“Así
que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en
la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor
no es en vano.” (1ª Corintios 15:58)
Firme
como las rocas, constante
como
las olas, hazme Señor de esa manera.
Quiero
avanzar aunque sea lentamente,
con
paso seguro, en fe, de ti dependiendo siempre.
No
deseo ser una veleta apuntando a cualquier dirección;
líbrame
de hacer las cosas a mi manera, sin visión.
Toma el
timón de mi vida, tu eres el Capitán, el que manda,
el que
ordena, el que marca el rumbo de mi existencia.
Dispongo
mis velas aguardando tu soplo,
tu
impulso divino, tu aliento, tu guía.
Como
hierva que acaricia la suave brisa;
cual
alfombra de trigo que balancea el viento.
Junco
que ante el impetuoso río cede y no se quiebra.
Flexible,
sensible a tus toques, rendido a tus pies,
dispuesto
a seguirte.
Firme
como las rocas, constante
como
las olas, hazme Señor de esa manera.
Sembrador
que esparce tus semillas;
obrero
saturado de ilusión, siervo que
confiado
contra esperanza espera
sea
multiplicada la simiente enterrada, a treinta,
al
sesenta, a ciento por una.
Firme
como las rocas, constante
como
las olas, hazme Señor de esa manera.
Pedro
Jurado
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