LA VISITACIÓN DEL SEÑOR
LUK 19:41-44 RVR60
"Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella, diciendo: ¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos. Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán, y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación."
Cuando el Hijo de Dios vino a la tierra y estuvo entre su pueblo, él visitaba con frecuencia Jerusalem, dio de comer al hambriento, sanó a los enfermos y les anunció el reino de Dios. No obstante, ni los religiosos ni los gobernantes, y ni siquiera la mayoría del pueblo judío reconocieron en Jesús la visita de Dios.
Ellos tenían en su mente una idea e interpretación de las escrituras equivocada de como habría de ser la aparición del mesías prometido; tenían una imagen totalmente distinta a como apareció realmente el Salvador. Debido a ello no recibieron al Señor, no le conocieron, y fueron privados de la gran bendición y salvación que el Señor había venido a traer para este su pueblo.
El pueblo de Jerusalem podría haber gozado de mucha paz si hubiesen recibido con el corazón y los brazos abiertos al mismo Dios que estaba entre ellos, pero no lo reconocieron, no lo aceptaron, fueron incrédulos, por lo que no pudieron experientar una liberación y una paz abundante.
A los creyentes de hoy les sucede un tanto de lo mismo, no disciernen al Señor, no saben reconocerlo en su cercanía y proximidad de sus vidas, no saben interpretar cuando el Señor ha venido a ellos. Entonces se privan de experimentar la abundancia de paz, de libertad, de gozo y de vida abundante que el Señor ha venido a traer en su manifestación.
El oído incircunciso, la dureza de corazón, la incredulidad y la idea equivocada que se tiene de Dios son el obstáculo principal que impiden ver y disfrutar la poderosa manifestación del Señor "Mas ahora está encubierto de tus ojos."
Para muchos creyentes ese encubrimiento les puede durar años y años, y muchos mueren y parten con el Señor, pero sin haber visto ni experimentado en sus vidas la gloriosa manifestación del Señor. No han conocido en profundidad a Dios, no han gozado de paz, no han vivido en victoria, y eso es realmente triste.
La visitación del Señor no es solamente para tomarnos de la mano y llevarnos al cielo, sino que es para quedarse con cada uno de sus hijos y manifestarse en sus vidas y obrar su voluntad. Es para fluir con su vida poderosa y su gracia en nuestro interior y hacia afuera afectando a todos cuantos nos rodean y conmover a todas las naciones de la tierra.
S.Juan 14:15-24 RVR60
"Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis. En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros. El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. Le dijo Judas (no el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo? Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió."
¿Cómo estamos respondiendo a las continuas visitas del Señor? Será posible que estemos tan distraidos que no nos demos cuenta que está tan cerca, y de que nos está llamando y atrayendo continuamente hacia si mismo.
Apocalipsis 3:20 RVR60
"He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo."
Lo que el Señor busca es que tengamos comunión con él, que disfrutemos de veladas espirituales para que seamos saciados de la abundancia de su mesa y el nos colme con su plenitud de vida.
Necesitamos oír cada día la Palabra de resurección que el Espíritu Santo quiere traer sobre nosotros cada día. En ello nos va la Vida,Gracias pedro por tus artículos,
ResponderEliminar