“Si son destruidos los
fundamentos,
¿qué puede hacer el
justo?” (Salmos 11:3)
Creo que
no ha existido otra época en la que lo que sugiere este salmo de
David sea tan evidente y abarque tantos asuntos en cuanto a lo que a
fundamentos destruidos se refiere.
En la
palabra de Dios está profetizado que en los postreros tiempos la
maldad aumentaría, es decir, que alcanzaría cotas a las que nunca
antes había llegado, la inmoralidad sería como una carcoma o como
gusanos que raen las raíces y destruyen la esencia de la vida.
Muchos
fundamentos están siendo destruidos y los hombres caen en un abismo
de perdición; cuando los cimientos son dinamitados todo lo que está
edificado encima se viene abajo.
La sociedades se derrumban y
las familias se desintegran; los valores de justicia, la integridad
moral y aun la propia dignidad del ser humano se han corrompido. A lo
bueno se le llama malo y a lo malo se le considera bueno. Y todo esto
es el resultado de darle la espalda a Dios y de no tener en cuenta su
perfecta voluntad, es la consecuencia de negarlo y ser rebeldes a sus
propósitos.
Con respecto a lo que sucede
en el mundo y a las corrientes por las que este es arrastrado,
debemos entender como creyentes que hemos sido librados de su ímpetu.
Los que forman parte de la iglesia de Jesucristo han sido apartados
de todas las practicas contrarias a Dios que son del mundo y están
consagrados a Dios. Al estar en Cristo nos hayamos muertos para el
mundo, muertos para el pecado y vivos para Dios. O por lo menos así
debería ser según nos enseña la palabra de Dios.
“porque todo lo que es
nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido
al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que
cree que Jesús es el Hijo de Dios?” (1ªJuan 5:4,5)
De modo que en cuanto a lo
que el mundo se refiere está muy claro en el evangelio cuando dice
que no debemos amar al mundo ni sus cosas, y que tampoco tenemos que
conformarnos a él.
“No améis al mundo ni
las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del
Padre no está en él, porque nada de lo que hay en el mundo, los
deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida
proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos,
pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.”
(1ªJuan 2:15-17
“Por lo tanto,
hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis
vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que
es vuestro verdadero culto. No os conforméis a este mundo, sino
transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento,
para que comprobéis cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y
perfecta.” (Romanos 12:1,2)
Así
que a la pregunta que hace el salmista ¿qué puede hacer
el justo? La respuesta sería
guardarse en todo lo que es corrupto, injusto, inmoral y contrario a
las leyes de Dios.
Permaneciendo
en Cristo y sus enseñanzas, el creyente que es justo, puesto que ha
sido justificado en Jesús debe continuar firme en el evangelio. Y no
solo debe mostrar una actitud pasiva hacia el mal, sino también
defender la verdad del evangelio de Jesucristo y proclamarlo con sus
hechos y palabras.
Alumbrando
con nuestras obras y dando testimonio de la verdad debemos reprender
las tinieblas de este mundo, la injusticia, la corrupción y toda
clase de maldad y pecado.
“Pero el fundamento de
Dios está firme, teniendo este sello: «Conoce el Señor a los que
son suyos» y «Apártese de maldad todo aquel que invoca el nombre
de Cristo».” (2ªtimoteo 2:19)
Fundamentos que se
están destruyendo en la iglesia.
Ahora
bien, el peligro más desastroso y terrible, es que la destrucción
de fundamentos se de dentro del seno de la iglesia. Que aquellos que
han sido una vez alumbrados y han experimentado la gracia de Dios
rechacen los fundamentos de la verdad de Dios y pongan de lado la
obra de Jesucristo y se vuelvan a las teorías, argumentos y
sabiduría del mundo. Que los creyentes pongan en duda o en tela de
juicio las leyes de Dios, los principios y valores espirituales y
morales.
Esto es
lo que está ocurriendo actualmente en el cristianismo por todo el
mundo, que los fundamentos establecidos por Dios, las verdades
absolutas, la santidad, la obra de la gracia, el mensaje de la cruz,
la fe en Dios, el poder del evangelio y las escrituras son
minimizados de muy diversas maneras y banalizadas por hombres
corruptos de entendimiento.
Muchos
falsos profetas y maestros se han filtrado en las filas de los santos
y de los justos para desviarlos de su fidelidad a Cristo y su
mensaje. Y esto no solo lo hacen con sus prácticas codiciosas y sus
vidas corrompidas, sino que también lo enseñan en sus doctrinas
humanistas y seudocristianas.
Estos
predicadores y maestros, muchos sinceros, pero equivocados, con
buenas intenciones como el apóstol Pedro, pero al que el Señor tuvo
que decirle “apartate de mi satanás, me eres tropiezo
porque no pones la mira en las cosas de Dios sino en la de los
hombres” (Marcos 8:33b)
Esto es
algo muy sutil pero es muy grave y peligroso, estamos hablando de
desviar por completo el enfoque de Dios, es anteponer lo humano a la
voluntad de Dios. Es precisamente lo que muchos predicadores y
consejeros bienintencionados están haciendo, poner al hombre en el
centro y desplazar a Dios hacia un lado mediante la introducción en
la iglesia de paradigmas humanos y posturas y teorías
seudocientíficas.
¿Que a
de hacer entonces el justo en medio de esto? ¿como debe actuar el
creyente que quiere obedecer a Dios en la verdad del evangelio, pero
se encuentra con que su pastor, apóstol, líder o consejero está
dando enseñanzas extrabiblicas y contrarias a las sanas palabras de
Jesucristo?
Aquí se
complica este asunto mas de la cuenta, porque se trata de personas en
las cuales hemos confiado nuestro cuidado espiritual, son obreros del
Señor que tienen transcendencia sobre nosotros.
Los
estamos escuchando asiduamente y recibiendo de ellos continuamente
sus enseñanzas y consejos.
No
obstante, si como cristianos vamos profundizando en la vida
espiritual y en el conocimiento del Señor; y la oración, la palabra
de Dios y la guía del Espíritu Santo tienen relevancia en nuestra
vida, entonces seremos guardados del engaño.
“Os he escrito esto
sobre los que os engañan. Pero la unción que vosotros recibisteis
de él permanece en vosotros y no tenéis necesidad de que nadie os
enseñe; y así como la unción misma os enseña todas las cosas, y
es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado,
permaneced en él.” (1ªJuan 2:26,27)
El
Espíritu Santo nos va a enseñar siempre a permanecer en Cristo,
siempre nos conducirá a la sana doctrina de Jesús y de los
apóstoles, siempre nos llevará a las escrituras. El Señor habló
del Espíritu Santo diciendo que este lo glorificaría a él, porque
tomaría de lo suyo y nos lo haría saber.
Sería
entonces conveniente que preguntásemos ¿A quien glorifica o exalta
lo que creemos o se nos está enseñando, a Jesús o tal vez a los
hombres? Pero diría más ¿Se está exaltando a las escrituras, o se
están relegando a un segundo termino, y poniendo en su contrapartida
los conceptos humanos y sabiduría de hombres?
El Señor
prometió que el Espíritu Santo nos guiaría a toda la verdad y que
nos mostraría todo lo que nos hiciera falta saber.
¿De
donde procede la sabiduría y el consejo del Espíritu? Evidentemente
de Dios, es la sabiduría que viene de lo alto y que está cien por
cien de acuerdo con la biblia. Los que creemos en Cristo estamos
comprometidos con toda su enseñanza y doctrina. La palabra de Dios
es para el cristiano autoridad indiscutible y está por encima de
cualquier opinión, teoría o autoridad de hombre por muy experto que
este sea.
Sin
embargo la cosa es bastante grave porque el problema que se está
dando en el pueblo de Dios es que algunos creyentes están
esforzándose por integrar la sabiduría humana con la palabra de
Dios formando una mezcla, y eso que yo sepa es adulterar el mensaje,
pues cambian su sentido y rebajan su autoridad diluyendo la verdad.
Esta manera tan astuta es la que está utilizando satanás para
destruir los fundamentos de la fe y la doctrina cristiana, incitando
a algunos creyentes que no tienen discernimiento espiritual para que
introduzcan herejías en la iglesia.
El
apóstol Pablo se guardaba mucho de no cometer ese error de anteponer
sabiduría humana a la de Dios, y para no relegar la sana doctrina de
la cruz a un segundo plano, de modo que los creyentes no pusieran su
fe en el conocimiento de los hombres sino el poder de Dios.
“Así que, hermanos,
cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui
con excelencia de palabras o de sabiduría, pues me propuse no saber
entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a este crucificado. Y
estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor; y ni mi
palabra ni mi predicación fueron con palabras persuasivas de humana
sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que
vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en
el poder de Dios.” (1ªCorintios 2:1-5)
Muchos
deberían tomar hoy buena nota de esto y no dárselas de sabios y
maestros por muchos títulos académicos que posean, pues eso no es
indicativo de madurez espiritual. La iglesia está recibiendo mucho
daño porque en ella están tomando lugares prominentes personas que
solo tienen en su haber títulos académicos y sabiduría humana. Y
lo peor de todo es que con el bagaje de conocimientos que traen del
mundo quieren sustituir las verdades absolutas de Dios mediante sus
propios razonamientos.
“Nadie se engañe a sí
mismo; si alguno entre vosotros cree ser sabio en este mundo, hágase
ignorante y así llegará a ser verdaderamente sabio.
La sabiduría de este mundo es
insensatez ante Dios, como está escrito: Él prende a los sabios en
la astucia de ellos». Y otra vez: El Señor conoce los pensamientos
de los sabios, y sabe que son vanos.” (1ªCorintios 3:18-20)
El
fundamento de la fe de los cristianos se destruye también con la
introducción e incitación a un sensacionalismo y emocionalismo
exacerbado en la iglesia. Se alienta a los creyentes a que busquen
sensaciones y experiencias electrizantes. La mayoría de
conferencias, eventos, conciertos y concentraciones tienen esa
finalidad, dar un espectáculo que le ponga al publico los vellos de
punta.
Soy un
convencido de que Dios nos puede hacer sentir cosas maravillosas y
dar a tener experiencias profundas. El puede darnos sueños y
visiones espirituales. Veremos como los enfermos son sanados y los
demonios son expulsados. Si Dios lo quiere nos puede llevar hasta el
tercer cielo como a Pablo y hacernos mirar cosas que ningún hombre a
visto.
Sin
embargo, aunque todo esto es posible no tenemos que perseguirlo, pues
el diablo nos engañará si lo hacemos.
Muchos
creyentes están siempre a la caza y captura de nuevas sensaciones,
por lo que caen presas de falsos profetas y apóstoles. Ellos siempre
están deseando dar con el profeta de turno para que le de una
palabrita profética, cuando lo que deben hacer es orar y escudriñar
la palabra de Dios diariamente por ellos mismos para que el Señor
los guíe. Entonces ya no irán corriendo de un lado para otro porque
sabrán lo que tienen que hacer y serán cristianos fuertes en la fe.
Andamos
por la fe y no por la vista, creer es nuestro lema. Y si creemos como
bien dijo el Señor veremos la gloria de Dios, el nos concederá
buenas cosas y entre ellas experiencias que nos edifiquen y nos hagan
madurar como cristianos.
Se han
introducido también en la iglesia otras doctrinas modernas llamadas
de pensamiento positivo, de prosperidad y de autoestima, que han sido
gratamente aceptadas por ingente numero de creyentes.
Pero
además como si no fuera suficiente el haber tomado esos conceptos de
las fuentes del mundo y haberlos metido en el pueblo de Dios, se las
considera doctrinas inspiradas, y se les pone también el sello de
revelación de Dios.
Si
conocemos bien las escrituras y doctrina de Dios comprobaremos que
esos pensamientos e ideas no provienen de Dios, sino del hombre y de
satanás.
Por muy
positivos que sean los pensamientos, por mucho que uno se
autoconvenza de que puede hacer todo lo quiera o conseguir todo lo
que se proponga no significa que eso sea bueno y aceptable a Dios.
Se le
está diciendo a los creyentes que pueden conseguir todo lo que
deseen y llegar a ser todo lo aspiren ser. Se les está enseñando
que pueden lograr todos sus sueños, pero no es eso lo que enseña la
biblia, esa no es la voluntad de Dios. Dios no es el genio de la
lampara que frotamos para que nos conceda nuestros deseos egoístas,
él no se presta a eso.
“Codiciáis y no
tenéis; matáis y ardéis de envidia y nada podéis alcanzar;
combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no
pedís. Pedís, pero no recibís, porque pedís mal, para gastar en
vuestros deleites.” (Santiago 4:2,3)
Muchos
predicadores están enseñando al pueblo de Dios a ser codicioso, a
desear cosas prohibidas, a anhelar la prosperidad del mundo y las
cosas materiales. Esto es totalmente contrario a la doctrina de
Cristo y la enseñanza apostólica.
Jesús
enseño que todo lo malo sale del corazón de los hombres, bien en
forma de ideas, de palabras, o plasmado en acciones.
“Pero lo que sale de la
boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre, porque del
corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los
adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios,
las blasfemias.” (Mateo 15:18,19)
Según
la palabra de Dios los hombres son intrínsecamente malos y no puede
salir nada que sea bueno de ellos pues toda su naturaleza es
corrupta. El pecado lo ha contaminado por completo en todo su ser,
por tanto es un inepto para con Dios y solo le aguarda la
condenación.
“Como está escrito:
No hay justo, ni aun uno;
no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios.
Todos se desviaron, a una se
hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera
uno.
Sepulcro abierto es su garganta; con
su lengua engañan. Veneno de víboras hay debajo de sus labios; su
boca está llena de maldición y de amargura. Sus pies se apresuran
para derramar sangre; destrucción y miseria hay en sus caminos; y no
conocieron camino de paz. No hay temor de Dios delante de sus ojos.”
(Romanos 3:10-18)
La palabra de Dios
advierte también que el corazón del hombre es engañoso y perverso
y que nadie lo conoce en profundidad excepto Dios. Entonces esto
significa que no podemos fiarnos en absoluto de nada de lo que se
cuece en la mente, en la imaginación y en las emociones humanas.
“Engañoso es el corazón más que
todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? ¡Yo, Jehová,
que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno
según su camino, según el fruto de sus obras!” (Jeremías
17:9,10)
A la luz de lo que
venimos diciendo y según la palabra de Dios dónde queda entonces el
concepto de autoestima. Esto es una idea que la iglesia a asimilado
del mundo, de hombres ateos, desprovistos de la vida Dios. La biblia
llama orgullo a todo lo que es un concepto alto o una imagen elevada
de uno mismo, o una forma de pensar de manera autosuficiente. Esa
mentalidad que se ha infiltrado en los creyentes de yo puedo o yo
soy, o yo seré, me suena más a diablo que a cosa de Dios. Pues no
olvidemos que satanás en su orgullo fue desterrado y echado de la
presencia de Dios cuando dijo:
“¡Cómo caíste del cielo,
Lucero, hijo de la mañana! Derribado fuiste a tierra, tú que
debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón:
“Subiré al cielo. En lo alto,
junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono y en el monte del
testimonio me sentaré, en los extremos del norte; sobre las alturas
de las nubes subiré y seré semejante al Altísimo”. Mas tú
derribado eres hasta el seol, a lo profundo de la fosa.” (Isaías
14:12-15)
Según las
escrituras el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios pero
cuando el pecado se introdujo comenzó a destruir esa imagen, de modo
que cualquier reminiscencia de Dios en la humanidad es nula, todos
los hombres están muertos para Dios.
Dios nos ama y él
quiere darnos vida, así como quiere también restaurar la imagen
suya en nosotros sus criaturas. Esto lo hace Dios concediéndonos la
oportunidad y el don del arrepentimiento. Si no nos arrepentimos de
nuestros pecados y los abandonamos completamente no hay esperanza de
mejora. Dios nos ha ofrecido por medio de Jesucristo la oportunidad
de cambiar y de ser nuevas criaturas. En la biblia no dice por
ninguna parte que los hombres se tengan que superar a si mismos y
mejorarse. Ese no es el método de Dios. La manera de Dios es hacer
una nueva creación, es poner en los hombres su propia naturaleza
divina.
Entonces sería
bueno que nos preguntáramos ¿Que imagen quiero tener en mí? ¿Lo
que de por mi mismo puedo lograr ocultando y negando todo lo que está
mal? ¿Que ideal voy a considerar para lograr en mi vida? ¿Los
ideales de un mundo sin Dios, al margen de su voluntad y propósitos;
la sabiduría del mundo va a ser la que me moldee, los pensamientos
humanos? ¿Que disposición o actitud tendré hacia mi mismo? ¿Estoy
de acuerdo con lo que Dios dice en su palabra sobre mi y reconozco
que no soy nada, ni que puedo hacer nada sin él?.
“De modo que si alguno está en
Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; todas son hechas
nuevas.” (2ªCorintios 5:17)
Querido amigo, la
obra de Dios es completa por medio de Cristo; la muerte y
resurrección de Jesucristo es la solución de Dios para todos
nuestros males porque mediante ellas atajó la raíz y el origen
verdadero de todos nuestros problemas.
Para terminar este
mensaje observemos en el Salmo 11 algunos consejos y verdades que
expone el rey David frente al hecho de que los fundamentos puedan ser
destruidos. ¿Que puede hacer el cristiano cuando los mismos
cimientos de la fe son dinamitados?
Primero,
confiar en Dios.
Se pone a si mismo
como ejemplo, nos dice lo que el hace.
“En Jehová he confiado; ¿cómo
decís a mi alma que escape al monte cual ave?” (V. 1)
Muchos le dicen que
huya y se salve a si mismo, que abandone, poniendo a un lado las
leyes de Dios y los principios en que cree.
Pero él se afirma
más en Dios declarando su fe y confesando su confianza.
Segundo,
reconocer la lucha y oposición que hay.
Estamos
en una guerra espiritual y son muchos los adversarios. Existen
enemigos de fuera y enemigos que están dentro. Vivimos una realidad
actual innegable, y si ignoramos los peligros y engaños a los que
estamos expuestos como cristianos seremos muy perjudicados. Jesús
nos advirtió diciendo: “Respondiendo
Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe,” (Mateo 24:4)
“porque
los malos tienden el arco, disponen sus saetas sobre la
cuerda, para lanzarlas en oculto
a los rectos de corazón.” (V. 2)
Satanás es un
lanzador de dardos, siempre está lanzando acusaciones, malos
pensamientos, confusión, desánimos y otros muchos dardos que tiene
en su arsenal. Todo para destruirnos o para hacer que abandonemos la
obra de Dios.
El diablo usa a
hombres malos, a personas no espirituales que con sus pensamientos
corruptos, carnales y naturales quieren sustituir la verdad de Dios
en nosotros con sus mentiras.
“porque las armas de nuestra
milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción
de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta
contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a
la obediencia a Cristo, y estando prontos a castigar toda
desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta.”
(2ªCorintios 10:4-6)
Tercero,
reconocer y creer en la soberanía de Dios.
Dios está por encima de todos los hombres y su autoridad excede con
mucho cualquier otra autoridad. El gobierna sobre la tierra y
controla sobre todos los acontecimientos.
“Jehová
está en su santo Templo; Jehová tiene en el cielo su
trono;
sus ojos observan, sus párpados
examinan a los hijos de los hombres.” (V.4)
La mirada de David
está puesta en Dios el cual no cambia, ni puede ser movido de su
sitio. Las cosas pueden torcerse y todo puede venir en contra del
creyente pero Dios al cual podemos recurrir sigue en su lugar. El
está observando a todos los hombres y examinando a cada uno, conoce
sus pensamientos, sus invenciones, sus fantasías y su vanidad.
El hecho de que
Dios está en su templo y que tiene su trono en el cielo significa
que los fundamentos de la fe del cristiano están basados en la
sabiduría de Dios, en su poder y en su reino., La iglesia es templo
de Dios, es la casa donde él habita y de la que es el Dueño y Señor
y él mismo constituye sus fundamentos que nadie puede cambiar.
“Nadie puede poner otro fundamento
que el que está puesto, el cual es Jesucristo.” (1ªCorintios
3:11)
Cuartamente,
los justos, es decir los que están en Cristo deben saber que Dios
los está probando. “Jehová
prueba al justo;” (V.5a)
Esto es algo positivo y de edificación para la vida espiritual de
los creyentes. Dios pone a prueba lo que el considera que tiene algo
de valor con el propósito de añadirle mucho más valor aun.
La prueba pondrá de manifiesto de que lado estamos, de Dios, del yo
pecaminoso, o de parte del enemigo. También mostrará hasta que
punto estamos comprometidos en obedecer la palabra de Dios.
“Porque
Jehová es justo y ama la justicia,
el hombre recto verá su rostro.”
(V.7)
La prueba revelará
si la obra que estamos edificando y los medios, materiales y recursos
que estamos empleando son de Dios o simplemente humanos.
Quinto, los
malos serán desechados y juzgados.
“pero al malo y al que ama la
violencia
los repudia su alma.
Sobre los malos hará llover
calamidades;
fuego, azufre y viento abrasador
serán la porción de su copa.” (Vs.5,6)
A veces puede
parecer que aquellos que están haciendo mal son prosperados y que
todas las cosas les van bien. Siguen el error, desobedecen a Dios y
viven según el ritmo que les marca este mundo.
David se
sorprendía, e incluso llegó a tener envidia de la prosperidad de
los impíos, hasta que estando él en la presencia de Dios el Señor
le hizo comprender el fin de ellos.
Nos hace falta una
buena dosis del temor de Dios de manera que las cosas de su reino, su
palabra, sus mandamientos, sus condiciones y todo que está
establecido por él sea respetado. Dios no cambia con el tiempo, ni
se amolda a la mentalidad de los hombres y sus modas que en su
orgullo creen que pueden mejorar lo que él a estipulado para que
sean salvos.
El creador acepto
el sacrificio que Abel le ofreció porque así fue estipulado, pero
rechazó la ofrenda de Caín porque éste pensó que eso mejoraría
lo que Dios había pedido, y eso fue un gran error.
Pedro Jurado
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