jueves, 15 de mayo de 2014

Y EL DIOS DE PAZ ESTARÁ CON VOSOTROS

Filipenses 4:4-9 RVR1960
"Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.  Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros."

Este mensaje es una continuación del tema que días atrás he titulado "Venciendo la preocupación" asunto que he estado compartiendo con mis lectores.

El título de este escrito aborda una promesa a la que todos los creyentes desearíamos ver cumplida, aspiramos a ello para que sea una experiencia vital permanente.  El apóstol Pablo reune toda su exposición y la hace coincidir con un hecho transcendental, la gran promesa que la mayoría de creyentes anhelamos gozar.

Se trata de una promesa muy completa, lo reune todo en si misma, cubre practicamente todas las necesidades que podamos tener. "Y el Dios de paz estará con vosotros" El Dios de paz tiene todos los recursos de vida y riquezas espirituales que necesitamos, y con Él no tendremos falta de nada más.

Ahora bien, el cumplimiento de esta palabra es condicional. Pero no me entiendan mal, no es que Dios espere a que hagamos ciertas obras para confirmar su promesa. Sencillamente es que Él ha plantado su semilla en nuestros corazones y nos ha hecho renacer a una nueva vida desde la cual podemos ofrecerle frutos agradables. Todo lo que el Señor hace por nosotros es de gracia, no por nuestros méritos propios.

Es necesaria una participación voluntaria de los creyentes, tener una disposición adecuada y una actitud que agrade a Dios para experimentar su palabra cumplida en nuestro ser y circunstancias. Todo esto realizado dentro del marco de su reino y desde la posición en que hemos sido colocados en Cristo Jesús. Todo el hacer de nuestra parte es y debe ser siempre por gracia, es decir, operado por la vida de Dios que mora en nosotros.

Filipenses 2:13 RVR1960
"porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad."

Según la actitud que tenemos y conforme a nuestra manera de pensar y nuestro hacer vamos a atraer hacia nuestras vidas como un iman lo que es bueno, o aquello que no lo es, en el sentido de los efectos que se producirán como consecuencia.

Los consejos que nos ofrece el apóstol Pablo en Filipenses son para que atraigamos la paz de Dios y vivamos felices como creyentes disfrutando de la presencia del Señor siempre.

Desde luego que los planteamientos que nos hace el apóstol constituyen un reto; se exige de cada uno de nosotros unas actitudes y maneras que deben ser una constante en todo tiempo y en cada ciricunstancia a lo largo de toda nuestra vida.

Primero se nos anima a tener una actitud alegre. " Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! ". La palabra regocijar en griego es "jaíro" estar alegre, feliz calmadamente o bien, gozar, gozo, gozoso, alegrar, regocijar, salud.

Claro que ante este imperativo de Pablo, para no hacerlo podemos poner todas las escusas del mundo, y plantear innumerables motivos de porqué no estamos alegres. Y es posible que tengamos razón, porque no estamos en las mejores circunstancias, porque podemos estar enfermos, tener diversos problemas etc, etc.

Sin embargo, el apóstol nos da un motivo más que razonable, él nos expone una causa poderosa por la cual podemos regocijarnos siempre "Regocijaos en el Señor siempre." La causa es el Señor. Es interesante porque podemos mirar al Señor y contemplar todo cuanto él ha hecho a nuestro favor, y comprender que tenemos todos sus recursos a nuestra disposición, que él está de nuestro lado, si nosotros estamos del suyo.

Si estamos bien arraigados en el Señor y permaneciendo firmes en él, entonces tendremos su vida fluyendo en nuestro ser y con toda seguridad nos podremos gozar y alegrar.

Por otro lado podemos estar quejándonos y lamentandonos continuamente de los problemas que tenemos, de las personas que nos rodean, y de las circunstancias que nos han tocado vivir. ¿Qué pesa más en nuestra balanza, y hacia dónde se inclina? ¿Nos estamos regocijando en el Señor o nos quejamos y lamentamos de nuestra vida?

Proverbios 17:22 RVR1960
"El corazón alegre constituye buen remedio; Mas el espíritu triste seca los huesos."

En este versículo de proverbios observamos que el tener un corazón alegre nos aportará un talante y vigor apropiado para afrontar cualquier contrariedad en la vida.

La alegría se revela también en nuestro caracter y actitudes hacia las demás personas; es muy improbable que seamos agradables con los que nos rodean si estamos amargados.

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