jueves, 10 de abril de 2014

PARTICIPES DE SUS PADECIMIENTOS (PARTE 2)

Filipenses 3:9-10 RVR1960
"y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte"

El apóstol menciona dos aspectos importantes en los que conocer al Señor. "y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos"

Su objetivo es conocer a Cristo en el poder de su resurrección, y conocerle en la participación de sus padecimientos.

¿Qué significa todo eso y cómo podemos llegar a conocer al Señor así?

El apóstol no está hablando aquí de la resurrección futura de nuestros cuerpos, ni tampoco se está refiriendo a cualquier tipo de padecimiento.

Hay quienes se apartan del Señor sólo con padecer un poquito, y simplemente con que las cosas no salgan como ellos desean, tropiezan. Y por supuesto todos queremos conocer "el poder de su resurrección"
A todos nos encanta experimentar la unción del Espíritu Santo y que el cuerpo nos tiemble; y que el poder de Dios fluya como una corriente eléctrica a través nuestro.

No obstante, no podemos experimentar el poder de su resurrección sin primero participar de sus padecimientos.

¿Pero de qué padecimientos habla Pablo?

Esto es fundamental entenderlo, no es por mi sufrimiento particular, no se trata del padecer a consecuencia de mis propios pecados, equivocaciones y negligencias. Sino de "la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte"

Cristo padeció de dos maneras: Primeramente por su obediencia de vida a la voluntad del Padre. En la negación de si mismo al no hacer su propia voluntad sino la de Dios. Esto le supuso la contradicción de todo el mundo, el rechazo y el vituperio.

Cristo no padeció por sus pecados ni por su viejo hombre. El no negó a su cuerpo de pecado puesto que no lo tenía, el había nacido sin pecado.
Sin embargo si sufrió en su alma y cuerpo por causa de su obediencia al Padre.

En segundo lugar, Cristo padeció en la cruz por nuestros pecados, él recibió el castigo que mereciamos todos nosotros. El proposito de su crucifición fue para salvarnos y liberarnos de una vida de pecado y de todas sus consecuencias. Estos fueron sus padecimientos.

Lo que no acabamos de entender es que Cristo no solo sufrió la cruz para perdonarnos los pecados, sino que en su crucifición fuimos también todos incluidos, para que fuesemos liberados de la esclavitud y poder del pecado. Es aquí donde nos hacemos participantes de sus padecimientos, cuando nos identificamos con su cruz y en su muerte.

El padecimiento del Señor es un acto consumado, nuestro padecer en su cruz también es un acto legal consumado. Ahora bien, lo que necesitamos es creerlo y apropiarlo por fe. Noten bien lo que dice el pasaje "llegando a ser semejante a él en su muerte" Esto quiere decir, que debemos hacer de la muerte de Jesús nuestra muerte y de esa manera conformarnos a ella para que así se cumpla en nuestra experiencia.

La palabra semejante en griego es "jomoióo" asimilar, llegar a ser similar, el mismo; en el mismo lugar o tiempo: juntos.

No es nuestro propio padecimiento lo que nos hace vencer nuestras debilidades y pecados, sino el padecimiento de Cristo es lo que nos libra y da la victoria.

1 Pedro 4:1-2 RVR1960
"Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado, para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios."

La obra de Cristo es tremenda y poderosa "pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado" El Señor terminó con el pecado, luego si nosotros estamos en él, si asimilamos lo que Jesús hizo, seremos participantes de sus mismos padecimientos y por tanto terminaremos también con el pecado. ¡Gloria al Señor! ¡Es maravilloso!

En Romanos encontramos este mismo mensaje claramente expresado, como bien lo explica este pasaje es como venimos a asimilar, a ser semejantes, a estar juntos

Romanos 6:6 RVR1960
"sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado."

Nuestro padecimiento, crucificción y muerte ocurrió en el mismo lugar y tiempo que le sucedió a Jesús, jomoióo, "nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él"

En Romanos 6, el apóstol Pablo nos dice que es algo que debemos saber, y  1Pedro nos dice que es un pensamiento del cuál debemos armarnos. Es decir, que nuestro padecer con Cristo es algo que no podemos ignorar, pero aún más, es algo que necesitamos tener presente en nuestra mente en todo momento. Esta debe ser nuestra equipación, ésta es nuestra arma más poderosa contra nuestros adversarios, la cruz de Cristo, nuestra identificación con su muerte.

Por si nos quedara alguna duda de que se trata de los padecimientos de Jesús los que debemos apropiarnos leamos de nuevo en la epístola a los Romanos.

Romanos 8:17 RVR1960
"Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados."

A continuación, en el versículo que cito puede observarse la misma verdad, es decir, que se trata de el padecimiento y la muerte de Jesús que debemos apropiarnos para que su vida se manifieste en nosotros.

2 Corintios 4:10 RVR1960
"llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos."

Ahora bien, en toda esta enseñanza hay una segunda parte que es muy importante que comprendamos. La cruz de Jesús trata con nuestro viejo hombre o el cuerpo de pecado. No obstante hay un padecimiento que proviene de nuestra propia cruz, un morir a nuestra propia vida que también se menciona en la palabra de Dios. Es la muerte que ha de operarse en nuestra voluntad, deseos propios y forma de pensar natural. Esto es el día a día, es conformarnos a la voluntad de Dios negando nuestra independencia.

Volviendo a 2 Corintios 4 observaremos este otro aspecto de nuestra participación en los padecimientos por causa de Jesús.

2 Corintios 4:11 RVR1960
"Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal."

"Nosotros que vivimos" La palabra "vivimos" hace referencia a la vida de Dios, en griego es "záo". Los que creemos en Jesús y nos hemos identificado con su muerte tenemos vida espiritual, porque hemos nacido de Dios. Los que tenemos esta vida de Dios, dice el apóstol que "siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús"

Esto debe constituir la disposición y la actitud constante de un creyente, entregar su vida, su alma, para que la vida de Jesús se manifieste aquí y ahora en su carne mortal.

S. Mateo 16:24-25 RVR1960
"Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.  Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará."

La misma idea la tenemos en el evangelio de Juan:

S.Juan 12:25 RVR1960
"El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará."

Una vez más vemos en este pasaje de Juan el término vida, cuando se refiere a nuestra vida, en griego es "psujé" vida sensitiva, aliento; y cuando hace referencia a la vida divina, vida de Dios o vida eterna, en griego se emplea el término "zoé" viviente, vivo, vivir.

En ningún momento nos está enseñando la palabra de Dios que debamos flagelarnos para así participar del sufrimiento de Jesús. Este padecer en Cristo no son obras meritorias para alcanzar ni el favor de Dios ni ninguna de sus bendiciones. Dios lo tiene todo preparado de antemano, solo nos toca aceptar como de parte de Él la obra de la cruz y los acontecimientos y circunstancias que en su voluntad ha creado para cada uno de nosotros. Lo único que debemos hacer es estar dispuestos a conformar nuestra voluntad a su voluntad.

Romanos 8:17-18, 36 RVR1960
"Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.  Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse......... Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero."

Somos hijos de Dios, y hemos sido nombrados herederos de Dios y coherederos con Cristo de toda riqueza perteneciente al reino de Dios. Hay una glorificación y una gloria que se ha de manifestar en nuestro ser por medio de la cual seremos transformados, y en todo lugar exparciremos la fragancia de su conocimiento que es olor de vida.

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