viernes, 2 de mayo de 2014

EL BUEN ENTENDIMIENTO Y LA FE (PARTE 3)

Jesucristo es para los creyentes la sabiduría y la inteligencia personificadas. Lo cual significa que todos aquellos que han recibido a Jesucristo y permanecen en él tienen en ellos estos valores espirituales en potencia. En el artículo anterior mencioné que Cristo es la palabra y el Verbo que se hizo carne. Así Jesús mora también en cada creyente para manifestarse en ellos y hacerse carne a través de su palabra, su sabiduría e inteligencia espiritual. ¡Esto es algo grandioso!

Los creyentes han de permitir que en sus vidas, a través de su conducta y de sus palabras la sabiduría de Dios sea manifestada en todo momento y por todo lugar. Hemos de reflejar a Cristo por todas partes, el aroma de su conocimiento, la realidad de su vida y de su caracter.

Concretando acerca del lenguaje y las palabras observemos algunos detalles importantes en estos proverbios.

"Y la dulzura de labios aumenta el saber..... Panal de miel son los dichos suaves..... Suavidad al alma y medicina para los huesos."

Solemos decir que a nadie le amarga un dulce, y eso es muy cierto en cuanto a las palabras; a la hora de escoger la manera en la que nos expresamos y las palabras que utilizamos debemos tener sumo cuidado. No ser asperos, duros ni agrios en nuestras expresiones, sino amables. Las palabras cobran valor y fuerza dichas con suavidad y dulzura. Si por el contrario son ácidas no serán bien recibidas.

"Suavidad al alma y medicina para los huesos." La suavidad en las palabras es algo que nos agrada a todos, según el proverbio se siente en el alma, y la sensación es agradable. Por medio de las palabras dulces expresamos amor y no solo verdades desnudas y frias.

Las palabras dulces y suaves están ungidas por el Espíritu Santo; ellas son medicina que curan los huesos. ¿Cómo preferimos que nos hablen, con palabras duras que son como golpes, o con palabras que son como medicina?

"El corazón del sabio hace prudente su boca, Y añade gracia a sus labios" La cuarta acepción de nuestro diccionario para la palabra "gracia" es: Afabilidad y buen modo en el trato con las personas. A esto es a lo que se refiere el autor de proverbios, a que nuestro modo de hablar debe ser agradable, respetuoso, amigable y considerado.

Colosenses 4:6 RVR1960
"Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno."

Según el apóstol nuestras palabras deben ir siempre aliñadas con gracia y sazonadas con sal para que los que oyen deseen oir más y demuestren interés por conocer y optener respuestas. La sal actua como un potenciador del sabor de los alimentos y además provoca sed. En las palabras la sal es ese valor añadido de honestidad, veracidad y lealtad, que expresamos cuando nos comunicamos, lo cual provoca en los oyentes el deseo de que les ofrezcamos más. Por otro lado confiere derecho y autoridad al que habla puesto que lo hace con fundamento, con convinción y coherencia.

Para acabar este escrito cito un último pasaje que nos aclara el concepto de gracia con relación al lenguaje.

Efesios 4:29 RVR1960
"Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes."

La afabilidad en el lenguaje, la buena palabra le otorga gracia a los oyentes; lo cual quiere decir que los bendice, les aporta edificación, les anima y los restaura.

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