lunes, 19 de agosto de 2013

TEMPLO DE PIEDRAS VIVAS

MRK 13:1-2 RVR60 "Saliendo Jesús del templo, le dijo uno de sus discípulos: Maestro, mira qué piedras, y qué edificios. Jesús, respondiendo, le dijo: ¿Ves estos grandes edificios? No quedará piedra sobre piedra, que no sea derribada."

Cuando Jesús sale de un templo ya no queda entre esas paredes nada que pueda interesarle a Dios. Si Jesús abandona un lugar solo queda la obra de los hombres. Dios está donde se le presta atención a lo que realmente vale la pena, que es únicamente lo que proviene de Él, lo que Él hace por medio de su Espíritu y su gloriosa presencia.

Que dificil es para los humanos abstraerse de la apariencia exterior de las cosas e ignorarlas. Parece que los discípulos estaban interesados en conocer la opinión de Jesús respecto a la gran obra de los hombres, querían valorar su apreciación de la calidad artística ¡Asómbrate maestro de estos grandes monumentos!

El Señor había contemplado toda la creación de Dios desde el principio, cómo el Padre fundó la tierra y cómo colocó las estrellas y todos los planetas en el universo. El Señor no solo vió, sino que fue participe en toda la creación, observó como se hicieron los oceanos y como toda clase de vida surgió en ellos. Un solo copo de nieve es más hermoso y más complicado en su diseño y extructura que un rascacielos. Y ésto sin hablar del reino invisible de la creación, es decir, el universo espiritual.

Es como si los seguidores de Jesús le estuvieran diciendo "Mira Maestro que obras han hecho los hombres para tí, para que tú te goces y te alegres en ellas" y Jesús les respondiera, "todo esto no va a durar para siempre, es perecedero"

El Templo representaba para el pueblo judío el centro de su sociedad y cultura, el lugar más emblemático de toda la nación. Era la casa que Dios les había ordenado construir, el lugar de los sacrificios y cultos, la plataforma desde donde se instruía al pueblo en los caminos de Dios.

Pero la gran mayoría no entendían que el edificio era solo una sombra, una pequeña muestra simbólica y caduca de lo verdadero, del templo espiritual donde Dios habita.

Isaías 66:1-2 RVR60 "Jehová dijo así: El cielo es mi trono, y la tierra estrado de mis pies; ¿dónde está la casa que me habréis de edificar, y dónde el lugar de mi reposo? Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová; pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra."

Una de las acusaciones más fuertes que los judíos religiosos hacían a Jesús era que Él había dicho que destruiría el Templo.

Dios va a destruir todo lo que representa el esfuerzo de nuestras propias obras aunque para nosotros y otros sean cosas hermosas e incluso aunque hayan sido ordenadas por Dios. En el momento en que nuestra percepción y valoración de las cosas pierde su verdadero significado espiritual, su sentido y proposito, se convierte en un estorbo en la obra de Dios. De las cosas que consideramos más sagradas podemos estar haciendo ídolos.

Para Dios son más importante las personas que las cosas materiales, es más importante la vida del ser humano que un templo hecho de piedra y que cualquier extructura hecha por la mano del hombre. Como pueblo de Dios ¿Cuándo vamos a entender esto. El Señor no hace turismo para mirar los edificios que hemos construido y hacer una valoración de lo bonitos que son.

"pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra."

El Señor está atento a los que son pobres de espíritu y son humildes, para bendecirlos derramando su gracia sobre ellos. El pobre de espíritu carece de justicia propia y se ve indigno, se reconoce pecador y se humilla ante Dios en arrepentimiento. El no tiene nada para ofrecerle a Dios, carece de obras, reconoce que jamás dará por si mismo la talla que Dios exige. Pero sin embargo se conmueve con la palabra de Dios, cree lo que Dios le dice y teme. Sabe que lo que Dios ha hablado se cumplirá y que ninguna de sus palabras volverá vacía.

La mirada del Señor es una mirada que lo dice todo, es de amor, de aceptación, de perdón y de justificación. El Señor está declarando con esa mirada que estará con el pobre, humilde y que tiembla a su palabra y no lo perderá de vista.

Nos preocupan más los lugares de culto y los edificios que la iglesia del Señor. Muchos están por construir más edificios, sin embargo el Señor lo que quiere es edificar a su Iglésia, que es su verdadero templo. Cada creyente es un templo de Dios y morada del Espíritu Santo. Somos edificados los unos junto a los otros como piedras vivas para ser templo de Dios por toda la eternidad.

1 Pedro 2:4-5 RVR60 "Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo."

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