades que sólo pueden ser satisfechas por Dios. El ser felices y estar contentos es mas una actitud, y depende en gran parte de tener un propósito en la vida que vaya más allá de nuestras circunstancias, y que sea más grande que nuestras propias capacidades naturales y limitaciones, pero eso sólo viene de Dios. Ni el matrimonio, ni la familia, ni el trabajo, ni el dinero pueden dar satisfacción a nuestra necesidad moral y espiritual. La felicidad no es alcanzable considerando únicamente y teniendo en cuenta las relaciones personales, lo material y los aspectos sensuales e intelectuales de la vida, sino dándole a Dios el lugar que le corresponde en nuestras vidas.

Muchos se embarcan en el matrimonio con la idea de que sus problemas, necesidades y fantasías personales van a ser todas cubiertas por la otra persona que aman, no obstante esas son unas expectativas demasiado altas y una carga muy pesada que echamos sobre los demás.

Ahora bien, conocernos a nosotros mismos es un factor muy importante para una sana relación matrimonial, conocer nuestras fuerzas y nuestras debilidades, e igual de necesario e importante conocer lo más profundamente posible a nuestra pareja. Lógicamente el proceso del conocimiento de uno mismo y de nuestro cónyuge lleva su tiempo y esfuerzo, se requiere una buena dosis de paciencia, comprensión, empatía, reflexión y comunicación, entre otras cosas.

Cuando hay un verdadero amor en el matrimonio, muchas de las debilidades, carencias y defectos de caracter en nuestra pareja son minimizados o pasados por alto sin darles mayor importancia "el amor cubre multitud de errores"

Las falsas expectativas suelen ser la mayoría de las veces una proyección del exterior, pueden venir del cine o la televisión,  e incluso de una mentalidad excesivamente positivista y de falso éxito y prosperidad.

Hay quienes se casan esperando que su pareja cambie con el tiempo y sean más como ellos desean, cosa que no suele suceder. Por lo general ocurre lo contrario, cuando el amor inicial comienza a bajar de temperatura, pasados los dos o tres años de relación o matrimonio nos fijamos más en los defectos y carencias que en los aspectos positivos que nos unen. Tarde o temprano las mujeres descubren que su principe azul a cambiado de color, ya no es tan azul ni apuesto, más bien ahora se parece a un ogro o bruto villano de aspecto descuidado. Ellas dejan de ser princesas dulces y sonrrientes, se vuelven mandonas, manipuladoras, protestonas, cotillas y descuidadas en su aspecto.

Muchos caen en el error de forzar y obligar a su pareja a que cambie, pero esa es una actitud que no mejorará en nada al otro, sino más bien empeorará la situación. El chantaje y la manipulación no conseguirá que nuestra pareja mejore en su carácter o malas costumbres.

Antes de decirle a tu esposo o esposa un camión de verdades construye un puente de amor. Algo a tener en cuenta en cuanto al cambio en las personas y de nosotros mismos es, saber que la verdad y la gracia deben cooperar juntas para que las personas cambien profundamente. La verdad alumbra el entendimiento de las personas para que reconozcan sus errores, la gracia los capacita para cambiar. Necesitamos aprender a darle a Dios la oportunidad para que Él cambie las cosas que tengan que cambiar, pero muy especialmente en nosotros mismos antes que en el otro.

Los defectos, faltas o errores de nuestra pareja no deberían impedirnos amarle, sino más bien ayudarnos a comprenderla. La verdad debe ser planteada en nuestras relaciones con amor y comprensión no con actitudes y palabras sentenciosas e hirientes. La relación en el matrimonio sufre y se rompe cuando a toda costa queremos salvaguardar y mantener nuestra razón.  La imposición no es precisamente un buen método para fomentar la buena comunicación.

La mujer samaritana tenía una falsa expectativa de los hombres, ellos nunca pudierón calmar la sed de su alma ni satisfacer los anhelos de su corazón, a pesar de que se había casado cinco veces y que finalmente mantenía una relación ilícita con un hombre. Jesús le dijo que su sed no sería satisfecha por medio de esa agua, sino que solo Él le podría dar el agua de vida que satisfaría la sed de su alma y espíritu.

Poner toda nuestra esperanza de vida en una persona, una relación, un proyecto, un trabajo o cualquier otra cosa de este mundo es un error; es Dios quien debería ser el eje central de nuestra existencia. No digo que las cosas mencionadas anteriormente no sean importantes, son fundamentales, pero todas ellas deberían girar alrededor de una relación personal y bien fundamentada con Jesucristo si no queremos estar abocados al fracaso y quedar muy defraudados.

La vida es como un puzle donde cada pieza debe encajar en el lugar que le corresponde, si las colocamos en cualquier otro sitio abrá desorden y confusión, no alcanzaremos nuestro propósito de vida y ni mucho menos seremos felices.

No hay comentarios:

Publicar un comentario