sábado, 16 de marzo de 2013

CAMINE SIEMPRE DELANTE DE DIOS

GEN 17:1 RVR60
"Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto."

Un año le faltaba a Abram para completar un siglo. Los hombres envejecemos, y con ello las fuerzas van menguando, el cansancio se va apoderando de nuestro desgastado cuerpo e incluso de nuestra alma. Las experiencias de la vida agradables y desagradables, el trabajo, los sin sabores, las sobrecargas, las desilusiones y frustraciones, los fracasos. Todas estas cosas dejan una huella indeleble en nuestro ser, por todo eso pasó Abram antes de que se hiciese realidad en él el cumplimiento de la promesa de Dios.

Dios se le apareció en diversas formas para hablarle, en sueños, en visiones y por medio de ángeles. La palabra que Dios le daba, las cuales incluían las promesas de darle una tierra a poseer y una descendencia innumerable constituían el sostén para su fe.

Pasaron muchos años desde que Dios lo llamó a salir del entorno familiar paternal, a una vida de fe y responsabilidad individual. La palabra de Dios nos indica que Abram obedeció a Dios, pero que no tenía ni idea de a donde iba o lo que sería de él.

Creo que Abram pensaría más de una vez "Me voy a morir y no veré cumplirse las promesas de Dios en mí" "Me estoy haciendo viejo y las expectativas e ilusiones que Dios a estimulado en mi no se van a llevar a cabo" "¿Será todo lo que he estado creyendo y esperando un producto de mi imaginación? "Puedo haberme equivocado y haber interpretado mal las cosas"

No digo que él se dejara dominar por este tipo de pensamiento, pero como humano, al considerarse a si mismo y a su mujer que era esteril y que además tenía una edad muy avanzada, naturalmente las posibilidades de que se realizasen y cumpliesen sus esperanzas eran nulas. Aun no habían llegado a tener un lugar permanente donde residir, eran como extranjeros en la tierra que pisaban, no pertenecían a ningun sitio. ¿De dónde procedería la descendencia que le había sido prometida? ¿le daría Dios a Abram hijos de las piedras?

Cuando uno no está identificado con el lugar donde se encuentra, donde se mueve o trabaja, la sensación de desarraigo es fuerte y puede experimentarse cierta aflicción e incluso ansiedad. Estas sensaciones se agraban cuando las expectativas, esperanzas y planes que confiabamos se cumpliesen no ocurren.

Nosotros conocemos la historia de Abram completa, pero trate de imaginarse por un momento dentro de las sandalias de este hombre que ahora y después de todo lo que vivió se le identifica como el padre de la fe. ¿Cómo se sentía él entonces?

¿Cómo nos sentimos nosotros cuando vemos correr el tiempo y nos afectan los años y sentimos el peso de la convicción de que no hemos logrado las expectativas que teníamos? ¿Qué pensamos cuando no vemos que se cumplen aquellas promesas, palabras y creencias que dabamos por hecho y estabamos seguro que había sido Dios quien nos las dio y las había estimulado?

Todo esto que expreso puede parecer negativo, y/o puede evidenciar para algunos una falta de fe por mi parte; tal vez, reconozco mi ignorancia. Me gustaría tener todas las respuestas, pero eso no es posible para mi, ni creo que para nádie.

En una ocasión estabamos reunidos unos cuantos obreros con un siervo de Dios de una edad muy avanzada, sobrepasaba los setenta años, era un hombre muy usado por Dios y con una gran sabiduría. Alguien le preguntó ¿Hermano, cuándo viene uno a tener claro y de forma definitiva el ministerio y la función que Dios tiene para su vida? A lo que respondió, ¡ah, pues no lo se, todavía estoy tratando de averiguar lo que Dios tiene para mi vida! Nos quedamos todos boquiabiertos.

¿Qué pienso yo al respecto de todo lo que venimos diciendo y según me da a entender las escrituras?

Creo que no hay una edad sea cual sea en la que podamos decir "Ya he llegado" "He alcanzado la meta" o "He logrado mis expectativas" "Se ha cumplido en mí toda la voluntad y plan de Dios"

Filipenses 3:12-14 RVR60 "No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús."

GEN 17:1 RVR60 "Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto."

Hay tres cosas o conceptos superimportantes que Dios le dice a Abram en esta su tan avanzada edad, y son palabras que podemos tomar para nosotros mismos, en cualquiera que sea nuestra edad y la situación en la que nos encontremos en nuestra vida. Estemos viendo que se están cumpliendo nuestras expectativas o no.

Primero , "Yo soy el Dios Todopoderoso" Es decir, el Dios de siempre, el único Dios, el Dios que todo lo puede. Yo soy el Creador, el que hace maravillas, el que de la nada hace que aparezcan todas las cosas. Él que es el mismo ayer, hoy y por siglos de los siglos. Nuestra debilidad, desgaste o incapacidad no hace disminuir los atributos de Dios, sino que al contrario los resalta y hace que se evidéncien.

2 Corintios 4:7 RVR60 "Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros,"

2 Corintios 4:16 RVR60 "Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día."

Segundo, "anda delante de mí" Es como decir, vive en mi presencia. Se consciente de que yo estoy contigo. Nada debería distraernos de esta realidad, que además constituye una de la promesas más firmes e inmutables de Dios. Me refiero al hecho de que Él está presente, el es Emanuel "Dios con nosotros" Somos el templo de Dios, y porque eso es así es que podemos vivir delante de Él. Andar delante de Dios es vivir por su vida, en su fuerza, en dependencia total de Él. Andar delante de Dios es vivir y andar en el Espíritu. Abram ya experimentó un gran fracaso al tomar a Agar sierva de Sarai y tener un hijo con ella, además de andar con triquiñuelas y a escondidas por temor al hombre. Había sido necesario que pasara por todo ese doloroso proceso.

En tercer lugar, "sé perfecto" Esto último no sería posible sin lo primero y lo segundo, es decir, si no contamos con el poder de Dios y la presencia de Dios no podemos ser perfectos. Que seamos perfectos, para Dios significa que estemos plantados o situados en su obra. Es que creamos en el Hijo, que permanezcamos en Él y así podamos dar fruto. Ser perfecto es estar justificado por medio de Jesucristo y revestido de su santidad y pureza. Ser perfecto es estar identificados con Cristo en su muerte, crucificados juntamente con Él. Ser perfectos es vivir por fe en la vida nueva y resucitada en Cristo Jesús. Es buscar las cosas de arriba donde está Cristo sentado a la diestra del Padre. Es vivir en completa y total dependencia de la gracia de Dios y permitir que la verdad de Dios profundice cada vez más en nuestro interior transformando nuestra vida a la imagen de Jesucristo. Ser perfectos es seguir hasta el final obedeciendo, adorando y sirviendo al Señor. Realizando lo que Él determine y ponga a nuestro alcance para hacer según nuestra capacidad. Ser perfecto es reconocer nuestras propias limitaciones y falta de recursos, y buscar de Dios, quien es el suple todo lo que nos puede hacer falta. Ser perfecto es levantarnos cuando caemos, arrepentirnos cuando pecamos, perdonar cuando nos ofenden.

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