sábado, 30 de agosto de 2014

EL AUTOR DE LA VIDA

ACT 3:14-15 RVR1960
"Mas vosotros negasteis al Santo y al Justo, y pedisteis que se os diese un homicida,  y matasteis al Autor de la vida, a quien Dios ha resucitado de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos."

Autor: Persona que es causa de algo.

Todo cuanto se hace o ejecuta en este mundo es causado por alguien o por algunos. Las personas realizan cosas buenas y no tan buenas, malas y malísimas. Toda acción tiene su efecto y todo efecto tiene su causa, y cómo no, toda causa tiene su autor.

Es interesante obsevar este pasaje de hechos de los apóstoles desde ésta proposición argumental lógica. Es como una escena o acto representado en los que están incluidos los personajes, los actos particulares de  cada uno y el desenlace de la obra.

En este escenario que es el mundo cada cual representa el papel que le ha tocado, pero también el que ha elegido por propia voluntad. Providencia y libre albedrío, predestinación y libre elección, dos carriles señalando una misma vía separados por un fino trazo en nuestros planteamientos de vida.

Podríamos hablar de autores de libros, de inventos, de azañas, de pinturas, de esculturas y de monumentos, y todos probablemente han dejado su huella en la historia y en la actualidad en alguna medida. Han impresionado, han inspirado, han enseñado y han contribuido al progreso y mejora de la humanidad o bien a su desastre.

En este mensaje pronunciado en el patio del templo, el apóstol Pedro nos habla en primer lugar de los que negaron al Señor: " "Mas vosotros negasteis al Santo y al Justo"

Jesús fue rechazado por su pueblo; la mayoría de los judíos no creyeron en Él. Y no es porque fuera un delincuente, un violento, un enfermo desauciado o un terrorista. Medido según la moral y la ley social y religiosa más exigente, Cristo era un Santo y un Justo. Rectifico, Jesús era el Santo y el Justo, es decir, que no había otro como Él, destacaba y sobresalía en todo lo bueno.

Sanaba las enfermedades de su pueblo, daba de comer a los hambrientos, consolaba a los sufrientes y daba esperanza a los pobres y marginados entre su gente.

Demasiada obra buena y excesiva luz para donde habitaba tanta maldad y oscuridad. "La luz vino al mundo, y los hombres amaron mas las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas"

Rechazar a Jesús es como patear y pisotear la justicia, lo bueno, lo amable, lo digno y a la Vida misma. Cuando ésto se hace, el homicida, el delincuente, el ladrón y el injusto queda libre y a sus anchas para hacer y deshacer cuanto se le antoje.

Sorprendentemente la gente en nuestra sociedad sigue dando libertad a los homicidas, a los ladrones, a los farsantes y a los irrespetuosos con la vida y las posesiones ajenas. Son aclamados y elevados a posiciones de gobierno y liderazgo popular. Barrabás sigue siendo votado y elegido por el populacho de generación en generación, y para mayor degeneración de la humanidad.

Perdonamos al injusto, justificamos sus atrocidades, y crucificamos al justo haciendole pagar por todas las injusticias, los robos y violencias que otros han cometido. Ali Baba con sus cuatroscientos mil ladrones son los amos y dueños de este país.

Pero el Autor de la vida no puede morir porque es la Vida misma, y la vida siempre resurge. Podemos negar al Autor de la vida, rechazarlo y abrazar a nuestro Barrabás o a nuestro Judas particular. Podemos seguir viviendo en nuestra injusticia, en nuestra indignidad o seguir comulgando con el homicida y el ladrón.

O podemos también elegir al Dador de la vida, al que resucitó de los muertos, a Jesús. Al Santo y al Justo.

Elijamos ser del número de los participantes y testigos de la vida. De una vida nueva y abundante, que es la que nos ofrece Jesús en virtud de su muerte y resurrección.


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