jueves, 23 de enero de 2014

LA VISITACIÓN DEL SEÑOR (parte 2)

LUK 19:41-44 RVR60
"Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella, diciendo: ¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos. Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán, y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación."

El Señor quiere entrar como Rey de reyes en la ciudad capital para tomar el poder espiritual y gobernar. Su deseo es morar en cada uno de sus hijos, reinar en sus vidas y tener verdadera y continua comunión con ellos. Cuando esto sucede, él trae mucha paz, gozo, revelación, victoria espiritual, y la gloria del Señor se manifiesta en la vida de uno como también hacia afuera alcanzando a aquellos que están receptivos al Señor.

¿Cómo podemos notar o discernir que Dios nos quiere conceder esto que he mencionado anteriormente? Como dice el pasaje y ya mencioné en el primer escrito sobre este tema, Dios nos está visitando de continuo y llamando nuestra atención para que accedamos a encontrarnos con él, pero no para que tengamos citas esporádicas, sino una relación continua, permanente y constante.

La palabra de Dios  le habla a todo creyente que ha nacido del Espíritu diciendo:

Santiago 4:5 RVR60
"¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente?"

Pero no todos atienden a este llamado y deseo que Dios espresa de continuo, muchos parecen estar sordos e insensibles, o simplemente prefieren estar dedicados a otros asuntos.

Hay entonces una tristeza del Espíritu que causa un dolor profundo, así como Jesús lloró sobre Jesrusalem, hay un clamor de tristeza espiritual cuando no atendemos al llamado y la visitación del Señor.

Muchos creyentes están tristes, vacios y frustrados porque sencillamente en sus vidas no le están dando a Dios el lugar que le corresponde. Pero esto es importante que lo veamos como una señal, es un toque de Dios que nos llama al arrepentimiento. La tristeza que se está produciendo en la vida de muchos creyentes es para que se vuelvan en arrepentimiento al Señor.

En cada llamado, visita, mensaje o toque del Señor solo hay una respuesta que él espera, y es un arrepentimiento profundo, es decir, que nos volvamos hacia él con todo nuestro corazón, toda nuestra alma y toda nuestra mente.

S. Marcos 1:15 RVR60
"El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio."

La falta de revelación espiritual de la que somos conscientes es también un indicador de que Dios nos quiere otorgar más de Él. La revelación no tiene nada que ver con los estudios tológicos que hemos hecho ni con los títulos que tenemos, ni siquiera se trata de conocer la biblia desde la primera hasta la última página.

La revelación proviene del Espíritu de Dios, y nos llega a nuestro propio espíritu, siendo captada por la intuición o discernimiento espiritual sin que en principio nuestra propia mente tenga nada que ver. La revelación no es otra cosa que la Vida de Dios que se imprime en lo más profundo de nuestro ser y luego se manifiesta en luz mediante la cual podemos ver y comprender con nuestra mente renovada.

Hay mucha teoría y conocimiento teológico en los creyentes, pero prácticamente ninguna revelación. Muchos viven toda su vida única y exclusivamente dependiendo de lo que le dicen otros y leen en los libros, pero no profundizan ellos mismos en lo secreto del Señor, no saben nada de lo que son esas cosas guardadas desde antes de la fundación del mundo, cosas secretas y ocultas que solo pueden obtener los que aman al Señor.

Si hay temor en nuestras vidas, si no tenemos paz y si necesitamos liberación del pecado, es porque aun nos falta la revelación de la verdad. Sencillamente no hemos captado el mensaje de la cruz, no lo hemos comprendido ni hemos abrazado su significado y plenitud.

Si no avanzamos en la revelación de la verdad corremos el peligro de que nuestros enemigos nos invadan y destruyan lo que hay edificado. Si no le damos lugar a Dios, nuestros enemigos nos asediarán y nos vencerán y tomarán por la fuerza el control y gobierno en nuestras vidas.

¿Quién está reinando y gobernando ahora mismo nuestras vidas? ¿Quién tiene el control de la ciudad? Puede ser el viejo hombre, puede ser su propia alma, el pecado, el diablo, otras personas o cosas, o es Jesucristo el Señor. Cuando una vida está regida por el Señor la misma está centrada en el Espíritu, se ocupa del Espíritu, piensa y vive en el Espíritu.

Si usted piensa que eso es mucha espiritualidad, y que los que viven así están locos, probablemente tenga razón, pero entienda que el mensaje de la cruz es locura para los que no creen, pero para los creyentes es sabiduría y poder de Dios.

La vida cristiana ha de estar centrada en el Espíritu y enfocada en las cosas de arriba. El hijo de Dios es guiado por el Espíritu de Dios y no por su propia alma, ni por el viejo hombre. El creyente vive desde su posición en la cruz de Cristo, para así experimentar el poder de una vida nueva y resucitada en Cristo Jesús. El creyente vive por la Vida de Dios "Zoé" y no por la vida de su propia alma "siqué".

Le animo a entrar en esta plenitud de vida en Cristo. Decida oir al Señor y seguirlo hasta donde él lo quiera llevar, no se resista al llamado del Señor. Le aseguro que si usted entra en esta dimensión espiritual en su vida ya no querrá otra cosa, no se conformará con menos. Además le aseguro que irá de más a más, y de poder en poder.

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