lunes, 19 de noviembre de 2012

HIJOS DE LA LIBERTAD

SAN JUAN 8:31-32 RVR60-ES
Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;  y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.


A todos nos gusta citar las cinco palabras ultimas de este pasaje, es una frase que se ha convertido en una máxima universal " la verdad os hará libres".
El pueblo judío estaba subyugado bajo el imperio del Cesar, así que politicamente no eran libres. No eran una nación independiente que pudieran decidir su propio destino. Aunque podían gozar de cierta libertad social y culto religioso los romanos controlaban todos los movimientos y estamentos judios. Pagaban sus impuestos a Roma.
Toda esta situación dictaba mucho de lo que había de ser su estancia en la tierra prometida, lugar en el que había de fluir leche y miel lo que tenían era vinagre y hiel.
Pero israel era responsable de todos esos acontecimientos debido a su infidelidad histórica y su desobediencia a Dios, ellos estaban recogiendo lo que habían sembrado, cosechaban el fruto amargo de su propio cultivo.
Ahora bien, en esas circunstancias tan desgraciadas para todo el pueblo aparece Jesús y les transmite este mensaje liberador. Pero ellos no entendieron el alcance y la profundidad de las palabras de Cristo.
Los dirigentes y la mayoría del pueblo no veían mas allá de lo que tenían delante de sus ojos, y que su problema no era simplemente con el imperio que los dominaba, sino que lo mas grave y la causa de todo es que habían dado la espalda a Dios. Israel era el pueblo del pacto con Dios, pero ellos lo estaban incumpliendo y violando.
Muchos entienden hoy la libertad desde una perspectiva muy estrecha, superficial y limitada.
La libertad es un don precioso que Dios entregó al ser humano, un don perfecto, como todo lo que procede de Dios.
SANTIAGO 1:17 RVR60-ES
Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.
La libertad conlleva una gran responsabilidad para los hombres, pues esta ha de ser ejercida con dignidad y sabiduría, y ejercida desde lo lo mas profundo del corazón y la conciencia. No es una anarquía, ni es un caos, ni está exenta de principios y valores, pues eso sería libertinaje.
Dios responsabiliza a cada individuo del uso que hace de su libertad y Èl nunca forzará a nadie ni lo controlará como si fuesen automatas.
Para que pudiesemos hacer uso de ese don de la libertad Dios entregó al hombre un universo, una tierra, otros seres, la naturaleza entera y sobre todo inteligencia y espiritualidad. Lo mas importante es que no estaría solo sino en compañia de su creador y en armonía con Èl. Todo un universo de recursos y posibilidades para un desarrollo ilimitado del preciado regalo.
Al hacer el hombre mal uso de su libre albedrío se esclavizó, se ató con fuertes y pesadas cadenas en alma y espíritu.
Al rebelarse contra su creador y darle la espalda perdió su libertad y se hizo esclavo de su própia maldad y de Satanás. Al negar su procedencia e identidad renunció a todo el potencial divino y destruyó su dignidad.


Sigamos adelante; para ser libre necesitamos saber primeramente de qué o quién somos esclavos. Debemos ver que efectivamente hemos perdido el control de nuestras vidas y que no somos los dueños de nuestro destino y mucho menos se están desarrollando en nuestro ser los propositos eternos de nuestro Dios y creador. La función de la verdad es mostrarnos todo ésto y mucho más.
Ahora bien, hoy muchos buscan la verdad para negar a Dios y rechazarlo. Eso no es posible porque toda verdad radica en Dios y nos acerca a él. De modo que si usted cree que ha recibido  y entendido una verdad pero  ésta le aleja de Dios alienandole de Èl, entonces a creido una mentira.
Las cadenas que aprisionan a los hombres se van rompiendo con cada verdad que reciben.


Notemos que Jesús se está dirigiendo en este pasaje a aquellos que habían creído en él. No conocemos el compromiso que alcanzaba la fe que tenían, pero con el mensaje que el Señor estaba a punto de darles se pondría de manifiesto.
No son pocos los que creen en Cristo, incluso hoy día hay multitudes que profesan fe en Jesucristo. Pero como los judíos que creían en su tiempo no eran libres aun, así también sucede hoy con muchos creyentes, aun no son libres.


Dios quiere que sus hijos sean libres, y es para eso que vino Jesús, para liberarnos: "Si el Hijo os libertare seréis verdaderamente libres" Jesús es la verdad personificada, el Verbo encarnado.
La palabra de Cristo, la obra de la cruz, la resurrección Cristo y todo lo que el Señor realizó lo hízo para otorgarnos libertad. ¿Pero quiénes la podrán disfrutar y de que manera la apropiamos a nuestra vida?


"Si vosotros permaneciereis en mi palabra" Esta es la primera condición, permanecer en la palabra de Cristo, ser fiel al evangélio perseverando en el. Muchos se apartan de las sanas palabras del Señor cuando aceptan un evangélio diferente, un espíritu distinto u otro Jesús.
2 CORINTIOS 11:4 RVR60-ES
Porque si viene alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos predicado, o si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis;


Permanecer, en Grg. "méno" es un verbo: quedarse,(en un lugar, estado, relación o expectación dado), esperar, morar, perseverar, persistir, retener y vivir.

Cuando nuestro vivir diario se escribe y expresa con las palabras del evangélio entonces estamos morando y permaneciendo en verdad. Nuestra expectativa es la palabra, nuestro perseverar es en la palabra y retenemos palabra y vivimos en la palabra. Ella es nuestra comida, nuestra bebida y nuestro sustento.

Como resultado somos identificados y reconocidos como verdaderos discípulos " seréis verdaderamente mis discípulos"
Es decir que el Señor nos considera auténticos seguidores suyos cuando permanecemos en sus palabras y la vivimos.
No existe ningún atajo para ser discípulos de Cristo, sino solo el de vivir arraigados y fundados en la palabra.
¿Pero en concreto qué palabra? La palabra de la cruz, el mensaje del reino, el señorío de Cristo y el mensaje de la grácia en todos sus aspectos. Todo está unido, no lo podemos separar, pero necesitamos entender cada aspecto de la obra del Señor y todo su alcance, hasta donde Dios nos permita.


"y conoceréis la verdad" Este conocer va más allá de un simple conocimiento teórico.
Conocer, del Grg. "Ginósko" saber, notar, reconocer, sentir, tener, entender, llegar al conocimiento, cerciorarse.
Muchos tienen la teoría de la vida cristiana pero muy pocos conocen la verdad; muy pocos la saben, la sienten, la gustan, la entienden y la viven. La espiritualidad no se puede medir por cuanto se, sino por cuanto vivo y en definitiva cuan libre soy. Un punto más sobre este conocimiento es que  el que lo tiene recibe la capacidad de discernir, es decir, reconoce la diferencia del que tiene un argumento o teoría, de aquel que lo está viviendo, y esto no es algo que sea evidente en todos.
Aquí enciendo un piloto rojo para indicar, que el conocimiento que recibimos del Señor no es para juzgar a otros y condenarlos sino para edificación.


"Y la verdad os hará libres" Esta es la prueba irrefutable de que la verdad opera en nuestras vidas, que ella nos conduce a la libertad, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Nos libra del pecado, nos libra del engaño, nos libra del diablo, nos libra del mundo y nos libra de los lobos disfrazados de ovejas. El pecado no se enseñoreará de nosotros, ni el diablo, ni otros individuos por muy buenas intenciones que tengan, no lo permitiremos ¡Gloria al Señor!.

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