lunes, 5 de noviembre de 2012

PERSONAS RENOVADAS

EZEQUIEL 36:26-27 RVR60-ES
Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.

A causa del pecado y como consecuencia de estar separados de Dios los hombres hemos perdido toda sensibilidad espiritual. No tenemos en cuenta a Dios ni sus leyes y mandamientos, pero no solo eso, sino que también nuestra mente, emociones y afectos se han corrompido. Nos hemos depravado en todos los sentidos. Esto ha traido resultados ineludibles para la humanidad como sufrimientos de toda indole, injusticias y todo tipo de desajustes emocionales, mentales, fisicos y relacionales.
De todo lo anteriormente expuesto y de mucho más se deduce de que los hombres y mujeres necesiten una renovación o también podríamos decir un nuevo comienzo. Esto es algo de lo que la mayoría de seres humanos somos conscientes y estamos de acuerdo. La cuestión es cómo se llevará a cabo ese cambio tan necesario o de qué manera podemos tener dicha experiencia de renovación tan profunda.
Humanamente se realizan muchos esfuerzos que solo suponen un rallado de la superficie o como solemos decir representan un lavado de cara; se hace política, religión, obra social y otras muchas cosas para producir el cambio que hace falta, pero todo ello no es suficiente.

Claro que ha habido muchos adelantos tecnológicos y científicos, sin embargo socialmente, así como en la familia y en la vida individual y en la relación con Dios los hombres han fracasado. Hemos perdido casi toda virtud, moralidad y sentido de justicia. Somos incapaces de amar a nuestro prójimo y mucho menos a Dios que no vemos, pero es que tampoco sabemos amarnos a nosotros mismos.

Muchas personas no ven en si mismas nada digno de ser amado y es por eso que es muy dificil para ellos amar a los demás. Ser un narcisista no es amarse a uno mismo, ni tampoco estar mirando solo por el interés personal, ni darse todos los placeres apetecidos.
Amarse a uno mismo es respetarse, es valorarse en la justa medida y es dignificar su propia vida. Es vivir a la altura de una conciencia justa y moralmente aceptable y es amar la imagen y semejanza que hay de Dios en cada uno de nosotros.
Cuando esto es así entonces tendremos la capacidad de amar en verdad a nuestros semejantes.
Pero para que esto sea posible necesitamos un nuevo corazón. Y es precisamente lo que hemos leido en Ezequiel que Dios quiere y está dispuesto a hacer, darnos ese corazón nuevo, porque el que tenemos actualmente es de piedra.
Sin embargo Dios no se quiere quedar corto en su obra de renovación, así que no solo nos dará un corazón nuevo sino también un nuevo espíritu. Eso es lo que en el hombre ha sido deteriorado y destruido a causa del pecado y por haberse separado de Dios, el corazón y su espíritu.
Según hemos leído y que es causa de nuestros males, es que tenemos un corazón duro, de piedra, hemos perdido la sensibilidad en nuestra mente, emociones y conciencia. Ni siquiera nos conocemos a nosotros mismos ni nos reconocemos cuando nos miramos en un espejo, y nos cuesta convivir con lo que vemos en nuestro interior.
Las mas de las veces hacemos lo que no debemos, cosas que no nos convienen por su nocividad.
Así también actuamos con nuestros semejantes, con dureza, con falta de amor, con menosprecio y atropello.
La imagen de Dios ha sido deteriorada en nuestro ser, completamente emborronada y ahora necesita ser restaurada.
Espiritualmente el hombre está muerto para con Dios, el pecado lo ha matado. Al separase de Dios el espíritu muere, de ahí que necesitemos un espíritu nuevo.
EFESIOS 2:1 RVR60-ES
"Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados,"

Por medio de la fe en Jesucristo, por su muerte y resurrección recibimos vida nueva, vida espiritual y vida abundante para nuestra alma. Cuando depositamos nuestra confianza en Jesús ocurre que recibimos ese nuevo corazón y un espíritu nuevo. La biblia llama a esto nuevo nacimiento, nacer de Dios o renacidos por la palabra.

SAN JUAN 3:3, 6 RVR60-ES
Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios....  Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.

SAN JUAN 1:12-13 RVR60-ES
Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;  los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.

1 PEDRO 1:23 RVR60-ES
siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.

Todo ésto que hemos visto hasta ahora que Dios hace no es poca cosa, no obstante hay mucho más. Es algo muy grande ser hijo de Dios, un gran privilegio. 
Pero hay algo más que Dios quiere conseguir, y es que seamos hijos obedientes. ¿ Cómo va a lograr ésto? Pues no dejándonos solos, sino estando con nosotros.
Dios mismo lo va a hacer viniendo a morar con nosotros por su Espíritu.

"Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra"

Por supuesto que es necesario cooperar con el Espíritu. Debemos andar en el espíritu y ser guiados por él.
ROMANOS 8:14 RVR60-ES
Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.

Los que andan en el Espíritu cumplen con toda la ley de Dios.

ROMANOS 8:4 RVR60-ES
para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.

No agradamos a Dios, ni lo obedecemos con la fuerza física, ni con la voluntad y fuerza de nuestra alma, sino por el poder del Espíritu y en nuestra confianza y dependencia a él.

Por supuesto que debemos disponer todo nuestro ser para obedecerle, espíritu, alma y cuerpo, pero es sólo por la vida y fuerza del Espíritu que lo podemos agradar. Para muchos es difícil comprender ésto que estamos diciendo, y otros aunque asientan con su mente aún no lo ven con claridad.
Pidamosle a Dios que nos de luz al respecto, porque cuando comprendamos ésta gran verdad cambiarán muchas cosas en nuestras vidas.

FILIPENSES 3:3 RVR60-ES
Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne.

No hay comentarios:

Publicar un comentario