lunes, 22 de julio de 2013

MINISTROS DEL NUEVO PACTO

MINISTROS DEL ESPÍRITU

2 Corintios 3:1-7, 9-18 RVR60
"¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O tenemos necesidad, como algunos, de cartas de recomendación para vosotros, o de recomendación de vosotros? Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres; siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón.  Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios; no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios, el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.  Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer, Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación. Porque aun lo que fue glorioso, no es glorioso en este respecto, en comparación con la gloria más eminente. Porque si lo que perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que permanece.  Así que, teniendo tal esperanza, usamos de mucha franqueza; y no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel no fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser abolido. Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado. Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos. Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará. Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor."

El ministerio del Espíritu o del nuevo pacto no lo pueden entender los que tienen el entendimiento embotado a causa del paradigma legalista. Realmente es necesaria la obra de la gracia por medio de Jesucristo para que el velo que les separa de la gloria del Espíritu de Dios les sea quitado.
La obligación o responsabilidad del hombre frente al arquetipo de la ley lo expresa muy bien el apóstol San Pablo con las siguientes palabras:

Romanos 10:5 RVR60
"Porque de la justicia que es por la ley Moisés escribe así: El hombre que haga estas cosas, vivirá por ellas."

El hombre que haga, o que cumpla, o que obedezca, es decir, el hombre que actua y el que obra para salvarse. Según el antiguo pacto el hombre es justo y se salvará si obedece toda la ley escrita, las ordenanzas, estatutos y normas dadas por medio de Moisés.

Ahora bien, el deber de hacer es  también un concepto muy arraigado en la propia justicia del hombre. El cree siempre que debe hacer algo. Con respecto a las leyes de Dios nádie ha cumplido jamás con todas ellas por mucha voluntad que le haya puesto. Por la sencilla razón de que los hombres son débiles para cumplir con toda justicia de Dios, son pecadores y carnales, y la ley de Dios es espiritual.

Pablo les había predicado a los corintios el evangelio de Jesucristo, un evangelio de poder, una noticia de salvación. Pablo les anunció desde el principio el mensaje de la cruz, y les dice ahora:

"Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres; siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón."

El apóstol les explica que son cartas de Cristo, expedidas por él, escritas no con tinta, ni en tablas de piedra. ¿A qué se está refiriendo Pablo? Claramente las tablas de piedra hace referencia a la ley de Moises grabada en ellas, donde inicialmente Dios entregó sus leyes al pueblo. Luego todo lo demás que fue escrito con tinta en pergaminos y papiros, tanto leyes civicas y sociales, así como las ordenanzas de culto.
¿Pero que significa ser carta de Cristo? Sabemos lo que no es, es decir, no son cartas que tengan que ver con lo que Moises escribió ni en las tablas de piedra, ni en los libros de pergamino.

S.Juan 1:17 RVR60
"Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo."

Las cartas de Cristo son escritas con la gracia y la verdad. Son el testimonio vivo de la obra de Jesucristo. Son los hijos nacidos del Espíritu por voluntad de Dios. Por medio de su Espíritu Dios escribe en los corazones su voluntad, el pone sus leyes en los corazones completamente nuevos de sus hijos. Pero no nos confundamos, Cristo no vuelve a escribir el antiguo pacto, sino el nuevo pacto en su sangre.

Hebreos 10:15-18 RVR60
"Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho:  Éste es el pacto que haré con ellos Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, Y en sus mentes las escribiré,  añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones.  Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado."

Cristo fue inmolado en el altar de la cruz como un cordero sin mancha, ni defecto, fue ofrecido una vez y para siempre, e hizo perfectos a los santificados.

Aquellos que aun tienen el velo delante de sus ojos y están embotados por causa del paradigma de la ley no pueden entender el nuevo pacto. Ellos no pueden aceptar que no tengamos que observar la ley grabada en tablas de piedra o escrita en el rollo del libro.

Es decir que ellos entienden que todo lo que Dios va a hacer, tiene que ser porque lo merezcamos, si Dios nos va a bendecir será porque cumplimos con su ley. O sea que debemos demostrar que cumplimos con las leyes dadas en el monte Sinaí. Para ellos no es suficiente la obra realizada por Jesucristo en el monte Calvario. Pero no es del Sinaí de donde vendrá la salvación, sino de Sión, de Jerusalem, de Belén de Judea.

Muchos en vez de cartas son lozas de piedra que caen sobre todo el mundo y los aplastan con sus leyes, y leyes y más leyes.

"Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios; no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios, el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica."

La competencia o capacidad para ejercer el ministerio según la ley viene por cumplir la ley, por tanto soy competente porque yo cumplo y yo hago, lo soy por mi mismo. La conpetencia según la ley produce jactancia, orgullo, nos pensamos merecedores de los dones o cargos que Dios nos da.
Sin embargo mediante Cristo tenemos confianza en Dios de que nuestra competencia, capacidad o habilidad para ejercer el ministerio vienen de Él.
Tiene que ser así puesto que se trata del nuevo pacto que es por gracia y no por obras, no es por la observancia de la letra de la ley, sino por el espíritu.
Ahora fijese muy bien en lo que dice el apóstol: "porque la letra mata, mas el espíritu vivifica." ¿Qué significa esto de que la letra mata y a qué letra hace referencia? Claramente y según lo que ha expuesto en todo el contexto Pablo se refiere a la ley de Moisés. La ley condena a todos los infractores aunque sea en un solo punto, por ella es el conocimiento del pecado y la paga del pecado es muerte. Por eso todos los que están bajo la ley están bajo maldición, pues nadie puede cumplirla cabalmente, así que están sentenciados a muerte.

"Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer, Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación."

Antes habia dicho Pablo: "porque la letra mata" ahora dice "y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria" y "Porque si el ministerio de condenación fue con gloria"
Ministerio de muerte y ministerio de condenación.

Pero tome buena nota de esto: "Mas el espiritu vivifica" La letra mata, el espíritu vivifica. ¿Qué quiere decir que vivifica? Pues que nos da vida, nos capacita, nos ayuda en nuestra debilidad. Por el Espíritu de Dios somos vivificados en nuestro espiritu y podemos servir a Dios en competencia.

Entonces tenemos un ministerio de la letra que mata, es un ministerio de muerte y de condenación, ante este ministerio todos somos incapaces, no somos hábiles para cumplirlo. Y tenemos un ministerio del espiritu, que es también un ministerio de justificación y un ministerio que vivifica, este nos hace aptos y capaces para servir al Señor.

Les aseguro que esto no lo entienden aquellos que están en el paradigma de la letra o de la ley, los que siguen bajo el antiguo pacto. Solo Cristo les puede quitar el velo, aunque yo lo explique de mil maneras no habrá forma de hacerles entender. No es cuestión de estudios teológicos, ni de graduaciones académicas, ni de licenciaturas en divinidades.  Es cuestión de ver, si tengo el velo no veo, cuando el velo es quitado veo. Cristo  en su muerte rompió el velo del templo que nos separaba del lugar santisimo mediante su cuerpo que fue inmolado. Aun así muchos como dice el apóstol continuan con un velo en su corazón que solo será quitado cuando se conviertan al Señor.

"Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor."
No se que Jesús han recibido algunos, o que evangelio o que espíritu. Pero lo cierto es que el Señor es el Espíritu; solo hay un Señor y solo hay un Espíritu. Donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Libertad del pecado, libertad de la ley y libertad de la muerte y la condenación.

Si hemos conocido y recibido a Jesús el Señor y hemos recibido su Espíritu seremos libres de la ley. El Señor nos transforma por medio de su Espíritu  desde que comenzamos a tener acceso a su  gloriosa presencia; no es un cambio que producimos nosotros, lo hace Él. Al acercarnos cada día por medio de la fe al Señor, contemplandole en fe por medio  del espejo de la palabra de Dios somos transformados a la imagen de Cristo.

Filipenses 3:3 RVR60
"Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne."

Pablo está hablando de la circuncisión en el corazón, es la obra de gracia por medio de Jesucristo la que nos hace hijos de Dios, pueblo de Dios. Los que servimos a Dios en espíritu, somos ministros del espíritu, no de la letra. Nos gloriamos en Cristo Jesús, es decir, en su persona divina y en su obra. Y no confiamos en la carne, o sea, que no dependemos, ni nos apoyamos en todo cuanto pueda proceder de nosotros, ni en nuestras buenas obras, ni en nuestra mejores intenciones. ¿Y entonces qué nos queda? Pues nada de nosotros y todo de Cristo ¡Gloria al Señor! No queda absolutamente nada en lo que nos podamos jactar.

Ezequiel 36:25-27 RVR60
"Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra."

En este pasaje de Ezequiel podemos observar el proceso de cambio que obra la gracia de Dios y el ministerio del espíritu.
En primer lugar el Señor nos limpia, el borra nuestros pecados pasados y nos quita las idolatrias. Segundamente nos hace nuevas criaturas al darnos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. Habiendo estado muertos en nuestros pecados Él nos da vida nueva, vida espiritual, nos justifica con su propia justicia, nos viste de su santidad, y nos declara justos ante Dios.
Terceramente, viene por su Espíritu a morar en nosotros y es aquí donde su provisión suple todo lo que nos falta, es mediante el poder del Espíritu de Dios que podemos hacer su voluntad y entrar en este ministerio del espíritu para servirlo.

5 comentarios:

  1. Ezequiel 36:25-27, concluye con "Y HARÉ QUE ANDEIS EN MIS ESTATUTOS, Y GUARDEIS MIS PRECEPTOS, Y LOS PONGAIS POR OBRA". Quizas sean otros los que tienen el velo en su rostro y no solo no ven, sino que tampoco quieren leer.

    Mi deseo es que vea, solamente.

    Juan Antonio Palomo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La obediencia en el nuevo pacto, es una obediencia de Dios. Y HARÉ QUE ANDEIS... Es Dios quien hará. Estar en Cristo, es como si nunca hubiéramos desobedecido la ley. Delante de Dios somos santos, irreprensibles, sin mancha.

      Eliminar
    2. Así es Carlos, el Señor obra en nosotros tanto el querer como el hacer. Dios le bendiga.

      Eliminar
  2. interesante estudio Dios le siga bendiciendo, me aclaró este capitulo ministro del nuevo pacto aunque lei varias veces no entendia, gacias muchas gracias

    ResponderEliminar
  3. Dios le bendiga hermano gracias por compartirnos este hermoso pasaje de la palabra de Dios. Y Como dice su palabra Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor." el misterio revelado Gloria a Dios por su Gracia.

    ResponderEliminar