jueves, 1 de agosto de 2013

PARTICIPANTES DE LA NATURALEZA DIVINA (PARTE 2)

2 Pedro 1:3-11 RVR60 "Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia; vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados. Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo."

Una vez que lo viejo ha sido destruido se puede construir lo nuevo, si el viejo hombre está crucificado, entonces podemos ser edificados sobre el nuevo hombre.

Ahora podemos entender el porqué muchos creyentes vuelven al mundo, no es que vuelvan, es que aunque están en las iglésias el mundo no ha salido de ellos, porque no se han identificado con la muerte de Jesús. Ellos siguen vivos y coleando en su viejo hombre, por lo tanto son dominados por el pecado y por el mundo que llevan dentro.

A continuación el apóstol nos muestra lo que debemos hacer para que la naturaleza divina y el caracter de Dios se pueda ir desarrollando y creciendo en nuestras vidas.

"vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor."

Los versículos tres y cuatro nos dicen lo que Dios ha hecho mediante su poderosa gracia; a partir del versículo cinco nos indica lo que nos toca hacer a nosotros y de que manera colaboramos con la obra de Dios. Ahora bien, debemos entender que no hay mérito por nuestra parte en lo que nos toca hacer, siempre es la gracia de Dios obrando a nuestro favor. Él ha puesto todos los recursos de su reino a nuestra disposición mediante su gracia en la persona y obra de nuestro Señor Jesucristo. El Señor nos ha dado todos los ingredientes necesarios para el desarrollo de una vida espiritual abundante.

Estos son los frutos pertenecientes a la naturaleza divina, no son fabricados por nosotros, no son cosas manufacturadas; son los frutos dados por el Espíritu.

Actualmente están muy de moda los programas de cocina. Imaginense ustedes en una gran cocina de lujo y en la que son los cheef, tienen todos los preparos, las herramientas y todos los productos de primerísima calidad necesarios. Ahora tienen que preparar el manjar, un manjar digno de Dios, agradable al Señor. Los productos o frutos que van a utilizar son: la fe, la virtud, el conocimiento de Dios, el dominio propio, la paciencia, la piedad, el afecto fraternal y el amor. Todo en su orden y en las proporciones adecuadas y muy bien mezcladito. Ante todo hay que añadir mucho amor, porque eso es lo que más llena y satisface.

"Vosotros también poniendo toda diligencia" Pedro está diciendo, Dios ha hecho todo ésto, nos ha dado todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad, ahora vosotros tenéis que hacer lo siguiente si quereis formar parte de todo ello. Diligencia del griego "spoudé" velocidad, rapidez, fervor, anhelo, prontamente, con solicitud. Como si dijera, ya no hay tiempo que perder, lo habéis recibido todo, ahora os toca poner manos a la obra sin demora. Y si hemos entendido las cosas que Pedro nos ha explicado debemos poder hacerlo sin mayor problema.

La fe no es cuestión de añadir mucha cantidad, sino más bien poquita, pero que sea de calidad. Con la medida de un granito de mostaza tendremos más que suficiente. La buena actitud y disposición de la virtud es imprescindible. Es la virtud del nuevo hombre la única que agrada a Dios y no nuestra buenas intenciones carnales y religiosas. De conocimiento no es tampoco necesario que nos rompamos la cabeza con filosofias, teología, ni con ciencias diversas. El mucho conocimiento envanece y entonces todo el manjar se echará a perder. El conocimiento dado del Espíritu es el ideal, ese si que debemos añadirlo, las revelaciones provenientes del Espíritu. Se trata de las verdades de Dios y principios de su reino. Añadir una generosa cantidad de dominio propio, tengamos en cuenta que aunque diga propio no significa que proceda de nuestro esfuerzo, ni que sea nuestro, es un fruto del Espíritu. Todo conocimiento que no esté bajo dominio propio nos hará subir en el humo del orgullo y no servirá de nada, sobre todo y muy especialmente en cuanto a las cosas de Dios se refiere.

La paciencia hay que echarla toda a la olla, nos hará falta todo el acopio. Sin ella el manjar se quedará medio hecho, crudo e incomible.

Hebreos 10:36 RVR60 "porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa."

Añadir piedad al guiso del Espíritu, la palabra en griego es "eusébeia" esquema del evangelio, es adoración, reverencia y devoción hacia Dios. Dios nos ha dado todas las cosas pertenecientes a la piedad. Tener claro el evangelio de Jesucristo nos conducirá a una auténtica piedad. Tendremos el temor reverente de Dios en nuestras vidas y seremos verdaderos adoradores.

A la piedad, dice el apóstol que debemos añadirle afecto fraternal, no interés personal para hacer uso de ella como fuente de ganancia. La piedad no puede ser algo independiente, individualista y egoista, sino inclusiva. La piedad arropa, edifica y bendice a la familia de Dios. La piedad comparte con otros, pero no se aprovecha para expoliar, robar y desvalijar al pueblo de Dios.

1 Timoteo 6:3-6 RVR60 "Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales. Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento;"

Finalmente Pedro nos insta a añadir amor al afecto fraternal. ¿Porqué insiste en que añadamos amor al afecto que ya sentimos? Porque el amor es algo que sobrepasa con mucho al afecto. A veces podemos sentir o no sentir afecto por alguien debido a algo que ha ocurrido, pero no obstante debemos seguir amando sin sentir. "El amor es sufrido, todo lo cree, todo lo soporta......el amor nunca deja de ser"

Todo este preparo es una ofrenda agradable al Señor; ya no le ofrecemos libaciones, ni tortas de flor de harina, ni animales, ni frutos de la tierra, sino los frutos del Espíritu.

"Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados."

El apóstol Pedro no da por sentado, ni por hecho, que los frutos del Espíritu se estén dando en todos los creyentes. Cabe la posibilidad de que algunos no estén añadiendo estas manifestaciones del caracter de Cristo a sus vidas. Son los que tienen la vista muy corta o que son ciegos, y que han olvidado la limpieza de sus antiguos pecados.

La vista corta la tienen los que no disciernen entre la vida del Espíritu y la vida de la carne. Ellos están estancados en su desarrollo y crecimiento. Pueden ser extremadamente religiosos, tener conocimientos diversos y puede parecer que saben de todo, no obstante no tienen discernimiento espiritual. Dentro de los que tienen la vista corta y están ciegos se hallan los legalistas; para ellos todo son normas, leyes y mandamientos que hay que cumplir. Tienen sobre sus mentes el velo de la ley que los ciega.

Pero si estas cosas están en nosotros y abundan, no nos dejarán ser ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento del Señor. Es decir que el que está colaborando con Dios en añadir a su vida espiritual, a su caracter, los frutos del Espíritu, será alguien laborioso y productivo, será un instrumento del Señor preparado para su servicio. Él crecerá en un mayor conocimiento objetivo y experimental de Jesucristo. Alcanzará a conocer al Señor en el poder de su resurrección, es decir, en una vida resucitada en la que fluye sin obstáculos la gracia de Dios y en la que la naturaleza divina lo envuelve y le gobierna.

Finalmente el apóstol nos exhorta a tomar una decisión, nos insta a elegir firme y decididamente y a aceptar y vivir en esta realidad que nos ha presentado. Nos dice que si todo lo que corresponde a la piedad y a la naturaleza divina lo hacemos y si los frutos del Espíritu están en nosotros abundantemente, no vamos a caer jamás, es decir que no quedaremos descolgados de la vida de Dios ni de nuestro Señor Jesucristo.

Y no solo eso sino que nuestra entrada al reino de Dios será amplia y generosa. No seremos salvos por los pelos y como escapando del fuego del infierno medio chamuscados por nuestros descuidos. Sino que tendremos una entrada con honores por haber aprovechado plenamente la gracia de Dios manifestada por medio de Jesucristo.

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