sábado, 28 de mayo de 2016

DECRARANDO NUESTRA FE


"Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos, sabiendo que el que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos presentará juntamente con vosotros."
2 Corintios 4:13-14 RVR1960

Y ahora quedarás mudo y no podrás hablar, hasta el día en que esto se haga, por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo."
S. Lucas 1:20 RVR1960

Hay momentos en los que experimentamos una mudez en nuestro testimonio, parereciera que no tenemos nada que decir, nos faltan palabras, motivos y razones para hablar. Creemos en el Señor y estamos convencidos de que somos salvos, sin embargo nos falta el empuje del Espíritu. Otras veces nos falta la ocasión u oportunidad, el momento o kayros de Dios. Puede ser también que no hallamos descubierto aún el medio de expresión o método con el cual nos sentimos identificados y comodos compartiendo nuestra fe.

Cuando el creyente comparte con otros su propio testimonio de fe, él es fortalecido y crece, experimenta una revitalización espirtual en su vida, y por otro lado contribuye al crecimiento y expansión del reino de Dios en aquellos  que lo escuchan.

Cuando hablamos de metodos de evangelizar es necesario que estemos abiertos a poder utilizar cualquier instrumento o medio que Dios ponga en nuestras manos, siempre que nos permita dar testimonio de forma natural, libre y siendo fiel al mensaje del evangelio.

Al hecho de dar testimonio o hacer participes a otros de nuestra fe debe preceder la experiencia de creer en la revelación de la palabra de Dios. Es necesario que seamos participantes de primera mano de la gracia del evangelio, y que estemos plenamente convencidos de su veracidad.

"Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual."
1 Corintios 2:12-13 RVR1960

Por el Espíritu sabemos todo lo que Dios nos ha concedido, es por Él que recibimos las revelaciones del Señor a nuestro propio espíritu.

No hablo únicamente de conocer la palabra escrita que se nos ha dado a través de la biblia como revelación cierta y guía de Dios, ni de lo que hemos estudiado en los libros, sino de la importancia de oir al Señor en el secreto de la oración, en la profundidad de nuestro espíritu,  recostados sobre su pecho en la confianza del Espíritu Santo.

"Porque ¿quién estuvo en el secreto de Jehová, y vio, y oyó su palabra? ¿Quién estuvo atento a su palabra, y la oyó? ...............Pero si ellos hubieran estado en mi secreto, habrían hecho oír mis palabras a mi pueblo, y lo habrían hecho volver de su mal camino, y de la maldad de sus obras."
Jeremías 23:18, 22 RVR1960

Muchas personas leen la biblia y la estudian, pero sin embargo no sacan de ella ningún provecho espiritual. Algunos se acercan al libro de Dios simplemente como un libro más de los que existen en todo el mundo; los más supersticiosos se acercan como si se tratase de un libro mágico, y son pocos los creyentes que tienen una interacción constante con la palabra y la experimentan, comprendiendo que estas son espíritu y son vida.

A pesar de que Dios se manifestara a Zacarias y le hablara mediante el arcángel Gabriel, él no creyó a Dios. La falta de fe le paralizó y mermó por completo su capacidad lingüística. Dios suele hablar con frecuencia, pero nosotros necesitamos escuchar y creer lo que nos dice. Lo que el Señor nos habla en secreto es necesario que lo proclamemos desde las azoteas.

"Lo que os digo en tinieblas, decidlo en la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde las azoteas."
S. Mateo 10:27 RVR1960

Hablar en la luz no solo se refiere al hecho de hacer manifiesto publicamente con palabras el mensaje que hemos recibido, sino que también hace referencia a nuestro testimonio, a ser coherentes con lo que decimos. De modo que hablar en la luz, es procamar la verdad desde nuestra vivencia y experiencia en ella, de manera que otros puedan ver nuestras obras y ser alumbrados.

Las azoteas hace referencia a los medios de comunicación existentes hoy día, y que podemos hacer uso de ellos para transmitir el mensaje del Evangelio. Curiosamente las azoteas están sembradas de antenas televisivas, de radio y de Internet por medio de las cuales tenemos comunicación con todo el mundo.

Las azoteas pueden perfectamente representar cualquier plataforma desde la cual podemos compartir el Evangelio. No deberíamos limitar la comunicación de las buenas nuevas a las maneras, formas y métodos tradicionales y que estén desfasados, y que por tanto no captan el interés de la gran mayoría de personas.

Cuando predicamos el evangelio debemos conectar con las necesidades espirituales y humanas de las personas. Debemos procurar no dar un mensaje triunfalista e irreal, si bien Jesús tiene respuestas a las preguntas y necesidades transcendentales de los hombres, nosotros como hombres no tenemos respuestas para todo.

Por lo general, el problema a la hora de comunicar el evangelio no es el método, la forma o el medio por el que lo hacemos aunque estos son importantes, sino con el contenido del mensaje. Barnizamos el mensaje con una capa de brillo que distorsiona la realidad de la experiencia humana; damos a entender que a los cristianos todo nos va bien y que todo es maravilloso. Parece que vivimos en el mundo de Yupi y no con los pies en la tierra.

Los cristianos vivimos una realidad espiritual maravillosa, cosa que no podemos ni debemos negar, pero a la hora de transmitir esa realidad espiritual no nos comunicamos de manera que nos entiendan. Ahí es donde justamente debemos concentrar nuestro esfuerzo y pedir a Dios sabiduría para dar un mensaje o testimonio inteligible.

Jesús no ocultaba sus necesidades ni dejaba de mostrar hasta cierto punto sus sentimientos. A la mujer samaritana le manifestó su sed y necesidad de beber, de manera que desde ese punto se entabló un diálogo entre ambos sobre temas transcendentales. En el huerto de Gesemaní le expresó a sus discípulos la gran tristeza que sentía a causa de la proximidad de su muerte en la cruz. En el templo se enojó con los mercaderes. A los fariseos llamó hipócritas, a los gobernantes zorras.. Ante la tumba de su amigo Lázaro lloró. Y por ninguna de las expresiones de sus sentimientos dejó de ser veraz ni perdió un gramo de autoridad. Antes al contrario, la gente reconoció en él más autoridad que la que poseían los escribas y los fariseos a pesar del estatus que tenían.

Pedro Jurado

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