jueves, 23 de enero de 2014

LA VISITACIÓN DEL SEÑOR

LA VISITACIÓN DEL SEÑOR

LUK 19:41-44 RVR60
"Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella, diciendo: ¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos. Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán, y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación."

Cuando el Hijo de Dios vino a la tierra y estuvo entre su pueblo, él visitaba con frecuencia Jerusalem, dio de comer al hambriento, sanó a los enfermos y les anunció el reino de Dios. No obstante, ni los religiosos ni los gobernantes, y ni siquiera la mayoría del pueblo judío reconocieron en Jesús la visita de Dios.

Ellos tenían en su mente una idea e interpretación de las escrituras equivocada de como habría de ser la aparición del mesías prometido; tenían una imagen totalmente distinta a como apareció realmente el Salvador. Debido a ello no recibieron al Señor, no le conocieron, y fueron privados de la gran bendición y salvación que el Señor había venido a traer para este su pueblo.

El pueblo de Jerusalem podría haber gozado de mucha paz si hubiesen recibido con el corazón y los brazos abiertos al mismo Dios que estaba entre ellos, pero no lo reconocieron, no lo aceptaron, fueron incrédulos, por lo que no pudieron experientar una liberación y una paz abundante.

A los creyentes de hoy les sucede un tanto de lo mismo, no disciernen al Señor, no saben reconocerlo en su cercanía y proximidad de sus vidas, no saben interpretar cuando el Señor ha venido a ellos. Entonces se privan de experimentar la abundancia de paz, de libertad, de gozo y de vida abundante que el Señor ha venido a traer en su manifestación.

El oído incircunciso, la dureza de corazón, la incredulidad y la idea equivocada que se tiene de Dios son el obstáculo principal que impiden ver y disfrutar la poderosa manifestación del Señor "Mas ahora está encubierto de tus ojos."

Para muchos creyentes ese encubrimiento les puede durar años y años, y muchos mueren y parten con el Señor, pero sin haber visto ni experimentado en sus vidas la gloriosa manifestación del Señor. No han conocido en profundidad a Dios, no han gozado de paz, no han vivido en victoria, y eso es realmente triste.

La visitación del Señor no es solamente para tomarnos de la mano y llevarnos al cielo, sino que es para quedarse con cada uno de sus hijos y manifestarse en sus vidas y obrar su voluntad. Es para fluir con su vida poderosa y su gracia en nuestro interior y hacia afuera afectando a todos cuantos nos rodean y conmover a todas las naciones de la tierra.

S.Juan 14:15-24 RVR60
"Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.  No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis. En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros. El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. Le dijo Judas (no el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo? Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió."

¿Cómo estamos respondiendo a las continuas visitas del Señor? Será posible que estemos tan distraidos que no nos demos cuenta que está tan cerca, y de que nos está llamando y atrayendo continuamente hacia si mismo.

Apocalipsis 3:20 RVR60
"He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo."

Lo que el Señor busca es que tengamos comunión con él, que disfrutemos de veladas espirituales para que seamos saciados de la abundancia de su mesa y el nos colme con su plenitud de vida.

1 comentario:

  1. Necesitamos oír cada día la Palabra de resurección que el Espíritu Santo quiere traer sobre nosotros cada día. En ello nos va la Vida,Gracias pedro por tus artículos,

    ResponderEliminar