miércoles, 26 de febrero de 2014

Y SE HIZO LA LUZ (CONTINUACIÓN)


Y SE HIZO LA LUZ (continuación)


¿LUK 24:45 RVR60
"Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras"

LUK 24:45 BLPH
"Entonces les abrió la mente para que comprendieran el sentido de las Escrituras."


¿Cómo y cuándo sabremos que tenemos la inspiración o revelación de la verdad de Dios?

Solo quiero mencionar unas cuantas consecuencias o efectos desde  mi propia experiencia y que por supuesto son cosas que se confirman por la palabra de Dios. El orden no tiene porque ser tal y como lo expongo, puede variar, pero ésta es mi percepción, sólo menciono algunas que considero las más importantes.

En primer lugar somos llevados a una dependencia y confianza total en la obra de Cristo. Se experimenta una conexión y unión con Jesús y su obra tan vital en la que sabemos que sin Él no podemos hacer absolutamente nada. La obra del Señor se convierte en nuestro fundamento de fe y y por tanto es ella lo que viene a ser nuestra experiencia de fe.

En segundo lugar experimentamos una libertad espiritual genuina, es decir, que la luz del Señor quema nuestras ataduras librandonos del pecado, de los lazos del mundo y de ataduras diabólicas. La comprensión de la verdad nos trae a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Somos verdaderamente libres por medio de la revelación de la verdad, sencillamente porque por medio de ella somos colocados en el lugar correspondiente donde Dios hace su obra en nosotros.

En tercer lugar entramos en un descanso espiritual de nuestras propias obras, se nos va ese afán por hacer cosas por nosotros mismos, nuestras actividades religiosas terminan; ya nos encontramos en la tierra prometida la cual es Jesús y donde es el Señor el que pelea por nosotros, por tanto descansamos de nuestras obras propias.

En cuarto lugar, todo se nos hace sencillo, claro y simple, pero a la vez profundo y real. Le damos importancia en nuestras vidas a lo que lo tiene, que es nuestra relación con el Señor, una relación de amor. Y eso es lo que en verdad nos llena y colma de plenitud. Nos centramos por completo en el Señor, lo que deseamos es estar cada día más unido a Él, y todo lo que no nos lleva a esa unión lo apartamos de nuestra vista y expectativas.

En quinto lugar, hay una progresión y aumento considerable en el conocimiento de Dios y en la revelación, y por consecuencia en madurez espiritual. Y entiendanme que no hablo de conocimiento teórico, ni de sabiduría humana, ni de un conocimiento religioso general. No se trata tampoco de conocer la Biblia de memoria, ni de saber ciertas doctrinas. Sino de un entendimiento espiritual de la verdad y realidad del Reino de Dios que sólo podemos adquirir por el Espíritu.

En sexto lugar, cuando la revelación o inspiración del Espíritu nos viene la presencia de Dios se nos hace muy palpable y experimentamos la llenura del Espíritu Santo, así como una unción y capacidad especial para hacer la obra del Señor. Tenemos la seguridad de que cuanto hacemos, lo hacemos desde el Señor y en su voluntad.

En séptimo lugar, cuando estamos en la revelación e inspiración del Señor ya no nos conformamos con menos, queremos más y más de eso. Usted deja de correr por ahí buscando de otros un toque especial seas quienes sean, porque usted ya lo tiene y lo vive, y no de vez en cuando, sino de forma continuada. Lo que está recibiendo no lo cambiará por nada del mundo.

Toda esta experiencia espiritual es otra dimensión, no se si la cuarta, la quinta o la sexta, pero es nueva y es maravillosa, y es poderosa. Una cosa le puedo decir con toda seguridad,  esto es la tierra que fluye leche y miel; y todos cuantos creen pueden entrar en ella.

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