sábado, 21 de mayo de 2016

PATERNALISMO ESPIRITUAL

"Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos."
S. Mateo 23:9 RVR1960


Los creyentes que han sido enseñados por un liderazgo autoritario y controlador suelen estar marcados y programados para ser dependientes toda su vida, se vuelven incapaces de vivir bajo la guía personal del Espíritu. El deseo de estar bajo la cobertura de un ministerio pastoral o llámese apostólico paternalista no me parece responsable ni sano para nuestro desarrollo espiritual. Todos necesitamos aprender a ser responsables en cada área de la vida, y a saber depender única y exclusivamente de Dios.

Tenemos un Padre que es Dios del cual siempre podemos estar seguros que seremos socorridos en toda necesidad y circunstancia. Las personas con ministerios, dones o liderazgo que Dios tiene en su iglesia no deberían usurpar el papel que solo corresponde a Dios.

La vida nos enseña y la biblia nos confirma que la cobertura paterna debe tener y tiene sus limitaciones tanto en el tiempo como en las circunstancias de toda criatura viviente.

Existen muchos abusos por parte de personas con actitudes excesivamente paternalistas, además de que pueden obstruir considerablente el desarroyo de los creyentes, pueden también ser causa de conflictos e inestabilidad en nuestras relaciones con otros y vida familiar.

Los padres tienen su función en el ámbito de la vida familiar, pero es de vital importancia que entiendan que los hijos se han de independizar de ellos para ser total y absolutamente responsables de sus propias vidas. La reponsabilidad de unos padres es la de preparar lo mejor posible a sus hijos para que lleguen a ser personas maduras, libres, responsables y autosuficientes, para cuando llegado el momento puedan cumplir por sí mismos con su propósito en la vida.

Querer retener a los hijos y ordenarle la vida permanentemente es una aberración. En la vida espiritual una actitud paternalista es contraproducente, y suele esconder un caracter manipulador y el deseo de sacar interés de la vida de los creyentes.

Los abusos espirituales lo llevan a cabo lideres religiosos con actitudes y maneras muy paternales y matriarcales, ellos creen tener el derecho de meterse en todos los asuntos de la vida de los creyentes, decirles lo que deben hacer y lo que no, donde vivir, con quién se deben casar, y sobre todo lo que tienen que hacer con su dinero y posesiones.

Los ministerios acaparadores y recolectores, que siempre andan buscando iglesias y creyentes que se pongan bajo sus cuidados y cobertura suelen ser un verdadero peligro. Buscan gloria, reconocimientos y dinero para sus fines, se meten en obras que no les corresponde a ellos, para usurparlas y despojarlas, y después cuando llega el conflicto huyen como pastores asalariados.

Los creyentes evangelicos siempre hemos estado en contra del papado católico,  sin embargo en la práctica aceptamos en nuestras congregaciones a multitud de papas espirituales, ésto es una contradicción.

Aunque es cierto que la biblia hace alusión a una cierta relación o responsabilidad paternal en la vida cristiana, ésta no debe llevarse a los extremos que se llevan, es decir, al punto de crear una dependencia malsana. Los hijos de Dios deben ser guiados por el Espíritu de Dios y no controlados por el lider de turno.

No nos dejemos llevar por doctrinas encubiertas por una seudoespiritualidad. Cuidado con los que enfatizan demasiado el concepto de autoridad, sumisión, liderazgo, cobertura espiritual etc. Por lo general son gente religiosa que esconden intereses particulares deshonestos. Huyamos de aquellos lideres que nos prometen resolver todos nuestros males, solucionar todo en nuestras vidas y guiarnos a experiencias de éxtasis espiritual, por lo general son manipualdores.

Algo muy importante y que ingente numero de creyentes no acaban de comprender, es que el crecimiento espiritual, las bendiciones de Dios y el experimentar una vida de resurrección poderosa, provienen de nuestro estar en Cristo y depender total y absolutamente de su gracia, no de oraciones de algún hombre ungido ni de ambientes externos, ni de reuniones espectaculares ni de condiciones y pactos impuestos por hombres. Solo de una experiencia interior y profunda vamos a obtener una plenitud y satisfación en nuestra vida cristiana; solo muriendo y resucitando en Cristo se puede avanzar en la vida espiritual.

Queridos lectores, por ahí se aconseja que debemos dejar salir al niño que llevamos dentro, sin embargo, en la vida espiritual eso es un error excepto en la humildad, sencillez y naturalidad que se manifiesta en los infantes que son dignas de imitar. El apóstol Pablo aconseja a los creyentes a que sean niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar. El mismo apóstol nos exhorta a que no seamos niños llevados por todo viento de doctrinas extrañas. Los niños son inmaduros y carnales, son controlados por sus emociones, sentimientos y forma de pensar, son llevados y manipulados por hombres religiosos sensuales.

El creyente maduro entiente que todo lo que necesita proviene de Dios, y que su vida espiritual depente de su relación con Cristo que mora en su interior y la apropiación de todo lo que Jesús hizo por él.

Los creyentes hemos recibido el espíritu de adopción por el cual clamamos abba Padre, así que tenemos un solo Padre que es Dios, los hombres son todos hermanos. No esperemos de los hombres lo que solo nuestro Padre celestial puede darnos. No permitamos que nos convenzan de la falsa necesidad de un padre o maestro espiritual. Tenemos un maestro que es el Señor, y por su Espíritu Santo nos guía a toda la verdad.

Creamos en los ministerios y dones que el Señor a dado a la iglesia y reconozcamoslos, pero no consintamos que estos tomen el lugar que solo le corresponde a Dios y al Espíritu Santo, ni que usurpen la responsabilidad y capacidad que Dios ha dado a cada creyente de decidir por sí mismos.

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