viernes, 1 de marzo de 2013

PROFETAS DE CASUALIDAD

Creo en el ministerio profético, lo mismo que creo en los otros cuatro mencionados en Efesios 4:11, como creo también en todos los dones otorgados por Dios a traves del Espíritu Santo. Estoy convencido por la palabra de Dios, las evidencias históricas y la necesidad existente, que todos esos ministerios y dones son para nuestro tiempo y están latentes en la iglesia de Jesucristo. Será así hasta el final de los tiempos, cuando Cristo aparecerá y arrebatará a su iglésia y lo perfecto venga a ser establecido, entoces se acabarán los dones y los ministerios, porque ya no serán necesarios.

No obstante, es importante y necesario examinarlo todo, las profecías, a los profetas, a los apóstoles y todos los dones que puedan manifestarse en un momento dado de nuestro tiempo. No debemos tragarlo todo, pues eso es muy peligroso para nuestra salvación y salud espiritual.

Aunque los creyentes en su mayoría no creen en la casualidad ni en el azar; si entendemos que una experiencia dada o un acontecimiento especial, no tiene porque ser una constante repetitiva. Hay una gran diferencia entre casualidad y causalidad. Claro que es importante, que averiguemos y juzguemos con criterios biblicos y con madurez espiritual, tanto en nuestras propias vidas como en la de otros, todo lo referente a ministerios y dones espirituales. Debemos probar y comprobar las diferentes manifestaciones que se operan, y discernir si son de Dios, de la carne o del diablo.

1 Juan 4:1 RVR60
Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo.

¿Cómo es la vida de la persona que supuestamente está usando Dios y que testimonio está dando.? ¿Es inmadura en caracter y manipuladora, es vanagloriosa y busca posición en la iglésia.? ¿Edifíca, consuela, cubre necesidades con el don que está ejerciendo? ¿Produce frutos buenos, de justicia, paz y vida espiritual? En la obra del Señor no existe un termino medio, o estamos edificando o estamos destruyendo, recogemos o desparramamos, no hay nada neutral.

Todos los creyentes deben tener la oportunidad de servir con el don o los dones que Dios les haya dado. Averiguar cuales son, probandolos o ejerciendolos en la iglesia o contexto donde se mueven, para asegurarse de identificarlos y poder así usarlos para la gloria de Dios.

La iglesia, y especialmente los hermanos mas maduros deben juzgar si esas personas tienen realmente los dones que dicen o aseguran tener, para orientarlas con amor, pero diciendoles la verdad. Saul comenzó a profetizar de forma casual cuando se encontró en un momento dado con un grupo de profetas. Observamos en la palabra de Dios que esa experiencia, aunque maravillosa, le sirvió de muy poco. Balaán se jactaba de ser profeta, sin embargo era más un instrumento del diablo que de Dios. El Señor lo puso como ejemplo para la iglesia y los creyentes de todos los tiempos para que evitásemos ser como él, un hombre codicioso, que solo buscaba su propio interés.

Me encanta la humildad de Amós, todos le consideraban profeta, sin embargo el no se lo tenía creído.

Amós 7:14 RVR60 "Entonces respondió Amós, y dijo a Amasías: No soy profeta, ni soy hijo de profeta, sino que soy boyero, y recojo higos silvestres."

David Wilkerson, siervo de Dios que hace muy poco partió con el Señor, y al que Dios a usado poderosamente, nunca se ha considerado profeta a si mismo. No obstante tuvo departe de Dios palabra profética para la iglesia de nuestro tiempo y nos legó un mensaje poderoso apuntando a los acontecimientos mundiales mas relevantes y como la iglesia debe prepararse y afrontarlos.

Particularmente no me gusta que me etiqueten con ningún titulo, ni de evangelista, ni de pastor, ni de profeta, ni de maestro, ni de apóstol. Primero, porque no lo soy; segundo, porque son para mi entender, mas que cargos, cargas demasiado pesadas para llevar y quienes las toman deberán dar cuentas a Dios y serán juzgados más severamente.

Si alguna vez, Dios me ha usado o ha salido de mi algún soplido o aliento que ha producido alguna nota musical, que ha sonado como celestial, ha sido solo por la gracia de Dios y no porque sea músico. No quiero ser como el borrico del poéma escrito por Tomás Iriarte, pero si me conformaría con ser como el pollino de los evangelios que sirvió de transporte al Señor. No soy escritor, y a la vista está, aunque escribo, no tengo ni la técnica, ni las artes necesarias para serlo, solo expreso como mejor se me da las cosillas que voy aprendiendo en los caminos del Señor. Si paseando por los prados verdes donde el Señor me pastorea, encuentro que surge algo inusual, o se produce algún sonido melodioso, o oigo alguna palabra muy especial, o siento alguna brisa fresca y perfumada que me acaricia, se que no proviene de mi, sino de un acto de la gracia divina. Me regocijo como el borriquillo y me pongo a dar brincos y siempre me sorprendo, pero no dejo de reconocer, que todo lo bueno viene de Èl. No creo en la casualidad, creo en la providencia de Dios, creo en la causalidad, es decir, en Dios como el origen, el promotor y el artifice de todas las cosas.

Romanos 11:33-36 RVR60 "¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén."

EL BURRO FLAUTISTA

Esta fabulilla, salga bien o mal, me ha ocurrido ahora por casualidad. Cerca de unos prados que hay en mi lugar, pasaba un borrico por casualidad. Una flauta en ellos halló, que un zagal se dejó olvidada por casualidad. Acercóse a olerla el dicho animal, y dio un resoplido por casualidad. En la flauta el aire se hubo de colar, y sonó la flauta por casualidad. «¡Oh!», dijo el borrico, «¡qué bien sé tocar! ¡y dirán que es mala la música asnal!». Sin reglas del arte, borriquitos hay que una vez aciertan por casualidad.

Sin reglas del arte, el que en algo acierta es por casualidad. Tomás de Iriarte

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