jueves, 3 de abril de 2014

LOS LUGARES CELESTIALES (PARTE 2)

Efesios 1:3 RVR1960
"Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo"

Los lugares celestiales son aquellos donde se encuentra la presencia de Dios. Es un hecho en la palabra, estimados hermanos, que el Señor ha puesto estos lugares donde él mora, es decir, en cada uno de sus hijos, haciendo de ellos su templo o casa.

De esta manera Dios ha puesto fácil que su bendición nos alcance a todos en cuanto su trono y su gloria ya está dentro de nuestro ser, y por cuanto nos hayamos ubicados y posicionados en Cristo.

Este pasaje de efesios nos dice además de dónde y en que lugar seremos bendecidos, el cuándo. Y en ese sentido es muy importante que sepamos en que dirección debe apuntar nuestra fe.

Miremos de nuevo y atentamente el versículo, que dice: "que nos bendijo", está en pasado, como algo que ya ha sido hecho. Ahora bien, debemos comprender que ese es el proceso para ser alcanzados por la bendición, y sabiendo que es así, recibirla por la fe. Los hechos de Dios son la realidad, Cristo es la realidad, su obra ha sido efectuada, y por tanto cuando estamos en Jesús podemos reclamar todo lo que él ha conseguido para nosotros.

Yo me pregunto como muchos otros lo harán ¿Qué debo hacer entonces para alcanzar las bendiciones de Dios? ¿Tengo que pelearlas? ¿Debo esforzarme por conseguirlas? Veamos un pasaje que nos aclara todo esto.

Efesios 2:6-7 RVR1960
"y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús."

Las bendiciones nos alcanzan desde la posición de descanso donde hemos sido colocados juntamente con Cristo, sentados. "nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús"

Estar sentados no significa que estemos en actitud pasiva, sino más bien es la posición donde nos coloca la fe para que todas las promesas de Dios se confirmen en nosotros.

Este estado implica una resistencia a nuestro propio yo, ego, o alma, para impedir su propia actuación independiente y por su propia fuerza natural, dando lugar a la actividad del Espíritu de Dios. Es en virtud de la obra de Cristo y por su gracia que actúa en nosotros que entramos a toda la plenitud de Dios, y que podemos gozar de sus bendiciones.

En la práctica esto nos lleva a tomar acción por fe, pero en total dependencia del Espíritu Santo, creyendo que el Señor hará en nosotros lo que es agradable delante de Él.

A partir de este punto de la fe es muy dificil seguir explicando como es que suceden las cosas, Dios en su soberanía obra como el quiere. El Señor hace cosas que van más allá de lo que podemos esperar y entender según la operación de su poder en nosotros.

Efesios 3:20 RVR1960
"Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros"

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